lunes, 23 de agosto de 2021

 

Por el camino verde (IV): El lío de la España vacía, o cuando unos territorios son puestos al servicio de otros

Cristina Mongecontacta@infolibre.es @tinamonge

Publicada el 23/08/2021

El debate sobre los desequilibrios territoriales y cómo se viven, que mi paisano y colega Sergio del Molino ha retratado en La España Vacía (Turner, 2016) y Contra la España Vacía (Turner, 2021), puede abordarse desde múltiples ángulos: el económico, el sociológico, el demográfico, y por supuesto el que tiene que ver con la sostenibilidad. No en vano el Ministerio para la Transición Ecológica –MITECO- se convirtió hace ya unos meses en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico –MITERD-.

Una de las perspectivas menos estudiadas de la despoblación de buena parte de esa España vacía tiene que ver con cómo unos territorios han sido puestos históricamente al servicio de otros. Se ha podido intuir este fenómeno, en medio de la pandemia, cuando el cierre de las comunicaciones llevó a plantearse cuánto tiempo podrían resistir nuestras ciudades sin que les llegaran alimentos del exterior. ¿Qué hubiera pasado si Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Bilbao o tantas otras hubieran tenido que cerrar todas las vías de transporte? Hay estudios que afirman que Madrid tendría reservas de alimento para una semana. Pero claro, una semana en situación de “mercado perfecto”, ese que sólo existe en los manuales académicos. Lo previsible sería que en dos o tres días, el pillaje, saqueo de supermercados y mercado negro hubieran acabado con todo.

Las ciudades, grandes consumidoras de energía y alimentos, apenas producen ninguno de ellos. Según datos de la Agencia Internacional de la Energía, las ciudades ocupan el 3% de la superficie del planeta, siendo responsables del 67 % del consumo energético global. A quien quiera saber más sobre balances energéticos urbanos le recomiendo este artículo de los profesores Javier Pérez y Julio Lumbreras, de la Universidad Politécnica de Madrid.

No sólo eso: es que además las ciudades necesitan que amplios territorios se pongan a su servicio para producir alimentos. En muchos casos, cada vez más, mediante grandes superficies de agricultura poco sostenible, manejadas por multinacionales que ofrecen condiciones de trabajo y de vida ajenas a la dignidad, fundamentalmente a base de mano de obra migrante con apenas derechos. En otros, acumulando purines en el freático del medio rural donde se instalan gigantescas granjas y plantas de transformación de cerdos que luego suministran productos envasados a ciudades de todo el mundo.

Si esto está ocurriendo con la alimentación, no es menos preocupante lo referente a la energía. Entre las primeras causas de despoblación en las montañas, como se demuestra en varios estudios sobre evolución demográfica del Pirineo, se encuentra la construcción de embalses que anegaron valles, en ocasiones inundando pueblos y haciendo salir de su casa a familias a punta de pistola (ahí está la historia de Jánovas como dramático ejemplo, que puede conocerse aquí), arruinaron las tierras de cultivo e impulsaron a la emigración a comarcas enteras para beneficio de otros: de empresas –eléctricas fundamentalmente–, o de otras poblaciones –las dedicadas a la agricultura, industria, etc–. Buena parte de lo que hoy se llama la España vacía sigue sangrando por esa herida.

 

Es interesante escarbar en la intrahistoria de cada pueblo y sus gentes para comprobar cómo los que en su día especularon y atesoraron grandes fortunas con el negocio del agua, décadas después lo hicieron con el ladrillo y las obras públicas, y ahora están encontrando un nuevo cado en la instalación de grandes parques de energías renovables, generalmente eólicas, con gran ocupación del territorio, pero de espaldas al mismo. Ya están empezando a surgir voces tanto de pueblos afectados como de colectivos ecologistas que claman por que el imprescindible avance de las renovables no reproduzca la especulación, la opacidad y en algunos casos las malas prácticas, corruptelas o corrupción que se han dado en otras épocas.

El debate sobre la necesidad de nuevos equilibrios territoriales va a tomar protagonismo en los próximos tiempos, aunque sólo sea por las repercusiones políticas –electorales en algunos casos–, que las plataformas que lo han puesto sobre la mesa van a ir adquiriendo, fruto, entre otras cosas, de la desconexión de “Madrid” del resto de España.

Una transición ecológica coherente y ambiciosa necesita hacer suyo este vector, entendiendo que el debate sobre el equilibrio territorial supone, sobre todo, acabar con la subordinación de unos territorios a otros. Las ciudades necesitan producir, al menos, parte de la energía que consumen mediante sistemas de autoconsumo y comunidades energéticas, al igual que necesitan poder producir una parte de los alimentos dentro de sí mismas –ojo a los cultivos hidropónicos que se están instalando en las grandes urbes del sureste asiático– o en los territorios más próximos, reduciendo así también la huella de carbono que produce el transporte.

La implantación de renovables se quedará a medio camino si no se hace con acuerdos justos con el territorio, al igual que la necesaria transición verde no llegará a ver la luz si no se inocula en el ADN de la PAC y de las políticas agrícolas y ganaderas de cada Estado.

En definitiva, en el camino verde que la transición ecológica dibuja hay una curva que hay que trazar con cuidado para no seguir poniendo unos territorios al servicio de otros y poder empezar a avanzar hacia el equilibrio

miércoles, 11 de agosto de 2021

 

HOY 12 DE AGOSTO CUMPLO 71 AÑOS Y CIERRO UN CICLO LARGO EN MIS ACTIVIDADES COTIDIANAS

Desde los 19 años, llegué a Cataluña, en septiembre del 1968, desde mi pueblo extremeño de Tamurejo(Badajoz),me dediqué y entregué hasta los 62 años de forma intensa al activismo político, social  y cívico en sus diferentes facetas y sectores, para intentar al principio en la creencia de hacer la revolución  por la clase trabajadora y las clases populares. Después, continué, creyendo el poder cambiar el modelo a una sociedad democrática, más justa y alcanzar un estado del bienestar casi pleno y luchando contra el capitalismo, para ellos con muchas alianzas organizativas y personales. Los últimos 9 años, por temas de salud, tuve que dar un primer paso hacia atrás, cambiar bastantes cosas de mi vida, actividades, situación personal…, situación que me ha costado mucho mentalmente. hasta poder llegar a acostumbrarme. que debía llevar una vida más tranquila y marcarme unos objetivos más humildes, sin cambiar mi forma de pensar, decir lo que pienso y si podía en alguna cosa poder participar de forma directa. Tendría más tiempo en dedicarme a mi familia, en leer, que me encanta, escuchar música, pasear, cambio, con disgusto, de comidas y bebidas, ver deporte televisivo, …, y seguir en contacto con mi pueblo de origen y mi Comarca de la Siberia Extremeña. Pero, sin olvidarme también de poder seguir, con menos intensidad, a ayudar, asesorar y colaborar a amigas, amigos, compañeras y compañeros que me lo han pedido y me lo siguen pidiendo. Y como novedad dedicación, bastante, a las diferentes redes sociales, para poner noticias, festejos, actividades, artículos de opinión, y dar yo la mía y respetando las contestaciones, que yo suelo permitir a las personas que me siguen, siempre con el máximo respeto aunque discrepen. Ahora a mis 71 años, creo que ha llegado la hora de dar un paso más hacia la Reserva, aunque seguiré con menos intensidad, parte de mis actividades anteriores. Las redes sociales, serán mi principal instrumento, para ayudar, en la medida que pueda a quien me lo siga pidiendo, a mi pueblo y mi Comarca de la Siberia Extremeña “Reserva de la Biosfera, dando publicidad de sus actividades y haciéndoles mis propuestas. Como decía no dejaré de lado a esas personas que han confiado en mí, seguiré acompañándolas, dándoles escritos, algún libro de interés, según sus objetivos y si puedo verlas o verlos también. Pero todo con más tranquilidad, pensar, reflexionar y dar mi opinión posteriormente sobre Cataluña, Barcelona, España, Extremadura, mi pueblo Tamurejo (Badajoz) y la Comarca de la Siberia Extremeña (Badajoz), si lo repito porque estoy muy identificado. Mi profundo agradecimiento a tantas personas que me han ayudado y también con las que he podido discrepar y no coincidir con alguna estrategia. Si hay una cosa que no sé si será prudente ,pero lo comento para que toda las personas que están de forma activa en política, si es del mismo signo como el mío ,pero vale como ejemplo para el resto , piensen que antes que ellos o ellas hubo gente que se dejaron la piel y echaron muchas horas para que todo continúe vivo y sobre todo la izquierda, no se caiga  en lo que el otro día me decía una persona: Salvador, a veces parece que es como te dijeran milita, paga y calla .Yo le dije que había que pedir seguir formando tanto a la gente nueva como a los que ya pasamos de 65 años .Que la Pandemia nos ha enseñado mucho a la izquierda y debemos cuando pase analizar, reflexionar, actuar en conciencia y valores sociales, cívicos, solidarios, fraternales, inclusivos,  pues los tiempos están cambiando y más cuando de forma espeluznante hemos leído o escuchado el informe de la ONU sobre el cambio climático .Debemos cada persona ,desde nuestro sitio, nuestra trinchera, posibilidades, estado ,perseguir nuestros valores de una justicia social universal y  una sociedad progresista , que de verdad no deje a nadie atrás y que no caiga en el masoquismo del confort , que deje el campo libre hasta nueva derecha y extrema derecha, potenciada por un rostro nuevo del capitalismo y del neoliberalismo. Salud

Salvador Pastor Blasco

Periodista numerario colegiado(jubilado)

www.convivenciaysolidaridad.blogspot.com