jueves, 3 de marzo de 2016

. Europa.Los desafíos. (Reflexiones breves).La Vanguardia Dossier Marzo 2016
.Frente a las minorías
La democracia liberal experimenta menos dificultades a la hora de reconocer a sus individuos como personas dotadas de derechos y dberes que tratar a las identidades colectivas que se desarrollan en su seno,ya se trate  de etnia, religión, diferencia cultural o nación. Cuando se afirma, surge o resurge en el seno de un país una reivindicación nacional intensa, como el caso de Escocia con respecto al Reino Unido, o el de España   con respecto a Cataluña, la democracia se  encuentra mal equipada para solucionar las tensiones y, sobre todo, responder a las demandas de independencia :un Estado –nación puede aceptar difícilmente la pérdida de un territorio que se considera territorio nacional.Es verdad que David Cameron, al igual que los independentistas escoceses, ha gestionado de modo ejemplar, de forma democrática, las demandas escocesas.Pero la experiencia actual de Catalunya muestra con claridad las dificultades exigentes para responder adecuadamente a las expectativas  de la mencionada gestión.La violencia brota con facilidad cuando se trata de independencia nacional.
A fines de los años 60 , en Canadá, y posteriormente en cierto número de sociedades occidentales, el debate sobre el multiculturalismo agitó  la conciencia democrática  al tiempo que se instalaban en el espacio público toda una serie de identidades hasta entonces más o menos ignoradas o rechazadas en la esfera privada. ¿Es posible-era entonces la pregunta- satisfacer las demandas de reconocimiento de parte de las minorías culturales sin cuestionar los principios de la democracia liberal?.
Una respuesta positiva a esta cuestión  de filosofía política apela a la conciliación de los inconciliable: los valores universales, y en especial los derechos humanos al  hablar del hombre, por una parte como individuo, como ciudadano y, por otra, del reconocimiento de identidades particulares.Puede, sin embargo, ser  formulada tanto teórica como prácticamente.Desde una perspectiva teórica.La democracia liberal puede aceptar el reconocimiento de las identidades particulares, incluso en el espacio público, en la medida en que estas acepten  someterse a losn valores universales del derecho y de la razón.Es lo que propone Will Kymlicka cuando aboga por un  “multiculturalismo liberal”, basado en un clima político tolerante, en que las minorías conviven en el respeto a las leyes que son las mismas para todos.Desde una perspectiva práctica, se  observa que, en  muchas situaciones locales, los responsables políticos aplican un multiculturalismo no teorizado, concreto,empírico,que consiste en acoger a los representantes de las minorías y en acceder a algunas de sus demandas en la medida en que tal reconocimiento de facto no cuestione las leyes generales.La elección no tiene lugar necesariamente entre liberalismo sin concesiones y comunitarismo; no hay obligación,filosofía o políticamente, de ser radicalmente o bien liberal o bien comunitarismo.El desafío  que se plantea a la democracia consiste en asumir las demandas culturales o religiosas  evitando dos escollos: el comunitarismo negador del vínculo social y cívico y el universalismo abstracto negador de las raíces y los anclajes colectivos con los que numerosas personas desean identificarse sin por ello romper con los valores universales.
Los límites de la representación política.
Las democracias liberales valoran el principio de la representación política que implica en sí mismo un sistema de partidos,como explicó desde el inicio del siglo XIX Robert Michels.Pero mientras Michels insistió en la “férrea ley” que hace toda organización, incluida por  tanto la partidista, se transforme de modo digamos ineludible en una oligarquía, el problema contemporáneo, es de naturaleza distinta: se refiere al agotamiento mismo de los sistemas políticos erigidos en nombre de la democracia liberal.Son escasos los países, en efecto, que se libran de una crisis de representación política y a menudo, de forma más precisa, del agotamiento de la pareja clásica que forman la izquierda y la derecha.Las consecuencias son considerables.Algunas se refieren a la formación  de fuerzas políticas en los límites del sistema, hasta e punto  de presentarse ampliamente como antisistémicas. Estas fuerzas  se sitúan básicamente en la extrema derecha  y también en la extrema izquierda, o bien manifestarse de manera  inclasificable en la medida  en que su populismo  fusiona dimensiones que se refiere tanto a la derecha como a la izquierda, como se aprecia actualmente en Italia con el moviiento Cinco Estrellas de Deppe Grillo. Apenas  menos inquietantes, las tendencias  al rechazo puro y simple de la política dan luar a la abstención , que concierne no sólo a los elementos  poco formados y marginales  socialmente , sino también, de forma creciente , a votantes que consideran que la oferta política no les conviene ni interesa  en absoluto.La absteción  se convierte en un comportamiento político deliberado ,asumido, y creer encontrar una solución  a este problema proponiendo el voto obliagatorio,constituye un error:además  de ser difícil ponerlo en práctica, la obligación de votar no produce en sí misma una oferta política susceptible de satisfacer a los electores. Las carencias de la democracia dan forma aquí a la posdemocracia, en la cual nadie cuestiona la libertades cívicas  y políticas fundamentales, de expresión y de opinión, y donde la acción política se convierte en el monopolio de profesionales, ya sean responsables de partidos, periodistas, expertos,encuestadores.
.Sin embargo, la democracia representativa es susceptible de renovación.De este modo, el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, sin aliento, intentan reactivarse al tiempo que surgen nuevas formaciones políticas, como Podemos y Ciudadanos,que crean nuevas dinámicas imponiendo nuevas concepciones de la acción política.”
Sin embaro  la democracia deliberativa y participativa, o la democracia directa, no solucionan todos los problemas de los tiempos actuales:exigen  una verdadera implicación política que no tienen todo los ciudadanos; es de organización complicada, aunque internet abre perspectivas,reposan sobre postulados de difícil concreción, sobre todo si se trata de la información y de la capacidad de expresión  que deberían ser las mismas para todos lo cual es utópico.Invitan a la búsqueda de consensos que nos siempre son posibles, y apenas dejan lugar al conflicto.Además ,pueden desembocar sobre resultados en efecto democráticos pero que son susceptibles de causar inquietud cono se aprecia cuando un referéndum deja campo libre a la xenofobia.” El citado autor nos recuerda que “El papel de internet y de las nuevas tecnologías de la comunicación resulta asimismo,en el caso ,de la democracia deliberativa y participativa,ambivalencia: aportan, indudablemente , la capacidad de comunicarse de forma interactiva a una escala ilimitada, y sin dilación, lo cual constituye un recurso considerable para la vida democrática.No obstante, permiten también las peores derivas, las campañas de odio en las redes sociales,la delación,la mentira, al tiempo que representan modalidades inéditas, no menos considerables de control de los individuos y social.
.Los dilemas de la soberanía popular.
. Del mismo modo que la democracia opone fuerzas políticas o moviliza a los individuos que comparten los mismos valores,el resultado de unas elecciones, de un referédum o de una deliberación participativa tiene fuerza de ley y debe ser  aceptado por todos.Sin embargo,¿Qué hacer si el pueblo decide confiar en un partido racista,xenófobo, susceptible de convertirse rápidamente en un poder brutal,dictatorial o totalitario?.La cuestión no es nueva:basta recordar que Adolfo Hitler resultó elegido.Lo que constituye una de las dificultades de la democracia actual es,presisamente que es utilizada por partidos políticos que propugnan una sociedad cerrada, la restricción de los derechos cívicos únicamente a determinados ciudadanos, el rechazo de los inmigrantes y la falta de tolerancia religiosa.Y que, a partir de ahí. El autoritarismo nunca está muy lejos.La soberanía popular puede topar con los valores de igualdad o de humanismo que fundamentan  generalmente la democracia, aunque se ponga en práctica de forma democrática: ello vuelve a quedar de forma de manifiesto hoy en día cada vez que una fuerza nacionalista se aproxima al poder o participa en él en virtud de acuerdos electorales.”..
La democracia liberal descansa sobre el principio de la separación de poderes y, sobre todo, sobre la independencia de la justicia .Pero cuando un país se ve cometido a una fuerte amenaza , extrema o interna,real o  amplificada por ejemplo por los medios de comunicación:cuando el pánico moral es intenso, este principio es contestado por el poder ejecutivo en  nombre del interés superior de la nación y del Esatado.”
“Las democracias liberales no han inventado nada, hasta el día de hoy frente a esta clase de deriva que ejemplifica, en Estados Unidos, la ley Patriot Act votada en octubre del 2001, después de los atentados del 11-S t renovada por el Congreso en los años 2006 y 2011, una ley antiterrorista que restringe las libertades individuales y limita los derechos de la defensa.

¿Hacia una renovación de la democracia liberal?

En consecuencia, cabe decir que el espacio de la democracia liberal, de cierta manera, se transforma que se contrae o,por el contrario, se ensancha. Esta transformación es diría por evoluciones  que se han reforzado de forma  fehaciente con el fin de la erra fría. Y pueden  ser a su vez leídas e interpretadas  de dos maneras complementarias, desde arriba y desde abajo. Desde  arriba: la globalización, al garantizar el triunfo del capitalismo financiero, y su relativa autonomía, debilita la capacidad de los estados de formar el marco principal de la vida de los individuos. Estamos sometidos a lo que el sociólogo Ulrich Beck llamaba  la “cosmopolitización” del mundo,, en el sentido de que cada individuo, para pensar su existencia, debe tomar en consideración las lógicas mundiales y planetarias, las amenazas y los riesgos globales, por ejemplo , los de carácter  terrorista, nuclear, climático,etc.Pero si nuestra existencia , de este modo, se convierte en una existencia global, ¿cómo esperar de la democracia liberal, que funciona en el marco principal del Estado nación,que organice lo básico y esencial del mismo?.La construcción europea, que propone precisamente con esta cuestión; da la imagen de un intento de construir a una nueva escala un sistema democrático pero,como todo el  mundo sabe,esta construcción es decepcionante, tecnocrática y alejada de los ciudadanos.Esta observación que concierne al espacio puede complementarse a propósito  del tiempo: nos sentimos crecientemente preocupados por proteger el porvenir de las generaciones venideras, pero estas aún no votan y no pueden, evidentemente,intervenir en el espacio público:¿quién ,y con qué legitimidad , puede representar a estos futuros ciudadanos.a estos sujetos políticos que existirán mañana pero que  no existen todavía?.Tales cuestiones  suelen plantearse  desde arriba, en la esfera mediática y politica.Pero ,¿no hay  que buscar  la esperanza desde abajo , allí donde los movimientos sociales, culturales y éticos podrían animar  una vida  democráticamente renovada?.Es verdad  que la democracia es tanto más viva en la medida en que estructura  las demandas  que no son  solamente de índole político.La fuerza de Solidarnosc, hace 35 años , se basaba  en combinar las demandas  políticas  con otras de carácter social o nacional y con convicciones religiosas y éticas.Igualmente, la  de los grandes partidos de izquierda a principios del silo XX en Europa y hasta los años 70 ha consistido en que solía apoyarse en un movimiento obrero poderoso; se trata  del modelo socialdemócrata.Y, si Espala da hoy  día  en mayor medida que otros países en Europa la imagen  de una cierta capacidad de relanzar la democracia representativa, es quizá también  porque al principio, desde el año 2011, existe una movilización colectiva a la vez social y cultural:la de los indignados.La democracia es compleja y costosa, pues esta clase de operación de voto exige un tiempo considerable.No obstante, queda claro que se trata de un enorme avance..Hoy dia vivimos en democracia,¿sabemos sacar siempre el mejor provecho de este tipo de avance?.

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