LA BATALLA POLÍTICA
La España rural da síntomas de derechización tras un intenso
martilleo con la tradición y el agravio
La rápida
implantación de Vox en las provincias pequeñas, las tendencias detectadas por
el CIS, los resultados de Castilla y León y un sondeo andaluz apuntan a un
reforzamiento de la derecha en los pueblos
Narciso Michavila y
César Calderón destacan la eficacia del discurso identitario ante la
incertidumbre
Ángel Munárriz
23 de abril de 2022
@angel_munarriz
El predominio del voto conservador en el ámbito rural es un
fenómeno de época, con relieve político mundial, sobre todo por su peso en
recientes elecciones clave, como la victoria de Donald Trump o el Brexit, en
ambos casos en 2016. Más recientemente, a principios de abril de este año, el
dominio de las zonas rurales ha sido determinante para la holgada victoria de
Viktor Orbán en Hungría frente a una oposición unida que sólo puede anotarse
como consuelo ser más votada en Budapest. Otra vez, el eje urbano progresista/rural
conservador.
En Francia Marine Le Pen fue la más votada en las
localidades de menos de 10.000 habitantes. "Está pasando en todo el mundo.
En París gana Macron de calle y el segundo es Melénchon. Allí Le Pen estuvo muy
floja", explica el sociólogo Narciso Michavila, presidente de GAD3.
¿Está ocurriendo en España? Es decir, ¿se está deslizando el
ámbito rural, en su doble vertiente de poblaciones comparativamente pequeñas y
de provincias menos pobladas, hacia la derecha? Más concretamente, ¿está Vox,
como suele repetirse, penetrando fuertemente en estos ámbitos?
Hay algunos indicios que apuntan al sí.
Un malestar que explota por la derecha
En primer lugar, hay una pista que no es electoral ni
demoscópica. Las protestas contra la inflación del mes de marzo de los sectores
agrícola, cazador y transportista, con fuerte presencia del mundo rural,
pusieron a la izquierda en el centro de la diana y mostraron sintonía con
posiciones de PP y Vox. En el caso del campo, resulta evidente el deslizamiento
del discurso. A principios de 2020 las protestas giraban en torno al excesivo
peso de los intermediadores, al aterrizaje de los fondos de inversión, al
sandwich que sufre el agricultor entre la presión de los costes y los bajos
precios y al ocaso de la explotación familiar. Ahora estas reivindicaciones se
han desdibujado y el manifiesto de la gran manifestación del 20M llamaba en su
primer párrafo a "conservar las tradiciones". Y Santiago Abascal,
increpado en una manifestación agraria en 2020, recorría la protesta haciéndose
foto tras foto entre gritos de "presidente".
Pero hay mucho más que una impresión de auge. A diferencia
de lo que ocurrió –incluso en su mejor momento– con Podemos y Cs, en líneas
generales Vox ha cimentado su avance electoral con un progreso homogéneo en
pueblos y ciudades al margen del número de habitantes. Así fue entre los
comicios de abril y noviembre de 2019. "Si sigue avanzando así, va a
superar los mejores resultados de Podemos incluso sin tener su tirón en las
grandes ciudades", señala una fuente socialista preocupada por Andalucía,
a la que le llama la atención que lo consiga con un respaldo relativamente bajo
entre los mayores de 65 años, todavía la asignatura pendiente de los de
Abascal.
La estrategia de Vox
Un dato. En noviembre de 2019, cuando Vox logró 52
diputados, 14 de ellos salieron de las 28 circunscripciones con 5 escaños o
menos, entre las que están todas las que podrían adscribirse a la llamada
"España vaciada". Cs no logró ningún asiento en estas 28 plazas. UP,
sólo tres, en provincias sin las características típicas de la España rural o
interior: Navarra, Castellón y Álava. En 2015, cuando Podemos cosechó 69
diputados, 17 más que ahora Vox, sólo 12 fueron en estas 28 provincias.
El consultor político César Calderón, fundador de RedLines,
cree que el fenómeno Vox desborda límites que no logró superar la llamada
"nueva política" y ensancha el margen de mayoría derechista en el
ámbito rural. "Tanto Podemos como Ciudadanos eran dos fenómenos fundamentalmente
urbanos que no consiguieron, ninguno de ellos, impactar significativamente en
el ámbito rural, algo que Vox sí que está consiguiendo a base de hablar a estos
votantes usando consignas de carácter populista y ultranacionalista que han
conseguido introducir en la agenda política temas tanto locales (caza,
tauromaquia) como otros importados desde latitudes lejanas como el derecho a
portar armas, toda una constelación de temas de nicho capaces cada uno de
movilizar a segmentos sociales muy pequeños pero que agregados les están
otorgando una intención de voto muy por encima de la esperable". Calderón
ve a Vox alineado con Trump y Marine Le Pen, con tácticas consistentes en
"agitar todos los miedos tribales a una sociedad cada vez más globalizada,
compleja y diversa generando un voto de trinchera".
El consultor político Eduardo Bayón afirma que aún hay que
ver si el avance de Vox en zonas rurales responde una ampliación de su base
electoral, que se estaría haciendo más transversal, o se fundamenta en una
mayor capacidad para captar en esas zonas votantes de derechas, ya fueran
abstencionistas o del PP, como ocurre en los barrios obreros donde el partido
de Abascal crece. Bayón se inclina por pensar que su auge se nutre sobre todo
de votos salidos del PP, una fuga que será mayor en la medida en que Vox sea
capaz de explotar el malestar social y sentimientos antipolíticos y
nacionalistas. Como dice Calderón, "Vox demuestra que el miedo y el cabreo
pueden ser dos importantes aceleradores de voto". Más aún ahora, completa
Michavila, dado el mayor perjuicio de la guerra en Ucrania en la economía
rural. El presidente de GAD3 cree que en el ámbito rural son especialmente
eficientes los discursos "nacionales", de "identidad" y de
"tradición". Y añade una clave: en los pueblos pequeños con
inmigración, esta es muy visible y puede tener calado como reclamo electoral.
"A ver qué pasa en Almería", dice con la vista en las elecciones
andaluzas.
Un avance generalizado
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ofrece
pistas de derechización rural. Entre marzo de 2020 y marzo de 2022, mes del
último barómetro, el respaldo a las opciones de derechas tomadas como un
conjunto (PP, Vox y Cs) ha subido en los municipios de menos de 50.000
habitantes (47,1% de la población), entre aquellos de entre 50.000 y 100.000
(13,3% de la población) y entre los de más de 100.000 (39,85%). En el caso de
la izquierda estatal (PSOE, UP, Más País), ha caído en los tres segmentos.
El ascenso de PP y Vox se observa en intención de voto,
voto+simpatía y cercanía ideológica en cada uno de los tramos de municipios
según población. Es decir, ¿avanza la derecha en los municipios menos
habitados? Sí. Pero en un contexto de auge general, que afecta también a las
ciudades medias y a las grandes. Calderón, haciendo síntesis de las encuestas
sobre la mesa, afina: "Es toda España la que está girando a la derecha.
Pero ese giro es especialmente importante en las ciudades de menos de 50.000
habitantes y en el ámbito rural".
Castilla y León y Andalucía
Michavila orienta la mirilla hacia Castilla y León, un
testador interesante por el peso demográfico de los pueblos. Casi un tercio de
la población vive en municipios de menos de 5.000 habitantes, cerca del triple
que en el conjunto de España. Menos porcentaje de población, un 30,9%, vive en
ciudades de más de 100.000 habitantes, y todo el debate político, incluso el
que afecta a los municipios mayores, está ruralizado, como se vio en la campaña
de las autonómicas. PP y Vox cuajaron en esas condiciones una cómoda mayoría
absoluta. La derecha dura de Abascal, que explotó el repertorio nacionalista y
el reclamo de la identidad rural amenazada, se disparó, pasando de 1 a 13
escaños. Se detecta una mayor intensidad del subidón de Vox en las localidades
de entre 5.000 y 10.000 habitantes, donde el partido se ha disparado por encima
del 20%, mientras que en las ciudades de menos de 50.000 no ha llegado al 17%.
Atención a esto: en una comunidad con nueve provincias, PP y Vox sólo han
superado en una y dos capitales, respectivamente, su resultado global. En el
caso del PP, sólo pasó del 31,43% en Salamanca. En el caso de Vox, sólo superó
su 17,64% en Valladolid y Zamora. Es decir, la regla es que PP y Vox funcionan
peor en las capitales, al menos en el caso de Castilla y León. Esto puede ser
lógico en el PP, con sólida implantación territorial. Pero podría sorprender
con Vox: los partidos "nuevos" suelen tener más tirón en las grandes
ciudades.
Vox ha desarrollado su propia estrategia para marcar perfil
rural, con un discurso de agravio frente al progre urbanita que explota el
malestar social y la incertidumbre de sectores económicos muy dependientes de
la energía, como la agricultura, al tiempo que se erige en defensor
tradicionalista de estilos de vida genuinos. Es significativo que el partido
haya reclamado para sí la Consejería de Agricultura en el Gobierno de Castilla
y León, el primero autonómico al que accede.
En Andalucía, en la antesala de la campaña electoral, está
dando continuidad a esta línea de acción. La gran comunidad del sur será el
escenario de la próxima cita electoral. Está por ver hasta qué punto Vox, que
obtuvo 12 diputados en 2018, cumple los pronósticos de las encuestas y ronda
incluso el doble. Lo seguro es que las elecciones se celebrarán con indicios
encima de la mesa que apuntan que Vox ya no se beneficia sólo de votos salidos
del PP, sino que también rasca electores progresistas, como ha puesto de
relieve una reciente encuesta de 40dB para El País y la Ser con 2.000
entrevistas. En febrero, una encuesta de Deimos para Vox Pópuli con 1.500
entrevistas situaba a Vox como el más votado en los municipios andaluces de
menos de 20.000 habitantes y el segundo por delante del PSOE en los de entre
20.000 y 50.000, es decir, en las ciudades medias, histórico punto fuerte de
los socialistas durante sus décadas de hegemonía. Ahí ahora el que domina es el
PP, que empezó su ascenso en Andalucía en los 90 en capitales de provincia,
grandes ciudades y áreas metropolitanas pero poco a poco se ha convertido en un
partido de fuerte implantación rural.
Como destaca Bayón, las "dos principales brechas"
electorales son las que se abren entre campo y ciudad y entre jóvenes y
mayores. En el caso español, estos últimos, que por regla general ocupan un
porcentaje de población mayor en los pueblos y en las provincias más
despobladas, han sido el electorado más fiel al PSOE y el PP. Si Vox lograra
meter ahí la cuchara, sería una prueba más de su penetración en el ámbito
rural. ¿Qué dice el CIS? Los mayores de 65 siguen siendo el tramo de edad en el
que Vox tiene menos intención declarada de voto, un 5,1% en marzo de 2022.
Pero, ojo, hace dos años era un 3,5. Y crece mientras el PP también lo hace,
aunque levemente, en una franja en la que no obstante el PSOE sigue siendo el
que más intención de voto concentra. Vox crece de forma similar en
"voto+simpatía" entre mayores de 65 años, también mientras el PP
crece. Michavila señala que el electorado de más edad presenta dificultades
para Vox, porque es una etapa donde prende menos la indignación y el consumo de
información se aleja de las redes sociales y se concentra en los medios
tradicionales. "El tema de las personas mayores es diferente –señala
Calderón–, mayoritariamente siguen confiando en PP y PSOE muy por encima de
Vox". Eso es válido, al menos, para los mayores de hoy. Los de mañana –es
decir, los adultos y jóvenes de hoy–, ya veremos.
Artículo de InfoLibre…..Estoy de acuerdo análisis
www.convivenciaysolidaridad.blogspot.com
Salvador Pastor Blasco
Periodista numerario y socio de InfoLIbre