miércoles, 3 de noviembre de 2021

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LOS SINDICATOS BUSCAN SU PROPIA RECUPERACIÓN.

Introducción de actualidad.

Los sindicatos están muy alterados y radicales, me refiero a CC.OO y UGT , ante la reforma laboral, su derogación o quitar la parte más lesiva. Quisiera hacer unas  apreciación de actualidad en su vigilancia y que hacer sindical de las grandes empresas, sobre todo del sector de la informática, de los negocios, bancos, empresas distribución ,algunos servicios  algunas Consejerías de Alguna Comunidad Autónoma,etc, etc

Hoy día la mayoría de la juventud son contratados/as por empresas que hacen de Departamentos que hacen de Recursos Humanos, y son enviados, con sueldos , como mucho del salario mínimo y con contratos de obras o servicios, esta juventud entre 25 a 35 años, suele saber cuándo entra pero el despedirlos no, y lo mismo están una semana, un mes, tres meses, un año, y con jornadas semanales de 37 horas. Haciendo el trabajo informático o de redes sociales, a veces, el sucio, lo que los fijos no hacen o se hacen los remolones y después si hay un repaso o estudiar lo hecho, si ha habido fallos, la culpa los jóvenes nuevos, excusa para echarlos y los sindicatos o no existen o no aparecen. Y a veces cuando aparecen, les dicen que su dificultad es que no llegan a todas las empresas, y por eso reclaman que los convenios sean negociados sectorialmente y no empresa por empresa. Lo cual estoy de acuerdo, pero después los sindicatos deben seguir, vigilar y estar en la evaluación del trabajo

Ahora vayamos al título de este artículo.

Parte de este artículo fue publicado hace pocos años, unos dos.

Los expertos les piden renovación generacional y de propuestas, así como una oferta ampliada de servicios a los trabajadores

Ellos creen que mantienen “el músculo sindical” y confían en el trabajo a pie de empresa para salir de su propia crisis de afiliación y credibilidad

Ciento veinticinco años después de que la Segunda Internacional instituyera el Primero de Mayo como Día del Trabajador, los sindicatos españoles afrontan la convocatoria del próximo jueves como una nueva prueba para medir su fuerza. Estrechado su margen de actuación por la reforma laboral, cuestionada y bajo las sospechas sobre la gestión de los fondos públicos para la formación, mermada su credibilidad entre unos trabajadores tan maltratados por la crisis como desmovilizados, los dos principales sindicatos de clase buscan su propia recuperación.

Este gobierno de Coalición anunció el regreso del Diálogo Social, que se encuentra poco menos que en estado vegetativo desde que comenzó la crisis, y una reforma laboral, que cada parte la entiende como cree conveniente o a su conveniencia. Teniendo presente que estamos y formamos parte de la Unión Europea y de ella recibimos muchos y diversos fondos, y más cuando parece que está pasando esta maldita pandemia y el COVID-19.

Casi cada año también terminan con otro hito fundamental: la renovación del acuerdo de negociación colectiva y salarios que se firmó hace tiempo y caduca y se vuelve a renovar, más el añadido de la existente Reforma laboral del PP, que no negoció por tener mayoría absoluta en el Congreso y Senado, además para ellos como era lógico, lo importante era la CEOE y no UGT y CC.OO . Los sindicatos tendrían que demostrar si eran capaces de arrancar a la patronal una subida de los salarios acorde con la recuperación económica que el Gobierno del PP no cesaba en proclamar.

Debilitados, acomodados

“Sin empleo de calidad, no hay recuperación” será, de hecho, fue el lema de este Primero de Mayo.Con los entonces líderes , Méndez y Toxo se trasladaron a Bilbao en otro intento de revitalizar la convocatoria. “Sólo se saldrá de la crisis cuando el empleo y la calidad del empleo se hayan recuperado también”, explicaban. El número dos de CCOO, situaba la reunión con Rajoy , entonces presidente de Gobierno,y las negociaciones con la patronal en la necesidad urgente de alcanzar un gran acuerdo por el empleo que incluya un plan de choque contra el paro de larga duración y el desempleo juvenil. Pero fueron tan radicales como ahora?. Yo creo que no.

Pero ninguno de las dos organizaciones sindicales creían y creen que sus organizaciones atraviesen un momento crítico y estén abocados a hacer grandes transformaciones. “Gozamos de buena salud”, aseguraban, “el músculo sindical se mantiene en los centros de trabajo y en la negociación colectiva”. Pero otros sectores aseguraban   que sí. que los sindicatos están “debilitados por la vía de la debilidad”, aunque asocian el fenómeno entonces, a la crisis de crédito que sufren el resto de “las instituciones del Estado democrático”. Y no dejaban de subrayar, como síntoma de vigor, que ambas organizaciones tienen abiertos conflictos en al menos el 30% de las empresas donde cuentan con representación

Pero si hoy día hiciéramos una encuesta sobre el papel de estos sindicatos, que debemos defender por su papel fundamental en la sociedad, y en la defensa de los/as trabajadores/ras, quizás nos llevaríamos alguna sorpresa.

“Los sindicatos están muy acomodados y tienen que cambiar”, decía en aquella época  Florentino Felgueroso, profesor de Economía de la Universidad de Oviedo e investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), “precisamente porque son necesarios, más aún con todo lo que está pasando en la crisis”. Felgueroso explica esa complacencia de UGT y CCOO por “razones históricas”. Para hacer una “Transición política muy rápida”, la ley les dio, también a la patronal, “mucho protagonismo y mucho poder”.

Gracias al sistema que les impusieron entonces, “la afiliación les resulta secundaria”, destaca el investigador de Fedea. Lo corroboraba Pablo López Calle, profesor de Sociología de la Universidad Complutense. “Hay una diferencia entre representatividad y afiliación”, advierte, “tienen más de la primera que de la segunda”.  Según la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo, que no tiene datos posteriores a 2019, los sindicatos han perdido más de  el 10% de sus militantes desde entonces?.

Mas de Dos millones de afiliados

CCOO acreditaba tener más de un millón de afiliados/as en las cuentas del ejercicio de 2018.. UGT, también aseguraba tener mas de un millón de afiliados/as, y ahora a 2021 Cuantos?. En España el 19% de los asalariados –dicen que más de dos millones– milita en un sindicato, de acuerdo con la encuesta antes citada, que elabora el Ministerio de Empleo.

Para la CEOE, esa cifra es del 16% de los ocupados –es decir, incluidos autónomos y empresarios–, “una de las más bajas de Europa”. Esto es así si se compara con el 80% de países como Suecia, precisa Florentino Felgueroso.

El investigador de Fedea cree que con el modelo español de sindicatos representativos y subvencionados por esa representatividad –Más de 5 millones de euros , éstos intentan poner incentivos como la desgravación de sus cuotas en el IRTF, para aumentar la afiliación. Para el 2022 la ministra Yolanda Día , de Trabajo,tiene preparado para  los sindicatos 17 millones, supongo que también entran otros además de CC.OO y UGT ?: El intento de crear otros servicios parece hoy día fracasado?.  A su juicio, los sindicatos deberían ofrecer más servicios a los trabajadores/ras como ocurre en los países nórdicos. Allí gestionan las prestaciones por desempleo o tienen clínicas y proporcionan servicios sanitarios. “Por eso interesa afiliarse”, resalta.

Los sindicatos son conscientes de esa debilidad. “Afiliar, afiliar y afiliar”, fue la arenga que repitió CCOO y UGT en uno de sus actos en Madrid en la conmemoración de un uno de mayo.. En la mira, mujeres, jóvenes, inmigrantes , pensionistas, autónomos etc.

Nuevo paisaje laboral

Otro experto, López Calle coincide con Felgueroso en que los sindicatos españoles tienen “más soporte institucional que real” por ese modelo creado durante la Transición tanto para los sindicatos como para los partidos políticos. Sin embargo, achaca la crisis sindical a “factores estructurales”. El trabajo de los sindicatos, explica, es cada vez más difícil: crece el número de empresas pequeñas, de menos de cinco trabajadores, que no tienen derecho a un delegado, o de menos de 50, que no tienen derecho a un comité; se extiende la subcontratación y la externalización de áreas cada vez mayores de los negocios; se valora “más la actitud que la aptitud”, lo que redunda en una menor estabilidad del trabajador, y ésta en una menor capacidad de negociación… Eso sin contar los cambios legales: la reforma de febrero de 2012 facilita la individualización de las relaciones laborales, por un lado, y favorece la negociación colectiva en la empresa, en lugar de en el sector, por otro.

“Los sindicatos han perdido la capacidad de reacción” ante estos cambios, concluye López Calle, autor de La desmovilización general. Y cree que su renovación debe ser triple: generacional, de propuestas y de formas de organización. Pero ahora ante un gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos, sacan pecho y se radicalizan.

Respecto a la primera, el profesor de la Complutense dice que la “desconexión” de los sindicatos con los jóvenes es “tremenda”. “El tejido productivo se está jerarquizando en términos de edad”, indica. Así, hay sectores, como los call-centers o el software, donde las plantillas están casi íntegramente formadas por jóvenes con contratos temporales y, por tanto, con altas tasas de rotación(como decíamos en la introducción).. Son sectores abonados a la subcontrata y donde la penetración sindical es más dificultosa.

O no tanto. También en esos territorios, los servicios de baja cualificación y con trabajadores jóvenes, se han introducido, y a veces con mucho éxito, otros sindicatos con otras formas y estrategias. Como el anarquista CGT, con gran presencia en las redes sociales y los provenientes de en movimientos como el 15-M y similares. “En la factoría navarra de Volkswagen”, recuerda López Calle, los representantes de UGT y CCOO llamaban a los de CGT, LAB y ELA 'los del bidón' [los que se subían a uno para arengar a los trabajadores], pero luego reconocían que, cuando tenían la responsabilidad de negociar, se volvían pragmáticos”.

Sólo defienden a un tipo de trabajador

Esa brecha entre trabajadores jóvenes y sindicatos también ha sido una acusación reiterada desde determinados círculos académicos. “Los sindicatos defienden sólo a un tipo de trabajador: el que vota en las elecciones sindicales”, señala Florentino Felgueroso. Y votan, añade, únicamente  cerca del 50% de los trabajadores. Tampoco los parados, abunda. “Pero los sindicatos negocian por todos ellos”, protesta el investigador de Fedea. No sólo por sus afiliados, como ocurre en Estados Unidos o Reino Unido, sino también por quienes no lo son ni les votan.

José Javier Cubillo no está de acuerdo. “Si la credibilidad se mide en votos, nueve de cada 10 trabajadores vota a un sindicato en las elecciones”, subrayaba este  antiguo dirigente de UGT. “Curiosamente, luego sólo uno de cada seis se afilia”. Cubillo coincide con Felgueroso en que el modelo español no favorece la afiliación a los sindicatos.

El profesor asturiano critica, además, que los españoles sean sindicatos “muy políticos”, así como su “connivencia con las patronales” –“con las regionales es muy visible”, precisa–. “Pactan para repartirse los recursos”, asegura.

Tampoco le gusta su “rigidez”. Les reprocha que en los últimos 35 años “hayan ido siempre un paso por detrás, cuando deberían estar un paso por delante”. López Calle asiente: han reaccionado tarde a las nuevas estrategias empresariales. “Sus formas de organización y su discurso”, resume, “se corresponden con un modelo productivo que ya no existe”.

Las propuestas de los sindicatos

El profesor de la Complutense asegura que los sindicatos están debatiendo nuevas estrategias con que enfrentarse a un panorama tan poco amigable. Pero las medidas no son aún muy espectaculares. CCOO lleva ya tiempo hablando del “sindicalismo de proximidad” y UGT promueve lo que  llama “sección sindical básica”, a partir de sólo dos trabajadores, para adaptarse a las microempresas. También pretende potenciar la “comunicación interactiva” entre el sindicato y los trabajadores, ayudándose de las nuevas tecnologías. “El sindicato no son sus líderes, ni sus comisiones ejecutivas, sino los trabajadores organizados en sus centros de trabajo”, aclara. “Porque a los que no se organizan, no llegamos”. Algo parecido defendía otro líder sindical: “Es en los centros de trabajo donde se ve la lucha sindical, y allí donde hay pelea, está CCOO”.

Lo que no consideran necesario es aprender de movimientos como el 15-M o las múltiples mareas que han acertado a enarbolar banderas y a movilizar a decenas de miles de personas durante estos ocho años de crisis. No se sienten sobrepasados. Al tiempo que reivindican su participación en ellos –en las mareas, en la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, en la de Pensionistas etc,etc,–, marcan distancias. Un dirigente de UGT diferencia entre “fenómenos sociales” e “instituciones sociales”. Los primeros, precisa, no pueden sustituir a los “canales democráticos normales”, que son los que tienen “capacidad de negociar y propositiva”. De acuerdo, dice López Calle, los sindicatos son los únicos canales de participación institucional reconocidos, pero los movimientos sociales espontáneos surgidos en la crisis han demostrado poseer “más fuerza real, más capacidad de movilización”.

Recesión y complementación por Salvador Pastor Blasco

Periodista numerario colegiado en Barcelona, ya jubilado

www.convivenciaysolidaridad.blogspot.com

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