DESMOTANDO LAS
ULTIMAS PROPUESTAS DE PODEMOS SOBRE EN DEFENDER LA AUTODERTERMINACIÓN DE
COMUNIDADES AUTÓNMAS HISTÓRICAS, EL SOBERANISMO O EL DERECHO A DECIDIR.ADJUNTO REFLEXIONES
DE FILÓSOFOS Y POLITÓLOGOS, QUE ES DE DONDE HAN CONFECCIONADO SUS BASES
IDEOLÓGICAS, PERSONAJES COMO LACAN, ERNESTO LA CLAU ETC.
DE SU LECTURA SE
PUEDE SACAR LA CONCLUSIÓN QUE LAS REORIAS DE PODEMOS SOBRE LAS NACIONALIDADES Y
SUS ULTIMAS REFLEXIONES, SON PURAS DECLARACIONES DE CARA A LA GALERAIA PARA
CONSEGUIR VOTANTES Y TENER UN ESPACIO ENTRE LOS DEL PSOE E IZQUIERDA UNIDA.
.ALGUNAS REFLEXIONES
EN REFERENCIA AL NACIONALISMO DESDE LA VISIÓN DE LA “LA IZQUIERDA
LACANIANA.PSICOANÁLISIS,TEORÍA, POLÍTICA por Yannis Stavkakis(ed.2010)
.EL GOCE NACIONAL:¿UN
RELATO EXITOSO?.
.Abordar la nación.
Aunque nuestro mundo contemporáneo está atravesando por la
importancia que se atribuye a las cuestiones de identidad, circunstancias que
se refleja cada vez más en las direcciones que toma la investigación de las
ciencias sociales contemporánea, la esfera de los estudios sobre nacionalismo
aún no han realizado suficientes indagaciones acerca del atractivo y la
prominencia de las identidades nacionales. Ello se debe en parte a la posición
hegemónica que ocupan los enfoques de índole modernista y construcciones en la
literatura pertinente. En oposición a la doxa corriente que reproducen los
mitos nacionalistas, las investigaciones contemporáneas sobre la nación suelen
poner el acento en el carácter construido de la identidad nacional: la nación
se entiende principalmente como una construcción social y política de la
modernidad. De ahí que se coloque mayor
énfasis en la producción del nacionalismo bajo condiciones históricas
específicas que en su producción, es
decir, en la extraordinaria continuidad que caracteriza a la identificación con
las naciones y que se observa en diversos entornos históricos, sociales y
geográficos.
.Los paradigmas del construccionismo y el modernismo suelen acentuar demasiado
las condiciones económicas y
estructurales que requieren el surgimiento del nacionalismo, o bien, bajo la
influencia del postestructuralismo y el así llamado “giro posmoderno” de las
ciencias sociales , tienden a centrarse en la historicidad y la contingencia de las identidades
nacionales. Sin embargo ,ninguno de estos rasgos del nacionalismo parece
explicar la longevidad y la sostenida atracción hegemónica, o bien, en otras
palabras, la fuerza- en el sentido de Laclau- de las identificaciones
nacionales.Como resultado, la crítica del nacionalismo y de sus excesos
permanece en un nivel más bien superficial.
.La Paradoja de la identidad nacional y los
límites del construccionismo.
“,Si hoy podemos analizar el nacionalismo como construcción
identitaria es principalmente porque la
modernidad- y en especial la modernidad tardía-introduce una conciencia
sostenida de carácter contingente y socialmente construido de toda
identidad.Algunos han llegado a la conclusión de que esta conciencia sostenida
de la naturaleza social y políticamente construida de la identidad supone la
imagen de un mundo donde predominan la fluidez y la multiplicidad: “Muestro
mundo se está rehaciendo…la flexibilidad , la diversidad, la diferenciación, la
movilidad, la comunicación, la descentralización y la internacionalización está
en auge.
…..No cabe duda de que la modernidad-en particular la
modernidad tardía ha dado señales de que existe una mayor autonomía en el modo
en que las personas construyen y reproducen aspectos de su identidad.
.En efecto¿cómo se explica si no la existencia, el
rejuvenecimiento y la reproducción sostenida
de ciertas identidades religiosas culturales y nacionales, con todos los
efectos ambivalentes que producen en la política nacional e internacional?.
Además ,¿cómo se explican los impedimentos- e incluso la imposibilidad-que
obstaculizan el cambio o el desplazamiento de determinadas identificaciones
culturales ,religiosas y nacionales?.Hasta cierto punto, el “No” que arrojaron
los referendos franceses y holandeses sobre el Tratado Constitucional Europeo
puede verse como un indicio de esa dificultad.
La ostensible paradoja que se describe aquí tiene importancia decisiva para el estudio de la
identidad nacional. Por un lado existe un amplio consenso según el cual no hay
naciones fuera del universo de la
modernidad, según el cual la identidad nacional es una de las formas – en
realidad, la predominante-que adquiere el lazo social en el seno de la
modernidad(Demertzis.1996); en otras
palabras , no cabe duda de que la nación es un producto contingente de la
historia, y de nuestra historia más o menos reciente. Sin embargo, al mismo
tiempo y a lo largo de toda la modernidad, la nación ha funcionado como un
principio unificador relativamente inquebrantable para las comunidades humanas,
un principio que suele darse por sentado. Las personas creen en ella con una fe
casi religiosa y la aman como esencia eterna que confiere sentido a su
existencia: todavía están dispuestas a morir y matar por ella.
,Entonces, he aquí los términos de nuestra paradoja : aunque
el apego a la nación está condicionado por lo social y lo político, funciona
como un cimiento inquebrantable que se resiste a las “leyes de la fluidez”.
Cómo puede ocurrir algo así?. En primer lugar-y dado el carácter construido de
la identidad nacional-¿cómo se explica su extraordinaria resistencia a los
diversos intentos de “reconstruida” o “descontruida” que tuvieron lugar durante
los dos últimos siglos?.¿Cómo es posible que el nacionalismo siga siendo el
locus primordial-junto con el consumismo-,de las identificaciones individuales
y colectivas de la modernidad tardía?.¿Cómo se explica esta paradoja?.
.Anthony Smith ha logrado presentarla de forma muy
productiva.En su obra The Ethnic Origins of Nations(Los orígenes étnicos de las
naciones) señala que los modernistas, es decir, quienes “comparten “ una
creencia en la naturaleza contingente del nacionalismo y la modernidad de la
nación”,deben de estar en lo cierto(Smith 1986), pero se les escapa algo
importante.No pueden explicar la durabilidad y la prominencia, la profundidad y
la longevidad, de las identificaciones nacionales. “De ahí la necesidad de un
análisis que ponga de manifiesto las dificultades y semejanzas entre las
unidades y los sentimientos
nacionales modernos por un lado,
y las unidades y los sentimientos
culturales colectivos de épocas anteriores-que denominaré etnia-por el
otro.Así, Smith cree que se necesita una
“posición intermedia entre…el”perennnialismo” y el “modernismo”.(capaz de
captar)…las relaciones a menudo sutiles, entre las naciones modernas y las
viejas etnias. En efecto ,uno no puede sino coincidir con Smith en que la
nación moderna se construye a partir de
una articulación selectiva de materiales que se originan en las
identificaciones y prácticas étnicas y
culturales preexistentes.
.Sin embargo ,esta valiosa concepción se limita a desplazar
los términos de la paradoja: es indudable que tales elementos étnicos y culturales
también son productos de la construcción histórica y social: una construcción
que tuvo lugar en siglos anteriores y
atravesó un exitoso proceso de sedimentación y/o reactivación.En este sentido,
parece que necesitamos algo más si hemos
de comprender el apego tanto a la nación como su entramado étnico.Ese algo debe
buscarse en la naturaleza exacta del vínculo entre las personas y la nación-un vínculo que parece exhibir las características del
investimiento psíquico- y no tanto en el
contenido y los orígenes de la
identificación nacional……Más aún , de ella se deduce que, además de estudiar la forma que
adquieren las identificaciones nacionalistas ( las “leyes “semióticas y de otra
índole que gobiernan la construcción social de la nación), también es preciso
tomar en cuenta la clase particular de
investimiento que confiere fuerza a la nación como objeto deseable y a menudo
irresistible de indentificación(La clau 2004).Es aquí donde el psicoanálisis
puede brindar alguna ayuda.
.Forma y fuerza.
.Está claro entonces que un elemento crucial de toda
formación identitaria –incluida la que se intenta por medio de la
identificación nacional-es su base discursiva, semiótica: la identidad se apoya
en la diferencia. En palabras de David Campell,”la construcción de la identidad
se logra mediante la inscripción de fronteras que sirven para cercar un
“adentro” de un “afuera”, un “yo” de un “otro”,lo “nacional” de lo
“extranjero”(Campbell 1998).Las identidades nunca son totalmente positivas.
Ello vale en especial para el nacionalismo:” La identidad nacional es par
excellence la forma de identificación que se caracteriza por el trazado de
fronteras rígidas, aunque complejas, para distinguir el yo colectivo de su
otro”(Norval 2000).El nacionalismo ilustra la importancia que adquiere el
trazado de frontera políticas, sociales y culturales entre “nosotros” y “ellos”
en la constitución de identidades
colectivas e individuales. Éste es un rasgo propio de la construcción nacional,
pero también de la política internacional y de la construcción de
entidades supranacionales ,tales como la
Unión Europea.
..Así , no cabe duda
de que las naciones son constructos con particulares condiciones históricas y
semióticas de posibilidad. Pero cabe preguntarse hasta qué punto esta aserción basta para explicar la naturaleza penetrante de la
identificación nacional. En palabras de Benedict Anderson,” es improbable que
el cambio social o la conciencia transformada, por sí solos, contribuyan mucho a eludir la adhesión que profesan los
pueblos por las invenciones de su imaginación(ni expliquen)…..por qué la gente
está dispuesta a morir por tales inversiones”(Anderson 1991).Aquí la cuestión
crucial radica en determinar el nivel donde se sitúa el juego
de identificación(nacional).¿Qué se dirime exactamente en estos procesos de
identificación?.¿Es la construcción de identidad un mejo juego semiótico?.¿Es
un proceso de índole exclusivamente
cognitiva la transformación que tiene lugar en el sujeto en el curso de
la identificación?. Y más importante aún, ¿cuál es el factor que explica el
carácter penetrante, la fijeza a largo plazo de ciertas identificaciones?.
..En este pasaje de
la forma a la fuerza, el par identidad/diferencia adquiere una segunda
dimensión, mucho más siniestra.La diferencia deviene en antagonismo y odio: la
fuerza antagónica amenaza- o se construye como algo que amenaza- mi identidad,
pero al mismo tiempo deviene en una presencia cuya exclusión activa mantiene mi
consistencia.Desde este punto de vista es posible acordar con Berzin en
que “los Estados naciones modernos
actúan como vehículos de la emoción política.El patriotismo y el nacionalismo,
el amor político y el odio político, definen amigos y enemigos.
..Gerard Dlanty ha
descrito muy bien los peligros que entraña este proceso “La identificación
tiene lugar mediante la imposición de la otredad en la formación de una
tipología bipolar del Nosotros y Ellos.La pureza y la estabilidad del Nosotros
quedan garantizadas primero en la nominación de la otredad,luego en su
denominación, y finalmente en su depuración.Sin embargo Delanty se equivoca
cuando restringue esta circunstancia a una versión “patológica” de la identidad. Lo hace
introduciendo una nítida distinción entre la diferencia positiva y la negativa:
en el primer caso, la identidad se funda en el reconocimiento positivo de la
otredad (que conduce a la solidaridad); en el segundo, se basa en la negación
de la diferencia (que conduce a la exclusión).Marcussen y sus coautores llegan a una conclusión
similar en un artículo sobre Europa y la identidades del Estado nación. Aparte
de halar su definición en un conjunto de ideas
compartidas , el sentido de comunidad entre los miembros de un grupo
social se acentúa en virtud de un sentido de particularidad distintiva con
respecto a otros grupos sociales.”.De acuerdo con estos autores ,los otros
grupos sociales pueden retratarse como exgrupos amistosos(como en el caso de
Europa y su función para los británicos) , o bien como exgrupos que encarnan al
enemigo(como en el caso del comunismo y la Unión Soviética para Occidente
durante la Guerra Fría).
.No obstante, estas explicaciones no logran captar en toda
su plenitud el carácter paradójico de la identificación, la incompletud
constitutiva de la identidad y la importancia del par identidad/ diferencia en
sus dos dimensiones interrelacionadas, la forma/semiótica y la
sustancia/afectiva.En primer lugar, ningún
sentido positivo de la identidad puede separarse de su condición de
posibilidad: la diferencia.La diferencia no sólo actúa el dentido de la
identidad, sino que no existe separado a de un sentido positivo de la
identidad.La identidad y la diferencia son dos caras de la misma moneda, y se
sostienen en su relación paradójica por
medio de la ambigüedad inherente a los actos de identificación.Tampoco es
posible trazar una distinción estricta entre una forma de diferencia
positiva(genuingna) y una negativa o excluyente(maligna)que implique la
posibilidad de cultivar la primera y abolir la segunda.Tal como expresa Neuman
“ la integración y la exclusión son dos
caras de la misma moneda, de modo que el problema no radica en el hecho
de que tenga lugar la exclusión , sino en cómo tiene lugar.Además , aún cuando
esto no es obvio, aun allí donde la negatividad está latente, lo positivo se
transforma en lo negativo de forma continua(y viceversa).Hasta las formaciones.
identitarias se enfrentan a un acontecimiento dislocante
,cuando entran en crisis o “coyuntura crítica”., su apariencia estabilidad y
plenitud.En tales condiciones sólo
pueden tratar de retener su estatus hegemónicos culpando a otros incluso se
trata de un exogrupo que antes era
amistoso. .
. Lejos de ser un mero asunto de ir(reflexión y
reordenamiento simbolico, la construcción de la identidad,-el proceso de
administrar el semblante de una identidad estable y completa- depende en última
instancia de la capacidad que tenga un discurso para explicar( y/ o enmascarar)
su falta de plenitud y completud.Es por ello
que la búsqueda de chivos expiatorios- el tipo siniestro de diferencia
que se expresa en forma de exclusión y demonización- nunca deja de ser una
posibilidad real inscripta en el núcleo de toda reivindicación identitaria.
La explicación de Freud señala entonces una dimensión
crucial que trasciende el construccionismo típico y es constitutivo de la
identificación: la dimensión de la pasión , del apego afectivo y la
investidura libidinal, aspectos que
presupone la movilización de las energías
del cuerpo, de la líbido.Como se
señaló en capítulos anteriores Lacan redirige
este foco freudiano desde el lado
afectivo de los procesos de
identificación de la jouissance –una satisfación tan excesiva y cargada que se
vuelve dolorosa- parece ocupar un lugar que en parte se superpone con
lo que se asocia a la líbido de Freud”.
.Tipologia de la Jouissance(Goce).
,,,,En Lacan , el surgimiento del deseo se relaciona en
primer lugar con el proceso de castración simbólica,:el deseo presupone el
sacrificio de una jousissance
presimbólica en tanto plenitud, que tiene vedado el ingreso de ámbito
social de la representación lingüística.El sujeto social sólo puede
desarrollar el deseo (incluido el deseo
de identificarse con proyectos políticos, ideologías y discursos particulares)
a cambio de haber sacrificado su goce presimbólico .Sin embargo, el hecho de que este goce se extirpe
durante el proceso de sociabilización no significa que cese de influir en la política de la subjetividad
y la identificación.Por el contrario , la promesa imaginaria de recuperar
nuestro goce perdido/imposible es el origen principal del soporte fantasma que
sostiene muchos de nuestros proyectos y elección política.Casi todos los discursos políticos se centran en la promesa de una “vida buena” o una
“sociedad justa”,ficciones de un estado
futuro en el que se superarían las limitaciones que en el presente frustran
nuestro goce..El caso ejemplar de esta estructura es, claro está, la política
de la utopía……..En su seminario sobre la Identificación,por ejemplo, Lacan
sostiene que el sujeto puede experimentar momentáneamente algo afín al logro de
su identificación:” Demanda y deseo pueden coincidir durante un instante
fugitivo,y es esto lo que da al yo esa expansión identificatoria de donde
extrae su fuente el goce.Una victoria bélica del país o los triunfos del equipo
nacional de fútbol constituyen ejemplos de estas experiencias de goce en el
nivel nacional.
.”De todos los modos , este malabarismo arroja un importante
subproducto: la exclusión /demonización de un grupo particular .Si la identidad en sí es una experiencia escurridiza ,
ambigua e insegura, la creación política
y el mantenimiento de la apariencia ideológica de una identidad auténtica y natural sólo puede depender de la producción de chivos
expiatorios.Sólo así se me persuade de
que la imposibilidad de realizar mi identidad(universalizada)-la limitación de
mi identidad-no se debe a la ambigüedad y contingencia inherentes a toda
identidad, a su dependencia de los procesos identificatorios, a su condicionamiento político y social , sino a la
existencia o la actividad de un grupo localizable: los judíos,los
inmigrantes,la nación vecina, etc.Si mis identificaciones resultan ser incapaces
de recobrar mi goce
perdido/imposible, sólo puedo sostenerlas atribuyendo la falta al “robo
de mi goce”, perpetrando por un actor externo.Si este grupo- dice el argumento
ideológico-, esta particularidad “anómala”, es silenciada o incluso eliminada,
se hará posible el goce de la identidad plena.Es entonces cuando la diferencia
como antagonismo alcalza su forma política más perturbadora e inquietante”.
.Aunque no se
haya concebido exclusivamente para abordar las intricaciones de la
ideología nacionalista, este enfoque
lacaniano parece especialmente idóneo para analizar el nacionalismo.
Permite formular la hipótesis de que los lazos
afectivos subyacentes a la identificación nacional son el factor que
explica su persistencia y su éxito hegemónico.
Algunos teóricos y análisis
de la nación han reparado en la necesidad de tomar este rumbo. El Eros
de Freud , que constituye un elemento
clave en la construcción de toda colectividad , parece desempeñar un papel
crucial en la construcción del
nacionalismo. “Resulta útil tener en cuenta que las naciones inspiran amor, y a menudo un amor
profundamente abnegado””. Tal como sostiene Jemkins y Sofos, no
cabe duda de que los nacionalismos se producen
mediante complejos procesos sociales y políticos, pero estos procesos
“tienen como premisas la activación de relaciones sociales y culturales, y de
emocionales. En otras palabras , a fin
de que emerja la identidad
nacional es preciso que la
movilización de recursos simbólicos se acople a un investimento afectivo cimentado por el cuerpo:” La referencias al sentimiento , la actitud y la lealtad
ponen de relieve la dimensión
extremadamente visceral de la
identidad.
El nacionalismo funciona
a través del corazón, los nervios
y las tripas.Es una exprsión de la cultura que atraviesa el cuerpo.La fuerza de la
identidad nacional- de cualquier otra identidad , para el caso- no puede atribuirse
por completo a la posición de la nación
como punto nodal (ni de otros significantes y elementos
discursivos).Si bien la
dimensión discursiva es importante en lo que concierne a la
estructuración del deseo nacional-algo que también han captado
ciertos análisis lacanianos del
nacionalismo, no basta para sostenerlo.Hay
un dimensión mucho más “sustantiva”, aunque no esencialista, que también es
preciso tomar en cuenta:” El elemento
que mantiene unida a una comunidad particular
no puede reducirse a la identificación simbólica: el lazo que aglutina a
sus miembros siempre implica una relación compartida con….el goce encarnado”.
Un goce que se estructura en
fantasmas y se vincula directamente
al odio por los Otros.En palabras
de Mark Bracher , puede decirse que “ el
sentido de la identidad de un grupo
se cimenta…en la manera
distintiva en que el grupo encuentra el goce, en la combinación distintiva
de pulsiones parciales
particularmente que, como una mezcla
única de especias .otorga una
particularidad exclusiva las paustas en
acto del líbido y la agresión en cada grupo.
En todo caso , el aspecto simbólico de la identificación
nacional no basta:”Una nación existe
sólo en la medida en que su goce
(parcial) específico continúa
materializándose en un
conjunto de prácticas sociales y
transmitiéndose mediante mitos
nacionales que estructuran esas
prácticas.Es preciso admitir que el
análisis de Zizek deja muchas
preguntas sin respuesta, especialmente
en lo que concierne a la interfase precisa entre los discursivo y el goce. Sin embargo , pone de
relieve una dimensión fundamental para explicar
la permanencia de la
identificación(nacional) : nos hace notar que
el mecanismo más eficaz en la estructuración simbólica, ni es símbolo en
primer lugar , sino que se vincula a lo real del goce:”A diferencia
del post estructuralismo, la teoría
lacaniana postula que el
significado lingüístico no se limita a operar
en la lógica de un sistema de diferencias que estructuran lo simbólico, sino que también funciona en relación con los efectos de lo real. De ahí que ,incluso en nuestro mundo
ecléctico y globalizado – donde como lo
expresa la célebre cita de Lyotard,” uno
escucha reggae.mira un western.almuerza hamburguesa de McDonald’s
y cena un plato de la cuisine local,usa
perfume parisino en Tokio y ropa “retro” en Hong Kong”,las indentidades
nacionales sigan siendo poderosos determinantes de la conducta humana
que suelen resistirse al cambio y
que de ningún modo pueden trocarse por
otras como la ropa del año pasado”.
..Entonces es posible explicar el odio nacionalista como el modo en que las
sociedades o los grupos sociales
intentan resolver la falta de goce
atribuyendo esa falta, esa imposibilidad estructural, a la acción de una
fuerza externa, el enemigo nacional o el Otro, de quien se fantasea que goza
más (dado que ha sustraído algo que se
considera “ esencialmente nuestro”.ello
también explica el hecho de que , en la
mayor parte de la literatura nacionalista o racista, el Otro demonizado se
haga acreedor de odios
y acusaciones en virtud de su goce
excesivo.Uno de los ejemplos que
ofrece Zizeck para ilustrar esta
dinámica es el caso de Yugoslavia, en espacial la relación entre los serbios y
los eslovenos, donde salió a la luz una pormenorizada red de “robos” de goce.
…Toda nacionalidad ha
construido su propia mitología , que narra cómo otras naciones la privan dela parte del goce cuya posesión
le habría permitido vivir con plenitud…Los eslovenos son ( se representan a sí mismos como)
privados de su goce por los
“sureños”(serbios ,bosnios,…)…., a causa
de la proverbial pureza de estos
últimos, de la corrupción balcánica, de su goce sucio y ruidoso, y de su
interminable demanda de respaldo
económico, que roba alos eslovenos su preciosa acumulación de
riquezas gracias a la cual
Eslovenia, si todo esto no
ocurriera, ya se habría puesto a la
altura de Europa Occidental.Por otra parte , los eslovenos , en virtud de su antinatural diligencia, rigidez y egoísmo calculador, son
acusados de robar a los erbios: en lugar de entregarse a los placeres sencillos de la vida, los eslovenos se
dedican el goce perverso de sustraer a
los erbios el resultado de sus pesadas labores mediante la
especulación comercial, revendiendo lo que compran en Serbia a precios
insignificantes.
.En el caso canadiense
parece funcionar un entramado
similar.Los quebequenses suelen
cargar con la acusación de dedicarse a
un goce excesivo-asociados a su
cultura-“francesa”- que rehúsan compartir con el resto de Canadá.El
argumento se desarrolla más o menos así: “ Sí los quebequenses compartieran
su exceso de goce, si Quebec aceptar para que las otras provincias son
iguales a ella, seríamos felices”.Por
otra parte , los quebequenses expresan su resentimiento por no
compartir el poder político que supuestamente beneficie en exceso al
(gobierno federal del ) resto de Canadá.Además, “dicen tanto los
quebequenses como el resto de los canadienses : si al menos
tuviéramos esa relación especial con la tierra de la que, según sospechamos,
gozan los nativos, aun cuando esos mismos nativos nos niega el goce de jugar al golf en Oka…,todos tendríamos el
mismo sentido de lugar.Si al menos tuviéramos la prosperidad de los
estadounidenses, aun cuando esa prosperidad nos roba los empleos y engulle
nuestros recursos…se solucionarían todos nuestros problemas”.
…Exploremos otros ejemplos que demuestra la impotencia del goce en la estructura de la
identificación nacional, esta vez proveniente
de Grecia.Consideramos la descripción que hace la socióloga griega
Constantine Tsoukulas del sentimiento compartido de la “grieguidad”.”Los
griegos piensan que son griegos cuando
cantan,bailan,sueñan,ríen, sienten, hecer el amor o pelean; en definitiva ,
cuando son astutos y obtienen éxito
individual, pero nunca cuando persiguen
de forma compulsiva metas unidimensionales, colectivas,racionales”.
En otras palabras , lo que importa es la
manera en que “ se busca , es sabores y
se goza la comunión, el pathos, el
honor, el placer o incluso la “contradicción” : ésta es su “singularidad”
cultural; los griegos son muy propensos a jactarse de su vocación para gozar la vida de maneras
que los extranjeros no pueden siquiera
aspirar a entender.Huelga decir que no se trata
de una prerrogativa griega , ni
el “robo del goce” funciona sólo en los
ejemplos que ofrecen Zizek y
Keohane.Toda comunidad nacional se mantiene
unida por los lazos similares y se diferencia de maneras similares de sus “Otros”.Del mismo modo,tal
como ha señalado con razón Peter Bratsis
, manejar un Chavy, mirar béisbol y comer hotdogs son experiencias que los estadounidenses gozan como prácticas distintivas de su nacionalidad, y toda identificación nacional se reproduce
siguiendo ejes similares.
.….Lo que da consistencia a la construcción discursiva de la
nación es el fantasma que promete
nuestro encuentro con la plenitud del
goce situado/proyectado en las raíces de la historia nacional.Este fantasma
suele reproducirse a través de canales oficiales : la educación, los mitos
nacionales, las prácticas ritualizadas ( como desfiles del ejército), etc. La
idea irredentista griega
de Megale es un paradigma de tal
promesa fantástica.Para los nacionalistas
griegos del siglo XIX la liberación de la “Grecia irredenta” , la
creación de una gran Grecia de dos continentes
y cinco mares y la “reconquista
de Constantinopla “ ofrecían la promesa de una plenitud absoluta que remediaría
todos los problemas del flamante Estado.
..Estas promesas fantásticas
imaginarias adquieren el
barniz de lo real en el goce parcial que se obtiene de ciertas prácticas, en su mayor parte informales (no oficiales), un goce que
se reproduce mediante características rituales , familiares cotidianos,
costumbres ,preferencias y tradiciones culinarias ( en particular cuando se consume algo que en otras culturas
se considera incomible o
desagradable), etc. Para confirmar con el ejemplo griego , si la ideología oficial del Estado
que se centra en la continuidad
(fantástica) de la civilización
griega dominó la ceremonia
inaugural de las Olimpiadas 2004
en Atenas , la ceremonia de
cierre reveló un envés imbuido de goces (predominantemente somático, tales como
cantos y prácticas oficiales.Esta dialéctica entre ideales oficialmente
sancionados (promesas imaginarizadas e ilustraciones de jouissance) y
prácticas en gran medida informales (
encuentros parciales con una joussance del cuerpo) es el factor que estructura
las identificaciones nacionales eficaces.
..Sin embargo ,dicha dialéctica nunca es suficiente.
Precisamente porque la parcialidad de este segundo tipo de goce
amenaza con revelar el
carácter ilusorio de nuestras
fantasías nacionales de plenitud,
la credibilidad y la prominencia de la
nación como objeto de identificación se basan
en la capacidad del discurso
nacionalista para brindar una
explicación convincente de la falta de goce total.Es aquí donde se introduzca la idea de un robo del goce,una idea que también
es típica de los mitos nacionales y se vincula de forma inextricable a la construcción de
enemigos nacionales (por ejemplo ,Grecia para Turquia y Turquía para Gracia).
Así , el psicoanálisis- y en especial la teoría lacaniana-
nos advierte que el nacionalismo no puede reducirse a motivaciones racionales
de interés personal,condiciones económicas y dinámica institucional.Pero no basta
con poner de relieve el aspecto/semiótico de los procesos de identificación : el atractivo ecuménico de
discurso s como el del nacionalismo se basa
en su capacidad de movilizar el deseo
humano de identidad y
prometer un encuentro con el goce (nacional).En consecuencia, el
estudio del nacionalismo debería poner
de relieve la lógica de los procesos de identificación y la manera en que la
dialéctica del goce- de los diferentes tipos de jouissance: la del fantasma ,
la del cuerpo , etec- se despliega en
diversos contextos nacionales.
.Censura de la
dimensión afectiva.
…Retornemos al
análisis precedente de la identificación nacional. A estas
alturas y debe de resultar
obvio que ambas dimensiones son cruciales
en este contexto.No obstante , la literatura sobre nacionalismo está repleta
de intentos de distinguir una forma benigna y árida de nacionalismo( o bien del “patriotismo”,
como se evidencia en el “patriotismo constitucional” de Hanermans ) del
maligno nacionalismo del odio y la catarxis afectiva.De ahí las prominentes dicotomías
entre el nacionalismo cívico y el
étnico, entre el político y el cultural
, entre el occidental y el oriental, entre el benévolo y el malévolo.Hasta ahora se han contado al
menos veinte formulaciones de este dualismo.Tales dicotonomías moralistas constituyen intentos de exorcizar la dimensión obscena de la identificación nacional.Para muchos racionalistas ,
liberales y cosmopolitas, este aspecto del nacionalismo es un anatema:”pacto ,
intolerante y vulgar”.Al parecer de
estos políticos y académicos, “ el
nacionalismo se ve en cualquier otra parte , menos aquí”, su lema es:”Nuestro
patriotismo, el nacionalismo de ellos”
..Obviamente , esta perspectiva pasa por alto el hecho de
que “ al nacionalismo benévolo con frecuencia
se transforma en un alarmante hipernacionalismo”.Tal como han
argumentado Jenkings y Sofos , es
incorrecto “ ver el nacionalismo en términos
de simples dicotomías: “ bueno y malo,abierto y cerrado, de izquierda y
de derecha,francés y alemán.La realidad es mucho más entre el nacionalismo
cívico y el étnico,parece basarse en una idealización de Francia,Inglaterra y
Estados Unidos, que se conceptualizan como encarnaciones de los principios de la Ilustación.Dicha idealización presupone desmentir que, en última instancia,”todo nacionalismo
adquiere una dimensión cultural”.Tal como
lo han expresado Spencer y
Wolman, “el nacionalismo político
no puede existir sin un sentido fuerte y vivido de su identidad cultural”.En
palabras de Anthony Smith , “ todo nacionalismo
contiene elementos cívicos y étnicos
en grados variables y formas diferentes”, dado que las
naciones territoriales también
tienen que ser en la práctica
comunidades culturales, comunidades que
estructuran sus modos de goce
a su manera distintiva. Desde el
punto de vista lacaniana, la
posibilidad de desarrollar una “concepción puramente
cívica(no cultural) del nacionalismo- la noción de que un Estado nación
puede basarse en una idea , florecer en un sentido
estrictamente político,
aglutinarse en torno de sus documentos institucionales e instituciones democráticas”- debe ponerse
en tela de juicio por la sencilla
razón de que no es posible construir una identidad
con la característica duradera del nacionalismo sin manipular con eficacia el investimento libidinal y la
jouissance .De acuerdo con Chantal Mouffe,”para
comprender el nacionalismo es preciso entender el sol que desempeña la “pasión”
en la creación de identidades colectivas.
..Pero esto no quiere
decir que sea imposible construir proyectos políticos con un mínimo
contenido afectivo :apenas se señala que dichos proyectos serán
incapaces de movilizar el apoyo popular
en gran escala y formar la base de identificaciones penetrantes (como ocurre
en el caso de la identificación
nacional) .El ejemplo que proporciona el
subdesarrollo de la identidad europea , demuestra con creces este argumento .Tampoco se intenta decir aquí – y es preciso acentuar
este punto- que la nación sea un
locus privilegiado a priori del investimiento afectivo y la administración de la jouissance : el
análisis precedente no excluye la posibilidad de que se desarrollen procesos posnacionales. Sin embargo , sí
señala que éstos no pueden alcanzar el
éxito sólo sobre la base de su
dimensión significante y cognitiva, ni
pueden apoyarse exclusivamente en su
ímpetu institucional o económico:
deberán efectuar un desplazamiento de
la energía que hoy inviste a la constelación nacional.De acuerdo
con ellos, la izquierda lacaniana se
enfrenta al desafío de construir puntos
de identificación, que revistan la misma
contundencia, que logren sublimar el
aspecto obsceno de la identificación
nacional y canalizar en una dirección democrática agonística el omnipresente
odio y resentimiento implícito en toda construcción nacional.
POSDATA DE INTERÉS.
RAICES PSICOLÒGICAS DE UNA CONDUCTA UNIVERSAL:¡Qué hipócrita
eres!. Breve resumen de interés. Qué
organizaciones y dirigentes la aplican?.
“La última variable decisiva en los experimentos a la hora
de pronosticar si un individuo se comporta hipócrita o no, es la autoconsciencia.
Cuando alguien defiende una determinada forma de actuar delante de terceros, o
cuando otros le recuerdan su manera de pensar, es más probable que sea
coherente. Comprometerse públicamente con una toma de posición aumenta la
posibilidad de ser honesto con uno mismo. El mecanismo funciona como una
vacuna: si alguien se ve obligado a defender sus ideas de forma moderada, es
más fácil que resista después cuando la presión es más fuerte.
Aunque parezca mentira, los héroes también existen.
Hay investigaciones que demuestran que las personas que han
rechazado algún mensaje que amenazaba la integridad de sus creencias
intensifican su compromiso personal con estas y resisten mejor a los intentos
de persuasión. Una de las teorías más conocidas sobre la coherencia humana se
basa en ese factor. Se trata de estudios sobre la influencia de las minorías
llevadas a cabo por el psicólogo social francés de origen rumano Serge
Moscovici, director del Laboratorio Europeo de Psicología Social. Su idea es que podemos encontrar cientos casos de
hipocresía, pero también abundan ejemplos de gran honestidad ideológica.
Millones de personas han sufrido por defender sus ideas y han seguido
profesándolas a pesar de las presiones externas. Científicos como Giordano
Bruno o Darwin, reformadores políticos como Martin Lutero King Gandhi o
artistas como Primo Levi o Reynando Arenas a los que se intentó hacer cambiar
de opinión se mantuvieron firmes en sus convicciones. Según Moscovi , su
fortaleza reside en que, al ser miembros de una minoría racial, sexual o
religiosa, se vieron obligados a menudo a pronunciarse públicamente sobre sus
opiniones .Esto se convierte en su
principal arma a la hora de mantener sus convicciones. Su confianza en sí
mismos se transmite a los que los rodean y poco a poco, su posición deja de ser
minoritaria. Por eso, la historia de la humanidad es en parte la crónica del
poder de ciertas personas que han
actuado con coherencia ideológica hasta cambiar el mundo. Movimientos
minoritarios como los sufragistas y los ilustrados franceses o individuos como
los antes citados, demuestran que un pequeño grupo, aun siendo rechazado al
principio, puede llegar a cambiar la forma de pensar de la mayoría de la
población. En resumen, en el ser humano coexisten la hipocresía y la
honestidad, y es necesario que sea así. En ciertas ocasiones-cuando la presión
social es mínima, cuando las convicciones son sólidas e importantes para
nosotros, cuando hemos comprometido públicamente en ellas-, mantenemos la
coherencia. En otras mentimos. Dice Nietzsche que “no existe nada más hipócrita
que la eliminación de la hipocresía. “El fanatismo moral que demanda honestidad
absoluta se levante siempre contra la conducta ajena, nunca contra la propia. Y
no mejora la congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos, solo nos hace
ser más exigentes con las discordancias ajenas”.
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