domingo, 27 de marzo de 2016

DESMOTANDO LAS ULTIMAS PROPUESTAS DE PODEMOS SOBRE EN DEFENDER LA AUTODERTERMINACIÓN DE COMUNIDADES AUTÓNMAS HISTÓRICAS, EL SOBERANISMO O EL DERECHO A DECIDIR.ADJUNTO REFLEXIONES DE FILÓSOFOS Y POLITÓLOGOS, QUE ES DE DONDE HAN CONFECCIONADO SUS BASES IDEOLÓGICAS, PERSONAJES COMO LACAN, ERNESTO LA CLAU ETC.
DE SU LECTURA SE PUEDE SACAR LA CONCLUSIÓN QUE LAS REORIAS DE PODEMOS SOBRE LAS NACIONALIDADES Y SUS ULTIMAS REFLEXIONES, SON PURAS DECLARACIONES DE CARA A LA GALERAIA PARA CONSEGUIR VOTANTES Y TENER UN ESPACIO ENTRE LOS DEL PSOE E IZQUIERDA UNIDA.
.ALGUNAS REFLEXIONES EN REFERENCIA AL NACIONALISMO DESDE LA VISIÓN DE LA “LA IZQUIERDA LACANIANA.PSICOANÁLISIS,TEORÍA, POLÍTICA por Yannis Stavkakis(ed.2010)
.EL GOCE NACIONAL:¿UN RELATO EXITOSO?.
.Abordar la nación.
Aunque nuestro mundo contemporáneo está atravesando por la importancia que se atribuye a las cuestiones de identidad, circunstancias que se refleja cada vez más en las direcciones que toma la investigación de las ciencias sociales contemporánea, la esfera de los estudios sobre nacionalismo aún no han realizado suficientes indagaciones acerca del atractivo y la prominencia de las identidades nacionales. Ello se debe en parte a la posición hegemónica que ocupan los enfoques de índole modernista y construcciones en la literatura pertinente. En oposición a la doxa corriente que reproducen los mitos nacionalistas, las investigaciones contemporáneas sobre la nación suelen poner el acento en el carácter construido de la identidad nacional: la nación se entiende principalmente como una construcción social y política de la modernidad. De ahí  que se coloque mayor énfasis en la producción del nacionalismo bajo condiciones históricas específicas  que en su producción, es decir, en la extraordinaria continuidad que caracteriza a la identificación con las naciones y que se observa en diversos entornos históricos, sociales y geográficos.
.Los paradigmas del construccionismo y el modernismo  suelen acentuar  demasiado  las condiciones económicas  y estructurales que requieren el surgimiento del nacionalismo, o bien, bajo la influencia del postestructuralismo y el así llamado “giro posmoderno” de las ciencias sociales , tienden a centrarse en la historicidad  y la contingencia de las identidades nacionales. Sin embargo ,ninguno de estos rasgos del nacionalismo parece explicar la longevidad y la sostenida atracción hegemónica, o bien, en otras palabras, la fuerza- en el sentido de Laclau- de las identificaciones nacionales.Como resultado, la crítica del nacionalismo y de sus excesos permanece en un nivel más bien superficial.
.La  Paradoja de la identidad nacional y los límites del construccionismo.
“,Si hoy podemos analizar el nacionalismo como construcción identitaria es  principalmente porque la modernidad- y en especial la modernidad tardía-introduce una conciencia sostenida de carácter contingente y socialmente construido de toda identidad.Algunos han llegado a la conclusión de que esta conciencia sostenida de la naturaleza social y políticamente construida de la identidad supone la imagen de un mundo donde predominan la fluidez y la multiplicidad: “Muestro mundo se está rehaciendo…la flexibilidad , la diversidad, la diferenciación, la movilidad, la comunicación, la descentralización y la internacionalización está en auge.
…..No cabe duda de que la modernidad-en particular la modernidad tardía ha dado señales de que existe una mayor autonomía en el modo en que las personas construyen y reproducen aspectos de su identidad.
.En efecto¿cómo se explica si no la existencia, el rejuvenecimiento y la reproducción sostenida  de ciertas identidades religiosas culturales y nacionales, con todos los efectos ambivalentes que producen en la política nacional e internacional?. Además ,¿cómo se explican los impedimentos- e incluso la imposibilidad-que obstaculizan el cambio o el desplazamiento de determinadas identificaciones culturales ,religiosas y nacionales?.Hasta cierto punto, el “No” que arrojaron los referendos franceses y holandeses sobre el Tratado Constitucional Europeo puede verse como un indicio de esa dificultad.
La ostensible paradoja que se describe aquí tiene  importancia decisiva para el estudio de la identidad nacional. Por un lado existe un amplio consenso según el cual no hay naciones fuera del universo  de la modernidad, según el cual la identidad nacional es una de las formas – en realidad, la predominante-que adquiere el lazo social en el seno de la modernidad(Demertzis.1996);  en otras palabras , no cabe duda de que la nación es un producto contingente de la historia, y de nuestra historia más o menos reciente. Sin embargo, al mismo tiempo y a lo largo de toda la modernidad, la nación ha funcionado como un principio unificador relativamente inquebrantable para las comunidades humanas, un principio que suele darse por sentado. Las personas creen en ella con una fe casi religiosa y la aman como esencia eterna que confiere sentido a su existencia: todavía están dispuestas a morir y matar por ella.
,Entonces, he aquí los términos de nuestra paradoja : aunque el apego a la nación está condicionado por lo social y lo político, funciona como un cimiento inquebrantable que se resiste a las “leyes de la fluidez”. Cómo puede ocurrir algo así?. En primer lugar-y dado el carácter construido de la identidad nacional-¿cómo se explica su extraordinaria resistencia a los diversos intentos de “reconstruida” o “descontruida” que tuvieron lugar durante los dos últimos siglos?.¿Cómo es posible que el nacionalismo siga siendo el locus primordial-junto con el consumismo-,de las identificaciones individuales y colectivas de la modernidad tardía?.¿Cómo se explica esta paradoja?.
.Anthony Smith ha logrado presentarla de forma muy productiva.En su obra The Ethnic Origins of Nations(Los orígenes étnicos de las naciones) señala que los modernistas, es decir, quienes “comparten “ una creencia en la naturaleza contingente del nacionalismo y la modernidad de la nación”,deben de estar en lo cierto(Smith 1986), pero se les escapa algo importante.No pueden explicar la durabilidad y la prominencia, la profundidad y la longevidad, de las identificaciones nacionales. “De ahí la necesidad de un análisis que ponga de manifiesto las dificultades y semejanzas entre las unidades y los sentimientos  nacionales  modernos por un lado, y las unidades  y los sentimientos culturales colectivos de épocas anteriores-que denominaré etnia-por el otro.Así, Smith  cree que se necesita una “posición intermedia entre…el”perennnialismo” y el “modernismo”.(capaz de captar)…las relaciones a menudo sutiles, entre las naciones modernas y las viejas etnias. En efecto ,uno no puede sino coincidir con Smith en que la nación moderna  se construye a partir de una articulación selectiva de materiales que se originan en las identificaciones y prácticas  étnicas y culturales preexistentes.
.Sin embargo ,esta valiosa concepción se limita a desplazar los términos de la paradoja: es indudable que tales elementos étnicos y culturales también son productos de la construcción histórica y social: una construcción que tuvo lugar en siglos anteriores  y atravesó un exitoso proceso de sedimentación y/o reactivación.En este sentido, parece que  necesitamos algo más si hemos de comprender el apego tanto a la nación como su entramado étnico.Ese algo debe buscarse  en la naturaleza  exacta del vínculo entre las personas  y la nación-un vínculo que  parece exhibir las características del investimiento psíquico- y no tanto  en el contenido y los orígenes  de la identificación nacional……Más aún , de ella se deduce  que, además de estudiar la forma que adquieren las identificaciones nacionalistas ( las “leyes “semióticas y de otra índole que gobiernan la construcción social de la nación), también es preciso tomar en cuenta la clase particular  de investimiento que confiere fuerza a la nación como objeto deseable y a menudo irresistible de indentificación(La clau 2004).Es aquí donde el psicoanálisis puede brindar alguna ayuda.

.Forma y fuerza.
.Está claro entonces que un elemento crucial de toda formación identitaria –incluida la que se intenta por medio de la identificación nacional-es su base discursiva, semiótica: la identidad se apoya en la diferencia. En palabras de David Campell,”la construcción de la identidad se logra mediante la inscripción de fronteras que sirven para cercar un “adentro” de un “afuera”, un “yo” de un “otro”,lo “nacional” de lo “extranjero”(Campbell 1998).Las identidades nunca son totalmente positivas. Ello vale en especial para el nacionalismo:” La identidad nacional es par excellence la forma de identificación que se caracteriza por el trazado de fronteras rígidas, aunque complejas, para distinguir el yo colectivo de su otro”(Norval 2000).El nacionalismo ilustra la importancia que adquiere el trazado de frontera políticas, sociales y culturales entre “nosotros” y “ellos” en la  constitución de identidades colectivas e individuales. Éste es un rasgo propio de la construcción nacional, pero también de la política internacional y de la construcción de entidades  supranacionales ,tales como la Unión Europea.
..Así , no cabe  duda de que las naciones son constructos con particulares condiciones históricas y semióticas de posibilidad. Pero cabe preguntarse hasta  qué punto esta aserción basta  para explicar la naturaleza penetrante de la identificación nacional. En palabras de Benedict Anderson,” es improbable que el cambio social o la conciencia transformada, por sí solos, contribuyan  mucho a eludir la adhesión que profesan los pueblos por las invenciones de su imaginación(ni expliquen)…..por qué la gente está dispuesta a morir por tales inversiones”(Anderson 1991).Aquí la cuestión crucial  radica en  determinar el nivel donde se sitúa el juego de identificación(nacional).¿Qué se dirime exactamente en estos procesos de identificación?.¿Es la construcción de identidad un mejo juego semiótico?.¿Es un proceso de índole exclusivamente  cognitiva la transformación que tiene lugar en el sujeto en el curso de la identificación?. Y más importante aún, ¿cuál es el factor que explica el carácter penetrante, la fijeza a largo plazo de ciertas identificaciones?.
..En este pasaje  de la forma a la fuerza, el par identidad/diferencia adquiere una segunda dimensión, mucho más siniestra.La diferencia deviene en antagonismo y odio: la fuerza antagónica amenaza- o se construye como algo que amenaza- mi identidad, pero al mismo tiempo deviene en una presencia cuya exclusión activa mantiene mi consistencia.Desde este punto de vista es posible acordar con Berzin en que  “los Estados naciones modernos actúan como vehículos de la emoción política.El patriotismo y el nacionalismo, el amor político y el odio político, definen amigos y enemigos.
..Gerard Dlanty  ha descrito muy bien los peligros que entraña este proceso “La identificación tiene lugar mediante la imposición de la otredad en la formación de una tipología bipolar del Nosotros y Ellos.La pureza y la estabilidad del Nosotros quedan garantizadas primero en la nominación de la otredad,luego en su denominación, y finalmente en su depuración.Sin embargo Delanty se equivoca cuando restringue esta circunstancia a una versión  “patológica” de la identidad. Lo hace introduciendo una nítida distinción entre la diferencia positiva y la negativa: en el primer caso, la identidad se funda en el reconocimiento positivo de la otredad (que conduce a la solidaridad); en el segundo, se basa en la negación de la diferencia (que conduce a la exclusión).Marcussen  y sus coautores llegan a una conclusión similar en un artículo sobre Europa y la identidades del Estado nación. Aparte de halar su definición en un conjunto de ideas  compartidas , el sentido de comunidad entre los miembros de un grupo social se acentúa en virtud de un sentido de particularidad distintiva con respecto a otros grupos sociales.”.De acuerdo con estos autores ,los otros grupos sociales pueden retratarse como exgrupos amistosos(como en el caso de Europa y su función para los británicos) , o bien como exgrupos que encarnan al enemigo(como en el caso del comunismo y la Unión Soviética para Occidente durante la Guerra Fría).
.No obstante, estas explicaciones no logran captar en toda su plenitud el carácter paradójico de la identificación, la incompletud constitutiva de la identidad y la importancia del par identidad/ diferencia en sus dos dimensiones interrelacionadas, la forma/semiótica y la sustancia/afectiva.En primer lugar, ningún  sentido positivo de la identidad puede separarse de su condición de posibilidad: la diferencia.La diferencia no sólo actúa el dentido de la identidad, sino que no existe separado a de un sentido positivo de la identidad.La identidad y la diferencia son dos caras de la misma moneda, y se sostienen  en su relación paradójica por medio de la ambigüedad inherente a los actos de identificación.Tampoco es posible trazar una distinción estricta entre una forma de diferencia positiva(genuingna) y una negativa o excluyente(maligna)que implique la posibilidad de cultivar la primera y abolir la segunda.Tal como expresa Neuman “ la integración y la exclusión son dos  caras de la misma moneda, de modo que el problema no radica en el hecho de que tenga lugar la exclusión , sino en cómo tiene lugar.Además , aún cuando esto no es obvio, aun allí donde la negatividad está latente, lo positivo se transforma en lo negativo de forma continua(y viceversa).Hasta las formaciones.
identitarias se enfrentan a un acontecimiento dislocante ,cuando entran en crisis o “coyuntura crítica”., su apariencia estabilidad y plenitud.En tales condiciones  sólo pueden tratar de retener su estatus hegemónicos culpando a otros incluso se trata de un  exogrupo que antes era amistoso. .
. Lejos de ser un mero asunto de ir(reflexión y reordenamiento simbolico, la construcción de la identidad,-el proceso de administrar el semblante de una identidad estable y completa- depende en última instancia de la capacidad que tenga un discurso para explicar( y/ o enmascarar) su falta de plenitud y completud.Es por ello  que la búsqueda de chivos expiatorios- el tipo siniestro de diferencia que se expresa en forma de exclusión y demonización- nunca deja de ser una posibilidad real inscripta en el núcleo de toda reivindicación identitaria.
La explicación de Freud señala entonces una dimensión crucial que trasciende el construccionismo típico y es constitutivo de la identificación: la dimensión de la pasión , del apego afectivo y la investidura  libidinal, aspectos que presupone la movilización de las energías  del cuerpo, de la líbido.Como  se señaló en capítulos anteriores  Lacan redirige este foco freudiano  desde el lado afectivo de los procesos  de identificación de la jouissance –una satisfación tan excesiva y cargada que se vuelve  dolorosa- parece  ocupar un lugar que en parte se superpone con lo que se asocia  a la líbido de Freud”.
.Tipologia de la Jouissance(Goce).
,,,,En Lacan , el surgimiento del deseo se relaciona en primer lugar con el proceso de castración simbólica,:el deseo presupone el sacrificio de una jousissance  presimbólica en tanto plenitud, que tiene vedado el ingreso de ámbito social de la representación lingüística.El sujeto social sólo puede desarrollar  el deseo (incluido el deseo de identificarse con proyectos políticos, ideologías y discursos particulares) a cambio de haber sacrificado su goce presimbólico .Sin  embargo, el hecho de que este goce se extirpe durante el proceso de sociabilización no significa que cese  de influir en la política de la subjetividad y la identificación.Por el contrario , la promesa imaginaria de recuperar nuestro goce perdido/imposible es el origen principal del soporte fantasma que sostiene muchos de nuestros proyectos y elección política.Casi todos los  discursos políticos se centran  en la promesa de una “vida buena” o una “sociedad  justa”,ficciones de un estado futuro en el que se superarían las limitaciones que en el presente frustran nuestro goce..El caso ejemplar de esta estructura es, claro está, la política de la utopía……..En su seminario sobre la Identificación,por ejemplo, Lacan sostiene que el sujeto puede experimentar momentáneamente algo afín al logro de su identificación:” Demanda y deseo pueden coincidir durante un instante fugitivo,y es esto lo que da al yo esa expansión identificatoria de donde extrae su fuente el goce.Una victoria bélica del país o los triunfos del equipo nacional de fútbol constituyen ejemplos de estas experiencias de goce en el nivel nacional.
.”De todos los modos , este malabarismo arroja un importante subproducto: la exclusión /demonización de un grupo  particular .Si la identidad  en sí es una experiencia escurridiza , ambigua  e insegura, la creación  política  y el mantenimiento  de la apariencia  ideológica de una identidad  auténtica y natural  sólo puede depender  de la producción de chivos expiatorios.Sólo  así se me persuade de que la imposibilidad  de realizar  mi identidad(universalizada)-la limitación de mi identidad-no se debe a la ambigüedad y contingencia inherentes a toda identidad, a su dependencia de los procesos identificatorios, a su  condicionamiento político y social , sino a la existencia o la actividad de un grupo localizable: los judíos,los inmigrantes,la nación vecina, etc.Si mis identificaciones resultan ser  incapaces  de recobrar mi goce  perdido/imposible, sólo puedo sostenerlas atribuyendo la falta al “robo de mi goce”, perpetrando por un actor externo.Si este grupo- dice el argumento ideológico-, esta particularidad “anómala”, es silenciada o incluso eliminada, se hará posible el goce de la identidad plena.Es entonces cuando la diferencia como antagonismo alcalza su forma política más perturbadora e inquietante”.
.Aunque  no se haya  concebido exclusivamente  para abordar las intricaciones de la ideología nacionalista, este enfoque   lacaniano parece especialmente idóneo para analizar el nacionalismo. Permite formular la hipótesis de que los lazos  afectivos subyacentes a la identificación nacional son el factor que explica su persistencia y su éxito hegemónico.
Algunos teóricos y análisis  de la nación han reparado en la necesidad de tomar este rumbo. El Eros de Freud , que constituye un elemento  clave en  la construcción  de toda colectividad , parece desempeñar  un papel  crucial en la construcción  del nacionalismo. “Resulta  útil  tener en cuenta  que las naciones  inspiran amor, y a menudo  un amor  profundamente abnegado””. Tal como sostiene Jemkins y Sofos, no cabe  duda de que los nacionalismos  se producen  mediante complejos procesos sociales y políticos, pero estos procesos “tienen como premisas  la activación  de relaciones sociales y culturales, y de emocionales. En otras palabras , a fin  de que emerja la identidad  nacional  es preciso que la movilización de recursos simbólicos se acople a un investimento afectivo  cimentado por el cuerpo:” La referencias  al sentimiento , la actitud   y la lealtad  ponen de relieve la dimensión  extremadamente visceral  de la identidad.
El nacionalismo funciona  a través del corazón, los nervios  y las tripas.Es una exprsión de la cultura  que atraviesa el cuerpo.La fuerza de la identidad nacional- de cualquier otra identidad , para el  caso- no puede  atribuirse  por completo  a la posición  de la nación  como punto nodal (ni de otros significantes  y elementos  discursivos).Si bien  la dimensión  discursiva  es importante en lo que concierne a la estructuración del deseo nacional-algo que también  han captado  ciertos análisis  lacanianos del nacionalismo, no basta  para sostenerlo.Hay un dimensión mucho más “sustantiva”, aunque no esencialista, que también es preciso tomar  en cuenta:” El elemento que mantiene unida a una comunidad particular  no puede reducirse a la identificación simbólica: el lazo que aglutina a sus miembros siempre implica una relación compartida con….el goce encarnado”. Un goce que se estructura  en fantasmas  y se vincula  directamente  al odio  por los Otros.En palabras de Mark Bracher , puede decirse  que “ el sentido  de la identidad  de un grupo  se cimenta…en la manera  distintiva  en que el grupo  encuentra el goce, en la combinación  distintiva  de pulsiones parciales  particularmente  que, como  una mezcla  única de especias .otorga  una particularidad  exclusiva las paustas en acto del líbido  y la agresión  en cada grupo.
En todo caso , el aspecto simbólico de la identificación nacional no basta:”Una  nación existe sólo en la medida  en que su goce (parcial) específico continúa  materializándose  en un conjunto  de prácticas sociales y transmitiéndose  mediante mitos nacionales  que estructuran esas prácticas.Es preciso  admitir que el análisis de Zizek  deja muchas preguntas  sin respuesta, especialmente en lo que concierne  a la interfase  precisa entre los  discursivo y el goce. Sin embargo , pone de relieve  una dimensión fundamental  para explicar  la permanencia  de la identificación(nacional) : nos hace notar que  el mecanismo más eficaz en la estructuración simbólica, ni es símbolo en primer lugar , sino que se vincula a lo real del goce:”A  diferencia  del post estructuralismo, la teoría  lacaniana postula  que el significado lingüístico no se limita a operar  en la lógica  de un sistema  de diferencias que estructuran  lo simbólico, sino que  también funciona en relación  con los efectos de lo real.  De ahí que ,incluso en nuestro mundo ecléctico  y globalizado – donde como lo expresa  la célebre cita de Lyotard,” uno escucha  reggae.mira  un western.almuerza hamburguesa de McDonald’s y cena un plato de la cuisine  local,usa perfume parisino en Tokio y ropa “retro” en Hong Kong”,las indentidades nacionales  sigan siendo  poderosos determinantes de la conducta  humana  que suelen  resistirse al cambio y que de ningún modo  pueden trocarse por otras como la ropa del año pasado”.
..Entonces es posible explicar  el odio nacionalista como el modo en que las sociedades  o los grupos sociales intentan  resolver la falta  de goce  atribuyendo esa falta, esa imposibilidad estructural, a la acción de una fuerza externa, el enemigo nacional o el Otro, de quien se fantasea que goza más (dado que ha sustraído  algo que se considera  “ esencialmente nuestro”.ello también  explica el hecho de que , en la mayor parte de la literatura nacionalista o racista, el Otro demonizado se haga  acreedor  de odios   y acusaciones  en virtud  de su goce  excesivo.Uno de los ejemplos  que ofrece Zizeck  para ilustrar esta dinámica es el caso de Yugoslavia, en espacial la relación entre los serbios y los eslovenos, donde salió a la luz una pormenorizada red de “robos” de goce.
…Toda nacionalidad  ha construido su propia mitología , que narra cómo otras naciones  la privan dela parte del goce cuya posesión le habría permitido vivir con plenitud…Los eslovenos  son ( se representan a sí mismos como) privados  de su goce por los “sureños”(serbios ,bosnios,…)…., a causa  de la  proverbial pureza de estos últimos, de la corrupción balcánica, de su goce sucio y ruidoso, y de su interminable demanda  de respaldo económico, que  roba  alos eslovenos su preciosa acumulación de riquezas  gracias  a la cual  Eslovenia, si todo  esto no ocurriera,  ya se habría puesto a la altura de Europa Occidental.Por otra parte , los eslovenos , en virtud  de su antinatural  diligencia, rigidez y egoísmo calculador, son acusados de robar  a los erbios: en lugar  de entregarse a los placeres  sencillos de la vida, los eslovenos se dedican  el goce perverso de sustraer a los erbios  el resultado  de sus pesadas labores mediante la especulación comercial, revendiendo lo que compran en Serbia a precios insignificantes.
.En el caso canadiense  parece funcionar un entramado  similar.Los  quebequenses suelen cargar  con la acusación de dedicarse a un goce  excesivo-asociados a su cultura-“francesa”- que rehúsan compartir con el resto de Canadá.El argumento  se desarrolla más o menos  así: “ Sí los quebequenses compartieran su  exceso de goce, si Quebec  aceptar para que las otras provincias son iguales a ella, seríamos  felices”.Por otra parte , los quebequenses expresan su resentimiento  por no  compartir el poder político que supuestamente beneficie en exceso al (gobierno federal del ) resto de Canadá.Además, “dicen tanto los quebequenses  como  el resto de los canadienses : si al menos tuviéramos esa relación especial con la tierra de la que, según sospechamos, gozan los nativos, aun cuando esos mismos nativos nos niega el goce  de jugar al golf en Oka…,todos tendríamos el mismo sentido de lugar.Si al menos tuviéramos la prosperidad de los estadounidenses, aun cuando esa prosperidad nos roba los empleos y engulle nuestros recursos…se solucionarían todos nuestros problemas”.
…Exploremos otros ejemplos que demuestra la impotencia  del goce en la estructura de la identificación nacional, esta vez proveniente  de Grecia.Consideramos la descripción que hace la socióloga griega Constantine Tsoukulas del sentimiento compartido de la “grieguidad”.”Los griegos piensan que son griegos  cuando cantan,bailan,sueñan,ríen, sienten, hecer el amor o pelean; en definitiva , cuando son astutos  y obtienen  éxito  individual, pero nunca cuando persiguen  de forma compulsiva metas unidimensionales, colectivas,racionales”. En  otras palabras , lo que importa es la manera  en que “ se busca , es sabores y se  goza la comunión, el pathos, el honor, el placer o incluso la “contradicción” : ésta es su “singularidad” cultural; los griegos son muy propensos a jactarse  de su vocación para gozar la vida de maneras que los extranjeros no pueden  siquiera aspirar a entender.Huelga decir que no se trata  de una prerrogativa  griega , ni el “robo del goce” funciona  sólo en los ejemplos que ofrecen  Zizek y Keohane.Toda comunidad nacional se mantiene  unida por los lazos similares y se diferencia de maneras  similares de sus “Otros”.Del mismo modo,tal como ha señalado con razón  Peter Bratsis , manejar un Chavy, mirar béisbol y comer hotdogs son experiencias  que los estadounidenses  gozan como prácticas  distintivas de su nacionalidad, y  toda identificación nacional se reproduce siguiendo ejes similares.
.….Lo que da consistencia a la construcción discursiva de la nación es el fantasma  que promete nuestro encuentro con la plenitud  del goce situado/proyectado en las raíces de la historia nacional.Este fantasma suele reproducirse a través de canales oficiales : la educación, los mitos nacionales, las prácticas ritualizadas ( como desfiles del ejército), etc. La idea  irredentista  griega  de Megale es un paradigma  de tal promesa fantástica.Para los nacionalistas  griegos del siglo XIX la liberación de la “Grecia irredenta” , la creación de una gran Grecia de dos continentes  y cinco mares  y la “reconquista de Constantinopla “ ofrecían la promesa de una plenitud absoluta que remediaría todos los problemas  del flamante Estado.
..Estas promesas fantásticas  imaginarias  adquieren el barniz  de lo real  en el goce parcial que se obtiene  de ciertas prácticas, en su mayor  parte informales (no oficiales), un goce que se reproduce  mediante  características rituales , familiares cotidianos, costumbres ,preferencias y tradiciones culinarias ( en particular  cuando se consume  algo que en otras  culturas  se considera  incomible o desagradable), etc. Para confirmar con el ejemplo  griego , si la ideología oficial del Estado que se centra  en la continuidad (fantástica) de la civilización  griega  dominó la ceremonia inaugural  de las Olimpiadas  2004  en Atenas , la ceremonia  de cierre reveló un envés imbuido de goces (predominantemente somático, tales como cantos y prácticas oficiales.Esta dialéctica entre ideales oficialmente sancionados (promesas imaginarizadas e ilustraciones de jouissance) y prácticas  en gran medida informales ( encuentros parciales con una joussance del cuerpo) es el factor que estructura las identificaciones nacionales eficaces.
..Sin embargo ,dicha dialéctica nunca es suficiente. Precisamente  porque la parcialidad  de este segundo  tipo de goce  amenaza con revelar  el carácter  ilusorio  de nuestras  fantasías nacionales  de plenitud, la credibilidad  y la prominencia de la nación  como objeto  de identificación  se basan  en la capacidad  del discurso nacionalista para brindar  una explicación  convincente  de la falta de goce total.Es aquí  donde se introduzca  la idea de un robo  del goce,una idea  que también  es típica de los mitos nacionales y se vincula  de forma inextricable a la construcción de enemigos nacionales (por ejemplo ,Grecia para Turquia y Turquía para Gracia).
Así , el psicoanálisis- y en especial la teoría lacaniana- nos advierte  que el nacionalismo  no puede reducirse a motivaciones racionales de interés personal,condiciones económicas y dinámica institucional.Pero  no basta  con poner  de relieve  el aspecto/semiótico de los procesos  de identificación : el atractivo ecuménico de discurso s como el del nacionalismo se basa  en su capacidad  de movilizar  el deseo  humano de identidad  y prometer  un encuentro  con el goce (nacional).En consecuencia, el estudio del nacionalismo  debería poner de relieve la lógica de los procesos de identificación y la manera en que la dialéctica del goce- de los diferentes tipos de jouissance: la del fantasma , la del cuerpo , etec- se despliega en  diversos contextos nacionales.
.Censura de la dimensión afectiva.
…Retornemos  al análisis  precedente  de la identificación nacional. A estas alturas  y debe  de resultar  obvio que ambas  dimensiones  son cruciales  en este contexto.No obstante , la literatura sobre nacionalismo  está repleta  de intentos  de distinguir  una forma benigna y árida  de nacionalismo( o bien del “patriotismo”, como se evidencia en el “patriotismo constitucional” de Hanermans ) del maligno  nacionalismo  del odio y la catarxis afectiva.De  ahí las prominentes  dicotomías  entre el nacionalismo cívico  y el étnico, entre  el político y el cultural , entre el occidental y el oriental, entre el benévolo  y el malévolo.Hasta ahora se han contado al menos veinte formulaciones de este dualismo.Tales dicotonomías  moralistas constituyen  intentos de exorcizar  la dimensión obscena  de la identificación  nacional.Para muchos racionalistas , liberales y cosmopolitas, este aspecto del nacionalismo es un anatema:”pacto , intolerante y vulgar”.Al parecer  de estos políticos  y académicos, “ el nacionalismo se ve en cualquier otra parte , menos aquí”, su lema es:”Nuestro patriotismo, el nacionalismo de ellos”
..Obviamente , esta perspectiva pasa por alto el hecho de que “ al nacionalismo benévolo con frecuencia  se transforma en un alarmante hipernacionalismo”.Tal como han argumentado  Jenkings y Sofos , es incorrecto “ ver el nacionalismo en términos  de simples dicotomías: “ bueno y malo,abierto y cerrado, de izquierda y de derecha,francés y alemán.La realidad es mucho más entre el nacionalismo cívico y el étnico,parece basarse en una idealización de Francia,Inglaterra y Estados Unidos, que se conceptualizan como encarnaciones de los principios  de la Ilustación.Dicha idealización  presupone desmentir  que, en última instancia,”todo nacionalismo adquiere una dimensión cultural”.Tal como  lo han expresado Spencer y  Wolman, “el nacionalismo  político no puede existir sin un sentido fuerte y vivido de su identidad cultural”.En palabras  de Anthony Smith , “ todo  nacionalismo  contiene  elementos cívicos  y étnicos  en grados  variables  y formas diferentes”, dado que las naciones  territoriales  también  tienen  que ser en la práctica comunidades culturales, comunidades  que estructuran  sus modos  de goce  a su manera  distintiva. Desde el punto  de vista lacaniana, la posibilidad  de desarrollar  una “concepción  puramente  cívica(no cultural) del nacionalismo- la noción de que un Estado nación puede basarse  en una idea , florecer  en un sentido  estrictamente político,  aglutinarse  en torno  de sus documentos institucionales  e instituciones democráticas”- debe ponerse en tela de juicio   por la sencilla razón  de que no  es posible construir  una identidad  con la característica duradera del nacionalismo sin manipular  con eficacia el investimento libidinal y la jouissance .De acuerdo  con Chantal Mouffe,”para comprender el nacionalismo es preciso entender el sol que desempeña la “pasión” en la creación de identidades colectivas. 
..Pero esto no  quiere decir  que sea imposible  construir proyectos políticos  con un mínimo  contenido  afectivo :apenas  se señala que dichos proyectos serán incapaces  de movilizar el apoyo popular en gran  escala y  formar la base  de identificaciones penetrantes (como ocurre en el caso  de la identificación nacional) .El ejemplo  que proporciona el subdesarrollo  de la identidad  europea , demuestra  con creces este argumento .Tampoco  se intenta decir aquí – y es preciso acentuar este punto- que la nación sea  un locus  privilegiado a priori  del investimiento afectivo  y la administración de la jouissance : el análisis  precedente no excluye  la posibilidad  de que se desarrollen  procesos posnacionales. Sin embargo , sí señala que éstos no pueden alcanzar  el éxito sólo sobre la base  de su dimensión  significante y cognitiva, ni pueden apoyarse exclusivamente  en su ímpetu institucional  o económico: deberán efectuar  un desplazamiento de la  energía que hoy  inviste a la constelación nacional.De acuerdo con ellos, la izquierda  lacaniana se enfrenta al desafío de construir  puntos de identificación, que  revistan la misma contundencia, que logren  sublimar el aspecto obsceno  de la identificación nacional y canalizar en una dirección democrática agonística el omnipresente odio y resentimiento implícito en toda construcción nacional.
POSDATA DE INTERÉS.
RAICES PSICOLÒGICAS  DE UNA CONDUCTA UNIVERSAL:¡Qué hipócrita eres!.  Breve resumen de interés. Qué organizaciones y dirigentes  la aplican?.
“La última variable decisiva en los experimentos a la hora de pronosticar si un individuo se comporta hipócrita o no, es la autoconsciencia. Cuando alguien defiende una determinada forma de actuar delante de terceros, o cuando otros le recuerdan su manera de pensar, es más probable que sea coherente. Comprometerse públicamente con una toma de posición aumenta la posibilidad de ser honesto con uno mismo. El mecanismo funciona como una vacuna: si alguien se ve obligado a defender sus ideas de forma moderada, es más fácil que resista después cuando la presión es más fuerte.
Aunque parezca mentira, los héroes también existen.
Hay investigaciones que demuestran que las personas que han rechazado algún mensaje que amenazaba la integridad de sus creencias intensifican su compromiso personal con estas y resisten mejor a los intentos de persuasión. Una de las teorías más conocidas sobre la coherencia humana se basa en ese factor. Se trata de estudios sobre la influencia de las minorías llevadas a cabo por el psicólogo social francés de origen rumano Serge Moscovici, director del Laboratorio Europeo de Psicología Social. Su idea  es que podemos encontrar cientos casos de hipocresía, pero también abundan ejemplos de gran honestidad ideológica. Millones de personas han sufrido por defender sus ideas y han seguido profesándolas a pesar de las presiones externas. Científicos como Giordano Bruno o Darwin, reformadores políticos como Martin Lutero King Gandhi o artistas como Primo Levi o Reynando Arenas a los que se intentó hacer cambiar de opinión se mantuvieron firmes en sus convicciones. Según Moscovi , su fortaleza reside en que, al ser miembros de una minoría racial, sexual o religiosa, se vieron obligados a menudo a pronunciarse públicamente sobre sus opiniones .Esto se convierte  en su principal arma a la hora de mantener sus convicciones. Su confianza en sí mismos se transmite a los que los rodean y poco a poco, su posición deja de ser minoritaria. Por eso, la historia de la humanidad es en parte la crónica del poder  de ciertas personas que han actuado con coherencia ideológica hasta cambiar el mundo. Movimientos minoritarios como los sufragistas y los ilustrados franceses o individuos como los antes citados, demuestran que un pequeño grupo, aun siendo rechazado al principio, puede llegar a cambiar la forma de pensar de la mayoría de la población. En resumen, en el ser humano coexisten la hipocresía y la honestidad, y es necesario que sea así. En ciertas ocasiones-cuando la presión social es mínima, cuando las convicciones son sólidas e importantes para nosotros, cuando hemos comprometido públicamente en ellas-, mantenemos la coherencia. En otras mentimos. Dice Nietzsche que “no existe nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía. “El fanatismo moral que demanda honestidad absoluta se levante siempre contra la conducta ajena, nunca contra la propia. Y no mejora la congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos, solo nos hace ser más exigentes con las discordancias ajenas”.

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