Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes
El periodista Pascual Serrano habla en su último libro de la
revolución tecnológica, el predominio audiovisual, Internet, las redes
sociales, la saturación informativa y la obsesión por la inmediatez. Considera
que los contenidos son sensacionalistas y huecos y que todo lo que no cumple
con estas premisas es apartado de la agenda
Publicamos aquí la introducción de 'La comunicación jibarizada'
(Ediciones Península)
Pascual Serrano
08/03/2013 – Diario.es
Desde siempre hemos asumido que para transmitir
informaciones complejas, situaciones controvertidas o pensamientos elaborados
el emisor necesitaba tiempo para la exposición y espacio para el desarrollo. El
receptor, por su parte, requería una concentración exclusiva sin elementos
ajenos que le dispersaran. Todas esas condiciones están desapareciendo en el
tiempo que nos toca vivir: predominio audiovisual, espectacularidad en la
comunicación, revolución tecnológica, sobresaturación informativa, todo ello
está terminando con los requisitos necesarios para que una información
mínimamente reflexiva pueda difundirse y comprenderse.
A lo largo de las siguientes páginas intentaremos mostrar
que estamos demasiado ocupados, distraídos o abrumados por toda la información
que nos llega para darnos cuenta de la forma superficial y jibarizada que ahora
adopta esta información y el modo en que opera en nuestra manera de consumirla
e interiorizarla. Un modo que en la gran mayoría de las mentes de los
consumidores destierra la profundización en los asuntos, la capacidad autónoma
de reflexión, la elaboración independiente de conclusiones y el análisis crítico
de los acontecimientos.
Sería una ingenuidad pensar que las nuevas tecnologías y los
formatos informativos en expansión no están cambiando nuestra forma de
incorporar la información y que, del mismo modo, esta nueva forma rea troali
menta a su vez estos formatos. Internet ha sido fundament al en ello. El
escritor Santiago Alba señala que “no sabemos aún qué son exactamente las nuev
as tecnologías ni qué nueva mente están engendrando.
No sabemos si internet es una técnica como la escritura, una
herramienta como la imprenta, un nuevo continente como América o un ór gano
como nuestro riñón derecho. Probablemente es todo eso al mismo tiempo. Lo que
sí podemos decir es que nos introduce —nos está introduciendo ya— en una
condición posletrada; en una condición en la que lo de cisivo, como nuevo marco
de percepción, no es ya la letra pública ni, como a menudo se cree, el 'dígito'
oculto sino 'la pantalla' encendida” 1 . Nicollas Carr, a utor del libro
Superficiales ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes ?, considera que,
al igual que el invento del reloj de bolsillo supuso una revolución y una nueva
forma de interpretar el m undo de un modo matemáticamente mensurable, las
“tecnologías intelectuales” como internet “ejercen el poder más grande y
duradero sobre qué y cómo pensamos”. Es indiscutible que las “tecnologías
intelectuales” alteran nuestra forma de hablar y escuchar o de leer y escribir.
Pueden ampliar o comprimir nuestro vocabulario, modificar las normas de dicción
o el orden de las palabras, fomentar que la sintaxis sea más sencilla o más
compleja. 2 En consecuencia terminan condicionando los mensajes que emiten los
medios de comunicación y, por tanto, el grado de conocimiento que el ciudadano
posee de lo que sucede en el mundo y su interpretación de esos acontecimientos.
Nuestros nuevos formatos y tecnologías de la información
están influyendo de forma decisiva en las nuevas generaciones. No se deja de
repetir que la juventud de hoy está mejor formada que las anteriores. Hoy un
joven de 15 años, se dice, sabe más física que Newton y más filosofía que
Aristóteles.
El doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la
Universidad Complutense de Madrid Marcos Roitman reconoce que el conocimiento
avanza y es acumulativo, pero duda mucho de que esos jóvenes tengan la misma
capacidad de razonamiento que nuestros clásicos. En su opinión es una
aberración pensar que “tener acceso a Internet, y no todos, gozar de teléfono
móvil, Twitter y participar de redes, supone estar mejor formado” 3 . Roitman
recuerda que en una reciente encuesta realizada en la facultad de biología de
la Universidad Complutense, el 76,8% de los estudiantes de cuarto y quinto
curso reconocieron no haber leído a Charles Darwin. Y por su experiencia, los
futuros graduados en Ciencias Políticas y Sociología no conocen a Mills,
Sorokin, Adorno, Aron, Marcuse o Popper, y menos aún han leído a los clásicos,
a lo más resúmenes de Marx, Weber o Durkheim. Desconocen corrientes y escuelas
de pensamiento. No saben citar bibliografía o situar países en el mapa. Los
errores gramaticales y ortográficos son mayúsculos. Esto se produce porque “hoy
el sistema educativo en el neoliberalismo es un cascarón vacío. No prepara
ciudadanos, no forma para ser mejores personas, sólo le interesa tener mayor
control sobre la población y entre más ignorantes mejor”. Y es que sólo desde
un análisis del modelo económico actual y de unos determinados valores
inculcados se puede entender nuestro sistema comunicacional.
Como señala el sociólogo Vicente Verdú, “internet, las redes
sociales, Twitter o Facebook han logrado tanto éxito porque han venido a brotar
en un momento en que existía una fuerte demanda de comunicación. Pero no ya de
una comunicación a la vieja usanza, en la que se comprometía mucho el yo, sino
una comunicación efímera y fragmentaria, cambiante y removible a la manera en
que la cultura de consumo ha enseñado a adquirir” 4 . Vivimos tiempos en que la
imagen ha ganado mucho terreno a la imaginación, y no digamos ya a la
escritura. Del mismo modo, la emoción ha robado prestigio a la reflexión. En
ambos casos, señala también Verdú, la instantaneidad ha vencido al proceso y el
suceso puro a su explicación. De hecho, todos los medios son ya instantáneos,
sensacionalistas, emotivos y superficiales. Y todo lo que no cumple esas condiciones
es apartado de la agenda.
Que nadie piense que esta obra tiene como objetivo embestir
contra nuevos soportes, formatos, lenguajes y formas de comunicación. Muchos de
ellos llegaron para quedarse, o, mejor dicho, forman parte de un proceso
imparable, porque a la velocidad que circulamos parece que nada puede quedarse durante
mucho tiempo. Nuestro objetivo es sencillamente advertir de algunos peligros e
intentar influir en la aceptación pasiva y sumisa que mucha de esta nueva
tecnología, con sus correspondientes formatos, está provocando en la
ciudadanía. No se trata tampoco de un fenómeno reciente, a lo largo de nuestras
páginas encontraremos autores y referencias que desde hace décadas están intentando
prevenirnos del fenómeno.
Existe, en nuestra opinión, otro agravante. Y es que las
nuevas tecnologías e internet han llegado a la ciudadanía con una aureola de
democratización, participación e igualitarismo que conllevó una fascinación
progresista unida a la ya de por sí inherente de la tecnológica. No solamente
se trataba de aparatitos, formatos y soportes fascinantes tecnológicamente
-como toda tecnología innovadora-, sino que además resultaban -en tanto que
igualitarios y baratos- libertadores en la medida en que parecía que rompían el
monopolio de la difusión de los grandes grupos de comunicación y las grandes
empresas. No se podía pedir más. No negaremos que parte de todo esto es verdad,
pero no basta con esa conclusión, existen muchos más elementos en torno a las
nuevas tecnologías ante los que debemos estar alertados y preparados; y es
necesario poner en tela de juicio ese mito progresista respecto al nuevo
fenómeno comunicacional.
1Alba Rico, Santiago. “Socialismo y tecnología”. La
Jiribilla, julio 2012 http://www.lajiribilla.cu/2012/n582_06/582_23.html
2 Carr, Nicollas Carr, Superficiales ¿Qué está haciendo
internet con nuestras mentes? , Taurus, Madrid, 2012
3 Roitman Rosenmann, Marcos. “El mito de la juventud mejor
preparada”. La Jornada , 14-7-2012
http://www.jornada.unam.mx/2012/07/14/opinion/022a1mun
4Verdú, Vicente. “El personismo”. 23-5-2012
http://www.elboomeran.com/blog-post/11/12250/vicente-verdu/el-personismo/.Diario.es
Socialismo y tecnología
www.lajiribilla.cu
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