domingo, 31 de marzo de 2013


El “escrache” surgió en Argentina durante los años más duros de la dictadura, aunque cobra carta de naturaleza a mediados de la década de los 90. Consistía en la protesta pacífica frente a las casas de exaltos cargos del régimen militar a los que el pueblo consideraba responsables de los abusos.
Pronto los/as lideres de los emergentes movientes sociales, nos traerán también de Argentina sus experiencias: …Son al mismo tiempo, de forma no inocente,  los “visionarios y salvadores , que con sus convocatorias a través de las Redes sociales, hacen apoliticismo y a partidismo, y al final ayudan como siempre a la derecha)Sus propuestas, basándose en reducir el gasto de los políticos, a los que debemos pedir cumplimiento de sus propuestas, al final ayudan a que sólo puedan hacer política los poderosos, los que tienen riqueza  patrimonio ,parecen ser sus hijos e hijas de la clase media, que no quieren bajar de clase social..
“ Algunos  autores identifican el proyecto autonomista con la práctica de ciertos movimientos sociales .Estiman  que su concepción ha sido encarnada por el zapatismo mexicano. O el MST brasileño, el  indigenismo ecuatorianos, los cocaleros bolivianos y lo piqueteros argentinos(Zibechi 2003).Otros pensadores han ganado renombre como referentes del autonomismo postulando concepciones más generales con múltiples aplicaciones políticas(Hardt y Negri 2002: Holloway 2002).Pero todas las variantes han afrontado notorias dificultades a la hora de intervenir en la nueva realidad latinoamericana””
“”El levantamiento  de 2001-2003 en Argentina fue una experiencia muy relevante para todos los autonomistas, que se identificaron con algunos organismos surgidos durante esta rebelión. Presentaron a las asambleas barriales y a los piquetes como ejemplos de la nueva auto organización emancipadora y extendieron esta valoración a los clubs de trueque, las fábricas recuperadas y los colectivos contraculturales(El  Rodaballo 2004).
“”Pero la presencia de estos ensayos de construcción  popular no impidió que el viejo sistema político  se reconstituyera en tiempo récord. La recomposición burguesa debilitó  a las asambleas y a los piquetes y bloqueó el desenvolvimiento ulterior de esos agrupamientos. Las Clases dominantes desactivaron la demanda democrática inmediata(“ Que se vayan todos”) a través de un encauce institucional que la revuelta no logro contrarrestar””:..
“Las asambleas surgieron cuando el agrietamiento de las instituciones transformó la propaganda neoliberal  contra los políticos y la representación en una radicalizada movilización contra todo el régimen .Estos organismos canalizaron la participación popular en los momentos de mayor sublevación, pero decantaron cuando la clase dominante recuperó las riendas del sistema. Muchos autonomistas omiten este balance, olvidando que los oprimidos no pueden construir una alternancia de emancipación, sin desarrollar un proyecto político propio. No le asignaron relevancia a este obstáculo, al considerar que los movimientos sociales tienden a construir una nueva sociedad bajo al impulso espontáneo de la rebelión””
“Es tan equivocado suponer que los piqueteros no querían volver al trabajo formal como imaginar que han construido su identidad en oposición a los operarios. Esta creencia choca con el sentido de las demandas y las acciones que desarrollaron los desempleados. Siempre reclamaron subsidios de supervivencia y reinserción laboral. En todas  sus movilizaciones demandaron trabajo genuino y salarios dignos”
“ La presión  competitiva del entorno capitalista afectó especialmente a los talleres autogestionados.Algunos autonomistas perdieron  de vista el carácter defensivo de estos organismos, que  emergieron con fines de supervivencia en el cenit de la crisis. Como el principal objetivo de estas iniciativas era conservar alguna fuente  de ingresos en medios de la catástrofe, comenzaron a decaer al concluir la depresión” ”
“Igualmente, muchas panadería, comedores y huertas persistieron porque fueron creaciones de la lucha popular.Se gestaron si apoyo oficial y con el sostén  exclusivo de la comunidad. Formaron parte de la tradición de resistencia y refutaron la identificación derechista de los desocupados con la holgazanería. Pero no generaron empleo en gran escala ni proveyeron ingresos al grueso de la población, y esta limitación fue ignorada por muchos autonomistas”.
“En esta idealización eludieron discutir por qué  razón los representantes de las clases dominantes se apropian del esfuerzo de muchos movimientos populares. No asignaron importancia a los escollos que afrontaron los indigenistas de Ecuador, los asentados de Brasil o los cocaleros de Bolivia frente a  las traiciones, giros neoliberales y agresiones derechistas de los gobiernos surgidos de sus revueltas. Difundieron una imagen mítica de los movimientos sociales,  suponiendo que estos agrupamientos avanzan saltando todos los obstáculos.”
“Los zapatistas  tampoco improvisaron el programa que reclama reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas frente al cerco represivo y las trampas que han montado sucesivos gobiernos.”
“Al presentar a la Madres de la Plaza de Mayo, los piqueteros, los asentados, los indigenistas y los zapatistas como expresiones de un mismo proyecto, algunos autonomistas recurren a una homogeneización forzada(Zibechi 2003).Olvidan que el contexto, las tradiciones y las demandas en juego diferencian la acción de estos argumentos”. Claudio Katz.La Disyuntiva de la izquierda en América Latina.”.

lunes, 25 de marzo de 2013



EL FUTURO DE LA CAPITAL CATALANA
Joaquim Coll
La Barcelona que Trias no lidera
 Lunes, 25 de marzo del 2013  .El Periodico de Catalunya
¿Qué se ha hecho del encendido debate sobre el modelo Barcelona que marcó la alcaldía de Jordi Hereu? ¿Dónde están esas pancartas que exigían Volem un barri digne, sin que su desaparición sea el resultado de ninguna mejora en su entorno? En un momento en que la crisis está disparando todas las alarmas, sorprende la inacción del gobierno de Xavier Trias en políticas activas de empleo, por ejemplo. Curiosamente, la angustia que provoca la crisis hace mejorar la valoración ciudadana sobre los servicios municipales. ¿Se ha instalado un conformismo general o es la calma que precede a la tempestad? Lo cierto es que de Barcelona se puede exigir mucho más, pero hoy navega al ralentí y carece de liderazgo.
Tampoco ninguna de las cuestiones que antes tanto escandalizaban ha desaparecido: ni la degradación de los espacios centrales por el impacto del turismo de masas, ni el insidioso acecho de la especulación urbanística, por no hablar de los siempre precarios equilibrios en Ciutat Vella. El anunciado Plan de Inspección de la Rambla nada ha cambiado ante la situación de secuestro que vive este paseo por parte de los promotores turísticos. La reforma del Port Vell, que CiU ha aprobado con el apoyo del PP, convierte un espacio público en un lugar exclusivo para yates de lujo. Hace unos años, la propuesta de instalar una perrera cerca de un colegio de élite en Collserola sucumbió ante la presión pública. Hoy, en cambio, asistimos impasibles al desarrollo de un plan urbanístico sobre el frente marítimo que genera enormes interrogantes, tal como denuncia la síndica de Barcelona, Maria Assumpció Vila, nada sospechosa de interés partidista. En urbanismo, nada es gratuito, todo responde a algún interés.
No es que no haya crítica vecinal en los distritos, pero ahora es como si cayera en saco roto al no tener un apoyo mediático sostenido. Da la impresión de que el debate sobre hacia dónde va Barcelona ha dejado en general de interesar y que se aceptan resignadamente determinados procesos de segregación, como el del Park Güell. En otro momento, la propuesta de acceder a dicho parque previo pago de una entrada hubiera dado lugar a un ruidoso debate sobre la comercialización de un bien de titularidad pública. Otro ejemplo igualmente paradójico es el caso de la Diagonal. Ahora, vecinos y comerciantes exigen una reforma que tres años atrás rechazaron rotundamente en una consulta. Todo indica que la presión de ciertas élites económicas intenta que el ayuntamiento proceda a una reforma parcial entre Francesc Macià y el paseo de Gràcia, segregando este tramo del resto de la avenida, el único lugar por donde tiene sentido que algún día se enlacen los dos tranvías.
Esta situación contradictoria tiene bastante que ver seguramente con la tensión política general. A medida que hemos sido absorbidos por la pulsión soberanista, el protagonismo de Barcelona se ha difuminado. Y hoy nadie levanta su bandera como parte de la solución del encaje territorial de Catalunya en España. Es una lástima, porque no me cabe duda de que la multicapitalidad es la respuesta adecuada a la pluralidad española. Entre tanto, es sorprendente la falta de liderazgo de Trias en la defensa de la Carta Municipal frente a la rancia reforma de la Administración local que impulsa el Gobierno de Mariano Rajoy. Se trata, sin duda, de una de las mayores ofensas a la ciudad y al municipalismo.
Con todo, lo cierto es que el alcalde tiene bastante suerte. Tras criticar duramente a Hereu, ahora vive de sus rentas: una ciudad que funciona bien y una Administración saneada y con capacidad inversora que puede hacer frente a los abultados impagos de la Generalitat en los consorcios. Además, la torpeza de la oposición le permite visualizar una geometría variable de pactos. El popular Alberto Fernández prometió una oposición dura tras los tímidos acuerdos de CiU y PSC en el plan de mandato, pero ha pactado corriendo los presupuestos de este año. Y salva así a Trias de tener que someterse al mal trago de una moción de confianza. Por su parte, el PSC se ha lanzado a la reconstrucción de su proyecto para Barcelona, pero todavía está en los minutos iniciales. Entre tanto, su líder municipal, Jordi Martí, parece más preocupado por desmarcarse de su partido que de fortalecer una estrategia de oposición reconocible. Por eso ICV capitaliza la crítica a los proyectos urbanísticos más problemáticos.
El problema es que el equipo de Trias cree que lo sucedido en Barcelona en las últimas décadas, lo que la ha hecho ser tan atractiva, es casual. Y no es cierto, la política ha sido un actor fundamental. Abandonado el debate sobre el modelo, ¿nos conformamos ahora solo con gestionar la herencia de una buena marca? Barcelona es un potente trasatlántico, pero carece de liderazgo y tuerce el rumbo.

lunes, 11 de marzo de 2013


La democracia retuiteada
La gente necesita saber que no ha sido traicionada en su confianza, personalizar e identificar a aquellos que les reclaman algo, aunque sólo sea el voto.
Mario García de Castro 
09/03/2013 – Diario.es
Cómo observar este colapso de la democracia, este trauma del sistema, mientras los grafiteros pintan en las fachadas que El miedo va a cambiar de bando.
Hace 20 años, en Italia, todo cambió radicalmente. Los partidos tradicionales se disolvieron o refundaron. Tuvieron que cambiar de nombre por las manchas que arrastraban. El proceso judicial italiano iniciado por el fiscal Di Pietro, que procesó a 2.500 personas, destapó una extensa red de corrupción en la que estaban implicados tanto empresarios como los principales partidos políticos. La tangentopoli que empezó con el Partido Socialista acabó generando un gran escándalo en la opinión pública y una enorme crisis institucional. La televisión ya desempeñó un papel principal, entre otras cosas impidió que se despenalizaran las prácticas corruptas, pero también alzó al poder a Berlusconi.
Fueron años en los que un Gobierno de transición acabó redactando una nueva ley electoral, la democracia cristiana y los partidos de izquierda tradicional sucumbieron, y emergieron los nuevos candidatos, como el líder independentista Bossi de la Liga Norte y el empresario de televisión Berlusconi, de Forza Italia.
Se ha dicho que Mani pulite fue la excusa, la gota que colmó el vaso para el cambio y la refundación del sistema. La brecha abierta cada vez mayor entre el desarrollo de los medios de comunicación o la opinión pública y la inercia sorda de los aparatos de unos partidos -que vivían complacidos desde hace décadas en la endogamia y la corrupción-, acabó en el colapso del sistema. La asimetría entre la tendencia de la nueva opinión pública y la vieja política. El germen del populismo.
Italia ha sido siempre un país vértice para Europa. En unos aspectos vanguardista y en otros enormemente anacrónico. Uno de los países más innovadores de Europa y a la vez el garaje o trastero donde se ensayan los experimentos. Pero se dice que Italia está de vuelta cuando nosotros empezamos a ir. Un país neurasténico donde su sociedad civil se sobrepone a una crisis de décadas y a sus castas políticas que permanecen ancladas como onorevoli vitalicios.
Los muertos que hablan
Y ahora coincide con el resto del sur europeo: su modelo productivo ha sido demolido por la deslocalización industrial. Y el paro desbocado como en España o Grecia ya corroe el futuro del ciudadano medio. La Unión Europea forzosamente aparece como responsable de este declive. Primero por la globalización industrial de los 80, y segundo por la recesión actual. Y ante la complicidad e impotencia de los nuevos viejos partidos, de ” los muertos que hablan”, el pueblo más envejecido de Europa ha girado nuevamente para atender una vez más a aquellos que quieren hacer tabla rasa del pasado. Los que llaman populistas. El Movimento 5 Stelle, más de ocho millones de votos para una nueva antipolítica.

En ese enorme plató de Grande Fratello político que es Italia, ha sido el excómico Beppe Grillo quien ha desplazado a Berlusconi, no el líder de la izquierda. Y lo ha hecho enarbolando una bandera parecida a la que entonces desplegó Berlusconi al hacerse candidato: la ruptura con el pasado, la crítica a las instituciones corruptas, el rechazo de los partidos tradicionales, de los políticos profesionales, la apelación al pueblo, la hegemonía de la comunicación popular como nuevo sistema de participación política. Casi lo mismo que en España también denunció el movimiento del 15M.
Erramos si al primer Berlusconi y al último Grillo los resolvemos desde las visiones a las que se han opuesto, las de las ideologías tradicionales. Tengamos en cuenta que los populismos, esas corrientes antisistema que rechazan a los partidos tradicionales y denuncian la corrupción, son lunares, tienen una cara negativa como la demagogia y otra positiva como el rechazo al pasado y el inicio de un proceso de cambio. El peronismo argentino fue reivindicado por los montoneros y por la extrema derecha a la vez. El líder latinoamericano del populismo de izquierda, el recientemente fallecido presidente Chávez, mantuvo siempre con la televisión una relación de necesidad recíproca.
Cuando la comunicación con las instituciones y los partidos se quiebra, ellos se presentan como gente de a pie y consiguen conectar con el público del modo más directo. Una señal de que el lenguaje o la comunicación usada por los partidos tradicionales, tanto de derecha como de izquierda, ha fracasado. En Italia o en España, la derecha ofreciendo el poder a los tecnócratas católicos proeuropeos, la izquierda de siempre actuando con complicidad y la impotencia de carecer de alternativa.
Sin embargo, los candidatos del Movimento 5 Stelle han surgido por Internet y han sido elegidos en un casting por Youtube. Concurrieron a las elecciones sin conocerse entre ellos. Y su líder, que no quiere ser líder de un partido que no quiere ser partido, ni siquiera era candidato.
La Política Pop
Ellos reclaman una nueva democracia pública compuesta de apelaciones al pueblo, de trending topics, de política Pop. En la que resalta de modo sobresaliente un uso eficaz de los medios de comunicación, especialmente la televisión, y ahora las redes sociales. Me refiero a algo muy viejo, la implicación entre medios de comunicación y política y, sobre todo, entre televisión y política. Lo que por virtud o por defecto no hace más que revelarse cada vez más cardinal.
Si hoy la televisión es un social media, la política necesariamente va a ser más Pop, o afterpop, como dice Fernández Porta. “Está todo en la web, transmitimos en streaming la asamblea. "No hace falta hacer preguntas", decía el ciudadano portavoz de 5 Stelle, que recuerda los sueños del 15M español.
Por ejemplo, Berlusconi en Italia, o el Partido Popular en España, como la derecha en general, han utilizado durante mucho tiempo una estrategia mediática elemental, la de repetir continuamente mensajes y frases que centran eficazmente la atención del espectador, obteniendo de ello grandes logros electorales.
Como recordaba Lakoff, cuando se plantea si una determinada declaración política es mentira, es asombroso descubrir que, para la mayoría de la gente, lo menos importante es ¡si es verdad! ¿Cuantas declaraciones populistas recientes de miembros del Gobierno son mentira?

Pero lo que no se soporta es la confianza traicionada. Cuando las instituciones traicionan la confianza que se ha depositado en ellas con falsos pretextos. Cuando un presidente del Gobierno o un monarca piden privaciones, las razones del esfuerzo deben ser verdaderas y no falsos pretextos. Cuando se recortan los servicios sociales, el trabajo, la vivienda, los afectados se sienten traicionados por las cuentas en Suiza, por políticos que incrementan sus retribuciones, por el generoso rescate de los bancos, por las élites sociales de altos ingresos que no se hacen corresponsables de esos sacrificios.
Aquellos ciudadanos azotados por los escándalos de corrupción y una inesperada pobreza va a demandar un desarrollo superior de la democracia. Entonces aparecen signos del nuevo populismo, del odio recíproco que políticos profesionales y ciudadanos populistas se dedican.
Entonces la gente de a pie toma la palabra en esta nueva democracia pública, pinta en las fachadas de Madrid "El miedo va a cambiar de bando", y entona Grandola, Vila Morena en las calles de Lisboa. Los ciudadanos, atenazados por problemas que los políticos ni respiran, piden que las instituciones sean transparentes. Piden conocer de primera mano a sus políticos, para saber el grado de confianza que merecen, si son conciudadanos o castas onorevoli.
Y aquí aparece la televisión o las redes sociales, los sistemas de la comunicación popular que se convierten en instrumentos más eficaces que el propio Parlamento. Un Parlamento opaco blindado por metros de vallas antimanifestantes, compuesto por personajes preocupados por su supervivencia, que observan a sus electores como los enemigos que les quieren desalojar. Indudablemente son signos del populismo, de este populismo que amanece, entre otras cosas porque nadie hace nada para impedirlo.
Este es el nuevo rol de la política pop, la gente necesita saber que no ha sido traicionada en su confianza, personalizar e identificar a aquellos que les reclaman algo, aunque sólo sea el voto. Gobierne quien gobierne esto ya es una democracia pop, pública o populista, es decir, televisada en streaming y retuiteada . Lo lamentable es que nuestros políticos profesionales, aquellos que ya llevan 30 años en política, no se han enterado, son como "muertos mudos", tienen pánico a la televisión y se dan de baja en Twitter.

sábado, 9 de marzo de 2013


Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes
El periodista Pascual Serrano habla en su último libro de la revolución tecnológica, el predominio audiovisual, Internet, las redes sociales, la saturación informativa y la obsesión por la inmediatez. Considera que los contenidos son sensacionalistas y huecos y que todo lo que no cumple con estas premisas es apartado de la agenda
Publicamos aquí la introducción de 'La comunicación jibarizada' (Ediciones Península)
Pascual Serrano
08/03/2013 – Diario.es
Desde siempre hemos asumido que para transmitir informaciones complejas, situaciones controvertidas o pensamientos elaborados el emisor necesitaba tiempo para la exposición y espacio para el desarrollo. El receptor, por su parte, requería una concentración exclusiva sin elementos ajenos que le dispersaran. Todas esas condiciones están desapareciendo en el tiempo que nos toca vivir: predominio audiovisual, espectacularidad en la comunicación, revolución tecnológica, sobresaturación informativa, todo ello está terminando con los requisitos necesarios para que una información mínimamente reflexiva pueda difundirse y comprenderse.

A lo largo de las siguientes páginas intentaremos mostrar que estamos demasiado ocupados, distraídos o abrumados por toda la información que nos llega para darnos cuenta de la forma superficial y jibarizada que ahora adopta esta información y el modo en que opera en nuestra manera de consumirla e interiorizarla. Un modo que en la gran mayoría de las mentes de los consumidores destierra la profundización en los asuntos, la capacidad autónoma de reflexión, la elaboración independiente de conclusiones y el análisis crítico de los acontecimientos.
Sería una ingenuidad pensar que las nuevas tecnologías y los formatos informativos en expansión no están cambiando nuestra forma de incorporar la información y que, del mismo modo, esta nueva forma rea troali menta a su vez estos formatos. Internet ha sido fundament al en ello. El escritor Santiago Alba señala que “no sabemos aún qué son exactamente las nuev as tecnologías ni qué nueva mente están engendrando.
No sabemos si internet es una técnica como la escritura, una herramienta como la imprenta, un nuevo continente como América o un ór gano como nuestro riñón derecho. Probablemente es todo eso al mismo tiempo. Lo que sí podemos decir es que nos introduce —nos está introduciendo ya— en una condición posletrada; en una condición en la que lo de cisivo, como nuevo marco de percepción, no es ya la letra pública ni, como a menudo se cree, el 'dígito' oculto sino 'la pantalla' encendida” 1 . Nicollas Carr, a utor del libro Superficiales ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes ?, considera que, al igual que el invento del reloj de bolsillo supuso una revolución y una nueva forma de interpretar el m undo de un modo matemáticamente mensurable, las “tecnologías intelectuales” como internet “ejercen el poder más grande y duradero sobre qué y cómo pensamos”. Es indiscutible que las “tecnologías intelectuales” alteran nuestra forma de hablar y escuchar o de leer y escribir. Pueden ampliar o comprimir nuestro vocabulario, modificar las normas de dicción o el orden de las palabras, fomentar que la sintaxis sea más sencilla o más compleja. 2 En consecuencia terminan condicionando los mensajes que emiten los medios de comunicación y, por tanto, el grado de conocimiento que el ciudadano posee de lo que sucede en el mundo y su interpretación de esos acontecimientos.
Nuestros nuevos formatos y tecnologías de la información están influyendo de forma decisiva en las nuevas generaciones. No se deja de repetir que la juventud de hoy está mejor formada que las anteriores. Hoy un joven de 15 años, se dice, sabe más física que Newton y más filosofía que Aristóteles.
El doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid Marcos Roitman reconoce que el conocimiento avanza y es acumulativo, pero duda mucho de que esos jóvenes tengan la misma capacidad de razonamiento que nuestros clásicos. En su opinión es una aberración pensar que “tener acceso a Internet, y no todos, gozar de teléfono móvil, Twitter y participar de redes, supone estar mejor formado” 3 . Roitman recuerda que en una reciente encuesta realizada en la facultad de biología de la Universidad Complutense, el 76,8% de los estudiantes de cuarto y quinto curso reconocieron no haber leído a Charles Darwin. Y por su experiencia, los futuros graduados en Ciencias Políticas y Sociología no conocen a Mills, Sorokin, Adorno, Aron, Marcuse o Popper, y menos aún han leído a los clásicos, a lo más resúmenes de Marx, Weber o Durkheim. Desconocen corrientes y escuelas de pensamiento. No saben citar bibliografía o situar países en el mapa. Los errores gramaticales y ortográficos son mayúsculos. Esto se produce porque “hoy el sistema educativo en el neoliberalismo es un cascarón vacío. No prepara ciudadanos, no forma para ser mejores personas, sólo le interesa tener mayor control sobre la población y entre más ignorantes mejor”. Y es que sólo desde un análisis del modelo económico actual y de unos determinados valores inculcados se puede entender nuestro sistema comunicacional.
Como señala el sociólogo Vicente Verdú, “internet, las redes sociales, Twitter o Facebook han logrado tanto éxito porque han venido a brotar en un momento en que existía una fuerte demanda de comunicación. Pero no ya de una comunicación a la vieja usanza, en la que se comprometía mucho el yo, sino una comunicación efímera y fragmentaria, cambiante y removible a la manera en que la cultura de consumo ha enseñado a adquirir” 4 . Vivimos tiempos en que la imagen ha ganado mucho terreno a la imaginación, y no digamos ya a la escritura. Del mismo modo, la emoción ha robado prestigio a la reflexión. En ambos casos, señala también Verdú, la instantaneidad ha vencido al proceso y el suceso puro a su explicación. De hecho, todos los medios son ya instantáneos, sensacionalistas, emotivos y superficiales. Y todo lo que no cumple esas condiciones es apartado de la agenda.
Que nadie piense que esta obra tiene como objetivo embestir contra nuevos soportes, formatos, lenguajes y formas de comunicación. Muchos de ellos llegaron para quedarse, o, mejor dicho, forman parte de un proceso imparable, porque a la velocidad que circulamos parece que nada puede quedarse durante mucho tiempo. Nuestro objetivo es sencillamente advertir de algunos peligros e intentar influir en la aceptación pasiva y sumisa que mucha de esta nueva tecnología, con sus correspondientes formatos, está provocando en la ciudadanía. No se trata tampoco de un fenómeno reciente, a lo largo de nuestras páginas encontraremos autores y referencias que desde hace décadas están intentando prevenirnos del fenómeno.
Existe, en nuestra opinión, otro agravante. Y es que las nuevas tecnologías e internet han llegado a la ciudadanía con una aureola de democratización, participación e igualitarismo que conllevó una fascinación progresista unida a la ya de por sí inherente de la tecnológica. No solamente se trataba de aparatitos, formatos y soportes fascinantes tecnológicamente -como toda tecnología innovadora-, sino que además resultaban -en tanto que igualitarios y baratos- libertadores en la medida en que parecía que rompían el monopolio de la difusión de los grandes grupos de comunicación y las grandes empresas. No se podía pedir más. No negaremos que parte de todo esto es verdad, pero no basta con esa conclusión, existen muchos más elementos en torno a las nuevas tecnologías ante los que debemos estar alertados y preparados; y es necesario poner en tela de juicio ese mito progresista respecto al nuevo fenómeno comunicacional.

1Alba Rico, Santiago. “Socialismo y tecnología”. La Jiribilla, julio 2012 http://www.lajiribilla.cu/2012/n582_06/582_23.html
2 Carr, Nicollas Carr, Superficiales ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes? , Taurus, Madrid, 2012

3 Roitman Rosenmann, Marcos. “El mito de la juventud mejor preparada”. La Jornada , 14-7-2012 http://www.jornada.unam.mx/2012/07/14/opinion/022a1mun
4Verdú, Vicente. “El personismo”. 23-5-2012 http://www.elboomeran.com/blog-post/11/12250/vicente-verdu/el-personismo/.Diario.es
Socialismo y tecnología
www.lajiribilla.cu

viernes, 8 de marzo de 2013

Socialismo y tecnología....Colaborador voluntario
Santiago Alba • Túnez
Hay dos ilusiones peligrosas que tanto en la derecha, como en la izquierda, dominan el análisis político de la tecnología y muy particularmente de las nuevas tecnologías integradas en la red. La primera es la de la neutralidad de los formatos y las funciones. La segunda la del paralelismo entre progreso tecnológico y emancipación social. Esta última viene siendo firmemente cuestionada desde hace unos años a partir de un discurso ecológico riguroso que demuestra —registrando evidencias materiales ya indisimulables— que las fuerzas productivas, con independencia del sistema del que surgen, son también fuerzas destructivas, de manera que tenemos que aceptar, como sugería el filósofo Manuel Sacristán en los años 70, que hay artefactos tecnológicos en sí mismos no-comunistas. Sacristán hablaba concretamente del automóvil, pero más radical aún es el ejemplo de la bomba atómica, de la cual nadie puede imaginar, sin un quebranto lógico irreparable, un uso emancipador o socialista.
En cuanto a la presunta neutralidad de la tecnología, la provocativa reflexión de Sacristán obliga a repensar la cuestión a partir más bien del concepto de “autonomía”. La autonomía de los artefactos tecnológicos, en general, implica la aceptación de dos presupuestos: 1, el de que los objetos tecnológicos son relativamente independientes del modo de producción y no son, por lo tanto, puramente reproductivos, ni desde el punto de vista ideológico ni desde el económico, y 2, el de que, en todo caso, es el objeto tecnológico mismo el que, más allá de su contexto social, impone un determinado uso del mismo, una determinada recepción mental y un determinado horizonte de cambio. Si pensamos, por ejemplo, en la imprenta, chinos y coreanos habían inventado los tipos móviles 400 años antes que Guttemberg, pero los usaron raramente o solo como juguete; se podía, pues, inventar la imprenta “en cualquier momento”, pero eran necesarias concretas condiciones económico-sociales para justificar y extender su uso. Al mismo tiempo, la imprenta, que se convirtió en un poderoso instrumento democratizador, sirvió también o sobre todo para universalizar la religión (y excluir cada vez más al sector no letrado de la población), pero generalizó en todo caso un modelo de percepción, el “paradigma letrado”, vinculado a la narración, la sucesión y la “objetividad”, condiciones de la racionalidad ilustrada y occidental.
Lo que de algún modo producen todos los objetos tecnológicos es a sus usuarios. Si aceptamos que estamos pasando muy deprisa —en el curso de una generación— del paradigma letrado, aún no agotado en sus potencialidades, a un paradigma posletrado, es importante explorar las consecuencias de este pasaje. Es difícil porque formamos parte de él y porque el análisis mismo se hace desde una posición anfibia, con medio cuerpo en las letras y medio cuerpo en los dígitos. No sabemos aún qué son exactamente las nuevas tecnologías ni qué nueva mente están engendrando. No sabemos si Internet es una técnica como la escritura, una herramienta como la imprenta, un nuevo continente como América o un órgano como nuestro riñón derecho. Probablemente es todo eso al mismo tiempo. Lo que sí podemos decir es que nos introduce —nos está introduciendo ya— en una condición posletrada; en una condición en la que lo decisivo, como nuevo marco de percepción, no es ya la letra pública ni, como a menudo se cree, el “dígito” oculto sino “la pantalla” encendida. La expresión no es elegante, pero a la espera de forjar una mejor podríamos hablar de “condición pantállica”.
El papel está condenado a desaparecer no porque sea ecológicamente insostenible o caro, sino porque está muerto: recibe la luz de nuestros ojos y exige, por lo tanto, una atención intensa y disciplinada. Por eso, la filosofía está orgánicamente atada a la madera y no sobrevivirá a su muerte. En su lugar, la pantalla está viva; emite su propia luz y, si resulta por ello más atractiva, demanda una atención mucho más débil y superficial; una atención dispersa, fugitiva, vaporizada, si se quiere, en la simultaneidad de las muchas pantallas abiertas al mismo tiempo ante nuestros ojos. Ningún cerebro finito estará jamás a la altura de la infinita potencia tecnológica de la red; ninguna razón finita podrá encontrar ahí la linealidad y sucesión que le proporcionan la frase y la hoja de papel —que solo se puede pasar “despacio”.
Nunca fuimos realmente letrados; nunca llegamos a ser letrados, y ya no podremos serlo. La población mundial está cada vez más dividida entre analfabetos y posletrados. La franja propiamente letrada se encoge cada vez más y con ella todas las posibilidades entrevistas hace cuatro mil años y nunca desplegadas por completo. ¿También el socialismo? Frente al entusiasmo acrítico de tantos internautas, la izquierda debe atreverse quizá a reconocer que también tecnológicamente está perdiendo la partida. Enseñar a leer ya no sirve. Y es a partir de este hecho desnudo —la condición posletrada y tal vez poshumana de la historia— que debe replantearse todas sus estrategias.
Con ese nuevo medio —simbolizado enigmáticamente en la metáfora de la “red”— tenemos que mirar y abordar el mundo. Como técnica, la informática es en realidad mucho más complicada que la escritura. Aprender a leer es muy difícil, pero una vez descifradas las letras, uno se convierte en un escritor potencialmente activo: leer y escribir son dos operaciones inseparables. ¿Cuántas personas saben confeccionar, descifrar y modificar un programa informático? Todos podemos navegar por Internet, como todos podemos disfrutar de una interpretación al piano; pero son muy pocos los que verdaderamente gestionan el tejido digital, como son muy pocos los que saben tocar un instrumento musical.
Como continente, la red no es un territorio liberado, sino un territorio aún por liberar en el que las relaciones de fuerzas —izquierda/derecha, socialismo/capitalismo— son muy parecidas a las que dominan en el mundo. En ese marco fluido y metastásico, nuestros medios son mucho menos numerosos y se reproducen mucho más despacio que la totalidad radial del magma audiovisual que conforma la subjetividad del usuario, construida en la inmediatez sincrónica del consumo y la renovación mercantil.
Como órgano, entraña —en las entrañas— la tiranía biológica de todos los órganos. Podemos renunciar a usar el martillo si no tenemos que clavar clavos, pero no podemos renunciar a usar nuestro riñón derecho o nuestro hígado. Nuestro ordenador conectado a la red es, en realidad, la dependencia orgánica de un cuerpo conectado a un gran riñón exterior que sigue vivo mientras nosotros dormimos o mientras cocinamos —tiempo residual inútil— y del que solo podemos emanciparnos, cada vez que lo hacemos, mediante una enorme violencia. Hay que aceptar que frente a un martillo somos mucho más libres que frente a la pantalla del ordenador.
Lo mismo pasa con la televisión: apagarla exige el coraje atroz de practicar la eutanasia a un pariente o, peor, a uno mismo. Pero la televisión está dejando también paso, muy deprisa, a este formato pantállico integrado, multifuncional, que se ajusta e impone un nuevo tipo de poder y un nuevo tipo de resistencia. La televisión se correspondía a un tipo de poder centralizado, de autoridad oral fiduciaria, en el que la saturación de visibilidad desprendía una personalidad estable y carismática: no en vano la televisión fue inventada por el nazismo y su uso está muy limitado a la propaganda o —lo que es lo mismo— la publicidad. Las nuevas tecnologías, en cambio, producen un nuevo tipo de autoridad rapsódica y fluida, tan deslocalizada como las nuevas fábricas, tan zigzagueante como los mercados financieros, y producen también un nuevo sujeto resistente, joven, transfronterizo y volátil, cuya expresión política, con su fuerza explosiva y sus límites, podemos localizar en las revueltas árabes y en el movimiento indignado del 15-M.
De este nuevo paradigma no se puede escapar, pero no es en sí mismo emancipatorio; hemos de luchar desde él, pero conociendo qué conductas y qué percepciones nos impone su “autonomía” pregnante. Sería absurdo no tratar de comprender quiénes somos y dónde nos movemos cuando tratamos de cambiar el mundo desde un medio —con un medio— del que nuestra mirada y nuestros dedos son de algún modo un producto. Con el producto que somos, tenemos que producir un nuevo mundo. La pregunta es: ¿podrá ser socialista? La cuestión es saber si el obstáculo es solo económico o también tecnológico...
 
 

viernes, 1 de marzo de 2013


“Las condiciones de la autodeterminación territorial”:
“Si la democràcia es un sitema político que permite resolver pacíficamente los conflictos de intereses inherentes a toda  Sociedad, debería ser capaz de processar y resolver los problemas de convivència entre grupos con aspiracions nacionales contrapuestas.Si un grupo territorialment concentrado  no quiere convivir con el resto y desea autogobernarse por su pròpia cuanta.¿ en razón de qué se podria no atender esa demanda?”.
“No vale de mucho decir que esa demanda, como cualquier otra, debe pasar los filtros institucionales establecidos al efecto.Si la demanda  supone una redefición de las fronteras nacionales, es muy probable que choque con clàusulas constitucionales( “España es una nación indivisible” reza el articulo 2 de nuestra Constitución) de muy costosa, por no decir imposible modificación. Puesto que hemos partido del supuesto de que el grupo que reclama un Estado propio es minoritario, eso significa que aunque el 100% de los habitants de tal grupo estén de acuerdo en separarase del resto de Estado, no podran conseguirlo por la vía institucional sinó està de acuerdo con ellos el resto del pa´sis..Pero claramente el grupo minoritario, por considerarse un demos propio. No acepta  que el resto de la Sociedad tenga poder de veto sobre su demanda.La cuestión democràtica de fondo queda sin resolver aludiendo a su solución formal en un sistema constitucional”.
“Pues bien , de la misma manera que un miembro de una pareja puede plantear al otro la convivencia de la separación, un grupo territorialmente concentrado, que cuente con posibilidades de crear un Estado viable, podría plantear el deseo de una separación. Desde el punto de vista democrático, parece sensato arbitrar un procedimiento que permita averiguar qué es lo que piensa la gente al respecto una vez que se plantee la demanda.”
“Entre los procedimientos que un sistema democrático contempla, quizá el más apropiado para resolver una cuestión como ésta sea el de un referéndum. Los referéndums, sin embargo, no  tienen buena prensa, por multitud de razones. Se apunta que en ellos suele participar poca gente, que la pregunta del referéndum suele mezclarse con consideraciones que no tienen  nada que ver con la misma, que los grupos de interés suelen desempeñar un papel desproporcionado, que su uso cuestiona la naturaleza representativa de nuestras democracias, etc. Muchos de esos defectos pueden corregirse con un diseño institucional adecuado( exigiendo , por ejemplo , un umbral mínimo de participación, o haciendo coincidir el referéndum con elecciones, para que el ciudadano  pueda separar la cuestión planteada y la expresión de sus preferencias partidistas).”
“En contra de un referéndum de autodeterminación se ofrecen varias razones. Por ejemplo, se dice que el referéndum plantea la cuestión en términos excluyentes, con sólo dos respuestas posibles que no admiten matiz alguno, de modo que la propia celebración popular puede polarizar a la población y crear un dilema artificial en el que se fuerza a elegir. Los referéndums, efectivamente, plantean preguntas binarias, que sólo admiten el sí o el no como toda respuesta. Y no hay duda de que muchas cuestiones políticas requieren matices,  o admiten respuestas condicionales( alguien puede estar a favor de algo siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones). No obstante, también es verdad que cuando un conflicto político no ha conseguido resolverse mediante los procedimientos ordinarios de la política ( negociaciones entre partidos, votaciones parlamentarias, etc.) , quizá no quede más remedio que someter la cuestión a una consulta popular en la que los ciudadanos tengan opción de tomar partido. Aunque no se trate de un método ideal, lo cierto es que permite un acceso directo a las preferencias de las personas.Por otro lado, el referéndum fuerza una respuesta categórica, pero no obliga a nadie a cambiar sus opiniones. Cuando  se argumenta, por ejemplo, que los referéndums de secesión distorsionan la realidad porque no contemplan opciones intermedias, como las dobles identidades, creo que, aun cuando la constatación sea verdadera, so se sacan de ello las consecuencias correctas”.
“No hay ninguna buena razón para considerar que el nuevo Estado vaya a impedir que las personas tengan identidades múltiples.En este sentido , la existencia de identidades duales o múltiples no puede prejuzgar la conveniencia del referéndum, pues lo que se ventila en la consulta no es qué identidades deben tener las personas ( algo que pertenece al ámbito privado), sino si la organización política en la que las personas desarrollan sus identidades sea el Estado existente o uno de nueva creación. Con demasiada frecuencia , el argumento de las identidades múltiples se utiliza fundamentalmente para proteger el statu quo”.
“En cuanto a la polarización, es verdad que la celebración de un referéndum puede radicalizar las posturas de los ciudadanos en torno al “si” y al “no”, pero dicha consecuencia, aun siendo indeseable, parece que no es tan grave, sobre todo si se tiene en cuenta el coste político que puede acarrear negar el referéndum cuando una parte importante de la población desea que se celebre. La negociación de la consulta también puede provocar un enconamiento de las posturas en liza.”
“Se objeta asimismo que hay algo manifiestamente injusto en un referéndum de autodeterminación territorial. Si gana el “sí”, el territorio se separa del Estado y dicho de paso resulta definitivo y traumático. En cambio si gana el “no”, los partidarios de la independencia pueden seguir reclamando la celebración de consultas hasta que consigan los apoyos suficientes. Así ocurrió en Quebec, donde ha habido hasta el momento dos referéndums: mientras que en 1980 los partidarios de la independencia obtuvieron sólo el 40,4% del voto, en 1995 estuvieron a punto de ganar, con un 49,4% frente a un 50,6% que estaba en contra”
“Esta asimetría, sin embargo, puede corregirse fácilmente mediante una regulación de los referéndums en la que se establezca, entre otras cosas, cada cuánto tiempo puede convocarse una consulta. Es bien sabido que Thomas Jefferson, en una carta escrita el 6 de septiembre de 1789 a James Madison, afirmó que en cada generación todo debía ser revisable, pues el mundo pertenece a los vivos y no a los muertos. Según Jefferson, la revisión debería tener lugar cada diecinueve años. Tenido en cuenta que la esperanza de vida ha aumentado mucho en los países desarrollados, quizá puede extenderse el periodo hasta los treinta años. Al margen de la cuestión concreta del número de años que deba trascurrir entre consulta y consulta, lo cierto es que no hay mayor problema en establecer una regulación al respecto”.
“Dicha regulación debería  abarcar otros muchos aspectos. Por ejemplo, hay que especificar las condiciones en las cuales puede llegar a realizarse un referéndum. ¿De quién debe partir la iniciativa?. ¿Basta con que lo pidan los partidos políticos o es necesario que para ello se recojan previamente firmas?. Más difícil  resulta la cuestión de qué grado de apoyo debe obtener la secesión para que se considere que hay una preferencia clara a favor de la misma. Para algunos, una mayoría simple podría ser suficientes. Otros en cambio, consideran  que una decisión de esa naturaleza tiene graves consecuencias que sólo puede llevarse a término si no hay duda de que la preferencia es dominante”.
“Múltiples reglas son posibles para corregir este problema: obtener al menos el 50% de apoyo del censo, o una mayoría cualificada del voto (tres quintos, dos tercios) sujeta a un mínimo de participación. Por descontado que si la mayoría se vuelve “demasiado” cualificada, en la práctica funciona como una simple estrategia para evitar la secesión. Sea cual sea la regla que se adopte, es deseable que haya un amplio acuerdo social en torno a la misma, para que de este modo el resultado de su aplicación sea legítimo y zanje la cuestión”.
“Los problemas, con todo, no acaban aquí. Incluso suponiendo que se cumplieran todas las condiciones estipuladas para la celebración de un referéndum y hubiera una victoria de la opción independentista, ¿ debería ser eso suficiente para que el grupo nacional territorialmente concentrado cuente con un Estado propio?”
“El Tribunal Supremo de Canadá , que tiene competencias  constitucionales, elaboró en 1998 un fallo a propósito del caso de Quebec que ha tenido gran repercusión mundial. A diferencia de otros documentos de este tipo, éste tiene una prosa cristalina y sabe encontrar el punto justo de equilibrio entre razones técnicas y jurídicas por un lado y razón filosóficas y políticas relativas al significado de la democracia constitucional por otro. Uno de los aspectos más interesantes de la sentencia es la afirmación de carácter multilateral de un proceso de secesión. Puesto que la creación de un Estado nuevo tiene consecuencias de todo orden para el conjunto de la ciudadanos , tanto para los que se marchan como para los que se quedan, es preciso llegar a acuerdos que sea satisfactorio para todas las partes implicadas. De esta amanera, no basta para que se produzca la secesión con que el grupo minoritario haga constar su preferencia a favor de la secesión. En realidad, eso es sólo el comienzo del proceso. De acuerdo con el Tribunal canadiense, la constatación de una mayoría clara a favor de la secesión en un territorio debe abrir una negociación entre las fuerzas políticas mayoritarias de ese territorio y el resto del Estado. El Estado no puede permanecer impasible  ante la demanda de secesión que recibe, pero tampoco está obligado  a conceder sin más dicha demanda.
La partes han de estudiar las posibles compensaciones económicas que resulten de la separación y fijar unas garantías políticas mínimas que la hagan posible. Poe ejemplo, no tendría sentido que el Estado consintiera su propia ruptura sin una seguridad completa de que el nuevo Estado va a respetar los derechos políticos fundamentales de todos sus ciudadanos, al margen de cuál sea la postura de cada uno sobre la secesión o de si se siente parte o no de la nueva nación con Estado”.
“A mi juicio , estas  tesis sobre la pertinencia de un referéndum y de una negociación posterior entre las partes que resuelva la demanda de separación son un puro sentido común democrático. Precisamente por ello resulta tan chocante que los sistemas democráticos no contemplen procedimientos institucional alguno para procesar este tipo de demandas.es como si la lógica de la conservación de los estados tuviera mayor peso que consideraciones democráticas acerca del ejercicio del autogobierno por parte de grupos nacionales territorialmente concentrados”.
“Creo, además, que la regulación del conflicto nacional y territorial no sólo es exigible desde premisas democráticas, sino que incluso puede tener efectos beneficiosos sobre el conflicto, ya que aquellos que reclaman la autodeterminación conocen desde el inicio de todo el proceso las condiciones que han de satisfacerse y no  pueden refugiarse en posturas victimitas y de permanente agravio en las que el origen de todos los problemas reside en el cerrilismo del Estado. En cierta medida, la regulación política del conflicto territorial elimina uno de los elementos movilizadores de los grupos nacionales con pretensiones separatistas.
La principal justificación del establecimiento de reglas sobre un posible proceso de secesión sigue siendo, sin embargo, el valor del autogobierno. Un colectivo nacional puede pensar que la mejor manera de ejercer dicho valor pasa por la construcción de un Estado propio. Cuando así suceda, es necesario que el sistema político ofrezca un cauce democrático para esa demanda”
¿SON LAS REGLAS CONSTITUCIONALES COMPROMISOS?
“Resumiendo : en ciertas condiciones especiales puede tener sentido recurrir a la protección constitucional de reglas institucionales ( y , también , a la protección de las reglas que establecen los derechos fundamentales que hacen posible el ejercicio de la democracia). Sin embargo, que en esas circunstancias los compromisos  constitucionales estén justificados no implica de ninguna manera que lo estén en general. Habrá que examinar las propuestas de protección constitucional caso por caso, siempre bajo la consideración de que si la necesidad no está bien fundada. La regla no debería ser blindada. A mi juicio , la tecnología constitucional  puede y debe utilizarse para resolver algunos problemas puntuales del diseño institucional( problemas de credibilidad entre grupos  asimétricos) , pero no puede aprovecharse la existencia de una constitución rígida para introducir en las misma cuestiones existentes en regímenes democráticos son innecesariamente prolijas, limitando arbitrariamente el ámbito de aplicación del principio democrática..”
RECAPITULACIÓN.
Las constituciones deberían interferir lo menos posible en el autogobierno democrático. Es fácil convencerse de la necesidad de proteger los derechos fundamentales de las personas. Pero con respeto a las reglas sobre funcionamiento y competencias de las instituciones, la protección constitucional debería ser excepcional, sólo justificable ante problemas graves de credibilidad. La “dificultad contra mayoritaria “ no es un espejismo. Las constituciones minuciosas y rígidas debilitan la democracia. No hay bunas razones para que la sociedad no pueda modificar las reglas en virtud de las cuales quiere organizar la vida política”
               

NOTA ADJUNTA DE OTRA REFLEXIÓN:
1,.REFERENDUM
1.1.- Oficialmente para hacerse un referèndum en Cataluña, debe autorizarlo en Gobierno Central, y con la Actual Constitución, deberían votar todo los españoles y españolas residentes en España.
1.2- Si se quiere que para el Referendum solo vote Cataluña, se debe pedir que se reforme la actual constitución...Un proceso constituyente que proponga una revisión total o parcial de la Constitución, que afecte al título Preliminar (modelo de estado, soberanía, unidad territorial, principios que conforman o el ordenamiento), los derechos fundamentales y libertades públicas, o a la titularidad de la jefatura del Estado (Título II la corona), requiere un procedimiento largo, complejo y necesitado de acuerdos concretos y amplias mayorías parlamentarias. El proyecto de reforma se ha de aprobar por mayoría de dos tercios de cada Cámara; se han de disolver inmediatamente las Cortes. Tras las elecciones, las Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión de reforma y proceder al estudio del nuevo texto constitucional. El texto debe ser aprobado por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras. Una vez aprobada la reforma por las Cortes Generales, debe ser sometida a referéndum popular para su ratificación.
2.- CONSULTA POPULAR.
Sí que la Generalitat la puede hacer, però no tiene validez jurídica, si una mayoría votaria a favor.Cataluña si quiere indepndendizarse debe hacerlo proclamando una secesión(separación por  la fuerza y unilateralment).El gobierno Central puede intervenir utilizando la legalidad constitucional.Esta situación, es muy compleja que se debe negociar y trabajar desde el Parlament de Cataluñay el gobierno de la Generalitat con el del Gobierno Central Y el Congreso y Senado.
3.-APOSTEMOS POR UNA ESPAÑA FEDERAL Y SI HAY QUE RECONSIDERAR ALGUNAS AUTONOMIAS DE LAS ACTUALES Y SUS COMPETENCIAS ,SE ESTUDIA, REVISA, SE NEGOCIA Y SE `PACTA.
4.-Si algun dia Cataluña es independiente del resto de España y yo sigo viviendo en Barcelona, pediré:
1.-La Doble Nacionalidad:Catalana y Española
2.-Que el Área Metropolitana de Barcelona, en la nueva división territorial de Cataluña. Se constituya en la Comunidad Autónoma de  Barcelona.Con Estatuto propio y que pueda firmar convenios con otros paises ,naciones y Comunidades Federadas de España.

Salvador Pastor Blasco( originario de Extremadura)
 Periodista .Componente del Grup Breus
Barcelona  2 de Marzo 2013