jueves, 1 de noviembre de 2012


1.988. Federalismo y Estado de las Autonomías(Editorial Planeta)Varios Autores.
Jaume Lorés , escribe”””La propuesta federalista del PSC busca alentar una nueva concepción de España a través de una nueva concepción del Estado. Si el autonomismo considera irresoluble el problema de España, el centralismo actual  considera irresoluble el problema de Ctaluña. La opción federalista juega la baza de resolver de una vez por todas este problema secular. Porque una nueva concepción  de España traería como consecuencia inmediata una nueva concepción de Cataluña. La desactivación del nacionalismo catalán. Siempre quedarían las tensiones entre poderes diversos, pero desparecerían las tensiones entre pueblos. Esta nueva concepción del Estado, a través de la llamada lectura federal de la Constitución , traería a la larga como consecuencia de la unidad de España no, tuviera como eje la concentración de poderes en el Estado central y el uniformismo político emanado de dicho Estado. Como haría innecesariamente la constante autoafirmación de Cataluña ante el Estado central y la política de éste.  Al arrastrar la idea del Estado central como fruto de un consenso activo, participativo y arraigado entre los diversos pueblos hispanos, conllevaría como consecuencia  una concepción de España como fruto de un pacto leal y siempre renovado desde la lealtad. La unidad de España nacería de la libertad de sus pueblos y no de la fuerza del Estado.La solidaridad sustituiría al uniformismo.
Pero se trata de un proceso largo. Que sólo puede nacer del convencimiento de que el actual litigio constante entre Cataluña y España no es beneficioso para ninguno de los dos polos. Requiere visión de Estado más que visión de partido. Aunque legalmente consistiría en una redistribución nueva de poderes  a partir del poder central, anímicamente simbolizaría  a la vez una emanación del poder central nacida del consenso entre poderes. Y quizás más que de poderes se tendría que hablar de pueblos. Porque en el entresijo entre niveles ideológicos, emotivos, jurídicos, administrativos y políticos deben tenerse en cuenta todas las variantes combinatorias posibles. Por eso sería inválido el actual federalismo solidario que generó el espíritu de la LOAPA. Se trata de buscar una concepción federalista abierta que sepa valorar y potenciar la riqueza del hecho de que las diferencias colaboren en lealtad sin perder la diversidad.
Queda en pie el actual problema de la validez de la Constitución y de los Estatutos. Todo depende de que se considere la constitución como hija de un pacto o como hija de una imposición. La ambigüedad del texto  constitucional muestra a las claras su origen en un pacto difícil. El hecho de que se haya encardinado en la democracia y asentado suficientemente no es ninguna excusa legítima para enterrar el espíritu de pacto. La transición fue un pacto no sólo entre un sector del tardofranquismo y las fuerzas democráticas, sino a la vez entre éstas. Y  eb aquel momento, las fuerzas democráticas catalanas eran acogidas en tanto que democráticas y en tanto que se reconocía su especificidad como catalanas. La Constitución  fue a la vez fruto de un pacto entre partidos y un pacto entre pueblos. El hecho de que un partido democrático  y de nivel estatal ocupe hoy el poder en España no es ningún argumento para convertir ese pacto en papel mojado e interpretar la Constitución, sobre todo lo que se refiere al tema autonómico, con lectura desde el espíritu de pacto. Éste es el resquicio  que permitirá ir introduciendo una interpretación federal de la misma convirtiendo sus ambigüedades en potencial riqueza. Tres cuartos de lo mismo sucede con el Estatuto Catalán. Que debería leerse no sólo como pacto de Cataluña con el Estado, sino  como pacto de las fuerzas catalanas entre sí. Y que se aplica, a causa de la actual mayoría absoluta, de forma análoga como la mayoría absoluta española aplica la Constitución en el Estado.
Este espíritu de pacto obliga en buena lógica a que la lectura federalizante de la Constitución no se pueda hacer por imposición mayoritaria de una fuerza política, sino por pactos consensuados de las diversas fuerzas políticas del Estado y, en el caso de Cataluña, de su actual abanico político. Aquí no se trata de vencer sino de convencer.
Resumen de:
Salvador Pastor Blasco
Periodista

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