jueves, 27 de abril de 2017


Jorge Vilches…vozpopuli
OPINIÓN
La enfermedad infantil del podemismo
Los cargos podemitas se han convertido en autómatas intercambiables que repiten una y otra vez en los medios la misma argumentación usando conceptos inventados. La política, creen, debe girar a su alrededor marcando la agenda y los términos que se usan en los debates.
27.04.2017 -
Lenin publicó en 1920 un librito de batalla destinado a meter en cintura a los disidentes, titulado “La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”. El dictador soviético sentenciaba que planear o ejecutar mal un plan para agitar, movilizar y llegar al poder era por “infantilismo”, por no haber “madurado” las condiciones políticas, sociales, económicas y culturales de la sociedad sobre la que se actuaba.
Hoy, la Tercera Internacional no existe como en 1920, no hay un gran arquitecto del comunismo que quiera planificar la destrucción del orden burgués. Sí hay ejes desestabilizadores, como Cuba en la América española –véase el control que ejercen sus servicios de inteligencia en Venezuela-, pero nada más. Las izquierdas de cada país deben pergeñar por su cuenta una estrategia para cumplir su teoría del poder, que no es otra que conseguir el gobierno y cambiar el Estado. Vamos, el camino clásico de autoritarios y totalitarios.
Hoy, la Tercera Internacional no existe como en 1920, no hay un gran arquitecto del comunismo que quiera planificar la destrucción del orden burgués
El “infantilismo” de Podemos, siguiendo la nomenclatura leninista, tiene dos orígenes: el populismo latinoamericano y su adopción de los métodos de los movimientos sociales. A esto es preciso añadir una causa muy leninista: sus dirigentes nunca gestionaron nada; es más, algunos ni siquiera tenían vida laboral reseñable, salvo el “activismo”.
El argentino Ernesto Laclau, y los autores de su vulgata, plantearon que el marxismo como ideología definitiva, científica, debeladora del mecanismo real de la Humanidad, tendría éxito si adoptaba el estilo populista: un líder redentor que acaudillara un partido-movimiento que, como un embudo, recogiera todas las demandas sociales contra el sistema y les diera un único sentido y una única solución.
Sí; leninismo redivivo, porque Vladimir –que así le conocía su madre, de quien vivió sin trabajar hasta que fue útil al Segundo Reich alemán en plena guerra- utilizó el populismo para desestabilizar a la recién nacida República rusa de 1917.
¿Qué exige hoy ese populismo? Está claro: que el mensaje llegue a una sociedad infantilizada, absorta en el espectáculo. Mensajes cortos y sencillos, emitidos por un actor con el que la masa, el pueblo, la gente, se puede identificar. Es la clave de la política: conseguir la empatía. Esto ha llevado a Podemos a predicar durante ya tres años eslóganes infantiles, con un estilo emocional, iracundo, de odio calculado. Lo hizo el chavismo en Venezuela y funcionó.

Los cargos podemitas se han convertido en autómatas intercambiables que repiten una y otra vez en los medios la misma argumentación usando conceptos inventados. La política, creen, debe girar a su alrededor marcando la agenda y los términos que se usan en los debates. La complicidad de los medios afines y la ingenuidad de los políticos, sobre todo los catalogados como de la “nueva política”, es imprescindible en este plan. La imagen la completaban sus bisoños propagandistas, en el mismo culto a la juventud como símbolo de “lo nuevo”, que tanto encandiló a los intelectuales de los totalitarismos hace cien años.
La apuesta siempre ha pasado por convertirse en “movimiento nacional”, y por eso absorbieron a la Izquierda Unida de Garzón
La apuesta siempre ha pasado por convertirse en “movimiento nacional”, y por eso absorbieron a la Izquierda Unida de Garzón, quien entendió la estrategia de infantilización de inmediato: su campaña electoral se llenó de corazoncitos y bochornosos memes tuiteros, junto a loas a los sanguinarios héroes de la izquierda, como Fidel Castro o el Che, tan propicios para la mercadotecnia.
La necesidad de ser el centro de atención mediática debían saciarla a cualquier precio. De ahí los espectáculos en las instituciones, señaladamente en el Congreso de los Diputados, donde Bescansa apareció con su bebé, los escaños se llenaron de camisetas-anuncio, los diputados aparecían con pancartas, las tribunas se poblaban de “invitados”, y los insultos groseros y amenazas físicas resonaban en el hemiciclo. Y de ahí también los vídeos ridículos –como el del líder hablando con un tronco- y el patinazo cómico del “tramabús”.
Los podemitas creyeron que era posible pasar a la política las técnicas de los movimientos sociales, el “marketing de guerrilla”. La técnica consiste en montar un espectáculo que tenga repercusión en los medios, a pesar de que sea poca gente y de la exageración del mensaje. De ahí las últimas campañas de agit-prop podemitas: un autobús con caricaturas y una cacerolada.
La clave es aprovechar el hambre de los medios por la audiencia para colocar un concepto o un debate dándoles imágenes impactantes. Entonces se puede una presentar en sujetador o sin él en una parroquia, manifestarse en plan carnavalesco, posar con camisetas de colores o pasear un autobús. La TV saca el reportaje y los periodistas afines repiten las consignas. A esto le añaden una campaña tuitera, cuanto más infantil y básica mejor. Y ya hay presencia.
Bajo toda esa tramoya podemita no existe talento. No constituyen una élite política o intelectual capaz de pasar del ruido a la música
Sin embargo, bajo toda esa tramoya podemita no existe talento. No constituyen una élite política o intelectual capaz de pasar del ruido a la música, que vaya del “¡Abajo lo existente!” a la presentación de un orden alternativo objeto de debate, cuyas propuestas respondan a su objetivo declarado y no solo a desestabilizar o a su deseo de salir en la TV.

Únicamente resta saber si esa “enfermedad” de la que hablaba Vladimir va a seguir rentando en las urnas.

lunes, 24 de abril de 2017

LA MAYORÍA DEL ACTUAL  ESQUIPO DE GOBIERNO MUNICIPAL DEL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA.SERÁ CAPAZ DE PONERSE DE ACUERDOS EN ALGUNAS INFRAESTRCUTURAS YA APROBADAS , PARA  REALIZARLAS Y SATISFACER A LA CUDADANÍA QUE LES DEFIENDE Y NO DAR OTRA VEZ CANCHA A LA DERECHA DELA CIUDAD DE  BARCELONA, QUE SU GESTION  FORMÓ PARTE DE LAS CAUSAS DE LA DESIGUADADAES DE NUESTROS DISTRITOS?.
ALGUNOS EJEMPLOS PRIORITARIOS DE INVERSIONES:
.  LA UNION DE LAS DOS LINEAS DEL TRANVÍA POR LA DIAGONAL
Lo más lógico y conveniente es que la unión de las dos líneas de Tranvías se haga por la Avda, de la Diagonal. Ada Colau y su equipo han encargado un proyecto que debe estar en varios meses para estudiar si viabilidad. Han  fichado al ex Convergente Pere Macías para su desarrollo y puesta en marcha .Han presentado un preproyecto que no acaba de convencer. Veremos al final como termina el trazo y su conexión.
LA NUEVA CENTRALIDAD DE LA PLAZA DE LAS GLORIAS
Se terminaron equipamientos que los socialistas con las asociaciones de vecinos/as diseñaron y proyectaron. Deben ponerse en marcha para realizar  los pendientes  equipamientos    . Y Un gran Parque Central, a semejanza del  de muchas grandes  Ciudades  Europeas modernas y  del mundo. Como siempre defendió el gobierno municipal socialista ,una nueva Centralidad de la futura Barcelona  de la tecnología, la innovación, el equilibrio del medio ambiente, bajar los niveles de contaminación, los espacios públicos para la ciudadanía etc.....Es un ejemplo  de lo que debe ser la futura Plaza de Las Glorias..  Y  no un parqué temático de los barrios colindantes...en donde los dirigentes de sus entidades, que no representan a la mayoría silenciosa de sus vecinos y vecinas, pero ellos  si con sus ruidos . su voces , actuaciones ,reivindicaciones y defensores de una democracia representativa directa , dicen ser nuestros portavoces
El equipo del anterior alcalde, Xavier Trias proyectó e inició la construcción de  un  medio proyecto referente a la transformación de la Plaza de las Glorias, tiraron el tambor ,sin aclarar lo referente ,por donde irá el  túnel. En su día algunos los expertos,  plantearon que la major solución, sería construirlo , desde la altura de la Rambla Poble Nou/Gran Vía ( no se por qué motivos cuando podría ser desde la  calle Bibao /Gran Vía ,y tuviera dos ramales , uno hasta la calle Aragón y otro hasta la calle Castillejos/Padilla. Por cuestiones del terreno ,su profundidad y posibles temas de las aguas freáticas. Ahora parece ser que el PSC, quiere que vaya por el subterráneo central de la plaza ,paralelo al tráfico general y Barcelona Común que el enlace se haga construyendo un intercambiador que una a los dos tranvias. Espero se puedan poner de acuerdo por el bien común y de la misma ciudadanía que espera y desespera por tal tamaño de obra ,tan necesaria para unir , coser Barrios , espacios públicos y privados.
Pero las últimas reflexiones y planteamientos sobre la nueva política y la participación ciudadana, hacen a veces pensar que no toda la ciudadanía tenemos los conceptos claros cuando hablamos de participar y colaborar con las Instituciones , en la defensa de una democracia representativa y participativa, que otros sectores la entienden como ua democracia radical, colaborativa, autogestionaria y comunitaria, que yo creo, que su intento de uso , más que e ir a asentar la democracia y un estado del bienestar fuerte de Servicios públicos compartidos con la ciudadanía, da la impresión que lo que defienden son ciertos populismos radicales donde un líder  o lideresa carismática ,marque el camino a seguir.
Qué pasa a Les Glóries? .Se preguntan las asociaciones de vecinos de Barcelona de los Barrios, que dan a la Plaza de las Glorias: Poblenou,Fort Pienc,Clot-Camp de l’Arpa i Sagrada Família.
Reivindicando los compromiso, que cuando gobernabam los socialistas se pactaron para llevar a cabo: Equipamientos(Escola bressol,CAP de Salut, Habitatge per Gent Gran, Poliesportiu..),Habitatge Protegit, Constucció  del Túnel Complert, Prac i Rec Comtal ( canalizacón subterranea, por donde va agua, descubierta durante las obres, que viene desde Montcada i Reixac, y va para la Barceloneta...Transport Públic(Tramvia, Bus Vao...).Dando la impresón que  Guanyen Barcelona ( Barcelona en Común )no sabe o no puede cumplir de una vez , dando unas fechas aproximadas para la realización de estos temas ,que ellos en su campaña aceptaron.Y una prueba evidente es que la mayoría de estas asociaciones de vecinos apostaron por esta formación o coalición municipal.
Ahora, después de dos años de obras:
Ada Colau con su teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz apuesta por liquidar el contrato a la UTE liderada por Copisa, investigada por el caso del 3%, que pide 23 millones adicionales para acabar el túnel.
Janet Sanz, teniente de alcalde de Urbanismo de Barcelona, ha puso el lunes  24 de abril de este año 2017sobre la mesa dos opciones para solucionar el fiasco de las obras del túnel de la plaza de las Glorias: la modificación del contrato y la rescisión. Apostó claramente por esta última, aunque todas las fuerzas de la oposición –con la única excepción de la CUP- evitaron darle apoyo político. Consideran que sería como entregarle un cheque en blanco.
El túnel de las Glorias acumula 19 meses de retrasos y unos sobrecostos de 12 millones de euros. Sanz indicó que se ha ejecutado el 60% del proyecto y, por lo que les ha comunicado verbalmente la dirección de obras, los sobrecostes podrían alcanzar finalmente los 23 millones de euros. No está dispuesta a asumirlos por superar los límites legales establecidos. En su opinión, no queda otra salida que rescindir el contrato para volverlo a adjudicar aunque esto ocasione nuevos retrasos y, según la oposición, una probable judicialización.
No obstante, la decisión de rescisión no corresponde a la comisión de Urbanismo, que este lunes abordó el debate sobre el túnel de las Glorias, ni siquiera al pleno, sino a Bimsa, el gestor municipal de infraestructuras que adjudicó en 2015 este proyecto. Ángel Sánchez, director general de Bimsa, confirmó que la rescisión de las obras comportará paralizar los trabajos durante más de nueve meses. Apuntó que una nueva adjudicación retardará el inicio los trabajos a enero de 2018 y su finalización dos a enero de 2020.
Túnel de las Glorias: la oposición recuerda a Ada Colau que ha reaccionado con dos años de retraso
El anterior gobierno del convergente Trias licitó el proyecto por 80 millones de euros, aunque lo adjudicó por poco más de 60 millones, con una rebaja del 24%. Se adjudicó a una UTE formada por Rogasa, Benito Arnó, Copisa y Comsa. el juez del caso del 3%, sobre la financiación ilegal de la antigua Convergència, está investigando los expedientes del proyecto.
Arpovecho este escrito para otros temas colaterales. En primer lugar al el referente a la plaza de toros de la Monumental, planteo una vez más, se reconvierta ,en un equipamiento privado, donde durante el año .con  una gran pista de hielo, o algo parecido, donde se puedan realizar  actos cívicos, culturales etc, a y en su interior alrededor del  ruedo, se coloquen parte de los souvenirs de las Ramblas y que se mantenga el museo taurino…Así también se cortan los constantes rumores de que la Familia  Balañá ,venderá la plaza a los Saudíes para hacer la Gran Mezquita de Cataluña.. En definitiva, como  proclama el posperonistas y la claudiano, primer teniente de alcalde Sr.Pisarello, intentar terminar algunos equipamientos necesarios o infraestructuras, como las que  de una vez, deben complementarse   al AVE a través de Barcelona; cuando antes en contra y luego a favor, CiU trató con el apoyo del PP de rentabilizar  el proyecto  ya casi diseñado de la Zona de la Sagrera donde se debe instalar la Estación Central, que por cierto, lo planificaron y plantearon los socialistas, también ahora lo apoya con algunas modificaciones, lógicas dada la actual realidad de nuestra Ciudad, la situación económica en general y el futuro de las grandes y medianas ciudades , Barcelona en Comú,  con la esperanza de que   sea una realidad, pues Barcelona , capital de Cataluña, la necesita y ya está bien de seguir esperando.
Salvador Pastor Blasco
Periodista

www.convivenciaysolidarida.blogspot.com

domingo, 23 de abril de 2017


“Según Orlando, Alcalde de Palermo(Italia) Europa necesita a los inmigrantes. "Ya nadie quiere trabajar en el sector agrícola, por ejemplo, hay zonas enteras abandonadas y pueblos completamente vacíos. Los inmigrantes podrían darle nueva vida a esas zonas. Con una población de 600 millones de habitantes, Europa podría asimilarlos fácilmente".

Estoy totalmente de cuando con él y yo en un artículo de mi blog personal, refriéndome a problemáticas con los refugiados que corresponden a Extremadura, defiendo esta misma idea

sábado, 22 de abril de 2017

ROCE Y PUENTE. (Recuerdos de un  amigo)Reflexiones   sobre la cultura. Escrito en el año 2014
Propuesta de desarrollo de un programa de movilización cultural i de formación de nuevas ciudadanías culturales en Cataluña y puede servir ,como referencia, para toda España plural ,multicultural y diversa.
Movimientos demográficos; efectos sociales
La inmigración es, desde hace más de cien años, la base del crecimiento demográfico de Catalunya. “No es que la inmigración llegue accidentalmente, sino que se cuenta de manera sistemática con la llegada de inmigrantes. En este sistema, una parte de los habitantes son descendientes de los anteriores i otra parte es inmigrada”. 
Algo muy parecido nos expresan las historias de vida de una gran mayoría de los catalanes actuales con raíces, propias o de sus predecesores, en otros territorios de la península ibérica. Se ha hablado de Catalunya como un crisol . También como un país abierto a los cuatro vientos, un cruce de culturas i tierra de encuentros.   Maneras, todas ellas, de naturalizar lo que seguramente se ha manifestado como un componente esencial para el desarrollo económico i urbano de nuestro territorio.
Las ciudades catalanas han registrado a lo largo de este último siglo diversas e importantes oleadas migratorias. De estas, la inmigración de la segunda mitad del siglo XX proveniente del resto de España i la oleada migratoria actual desde otros países son las más presentes en la memoria colectiva. Las migraciones del siglo XX, cuyos asentamientos podemos ubicarlos con la observación de la trama urbana de estas ciudades i en el desarrollo de las periferias urbanas los años 60 y 70. También, en esta inmigración,   los encontramos protagonistas en la formación de las nuevas clases populares y trabajadoras de Catalunya junto a la población del campo que emigra a las ciudades o a las áreas industriales. Protagonistas clave, por su acción política en el desarrollo democrático y progresista de nuestro país y en la consecuente movilidad social ascendente de una parte importante de sus descendientes. Más adelante hará falta pararse en este proceso.
De la misma manera estamos en condiciones de situar sobre los mapa de estas ciudades lo asentamientos de la población recientemente llegada. No se ha producido, como resultado de la inmigración actual, la construcción de nuevas periferias urbanas populares como las “unidades vecinales de absorción” de antaño, pero sí un crecimiento urbanístico generalizado de las ciudades medianas de la segunda corona de Barcelona y una mayor localización de la población inmigrante allí donde el parque de viviendas presentaba las mejores condiciones de precio de compra i de alquiler. Si la media catalana de la nueva inmigración está en el 16%, sabemos de barrios de Barcelona i del Área Metropolitana que registra el 35% i el 40%. Barrios que ya fueron de acogida en épocas anteriores, o se formaron para dar cabida a la inmigración del siglo XX i en los cuales están sucediendo procesos de identificación i de relaciones vecinales que convendrá tener muy presentes como partido o movimiento político.
Los cambios demográficos son, en Cataluña, la primera de las señales que anuncian otros cambios sociales que serán más profundos, cuanto más importante - en volumen y velocidad- hayan sido los movimientos poblacionales que los inducen. Cambios que se suman o forman parte de la deriva general del mundo occidental que promueve, o asiste, a los procesos de globalización y a la revolución del conocimiento.


Aquí, los cambios en el comercio urbano, en la diversidad religiosa o en la diversidad lingüística son la parte más visual de los que está pasando ahora en nuestra estructura social. Pero, probablemente, el cambio más importante ya se ha materializado. A partir del acceso, en general, por parte de la población inmigrada a los puestos de trabajo menos remunerados; a los que ya lo eran i a los que determinados sectores oportunistas de la economía han devaluado justamente por la existencia de la inmigración, se ha constituido una nueva clase   trabajadora que se añade a los sectores más populares autóctonos. Un grupo social que vive muy cerca de los colectivos que no han seguido los procesos de movilidad social –i de residencia- de los últimos tiempos o de la gente mayor, pensionistas, que viven en el barrio que los vio llegar hace ahora 50 años. Hay que poner especial atención a los jóvenes sin credenciales  académicas de estos barrios que han sido socializados en una relativa etapa de abundancia en el consumo y no en una cultura del esfuerzo propio. Haría falta disponer de datos que avalaran esta radiografía social realizada a simple vista, está claro, pero la observación directa es muy significativa.
Una visión particular de los procesos de acción política y cultural de la inmigración en la segunda mitad del siglo XX en Catalunya.
Los cambios demográficos inducen cambios sociales, culturales i políticos. Así ha sido en Catalunya el último cuarto del siglo XX. Cambios que todavía perduran, con situaciones intermedias, de tránsito, probablemente algunas inacabadas como la existencia de dualidades culturales en determinados sectores de la población, pero con un balance que globalmente tenemos que considerar positivo.
 La primera cuestión sobre la cual conviene interrogarse es qué pasó con las oleadas migratorias del siglo XX; cómo se formo, entonces, una nueva clase popular i trabajadora en la periferia de las ciudades –o en ciudades metropolitanas enteras- y cómo  la acción política y cultural de este colectivo ha sido fundamental para entender el desarrollo de Cataluña los últimos años. También cómo ha sido la formación de sus dirigentes políticos, en buena parte de los partidos políticos de izquierda y del movimiento sindical, de las últimas décadas, desde la transición política.
Se ha escrito mucho de cómo se producen estas migraciones en un contexto de pobreza y de dictadura del estado español. A grandes rasgos, se trata de una inmigración que en otros países se origina en los entornos rurales en dirección a las ciudades y a los territorios industrializados. El nuestro es, sin duda, un contexto singular. Primero por la situación de la posguerra i dictadura. Segundo, por la falta de infraestructuras y viviendas para acoger a esta población. La ciudad informal, las chabolas, la infravivienda y la promoción pública de polígonos de viviendas de entre 19 y 60 metros cuadrados en las periferias urbanas que se construyeron en los años 50, 60 y 70, produjo barrios nuevos enteros donde todo el mundo era de fuera. Otros pueblos del ámbito metropolitano vieron como la especulación urbanística, y la presión de la demanda,  multiplicaron por mucho su población transformándolos en ciudades mayoritariamente de gente inmigrada.

La formación de las nuevas clases trabajadoras industriales y de servicios en estos barrios y ciudades fue acompañada también de procesos de conciencia política y sindical que afloraron en las postrimerías del franquismo y fueron muy activos en la transición con posiciones claramente de izquierdas y de centro-izquierda. La democracia, i especialmente los gobiernos progresistas, facilitaron el mayor progreso social y económico en España de los últimos tiempos con la constitución del estado de derecho y del bienestar que conocemos. En paralelo, las ciudades también gobernadas por la izquierda, inician en los 80 i los 90 lo que ha sido la mayor transformación urbana a favor de la calidad del espacio público y la cohesión social. Los barrios se dotan de equipamientos públicos, de servicios e infraestucturas en un momento también en el que los jóvenes provenientes de las clases trabajadoras acceden con más facilidad a la formación universitaria.
El resultado de todo este proceso histórico es el registro de las mayores tasas de movilidad social por una parte importante de la población inmigrada o de sus hijos o nietos. En términos de progreso social, no hay duda que hay un relato de éxito colectivo mayoritario. También hay, sin embargo, sectores de la población que no accedieron a este  progreso colectivo, especialmente la gente mayor con pensiones bajas y en áreas urbanas degradadas.
De entrada, lo que se puede afirmar es que la acción política, y la elección política, de las clases populares y trabajadoras, también de buena parte de las clases medianas urbanas, ha producido una serie de gobiernos con capacidad de generar una sociedad más justa y progresista que permite un mayor bienestar a estas mismas clases trabajadoras. Y los dirigentes que emergen de estos colectivos han sido fundamentales en todo este proceso histórico. Hubo un gobierno de centro-derecha en la Generalitat durante muchos años que hizo algo de trabajo, pero es la acción municipalista de la izquierda y de los gobiernos en Madrid ,progresistas, el verdadero motor del desarrollo y de bienestar más importante.
El otro gran ámbito a considerar es cómo funcionó “esta máquina de hacer catalanes” que se afirma que es Cataluña. Especialmente conviene analizar si la manera de hacer es la asimilación desde la cultura dominante o si los nuevos catalanes fueron sujetos activos en la formación de su nueva ciudadanía cultural.
Cataluña, sus instituciones, pierden con la dictadura la capacidad de proteger la lengua propia, de defender su literatura, su música, su creación artística y su cultura popular y tradicional. Hay en la posguerra una persecución de los rasgos diferenciales y propios del fascismo uniformador. Esto pasa aquí y del mismo modo en el resto de España.
Aparece, a medida que avanza la segunda mitad del siglo XX un movimiento de defensa de la cultura catalana que se inscribe, se fusiona, o como mínimo se alía, según cada territorio i cada sector en la lucha contra la dictadura. Catalanismo y lucha por la democracia –o el socialismo- solidifican estrategias de resistencia y de futuro en los años de la transición. Esto contribuyó a la difusión de la cultura catalana en los sectores más politizados y juveniles de la población inmigrada. El aprendizaje del catalán, la recuperación de tradiciones populares y la reinvención de nuevas formas de expresión festiva con parámetros tradicionales y originarios, fueron acompañados de una importante efervescencia de la creación cultural, inicialmente amateur, en el arte, el teatro, la literatura y la música. La creación de las compañías de vanguardia, la nueva canción, la amplía difusión de los autores literarios catalanes,... generaron muchos significados y reforzó la dimensión simbólica de la cultura de pertenencia a un pueblo, a una nación, para el conjunto de la población. También, para los sectores más activos de las nuevas periferias. . De esta realidad se ha hablado mucho y está ampliamente documentada.
En cambio, no se habla tanto de cómo la población inmigrada, en estos años, también fue activa culturalmente. Básicamente porque no tenía más remedio. Desarraigados de los pueblos de origen, habitantes en barriadas sin servicios, sin tradiciones, sin ningún acontecimiento festivo y cohesionador, algunos barrios no disponían ni de una toponimia conocida ni una memoria histórica por aprender. Los recién llegados dotarse de recursos culturales para su existencia. Recursos que fueran útiles y funcionales por vivir en realidades caracterizadas por el desarraigo y la sedimentación social.  Mayoritariamente, lo que pasa a los años 70, 80, es que hay un proceso de construcción de una ciudadanía cultural absolutamente necesaria por dotarse, de entrada, de una identidad simbólica, y posteriormente de una capacidad de expresión y de afirmación creativa. Los jóvenes, recién llegados o nacidos aquí, no eran de allá -de los pueblos originarios de la familia- ni eran de aquí. Este “no ser” sirvió de base a una efervescencia de entidades culturales y sociales de muchas clases. Algunas, con influencia de las entidades tradicionales de la cultura popular catalana, otras en el excursionismo, muchas de carácter vecinal, otras por constituir grupos, a veces familiares, de las regiones de origen. Entidades y tramas sociales informales que actuaron como potentes agentes de socialización cultural. Aunque con resultados diversos y en muchas ocasiones sin continuidad
De este proceso conviene destacar cómo la cultura incide en la conducta social y en las estructuras sociales en una relación de influencia mutua. La cultura sustenta, legitima, y alimenta la estructura social pero si el sustrato estructural de los rasgos que conforman una determinada cultura desaparece, lo más probable es que estos desaparezcan o se transformen para dar pie a una nueva cultura más eficaz y funcional por el individuo en relación a la nueva estructura social.   Esto es lo que sucedió con la población inmigrada que tuvo que dotarse de una nueva ciudadanía cultural, de hecho, de varias ciudadanías culturales para crecer en una Catalunya moderna - después post-moderna -, urbana e industrial.
Los rasgos, los elementos cognitivos, los valores, las normas y los signos de las culturas de origen estaban estrechamente atados a las estructuras sociales -rurales- de procedencia. Los primeros años de la llegada de la inmigración se usaron los códigos y signos culturales en los que habían sido socializados originariamente. Por otro lado, el franquismo ya se encargó, como estrategia frente la cultura catalana, de exaltar el folclore regional. Posteriormente, los códigos y signos primigenios se permeabilizan de lo que ofrece la sociedad de acogida y se produce una transformación de los sujetos y también, a la vez, de su entorno. Esto no excluye que haya sectores de la población inmigrada que conserve espacios de relación con sus orígenes. Sea a través de entidades regionales, escuchando emisoras próximas, escuchando música que consideran como propia aunque sea canción española contemporánea, siguiendo la vida del pueblo, escogiendo determinadas cadenas de televisión,... pueden mantener espacios culturales propios perfectamente compatibles con el aprendizaje del catalán por parte de sus nietos, el aprendizaje de nuevas tradiciones o lo que es más importante, sentirse parte de un colectivo que avanza progresivamente.
Cabe recordar que las casas regionales, las sociedades locales folclóricas, las federaciones que se crearon posteriormente, hicieron también de base del puente para la construcción de una nueva ciudadanía cultural. Otras personas hicieron un proceso de asimilación y de socialización cultural en las recientemente estrenadas manifestaciones populares de raíz catalana. Esto pasó especialmente en ciudades y municipios pequeños con una gran densidad asociativa en forma de sociedades, ateneos, creación amateur, etc. También un sector de la iglesia catalana, y durante unos años, tuvo un papel muy relevante en estos procesos de socialización, especialmente entre los jóvenes de familias inmigradas y creyentes por la vía del escoltismo, los movimientos especializados y las parroquias. Actuaron igualmente potentes proveedores de identificación simbólica, el deporte en general, el Barça y el Español, y el deporte amateur, los sindicatos, los propios partidos políticos fueron activos en la construcción de toda esta nueva ciudadanía cultural.
La gran mayoría de la inmigración del siglo XX ha encontrado su acomodación en un imaginable contínuum cultural entre el pasado y el presente. Y, lo más importante, es que con esta acomodación han sido transformadores silenciosos de la realidad. La afirmación política e intencionada de que “es hora de reconocer como catalana toda manifestación cultural de los ciudadanos de Catalunya” que  es la mejor manera de reconocer la existencia de varias ciudadanías culturales catalanas


En Barcelona y en las ciudades metropolitanas aparecen otros movimientos que proveen de recursos culturales a los jóvenes y muy especialmente a los jóvenes que ya son segunda generación. Los movimientos musicales internacionales, el rock y el pop en castellano que se crea en Catalunya, las culturas urbanas europeas,... que constituyen la fuente de la ciudadanía cultural para estos jóvenes. El estudio de Jordi Nofre, publicado en la Fundació Campalans en 2007 describe como hay todavía ciertas dualidades culturales entre los jóvenes en Catalunya y resistencias a las propuestas que reciben el apoyo de las instituciones públicas. . No estamos en condiciones de decir que el proceso se ha cerrado del todo desde el punto de vista del desarrollo cultural del conjunto de la población. Sólo podemos afirmar que en Catalunya hubo un proceso migratorio que generó unas determinadas estrategias políticas y culturales del conjunto de la población, también de la inmigrada, que ha dado como resultado una sociedad globalmente cohesionada
Sabemos, en resumen, que desde las culturas originarias de la población inmigrada se produjo un proceso de aculturación, es decir, de síntesis que ha dado los resultados que conocemos. Pero no debemos perder de vista que hay otros sistemas culturales muy potentes que operan en nuestra sociedad como es la denominada “cultura occidental”, es decir, la cultura científica, del conocimiento y del cultivo de las artes, el laicismo, la democracia,... que también está sujeto a importantes tensiones por la globalización
¿Qué funcionó i qué no funcionó a favor de la cohesión social y cultural?
Estamos elaborando una reflexión que apoye a un conjunto de políticas del partido. Queremos favorecer la integración de la inmigración, la construcción de más y nuevas ciudadanías culturales y políticas activas que encuentren en  el partido o movimiento político de referencia. Además, lo queremos hacer desde la responsabilidad de producir una sociedad catalana cohesionada, tolerante y progresista. La experiencia de los años anteriores nos debe ser útil. Conviene analizar qué factores, qué elementos, más allá de la experiencia vital de sus protagonistas, fueron positivos y determinantes en aquella época y explorar las posibilidades de ponerlos de nuevo en marcha.
El hecho migratorio comportará irremediablemente la construcción de esta nueva ciudadanía cultural. En la sociedad dónde han venido no podrán aplicar todos los aspectos culturales de las sociedades de origen. No se pueden crear subsistemas en forma de burbujas culturales de larga duración, exclusivamente con los materiales de la cultura de procedencia. Hará falta que incorporen, como mínimo, nuestras lenguas, nuestros valores y normas sociales y los procedimientos fundamentales para vivir y trabajar en Catalunya, sin renunciar, como hemos dicho, a sus raíces.
Está claro que la cultura y la estructura social interaccionan y se condicionan mutuamente. Y lo hacen en el sentido de que la cultura debe ser funcional para vivir con éxito en una determinada estructura social. Entendemos por vivir con éxito el ser reconocidos como ciudadanos de Cataluña, acceder a mejores oportunidades laborales y a procesos de desarrollo académico y de mejora de la renta. La población recién llegada incorporará, si los tiene a su alcance, los elementos y los aspectos culturales que le ofrezca la sociedad catalana y que consideren y evalúen como necesarios por este éxito. Este será un proceso inequívoco siempre que, efectivamente, la sociedad catalana provea de oportunidades a sus ciudadanos. Ha sido el primer factor clave en el proceso migratorio de la segunda mitad del siglo XX. Con oportunidades hay integración cultural y, especialmente en las segundas generaciones ya nacidas en Cataluña.



Si nuestra opción política contemplara  sólo que la población inmigrada logre este grado de integración y de aculturación - de síntesis con las culturas presentes- el resultado seria una sociedad de formato multicultural. Cada cual en su grupo y con los aprendizajes mínimos para convivir pacíficamente.
No es el caso. Queremos ir más allá con la estrategia de facilitar puentes de relación y de contacto entre las culturas de origen y lo que sin duda será una nueva realidad cultural en Catalunya. Esta tendrá en su núcleo duro los rasgos más permanentes e invariables de nuestra cultura -la lengua, las instituciones, la historia y la memoria colectiva- y sobre la cual se incorporarán nuevos rasgos y nuevos signos culturales, provenientes de la nueva población tal y como ha pasado en etapas anteriores. Podemos hablar de un espacio cultural nuclear y de una cultura en construcción siempre abierta, de un “work in progress” cultural. En este sentido hay que tener presente el papel del catalán como lengua propia de Cataluña y la necesidad de difundir su conocimiento entre el conjunto de la población del país como signo de identificación común. Sin pretender invadir el campo de la política lingüística, tres aspectos aparecen como significativos en este sentido : conocer no quiere decir necesariamente hablar el catalán sino sobre todo comprenderlo, y permitir así la generalización de su uso, como un primer caso y como puente para aprendizajes más profundizados; Cataluña es una sociedad bilingüe en la que el castellano tiene y tendrá una presencia muy general y esta lengua hay que verla como un puente hacia el catalán, como un aliado y no como un adversario ; y por último hace falta ampliar los ámbitos de uso del catalán, también en el campo de la cultura popular, entendiendo que muchas expresiones de ésta pueden tener diferentes vehículos lingüísticos , situación que ya tiene antecedentes históricos (la rumba catalana, las habaneras), que quizás haría falta extender con algo de audacia (¿porqué no sevillanas en catalán? ¿o jotas, más allá de las del Ebro? ¿o salsa?). En este sentido de potenciar el uso social del catalán, debemos fomentar que las culturas urbanas, como por ejemplo el hip hop, vehículo de expresión de la juventud, utilice también el catalán (“rapear en catalán” es todo un reto y una herramienta de cohesión).
Para llegar a una sociedad intercultural, y cohesionada, es necesario ofrecer elementos para la dotación de un capital simbólico para la construcción de la identidad y de los procesos de identificación. Y esto no es posible desde las barreras culturales. Al contrario, se hacen desde los puentes. Y los puentes quieren decir que reconocemos la cultura del otro, sus creencias, y desde este reconocimiento lo acompañamos política e institucionalmente hacia nuevas formas culturales que los capacite en sus pautas de acción social. Es lo que ya estamos haciendo, y quizás no lo hacemos lo suficiente, de ir a sus celebraciones, de compartir sus tradiciones originarias incluso su diversidad religiosa con la que debemos manifestar respeto y comprensión para, poco a poco, ser presentes (y presentarles) otras realidades.
Es justamente en esta dimensión dónde hace falta promover, los partidos de izquierda y progresistas y desde las instituciones, una segunda movilización cultural en Cataluña de sus agentes públicos, privados y asociativos, y un nuevo impulso a la creación amateur y profesional en nuestras ciudades. Pero no en el sentido que lo  está intentando CIU desde la Generalitat. “Al fin y al cabo dejaba entrever la voluntad, desde la Generalitat de Catalunya de entonces, de importar la acción sociocultural de la ciudad central hacia las periferias urbanas. Se trataba de establecer un proceso de transferencia de cultura catalana, novecentista, adaptada discursivamente y semánticamente al periodo finisecular democrático en el siglo XX hacia aquellas áreas suburbanas y peri urbanas dónde especialmente la población residente era de origen no catalán”.
Considerar de entrada fuerzas centrífugas y amenazantes las culturas foráneas fue un error político que todavía abrió más la brecha cultural. Más tarde aquello de “catalán es todo aquel...” fue el único gesto de reconocer una realidad que, por otro lado, era incuestionable. El error de la derecha nacionalista fue no darse cuenta de que existía una cultura de origen que les resultaba útil y funcional en muchos aspectos y no establecer los puentes de comunicación que sí hicieron los partidos de izquierda y ,el movimiento social y los diferentes movimientos sociales,.
El tercer factor que funcionó fue el reconocimiento y la formación de los dirigentes sociales y políticos de la nueva población. Un reconocimiento que se hizo a todos los niveles. Desde los ayuntamientos, desde el partido, desde las entidades. El proceso de constitución del nuevo socialismo catalán fue acompañado de la incorporación de nuevos dirigentes, especialmente y al principio, en los ámbitos municipales y ahora al conjunto del partido. Un colectivo de inmigrantes movidos por la pobreza que toma conciencia de clase trabajadora y popular y es capaz de adaptarse culturalmente a una nueva sociedad también ha sido capaz de formar sus propios dirigentes y gobernantes. Y detrás de todo este proceso, en gran parte los partidos de izquierda y progresistas..
Hacia una propuesta de acción política de movilización cultural
Rememorar la propia historia y contrastarla con las tesis sociológicas de la dinámica de la cultura es una buena manera de proponer una acción política. A nuestro entender, claro está. Hemos detectado los tres factores clave -y un error- que nos pueden ser útiles en la propuesta.
Primero que, necesariamente, en la población en general y en la población inmigrada en particular, la dinámica de la cultura lleva a procesos de difusión cultural y de aculturación así como a la formación de capital simbólico útil y eficaz para la existencia en sociedades adelantadas. Habrá, de hecho ya existe, un proceso de intercambio de rasgos y signos entre unas culturas y otras en Catalunya. La cuestión a plantear es si este intercambio tiene la suficiente consistencia en estado natural o si es necesaria la intervención política y pública que lo favorezca. La experiencia nos dice que es necesario facilitar los puentes del intercambio. Aquí hay campo para correr.
Segundo, habrá cohesión social, integración y ciudadanía cultural catalana si hay reconocimiento de las culturas de origen y si hay equidad en las oportunidades hacia el conjunto de la ciudadanía. La nueva clase popular, trabajadora debe tomar conciencia de que deberá ser un sujeto político activo para conseguir el progreso tal y como lo hicieron las poblaciones inmigradas en el siglo XX.
Tercero, hay que abordar el reconocimiento y la formación de dirigentes sociales y políticos entre la nueva inmigración.
Ahora hace falta dar un paso más. De hecho, las propias entidades de inmigrantes ya lo están realizando. Si en un principio estas entidades nacen con la intención de proveer con asesoramiento a los asociados, de “defensa” de los intereses propios, cada vez más se están transformando en entidades culturales, en la dimensión inicial del capital simbólico de la identidad, pero también en la promoción de la cultura popular y de experiencias de nueva creación. Los medios escritos, los programas de radio, los de TV, las muestras de arte popular y las que vendrán de arte contemporáneo,.. son propuestas que van más allá de la función básica de la pertenencia, son expresiones creativas que apelan al reconocimiento de la nueva ciudadanía cultural tal y como hicieron las anteriores oleadas migratorias.


La propuesta de trabajo es promover una movilización cultural generalizada que ofrezca a la nueva población la posibilidad de ejercer su ciudadanía cultural y sea reconocido como tal, también por sus capacidades creativas, con canales para la aportación personal y colectiva. Una movilización que opere desde los gobiernos de la vida cotidiana, que son los ayuntamientos y desde las entidades y las asociaciones culturales. En el primero de los operadores, debemos proponer actividades y políticas innovadoras, en los segundos, la complicidad y la oportunidad de abrirse a nuevas actividades y de ser permeables a las nuevas aportaciones. Las culturas rígidas, poco permeables a los cambios que la estructura social y la historia les proponen tienen escasas probabilidades de perdurar en el tiempo. Las culturas flexibles, permeables son las que consiguen mantenerse a lo largo de los años. La cultura catalana ha demostrado ser permeable a los cambios aunque a veces desde las instituciones se han puesto barreras a esta capacidad de acoger y de dejarse impregnar por otras realidades.
Una movilización pública para una nueva ciudadanía cultural en Cataluña es una propuesta política posible que ya empezado.
Políticas
En los últimos años, se han definido dos modelos básicos de desarrollo cultural de la sociedad.  Uno, las denominadas políticas para la democratización de la cultura, que quiere decir poner al alcance de la ciudadanía el acceso a los bienes y a los contenidos de la denominada cultura culta. De hecho, las bibliotecas, los teatros y las salas de exposiciones son instrumentos clave de la difusión de lo que denominamos la cultura universal con un peso importante de la cultura occidental.
El otro modelo de desarrollo cultural que pueden emprender los ayuntamientos es el fomento de la democracia cultural, es decir, poner en valor la cultura popular, amateur, no profesional que emerge desde la ciudadanía y que no dispone ni de circuitos, ni de espacios de promoción. Si la democratización de la cultura es difundir, educar y cultivar la sensibilidad artística y el conocimiento; la democracia cultural es promover la cultura que se crea socialmente, la memoria popular, el arte y el conocimiento que producen las nuevas generaciones, las actividades de las entidades y las asociaciones.... Una y otra deberán ser las dos estrategias fundamentales de una política cultural que asuma el compromiso ético que proponía José Antonio Marina en una conferencia reciente a regidores y regidoras, en que resaltaba que su función no era la de gestionar mejor los equipamientos, sino un compromiso ético con el desarrollo cultural de la ciudadanía. Más cuando debemos considerar como sujetos fundamentales de estas estrategias a las nuevas ciudadanías.
Un primer eje de actuación de las diferentes administraciones, a ser posible de manera coordinada, debería ser la promoción de la cultura popular y la democracia cultural en todos sus aspectos fundamentales: apoyo a las entidades, apoyo a la producción y apoyo a los circuitos de difusión no profesional. Una movilización de las administraciones que tenga presente que en toda esta actividad deben aplicarse las estrategias de los puentes y la integración con la población inmigrada. Y aquí se pueden promover toda clase de actividades de cultura popular, sólo a modo ejemplo, música y canto coral con piezas y cantos de varios países, muestras de vestidos y de artesanía, muestras de pintura, participación de los bailes populares de otros países en pasacalles, espectáculos amateurs, ... se trata de dar valor a la pequeña actividad que convoca la ciudadanía día a día en su preparación, que con ella se reconocen como grupo, en definitiva, de promover que las entidades civiles también tengan presente los nuevos vecinos. Y también estar al servicio de la nueva creación que está llegando, de las nuevas formas artísticas e intelectuales. Los centros cívicos, que desgraciadamente, muchos de ellos no se encuadran habitualmente como equipamientos culturales, pueden ser un escenario idóneo para esta actividad. Sin embargo, antes deberán ser considerados parte de la red de equipamientos culturales y formar parte de estas estrategias antes mencionadas. Además, será necesario que desde las Áreas de Cultura de cada ayuntamiento se pueda ser interlocutor de las entidades de cultura popular y no sólo desde los ámbitos de las áreas cívicas o de relaciones ciudadanas. Una relación que debería formar parte de una estrategia global, coordinada con las estrategias y las políticas de ciudadanía, pero especialmente presentes también en los presupuestos de la cultura.
La segunda de estas políticas es fortalecer la trama asociativa y especialmente la de las poblaciones recién llegadas a nivel local. Hay experiencias que están funcionando muy bien,  acuerdos institucionales con Fundaciones,ONGS, Asociaciones y entidades diversas, etc, para apoyo a microproyectos de convivencia. Deberíamos disponer de una fundación con capacidad presupuestaria para incidir en micro actividades culturales en barrios. Hay energía social, capital social, para producir múltiples iniciativas de mezcla cultural, de fusión, pero no tienen los mínimos recursos para su funcionamiento. Una Fundación, o un instrumento similar, de Fomento de la Cultura Popular, con una dotación presupuestaria anual suficiente podrían orientar una tipología de actividades integradoras. Actualmente, las subvenciones a las entidades, lo son por actividades ya consolidadas o para el mantenimiento general de la entidad. Aquí la idea no es subvencionar entidades sino subvencionar proyectos concretos.
Otra política de apoyo a las entidades es la constitución de órganos de participación de las entidades culturales de todo tipo a partir de la experiencia del Ente de Comunicación Asociativa como una organización de segundo grado y de servicios.,a nivel local o más amplio, generando espacios que dispongan de equipamiento de préstamo, de expertos en gestión y en comunicación asociativa, que gestionen espacios de difusión artística amateur, complementando las actividades de los centros cívicos y de los centros polivalentes con la provisión de servicios a las entidades.
Una tercera política debería ser la de promoción del asociacionismo cultural entre la población inmigrada, consolidando al mismo tiempo las asociaciones de cultura tradicional y las que tienen como referencia la cultura popular con raíces en el resto de España. Hay que hacerlo tanto a nivel local como a nivel de federaciones, ayudando en la programación de actividades y en la formación de dirigentes. Un aspecto básico de la movilización cultural que proponemos, como ya hemos dicho más arriba, es el impulso al establecimiento de contactos y a la generación de actividades conjuntas entre las diferentes entidades -a nivel local- y federaciones -a nivel de Cataluña -, de los tres ámbitos que más arriba relacionaban: el tradicional, el correspondiente a la cultura popular con raíces al resto de España y el de la inmigración más reciente. Estas actividades y contactos de roce, tendrían que ser apoyadas especialmente por las instituciones, y podrían tener en el futuro alguna organización de coordinación de tipo confederativo.
La cuarta es la política de visibilización, con naturalidad, de la población inmigrada en los hechos culturales y en los medios de comunicación. Con respecto a los hechos culturales debemos tener en cuenta sus celebraciones festivas que muchas veces no concuerdan con lo nuestro ni en el tiempo ni en contenidos y que tendremos que asumir para garantizar esta visibilidad. El apoyo a iniciativas mediáticas y audiovisuales así como el fortalecimiento de medios de comunicación específicos deben formar parte de esta política. También debemos tener presente la formación de referentes para la inmigración entre sus propios colectivos. Una quinta es la movilización de los agentes de la socialización por excelencia que es la escuela y también la práctica deportiva. También los sindicatos y las empresas. Movilizar quiere decir acción política en los sistemas que dirigen estos ámbitos para una mayor sensibilidad en la formación de ciudadanías. En la escuela ya se trabaja y aunque con dificultades en los próximos años veremos los resultados del trabajo de integración y de normalización que se está realizando. Cabría plantearse seriamente, como todavía no se ha hecho, el enorme potencial que tiene la práctica deportiva de base.
Estas son una muestra de las posibilidades de trabajo que formaría parte de esta denominada movilización cultural. El problema, en estos momentos, no es la capacidad de idear actividades, ni la carencia de redes de conocimiento entre los ayuntamientos y otras instituciones y las entidades; el problema fundamental son los recursos y los programas que hagan de infraestructura. Convendría tomar decisiones políticas para proveer de financiación adecuada a las políticas de movilización cultural que se proponen, que por otro lado, tampoco son cantidades desorbitadas si las ponemos en relación al coste global de las políticas culturales. La última de las estrategias, o de las políticas, seria implicar las grandes instituciones culturales del país -TNC, Auditorio, Museos Nacionales, CCCB, Libre, Liceo, Palau de la Música,...- en un esfuerzo también de promoción de la democracia cultural.
Conclusión final
La inmigración conllevará efectos políticos, sociales y culturales en Catalunya los próximos años. Hay que iniciar  trabajos de liderazgo, de acompañamiento de estos procesos y está por desarrollar el proceso de formación de una nueva ciudadanía cultural. Esta nueva ciudadanía surgirá irremediablemente desde la interacción entre las culturas de origen y la estructura social catalana. Tal y como pasó hace ahora unos años. De aquel proceso aprendimos que la movilización cultural, que la estrategia de puentes y de contactos que se aplicó ha sido clave para nuestra cohesión social y cultural. De hecho ,podemos ,ser el mejor puente político entre varias realidades de aquí su capacidad de representar mejor que cualquier otro partido la realidad social de Cataluña. También sabemos que la formación de una trama asociativa desde el respeto a las tradiciones originarias y la formación también de nuevos dirigentes fueron fundamentales para explicar los buenos resultados del conjunto del proceso.
Ahora, conviene diseñar políticas culturales que relacionen las tres capas de la cebolla que configuran nuestra cultura popular catalana. Que todo el mundo forme parte del núcleo duro de esta cultura y que todo el mundo pueda libremente desarrollar e influenciar al resto de la sociedad des de una nueva ciudadanía cultural. Políticas que fortalezcan los ayuntamientos, la democracia cultural, las entidades y los microproyectos. Estamos hablando de políticas de proximidad donde los ayuntamientos tienen un papel fundamental. Para conseguirlo es necesario aplicar un modelo de trabajo transversal, con una visión holística, que sea integrado, integral e integrador. Debe tener presente la generación o la consolidación de redes con los agentes locales. No debemos perder de vista las tres capas que antes hemos definido así como el desarrollo de políticas de participación ciudadana. Políticas de visibilización, de promoción de dirigentes entre la población recién llegada y de implicación de los medios de comunicación y las instituciones culturales de Catalunya.
Mi amigo lo escribió en el año 2014
www.convivenciaysolidarida.blogspot.com