HEGEMONIA Y ESTRATEGIA
SOCIALISTA(Hacia una radicalización de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal
Mouffe.(2001)
.HEGEMONÍA Y RADICALIZACIÓN DE
LA DEMOCRACIA.
.En noviembre de 1937 ,Arthur Rosenberg, exiliado en Nueva
York , concluía su reflexión acerca de la historia europea contemporánea desde la revolución francesa . Estas últimas reflexiones de su vida
de intelectual militante se centraba
en un tema fundamental : la
relación entre el socialismo y democracia o , más bien, el fracaso de los intentos de construir
formas orgánicas de unidad entre ambos.Atribuía este doble
fracaso , de la democracia y del socialismo, a un proceso de extrañamiento progresivo , dominado por una censura radical.En un primer momento
, la “democracia”, concebida como
espacio de la acción popular , fue la gran protagonista de los enfrentamientos históricos que presidieron la vida europea entre 1789 y 1848. Es el “pueblo” ( en el sentido de plebs y no de populus),
son las masas escasamente
organizadas y diferenciadas , las que
dominan las barricadas de 1789 y 1848,
la agitación cartista en Inglaterra u las movilizaciones mazzinianas y garibaldinas en Italia.Más
tarde surge la gran
censura constituida por la larga
reacción de la década de los cincuenta del siglo XIX, y cuando se renueva
la protesta popular los protagonistas han cambiado.En el último tercio del siglo serán los sindicatos o los incipientes partidos socialdemócratas los que se
afianzarán , primero en Alemania
e Inglaterra, y luego en el resto de Europa.
Esta censura se ha interpretado a menudo como la
transición a un momento de racionalizacionalidad política más elevada por parte
de los sectores dominados.En la primera
mitad del siglo el carácter amorfo de la “democracia” y su falta de raíces en las bases económicas
de la sociedad, la habrían hecho
esencialmente vulnerable e
inestable, impidiendo que se
constituyera en una trinchera firme y
permanente en la lucha contra el orden
establecido.
.Solo tras la designación de
este “pueblo” amorfo y su sustitución por la base social
sólida de la clase obrera
,habrían de alcanzar los movimientos
populares la madurez que les permitiría encarar una lucha a largo plazo contra las
clases dominantes .Sin embargo , esta mítica transición a un estadio
más alto de madurez social(
resultante de la
industrialización), y aun grado más elevado
de eficacia política , en el que
los estallidos anárquicos del “pueblo” se habrían reemplazado por la racionalidad y solidez de una política de clase , debían parecer una mala
broma a Rosenberg, que
escribía su libro mientras
España ardía.Hitler preparaba el Anschlus y Mussolini invadía Etiopía.
Según Rosenberg , en cambio, el encerramiento clasista había constituido el gran pecado histórico del movimiento obrero europeo..La incapacidad
obrera
de constituir al “pueblo”
como agente histórico, era, en su
opinión , el fallo esencial de la
socialdemocracia. Y el hilo de Ariadna que
le permitiría desentrañar todo el torturado proceso político que se inicia
a partir de 1860. La constitución
de un polo popular unificado ,
lejos de ser más simple, resulta crecientemente más fácil a medida
que la complejización e
institucionalización crecientes de la
sociedad capitalista (las
trincheras y fortificaciones de la “sociedad civil “ de las que habla
Gramcsi ) conducían a la corporativización y se paración de aquellos
sectores que, idealmente hubieran debido unirse
“ en el seno del pueblo”.Ya en el tránsito de 1789 a
1848 resultaba evidente este proceso
de creciente complejización social.
.En 1789 n, la tarea de la democracia consistía en conducir de
modo unitario la lucha de los campesinos dependientes
contra la nobleza
propietaria y la lucha de los ciudadanos pobres contra el capital.En aquel tiempo
esto ara mucho más fácil de lo que sería en 1848.En efecto , entre ambos periodos el proletariado industrial, si bien aún trabajaba en su
mayor parte en pequeñas
industrias ,había crecido tanto
en importancia que hacía
culminar todo el problema político
en la confrontación entre
proletariado y capitalista….Esto
requería una habilidad táctica
excepcionalidad para lograr la convergencia entre el movimiento de los obreros y el de los campesinos por parte del partido democrático. Si se
quería pasar por encima de la cabeza
de los campesinos
propietarios para llegar a la
masa de los pequeños arrendatarios y braceros
, se precisaba una táctica absolutamente
realista y, por lo demás
,compleja.Así, cincuenta años
después de Robespierre, la
tarea de la democracia social resultaba
cada vez más difícil. Mientras disminuía la capacidad intelectual de los
demócratas para resolver los problemas.
.Y, desde luego .las dificultades para constituir un polo popular antisistema no habían hecho
sino aumentar desde 1848.En
realidad ,Rosenberg trataba de orientarse en un
terreno nuevo, dominado por una
mutación radical de la que era
consciente solo a medias: el
declive de una forma de la política para la que la división de lo social
en dos campos antagónicos es un
dato originario e inmutable previo a toda
construcción hegemónica y la transición hacia una hacia una situación nueva, caracterizada por una inestabilidad esencial
de los espacios políticos , en
los que la identidad misma de las
fuerzas en el lid proceso de
redefinición..En otras palabras : Rosenberg describe , de modo a la vez clarividente y vacilante. El
proceso de generalización de la
forma hegemónica de la política , que se impone como
condición para el surgimiento de toda una identidad colectiva
una vez que las prácticas articulatorias han llegado
a determinar el principio mismo de la división social.Al mismo
tiempo nos muestra a lo vano
de la aspiración de la “lucha de
clases” a constituirse , de modo
automático y apriorístico , en
el fundamento de ese principio.
En rigor , la oposición pueblo frente
Antiguo Régimen fue el último
momento en el que los límites antagónicos
entre dos formas de sociedad se
presentaron ( con la salvedad señalada) en forma de líneas de demarcación claras empíricamente
dadas. A partir de entonces la línea
demarcatoria entre lo interior y
exterior , la divisoria a partir de la cual
se constituye el antagonismo en forma
de dos sistemas opuestos de equivalencias, se tomó crecientemente ágil y ambigua , y su construcción
pasó a ser el primero de los problemas
políticos.Es decir , que de ahí
en adelante ya no hubo política
sin hegemonía .Esto nos permite entender la especifidad de la intervención de Marx : su
reflexión se produce en un momento
en el que la división del
espacio político en términos
de la dicotomía pueblo
frente Antiguo Régimen
parecía haber agotado
su productividad y era, en todo
caso,incapaz de construir una visión
de lo político que rescatara la
complejidad y pluralidad propias
de lo social en las sociedades
industriales .Marx intenta pensar en el
hecho primario de la división social partiendo
de un nuevo principio : el enfrentamiento entre clases. Pero el nuevo principio adolece desde el principio de una insuficiencia radical . debido a que la oposición de clases
era incapacidad de dividir la totalidad
del cuerpo social en dos campos
antagónicos . de reproducirse automáticamente
como línea demarcatoria en la esfera política.De ahí que la lucha
de clases como principio
fundamental de la división política
siempre fuera acompañada de hipótesis
suplementarias que remitían su
plena vigencia al futuro………..Lo
importante , en todo caso, es que este cambio
en el principio político de la división social introducido por el marxismo conserva, intacto . un componente
esencial del imaginario jacobino: la postulación de un momento fundacional de ruptura
y de un espacio de constitución de lo
político…….Defenderemos la teoría de que lo que
debemos cuestionar , con la ayuda de nuestro proyecto de democracia radicalizada, es este momento
de continuidad entre el
imaginario político jacobino y marxista.El rechazo de los puntos privilegiados de ruptura
y de la confluencia de las
luchas en un espacio político unificado, junto la aceptación
de la pluralidad e
indeterminación de lo social, parecen ser, en nuestra opinión , las dos bases fundamentales
para construir un nuevo
imaginario político radicalmente libertario e infinitamente más ambicioso en sus objetivos que el de la izquierda
clásica.Para hacerlo describimos en
primer lugar el terreno histórico en el
que surge, el campo de lo que denominaremos la “revolución democrática”.
LA REVOLUCION DEMOCRÁTICA.
. .La problemática teórica que
hemos presentado no excluye solo la concentración de la conflictividad social en agentes apriorísticamente privilegiados (como las
clases ) sino también la referencia a
todo principio o sustrato general de
tipo antropológico, capaz de
unificar a las distintas posiciones
de sujeto y de asignar a la resistencia concreta las diversas
formas de subordinación un carácter inevitable. No hay , por lo tanto
. nada inevitable o natural en las distintas luchas
contra el poder , y de ahí que haya
que explicar , caso por caso, las razones de surgimiento y las diversas modulaciones
que pueden adoptar.La lucha contra la subordinación misma. Si afirmamos , con Foucault. Que donde hay
poder hay resistencia, hay que
reconocer asimismo que las formas de resistencia pueden
ser extremadamente variadas.Las
resistencias adoptan carácter
político solo en ciertos casos,
cuando se constituyen en luchas
encaminadas a poner fin a las
relaciones de subordinación en sí. Aunque
a lo largo de los siglos las mujeres han desarrollado múltiples
formas de resistencia frente
a la dominación masculina. El movimiento
feminista. Que reivindica la
igualdad ( igualdad jurídica primero , y en otros aspectos después),solo pudo nacer bajo ciertas condiciones y formas específicas . Obviamente
,cuando hablamos del carácter
“políticos” de estas luchas no lo hacemos
en el sentido limitado de reivindicaciones a nivel de los partidos y del estado. A lo largo nos referimos a un
tipo de acción cuyo objetivo es la transformación de una relación social que construye a un sujeto
en una relación de subordinación.
Ciertas prácticas feministas
contemporáneas , por ejemplo, tienden
a transformar la relación entre masculinidad y feminidad sin pasar
de modo alguno por los
partidos o por el estado. Tampoco
estamos negando ciertas prácticas de creación
reproducción y transformación de las relaciones sociales, no puede ubicarse a un nivel determinado de los social, ya que el problema de lo político
es el problema de la
institución de los social,es decir , de
la definición y articulación de las
relaciones sociales en un campo surcado
por antagonismo.
Nuestro mayor problema consiste en identificar las condiciones
discursivas que dan lugar a una
acción colectiva encaminada a luchar
contra las desigualdades y a
poner en cuestión las relaciones de subordinación. Podría decirse
que nuestra tarea consiste en identificar las condiciones en las que
una relación de subordinación
pasa a ser una relación de opresión ,
tornándose , por lo tanto, en sede de un
una relación de opresión, tomándose , por lo tanto, en sede de una relación , tomándose, por lo tanto, en
sede de un antagonismo.Entramos aquí en
un terreno constituido por numerosos
deslizamientos terminológicos que han acabado
por establecer una sinonimia entre “subordinación”, “opresión” y
“dominación”. Lo que da lugar a
esta sinonimia es ,claramente, la hipótesis antropológica
de una “naturaleza humana” y un sujeto
unificado : si podemos determinar
a priori la esencia de un sujeto , toda relación subordinación que la niegue
se torna automáticamente en una relación de opresión. Pero si rechazamos
esta perspectiva esencialista, debemos diferenciar “ subordinación de
opresión”, y explicar las
condiciones precisas en las que la subordinación se torna opresiva. Entenderemos por relación de subordinación aquella en la que
un agente está sometido a las
decisiones de otro: un empleado respecto
a un empleado , por ejemplo , o, en
ciertas formas de organización
familiar, la mujer respecto al
hombre etc. Llamaremos , en cambio, relaciones de opresión a a quella s relaciones de subordinación que se han transformado en sedes antagonismos. Finalmente ,
llamaremos relaciones de dominación
al conjunto de aquellas relaciones consideradas ilegitimas desde la
perspectiva o el juicio de un agente social externo
a las mismas . que pueden
coincidir o no con la relaciones
de opresión existentes
en el seno de una formación
social dada. El problema consiste , por
lo tanto, en explicar
cómo se constituyen las
relaciones de opresión a partir de las relaciones de subordinación.
La lógica de la equivalencia desplaza , en este caso ,
los efectos de unos discursos hacia
otros.En el caso de las mujeres , el conjunto
del dispositivo que las construía como sujetos las fijaba pura y simplemente en una posición subordinada , y de ahí que no pudiera
surgir el feminismo como movimiento de lucha contra la subordinación femenina
hasta el siglo XVII. Rn nuestra opinión , las condiciones que
hacen posible la lucha
contra los diferentes tipos de desigualdad solo se dan cuando contamos con el discurso democrático
para articular las diversas
formas de resistencia a la subordinación. En el caso de las mujeres podría citarse como ejemplo el papel desempeñado en Inglaterra
por Mary Wollstonecraft,
cuyolibro Vindicación de los derechos de la mujer, publicado 1792, marca el
nacimiento del feminismo gracias el discurso
democrático que se desplaza del campo
de la igualdad política entre
ciudadanos al campo de la igualdad entre
los sexos.
Pero para adquirir este poder de movilización , había que imponer como
nueva matriz del imaginario social
el principio democrático de
libertad e igualdad , o, dicho en nuestra s propias palabras , el
principio habría de constituir
un punto nodal fundamental
en la construcción de lo
político. Estamos ante una mutación
decisiva en el imaginario político
de las sociedades
occidentales que tuvo lugar hace
200 años y puede definirse
en estos términos: la lógica de
la equivalencia se transforma en el instrumento fundamental de producción de lo social. Tomaremos
prestada una expresión de Tocqueville para designar
a esta mutación y hablaremos de la revolución democrática.
Nos referimos al fin de l tipo de sociedad
jerárquica y desigualitaria ,
regida por una lógica teopolítica, en la que la
voluntad divina legitimaba
el orden social.El cuerpo social
se concebía como un todo en cuyo
seno aparecían los individuos fijados
en posiciones diferenciales jerárquicas
que reproducían el mismo tipo de sujeto subordinado. El momento clave en los comienzos de la revolución democrática
fue la Revolución Francesa , cuando , como bien ha señalado
François Furest, surgió algo verdaderamente nuevo a nivel
del imaginario social: la
idea del poder absoluto
del pueblo.En opinión de Furest
ese es el momento de la verdadera
discontinuidad : el momento en el
que se crea una nueva forma de legitimidad y se inventa la cultura
democrática “ La Revolución
francesa no es una transición , es un
origen y el fantasma de un origen. Lo
que la convierte en única es lo que
la dota de interés histórico. Y
es este elemento “único” el que ha
pasado a ser universal.La primera experiencia democrática .Sí, como ha sealado
Hanna Arendt, “ fue la Revolución
francesa y no la americana la que prendió fuego al mundo”, ello se
debió a que fue la primera que no contaba
con más legitimidad que la del pueblo, dando lugar así a lo que Claude Lefort consideraba
un nuevo modo de institución de
los social. Esta ruptura con el Ancieen
Régime, simboliza por la
Declaración de los Derechos del Hombre, proporcionará las
condiciones discursivas necesarias
para considerar ilegítimas y antinaturales a las diferentes formas de desigualdad y convertirlas en formas
de opresión equivalentes.Era ahí
donde residía la profunda
fuerza subversiva del discurso democrático
que permitiría desplazar la igualdad
y la libertad hacia dominios
cada vez más amplios y serviría
de fermento a las diversas
luchas contra la subornización. Muchas de las luchas
obreras del siglo XIX construyeron discursivamente sus exigencias a partir
de las luchas por la libertad
política.Es lo que prueban , para el
caso del cartismo inglés ,
profundamente influido por la Revolución francesa, en la constitución del movimiento y la determización de sus objetivos.(De
ahí el papel clave de la reivindicación del sugrafio
universal .poco tenida en cuenta
por aquellas interpretaciones que hacen
del cartismo un fenómeno de
carácter fundamentalmente social, expresión
de la conciencia de clase del
nuevo proletariado industrial)……..Deberíamos considerar a las
reivindicaciones socialistas un momento interno de la revolución democrática, pues solo son
inteligibles a partir de la lógica
de equivalencia, pues solo
son inteligibles a partir de la lógica de equivalencia que
esta última instaura. Los efectos de
difusión se multiplican en una variedad siempre creciente de direcciones. En el caso del feminismo se trataba
de permitir a las mujeres acceder a los derechos políticos
primero . a la igualdad económica
después y hoy , por último , a la
igualdad en el ámbito sexual. Como bien señalara Tocqueville: “ Es indudable que la igualdad acabará penetrando
tanto en el mundo político
como en otros ámbitos”. No se puede concebir a los hombres
como eternamente desiguales entre
sí en un punto y como iguales en otro; en
cierto momento, llegarán a ser iguales en todos los puntos”.
En su crítica a “La formación de la clase obrera en Inglaterra” de R.P.Thompson , Callhoun ha
demostrado convincentemente la forma
indiscriminada en que se
agrupaba a un conjunto heterogéneo de
grupos sociales bajo la etiqueta de “clase obrera”. Sin tener en cuenta adecuadamente la profunda diferencia
existente entre los “viejos”
y los “nuevos” trabajadores en lo
que a sus objetivos y a su forma de movilización respecta. Según
Calhom: “Los primeros lucharon sobre la
base de fuertes fundamentos
comunitarios., pero en contra de
las fuerzas preponderantes del cambio económico. Los segundos lucharon
a partir de una base social
más débil, pero desde dentro del orden
industrial emergente. Esta distinción
está profundamente reñida con la noción de un desarrollo continuo y de la radicalización creciente de la clase obrera”….Hacia mediados
del siglo XIX en Gran Bretaña , y a finales de siglo en el estro de Europa, va a surgir un
movimiento obrero al que puede
considerarse un producto del capitalismo
en sentido estricto. Pero este movimiento obrero tenderá
a cuestionar , cada vez menos, las relaciones de producción capitalista
en sí ( que habrán logrado
implementarse sólidamente) y se
centra en la lucha por la transformación de las relaciones en la producción.
Aquellas luchas que la tradición marxista calificó
de “reformistas” y a las que
consideraba un retroceso
respecto a las luchas sociales
que las habían precedido , se parecen
más al modo adoptado por las movilizaciones del proletariado industrial
que a las luchas anteriores, bastantes más radicales. Así se constituyeron las relaciones de subordinación entre obreros
y capitalistas como
posiciones diferenciales legítimas en un espacio discursivo unificado”. Si
consideramos otro periodo de
movilizaciones obreras radicales, el correspondiente a los diversos movimientos
que tienen lugar tanto en
Italia como en Alemania al fin de la
Primera Guerra Mundial , veremos que también
parten de un conjunto sobredeterminado de circunstancias ( el colapso
del orden social subsiguiente a la guerra . la militarización de las
fábricas , el comienzo del taylarización, la transformación del papel
de los obreros cualificados en la
producción ). Todas estas condiciones
iban ligadas , bien a una crisis
orgánica que reducía la
capacidad hegemónica de las lógicas de la diferencia , bien a
transformaciones que ponían en cuestión
formas tradicionales de la
identidad obrera. No hay que olvidar , el papel clave que desempeñaron en estas luchas los obreros cualificados; papel generalmente reconocido pero explicado de formas diferentes. Para
algunos se trataba de la defensa del trabajo
cualificado ante la amenaza de la
taylorización que empezaba a percibirse.
Para otros fue la
experiencia que estos obreros habían
adquirido durante la guerra la que les hizo pensar en las posibilidades de autoorganización del proceso productivo y los impulsó a enfrentarse a sus patronos..
Pero en ambos casos es la defensa de cierta identidad adquirida
por los obreros ( su
cualificación o sus funciones de organización de la producción) lo que les
empuja a rebelarse .Podemos pues
establecer un paralelo “con los
radicales reaccionarios” que mencionábamos antes, puesto que ellos también defendían un tipo de identidad amenazada.
…..La imagen de las luchas
radicales como algo del pasado ,
es totalmente irreal y procede en
buena medida , de la euforia
capitalista de las dos décadas posteriores a la gerra , que parecían ofrecer
el espectáculo de una
capacidad ilimitada de absorción
transformista por parte del sistema
y mostrar una tendencia lineal
hacía una sociedad homogénea , en la que se disolverán
todo potencial antagónico y toda
identidad colectiva fijada en un sistema de diferencias. Intentaremos mostrar
la complejidad y los
aspectos a menudo contradictorios de este proceso de expansión , ya que la misma
satisfacción de un gran variedad de reivindicaciones sociales
durante el apogeo del Welfare Satate, lejos de garantizar la
integración indefinida en las formaciones hegemónicas
dominantes, ha resultado a
menudo el carácter arbitrario
de todo un conjunto de
relaciones de subordinación. Así surgió
el espacio en el que ha tenido
lugar una nueva extensión de las equivalencias n igualitarias y, con
ella, la difusión en nuevas direcciones
de la revolución democrática .En este terreno han surgido
aquellas nuevas formas de identidad
política a las que . en debates recientes, se suelen englobar
bajo el nombre de “movimientos sociales”. Debemos estudiar el contexto histórico en el que han surgido ,
su potencial democrático y sus
ambigüedades.
. El desplazamiento equivalente
entre distintas posiciones de
sujeto (condición necesaria para el
surgimiento de un antagonismo)n
puede presentarse , por lo tanto
en dos variantes fundamentales. Primero, pueden tratarse
de relaciones de
subordinación ya existentes, que, gracias
a un desplazamiento del imaginario
democrático , se rearticulan como
relaciones de opresión. Tomemos como ejemplo el feminismo una vez más.La
fisura en la construcción del sujeto femenino subordinado
que permite que puedan
surgir un antagonismo , se debe a quelas mujeres se les niega, en tanto que mujeres , un derecho que la ideología democrática
reconoce en principio a todo
ciudadano.Lo mismo ocurre en el caso de las minorías de color que claman sus derechos cívicos. Pero el
antagonismo también puede surgir en otras circunstancias , cuando , por
ejemplo , son derechos adquiridos los que se ponen en cuestión , o cuando ciertas relaciones sociales, que no habían sido construidas bajo la forma
de la subordinación , empiezan a
verse desde esta perspectiva bajo
el efecto de ciertas
transformaciones sociales. En este caso, una posición de sujeto
puede pasar a ser sede de un antagonismo porque prácticas y
discursos , portadores de nuevas formas
de desigualdad , la niegan .Pero , en todos los casos , lo que permite
a las resistencias asumir el
carácter de luchas colectivas
es la existencia de un exterior
discursivo que impide estabilizar la
subordinación como diferencia.”.
El término poco
satisfactorio de “ nuevos movimientos
sociales” amalgama una serie de luchas muy diversas : urbanas,
ecologistas, antiautoritarias, antiinstitucionales, feministas, antirracistas,
de minorías étnicas, regionales o de minorías sexuales .El común
denominador de todas ellas es que no son
luchas obreras , que sus luchas no se consideran luchas de clase.Es inútil insistir
en el carácter problemático de esta última noción, en la que se amalgaman
una serie de luchas muy
diferentes que tienen lugar a nivel de las relaciones de producción , y a las que se distingue
de los “nuevos antagonismos que
dejan traslucir ( demasiado claramente)
la persistencia de un discurso fundado en un estatus privilegiado de “las clases”.
Lo que nos interesa de estos
nuevos movimientos sociales no
es, por lo tanto, su arbitraria agrupación
en una categoría que los opondría
a los de clase, sino su novedad , en tanto que articuladores de esa rápida
conflictividad social a relaciones más y más numerosas tan características de las sociedades industriales avanzadas . Esto es lo que
intentaremos analizar a través
de la problemática teórica presentada anteriormente, que nos lleva a concebir
a esos movimientos como una
extensión de la revolución democrática a
toda una serie de relaciones sociales. Lo que les hace tan novedoso
es su puesta en cuestión de
nuevas formas de subordinación. Debemos
distinguir dos aspectos en esta relación de continuidad y discontinuidad. El
aspecto de la continuidad implica
que la conversión de la
ideología de la democracia liberal en “sentido común” de las sociedades occidentales, sentó las bases para la progresiva puesta en cuestión de ese principio jerárquico que Tocqueville denominara “ igualación de
las condiciones”. Es la permanencia de
este imaginario igualitario la que nos permite establecer una continuidad entre las luchas del siglo XIX, las desigualdades
heredadas del Antiguo Régimen y los
movimientos sociales presentes. Pero
desde otro punto de vista , puede
hablarse de discontinuidad , ya que buena parte de los nuevos sujetos políticos se han
constituido a través de su relación
antagónica con formas de subordinación
recientes, derivadas de implementación y
expansión de las relaciones de producción capitalista y de la creciente intervención del estado “.
. HEGEMONIA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una radicalización
de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
. REVOLUCION DEMOCRÁTICA Y NUEVOS ANTAGONISMOS.
En el marco de la reorganización posterior a la Segunda Guerra Mundial tienen lugar
una serie de cambios a nivel de las relaciones sociales y se
consolida una nueva formación hegemónica.
Esta última articula modificaciones a nivel
del proceso del trabajo, de la forma estatal y de los modos de difusión
cultural dominantes , que
van a transformar profundamente las formas
sociales existentes. Si se
examina el problema desde un
punto de vista económico, el cambio
decisivo es lo que Michel Anglieta ha calificado de transición de un régimen de
acumulación extensiva a uno de
acumulación intensiva. Este último se
caracteriza por la extensión de las
relaciones sociales y la subordinación de estas últimas a la lógica
de la producción para el
beneficio. Según Aglieta, el momento
fundamental de esta transición es la instauración del fordismo , que describe como “ el principio de una articulación entre proceso
de producción y modo de consumos.”.Más específicamente , es la
articulación entre un proceso de trabajo
semiautomático ,organizado en torno
a la cadena de montaje, y un modo de consumo caracterizado
por la adquisición
individual de mercancías producidas
a gran escala para el
consumo privado. Este proceso de
penetración de las relaciones
capitalistas de producción , iniciados a
comienzos de siglo e incrementado a partir
de la década de los cuarenta, va a
transformar a la sociedad en un
vasto mercado en el que se crean sin cesar
nueva “necesidades” y en el que se
transforman en mercancías más y más productos del trabajo humano.Esta “mercantilización” de la vida
social destruye relaciones sociales anteriores, que reemplaza por
relaciones mercantiles que llevan la lógica
de la acumulación capitalista a
esferas cada vez más numerosas. Hoy el individuo no solo está subordinado al capital en tanto que vendedor de su fuerza de trabajo, sino también porque
está inscrito en otras múltiples relaciones sociales; la cultura, el
tiempo libre, la enfermedad , la educación, el sexo e incluso la muerte.No hay
prácticamente ningún ámbito de la
vida individual y colectiva que está al
margen de las relaciones capitalistas.
.Pero esta “sociedad de consumo” no ha conducido ni al fin de la
ideología, como anunciara Daniel Bell, ni a la creación de un hombre unidimensional , como temiera
Marcuse.Todo lo contrario , numerosas luchas
han expresado su resistencia contra las nuevas formas de subordinación desde el seno
mismo de la nueva sociedad .Así
el despilfarro de los recursos
naturales, la polución y la destrucción del medo ambiente,consecuencia
todas del productivismo, han dado a luz
al movimiento ecologista.Otras luchas ,que Manuel Castell ha calificado de
“urbanas”, expresan diversas formas de
resistencia a la ocupación capitalista
del espacio social.La urbanización generalizada que ha acompañado al crecimiento económico , la transferencia
de las clases populares a las periferias urbanas o bien su relegación
a los “centros decadentes de las ciudades” y la falta general de
servicios y de equipamiento
colectivo han causado una serie de nuevos problemas que afectan
a la organización del
conjunto de la vida social fuera del
trabajo. De ahí la multiplicidad de
relaciones sociales que pueden
dar origen a antagonismos y luchas : el hábitat, el consumo, los
diferentes servicios, todo puede ser
terreno abonado para la lucha contra las
desigualdades y para la reivindicación
de los nuevos derechos .
Hay que situar estas nuevas reivindicaciones en el contexto del Welfare State keynesiano,
cuya constitución ha sido el otro hecho
fundamental de la posguerra. Se trata sin duda, de un fenómeno ambiguo y complejo, pues si por
un lado este nuevo tipo de
estado era necesario para cumplir
una serie de funciones requeridas
por el nuevo régimen
capitalista de acumulación ,
también es el resultado de lo que Bowles
y Gintis ha llamado el “ acuerdo de posguerra
entre el capital y el trabajo”, el resultado de luchas
contra cambios en las relaciones
sociales generados por el capitalismo.
Es, por ejemplo , ña destrucción de los
sistemas de solidaridad tradicional de tipo .comunitario, familiar (basados no lo
olvidemos , en la subordinación de la mujer)
la que ha forzado al estado a intervenir
ofreciendo “diversos servicios sociales”
para los enfermos , los
desempleados, los ancianos , etc.En iertos lugares ,presionado por las luchas
obreras , el estado ha intervenido
también para asegurar una nueva
política del trabajo (salario mínimo,
duración de la jornada laboral, ,
seguros de accidentes, prestación de
desempleo,salarios sociales).Aunque
pueda aceptarse con Bejamín Coriat, que este estado
planificador interviene e la reproducción de la fuerza de trabajo para subordinarla a las necesidades del capital gracias
a la práctica de los contratos y
convenios colectivos, que ligan la elevación
de los salarios a la de la
productividad , no es menos cierto que ligan la elevación de los salarios a la
de la productividad , no es menos cierto
que se trata de conquistas que han
aportado beneficios reales e importante a los trabajadores.”. .
.Pero esta intervención del estado
a niveles cada vez más extensos
de la reproducción social , se ha visto
acompañada de una burocraticen
creciente que ha llegado a constituir ,
junto a la mercantilización., una de las
fuente fundamentales de desigualdades y conflictos.
En todos los ámbitos en los que interviene
el estado sea producido una politización
delas relacione sociales que está
en la base de nuevos y numerosos
antagonismos. Esta doble
transformación de las relaciones sociales , resultante de la expansión de las relaciones capitalistas de producción
y de las nuevas formas
burocráticas y estatales , existe , en diversas
combinaciones , en todos los
países industriales avanzados.En general
sus efectos se refuerzan
mutuamente pero no siempre es
así.Claus Offe ha indicado , por ejemplo, cómo la provisión
de servicios estatales ligados al salario social puede temer efectos de “mercantilizadores”,
capaces de afectar negativamente a los
intereses de la acumulación capitalista, en la medida que una serie de actividades
, podrían ser fuente de beneficios, son realizadas por el sector público. De hecho Offe
considera que este fenómeno,unido al de la “desproletarización” resultante
de los diversos subsidios que
permiten sobrevivir a los trabajadores sin verse obligados a vender su fuerza
de trabajo a cualquier precio , es un factor importante en la crisis
actual de las economías
capitalistas.Pero lo que más nos
interesa ahora son las consecuencias de esta burocratización qu está en el origen de nuevos
antagonismos.El dato más significativo
es la imposición de múltiples
formas de vigilancia y regulación
en las relaciones sociales que hasta entonces
habían formado parte del ámbito privado.
.No se puede entender la actual expansión del campo de la conflictividad
social y el subsiguiente de nuevos sujetos políticos, al margen del contexto de mercantilización y burocratización de las
relaciones sociales y la
reformulación de la ideología liberal.
Democrática( resultante de la difusión
de las luchas por la igualdad).De ahí
que propongamos considerar esta proliferación de antagonismo y esta puesta en cuestión de las relaciones de subordinación como un momento de profundización de la revolución democrática , también estimulada
por el tercer aspecto importante
en la mutación de las relaciones
sociales que ha caracterizado a la formación hegemónica
de la posguerra : las nuevas formas culturales vinculada a la expansión de los medios
de comunicación de masas. En este
caso los efectos también
son ambiguos , ya que junto a efectos incontestables de masificación y uniformización, esta cultura, que se
basa en los medios de comunicación ,
contiene asimismo poderosos
elementos de subversión de la desigualdades. Los discursos dominantes
en la sociedad de consumo la presentan como progreso social y
avanzadilla de la democracia, en la
medida en que permite
acceder a bienes cada vez más
numerosos a la vasta mayoría de la población.Ahora bien,aunque es verdad, como
señala Baudrillard , que “ cada vez estamos más lejos de una igualdad ante el
objetivo”, la aparente igualdad reinante y la democratización cultural ,
consecuencia inevitable de la acción de
los medios de comunicación , permiten poner en cuestión privilegios basados
en formas de estatus más antiguas.Aunque se les interpela como iguales
en tanto que consumidores, cada
vez son más numerosos los grupos que rechazan las desigualdades reales que subsisten.
Esta cultura democrática del consumo ha estimulado sin duda el surgimiento de nuevas
luchas, que han desempeñado un papel importante en el proceso de
rechazo de las antiguas formas
de subordinación :pensemos , por ejemplo, en la lucha del movimiento negro en Estados Unidos por
los derechos cívicos..El fenómeno de los
jóvenes en particularmente interesante
y no es de extrañar que
constituyan un muevo eje de antagonismos. A fin de crear
nuevas necesidades ,se los construye, cada vez más como
una categoría específica de consumidor, lo que los impulsa a buscar una autonomía financiera que la sociedad no está e condiciones de proporcionales.Todo lo contrario , la
crisis económica y el desempleo tornan muy difícil su
situación .Sí a esto añadimos la desintegración
de la cédula familiar y su
creciente reducción a puras funciones
de consumo, así como la inexistencia
de formas sociales de integración de estos nuevos sujetos que han recibido el impacto de la puesta en cuestión generalizada de las jerarquías existentes ,
se comprenden fácilmente las diversas formas
que ha adoptado la rebelión de los jóvenes en las sociedades
industriales.
.El hecho de que estos nuevos
antagonismos sean la expresión de
resistencias a la mercantilización, la burocratización y la homogenización
crecientes de la vida social , explica
que se manifiesta a menudo a través e
una proliferación de particularismo y
que cristalicen en la reivindicación de
la autonomía misma. De ahí también que
se constate una tendencia neta a valorar las “diferencias” y a crear nuevas
identidades que tienden a privilegiar
criterior “culturales”
(vestimenta,música,lenguas,tradiciones regionales, etec,).De los dos grandes temas del imaginario democrático, igualdad y
libertad,era la igualdad laque había
predominado tradicionalmente , pero las
demandas de autonomía dan una importancia a la libertad
cada vez mayor.Por eso , muchas
de estas resistencias no se manifiestan bajo la forma de luchas
colectivas, sino a través de un
individualismo creciente ( la izquierda , desde luego,está mal preparada para tener en cuenta
estas reivindicaciones que, incluso
hoy,tienden a rechazar por
“liberales”. De ahí el peligro de que se
articulen en un discurso de derechas
basado en la defensa de los privilegios).Pero en todo caso, y sea cual
fuera la orientación política que
cristaliza en el antagonismo( lo que
dependerá de las cadenas de
equivalencia que los construyan), la forma del antagonismo en cuanto tal es idéntica
en todos los casos .Es decir , que se trata siempre de la construcción de una identidad social( de una posición sobredeterminada de sujeto) sobre la base de la equivalencia entre un conjunto de elementos o valores
que expulsan o externalizan a
aquellos a los que se oponen .Nuevamente , nos encontramos ante la división del espacio social .El último d estos “nuevos movimientos sociales” sin duda
uno de los más activos actualmente es el movimiento pacifista. Creemos que se
inscribe perfectamente en el marco
teórico que hemos presentado. Tra la
difusión de lo que E.P.Thompson ha
denominado “la lógica exterminista”, un número
creciente de personas siente que
se ha puesto en cuestión el más
elemental de los derechos: el derecho a la vida.Además , la instalación en numerosos países de armas nucleares
extranjeras, sobre cuyo uso no existe control alguno a nivel nacional de los
principios de contro democrático que ejercen los ciudadanos en el ámbito político.El discurso sobre de la política de defensa (tradicionalmente
coto vedado de élites militares y políticas
restringidas) se subvierte cunado
el principio de control democrático se
asienta en ese núcleo.”
…Hasta aquí hemos visto como
surgían nuevos antagonismos y sujetos políticos ligados a la expansión y generalización de la
revolución democrática..En realidad
estamos esa extensión de efectos políticos a otras áreas
que hemos visto recurrente a lo
largo de nuestro análisis. La proliferación
de estos antagonismos nos permite
ver bajo una nueva luz ese
problema de la fragmentación de los
sujetos “unitarios” de las lucha
sociales al que se enfrentó el
marxismo desde su primera crisis a finales de siglo.Vista en perspectiva toda la discusión en torno
a las estrategias de
recomposición de la unidad de la clase
obrera,no es sino el primer acto de no
reconocimiento(renuente) de la pluralidad
de los social y del carácter no suturado de toda identidad política.Si
leemos sous nature los textos de Rosa Luxemburgo . Labriola o el
mismo Kautsky, veremos que ese momento inasimilable de la pluralidad está presente
en su discurso de un modo u otro, minando la coherencia
de sus categorías.Está claro que,
a diferencia de lo que pensaron los
teóricos de la Segunda Internacional, esta multiformidad no es necesariamente
un momento negativo. De fragmentación mi
el reflejo de una escisión artificial
resultante de la lógica capitalista,
sino el terreno mismo que permite una
profundización de la revolución democrática, que, como veremos, se revela
incluso en las ambigüedades y dificultades a las que ha de enfrentarse toda práctica articulatoria y de
recomposición.La renuncia a la
categoría de sujeto como entidad unitaria ,transparente y
suturada , abre camino al
reconocimiento de la especificidad de los antagonismos constituidos a partir de diferentes posiciones de sujeto
y a la posible profundización
de una concepción pluralista y
democrática..La crítica a la categoría
de sujeto unificado y el
reconocimiento de la dispersión discursiva en cuyo seno se constituye
toda posición de sujeto son, por
lo tanto, algo más que el enunciado
de una posición teórica general : son conclusiones sine qua non para pensar la multiplicidad de la que surgen los antagonismos en sociedades en las que la revolución democrática
ha traspasado un cierto umbral.
…Esto nos da un espacio teórico en el que sedan las condiciones para entender la noción
de “democracia radical y plural” (central en nuestra argumentación).Solo
sise acepta la imposibilidad de reconducir
las posiciones de sujeto a un principio fundante ,positivo, y unitario , puede considerarse
radical el pluralismo.El pluralismo radical exclusivamente en la medida
en que cada uno de los términos de esa pluralidad de identidades se valida
a sí mismo , en vez de intentar
legitimarse con la ayuda de un fundamento positivo
trascendente ( o subyacente) que, al establecer la jerarquía
o el sentido de todos ellos se erigiría
en fuente y garante de su legitimidad .Este pluralismo radical es democrático, en la medida en la que la autoconstitución de cada uno de sus términos resulta de los desplazamientos del imaginario
igualitario. El proyecto de una
democracia radical y plural en un primer
sentido , no es nada más que la lucha
por una autonominación máxima de esferas
a partir de la generalización de
la lógica equivalencia e igualitaria.”.
.Este enfoque nos permite redimensionar las luchas obreras
y hacerles justicia , porque cuando se la contrapone en bloque a las luchas
de los “nuevos sujetos políticos”, se está distorsionando su carácter .Una vez rechazada
la idea de la clase obrera como
“clase universal” se pueden
reconocer la pluralidad de los
antagonismos que tienen lugar en el
ámbito de lo que arbitrariamente se engloba
bajo la etiqueta de “las luchas obreras” y la importancia inestimable
de gran parte de ellas para la profundización del proceso
democrático .Ha habido muchas luchas obreras
y estas han adoptado formas
extraordinariamente variadas en función
de las transformaciones del
papel del estado, de los antagonismos
dentro y fuera de la empresas y de los
equilibrios hegemónicos existentes.
Tenemos un ejemplo excelente en las
llamadas · nuevas luchas obreras” que
tuvieron lugar e Francia y e Italia a finales de los años de la década de los
sesenta. Muestran como la forma adoptada
por las luchas de las fábricas
depende de un contexto
discursivo mucho más vasto que el
de las simples relaciones de producción.
La influencia evidente de las propuestas estudiantiles
y de los eslóganes que
popularizaban: el papel central que desempeñaron los obreros jóvenes . cuya cultura
era radicalmente a la de sus
mayores; la importancia de los
inmigrantes en Francia y de los
meridionales en Italia., el resto de las relaciones sociales en las que el obrero está inmerso van a determinar su forma
de reaccionar en la fábrica. Por lo tanto, ni la pluralidad de estas relaciones se borra
mágicamente para constituir una clase obrera , ni las reivindicaciones
obreras pueden reducirse a un antagonismo único
de naturaleza ontológicamente diferente a la del resto de los sujetos
sociales y políticos.
Indudablemente la proliferación
de nuevos antagonismos y de “nuevos
derechos” está conduciendo a la crisis a
la formación hegemónica de posguerra.
Pero la forma de superación de esta crisis
dista mucho de estar predeterminada , ya que el modo en el que se
definan los derechos y las formas que
adopten las luchas contra la subordinación no están
establecidas de manera unívoca.Estamos
ante una auténtica polisemia. El feminismo o la ecología, por ejemplo, existen
bajo múltiples formas , que
dependen del modo en que se constituya discursivamente el antagonismo .Así hay un feminismo
radical que ataca al hombre en
sí, feminismo de la diferencia que
intenta revalorizar la “feminidad” o un
feminismo marxista que considera que el enemigo es un capitalismo al que considera indisolublemente unido al patriarcado.
Existen por lo tanto una pluralidad de formas discursivas para construir un antagonismo a partir de los diversos modos de subordinación de la mujer.La ecología puede ser anticapitalista, anti industrial ,
autoritaria,libertaría, socialista ,reaccionaria, etc.Las formas de articulación de un antagonismo , por lo tanto, lejos de estar predeterminadas, son el resultado de una lucha hegemónica. Esta afirmación tiene consecuencias importantes, porque
implica que estas nuevas luchas no
tienen necesariamente un carácter
progresita, y que es un error pensar,
como hacen muchos, que se sitúan espontáneamente en el contexto de la política de izquierda.Tras la
década de los sesenta, muchos fueron en
busca de un nuevo sujeto revolucionario privilegiado , para reemplazar a una clase obrera que había fracaso en su misión histórica de emancipación.Los movimientos ecologistas,
los movimientos estudiantiles, el
feminismo y las masas marginales, ha sido los candidatos populares
par el desempeño de este nuevo
papel.pero está claro que sí no se
escapa a la problemática tradicional,
simplemente se la desplaza.No hay una
posición privilegiada única
de la que derive una continuidad
uniforme de efectos que acaben transformar a la sociedad en su conjunto.
Todas las luchas , tanto obreras como de
otros sujetos políticos tienen,
por sí mismo, un carácter parcial
y pueden ser articuladas en
discursos muy diferentes. En esta articulación
la que otorga su carácter no su lugar
de procedencia..No hay por tanto
ningún sujeto ni, por lo demás ,
ninguna necesidad absolutamente radical e irrecuperable por el orden
dominante que constituya un punto de partida capaz de garantizar
una transformación total(Tampoco hay nada que asegure permanente la
estabilidad de un orden establecido).
..En relación a este punto creemos que ciertos análisis muy interesantes , como los de Alain Touraine y André Gorz, no van lo
suficientemente lejos en la ruptura
con la problemática
tradicional.Gorz , por ejemplo , al atribuir a la “ no clase de los no trabajadores” el privilegio que niega el proletariado , no hace más que
invertir la posición marxista.Lo determinante
siempre es el lugar o el nivel de las relaciones de producción;
incluso cuando, como en este caso , el sujeto
revolucionario se define por su
ausencia de inserción en el mismo.En
cuanto a Touraine , su búsqueda del movimiento social que pueda desempeñar
en la “sociedad programada” el
papel de la clase obrera en la sociedad insdustrial, indica claramente
que tampoco pone en cuestión la idea
de la unicidad de la fuerza
social capaz de operar un cambio radical en una sociedad dada.El avance en años
recientes de la “nueva derecha” demuestra que la resistencias a las nuevas formas de subordinación son polisémicas y pueden articularse perfectamente en un discurso antidemocrático. Su novedad consiste
en haber logrado articular
en el discurso neoliberal una
serie de resistencias democráticas a la transformación de las relaciones
sociales.
………Es precisamente este carácter
polisémico de todo
antagonismo el que hace que su sentido dependa de una articulación hegemónica, hasta
el punto de que, como heos visto, el
terreno de las prácticas hegemónicas se
constituyen a partir de la ambigüedad fundamental
de lo social, de la imposibilidad
de fijación última del sentido
de cualquier lucha, tanto aisladamente
como a través de su localización
en un sistema relacional. Como dijimos ,
hay prácticas hegemónicas porque esta falta
de fijación radical impide
que podamos considerar la lucha
política un juego en e que la identidad de las fuerzas ya enfrentadas ya está constituida desde el principio..Esto
significa que una política con aspiraciones hegemónicas nunca
es una repetición acontece en un
espacio que delimita una interioridad
pura, porque siempre ha de moverse
en una pluralidad de planos.Que el sentido de toda lucha
no venga dado desde el comienzo
significa que sólo es fija, parcialmente , en la medida en que la lucha sale de sí
y se vincula estructuralmente a
otras luchas a través de cadenas de equivalencia.Todo antagonismo
es, en sí mismo , un significado
flotante, un antagonismo “salvaje” que no predetermina la forma en que puede articularse con otros
elementos de una formación social. Esto
permite establecer una diferencia
radical entre las luchas sociales
actuales y las que tuvieron lugar antes
de la revolución democrática. Estas últimas
siempre tuvieron lugar en el
marco de la negociación de identidades
dadas y relativamente estables , y por consiguiente , las fronteras del antagonismo estaban a la vista y no
había que construirlas ( por lo
tanto no había dimensión hegemónica de
la política). Pero en las sociedades
industriales actuales, la misma proliferación de puntos de ruptura, unida al carácter precario de toda
identidad social, también diluye
las fronteras.Por consiguiente , el carácter construido
de las líneas demarcatorias se hace más evidente por la mayor inestabilidad de estas últimas y los desplazamientos e fronteras
y divisiones internas de los
social se hacen más radicales. En este ámbito y desde esta perspectiva adquiere
toda su dimensión hegemónica el proyecto neoconservador.
.HEGEMONIA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una
radicalización de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
.LA DEMOCRACIA
RADICAL: ALTERNATIVA PARA UNA NUEVA IZQUIERDA.
….La reacción conservadora tiene
un carácter claramente hegemónico. Intenta transformar profundamente los términos del
discurso político y crear una nueva “definición de la realidad
“ que bajo la cobertura de la defensa de la “libertad individual” legitime las desigualdades y restaure
las relaciones jerárquicas con
las que habían acabado las luchas de las
dos décadas anteriores. En realidad, lo que está en juego es la creación de un nuevo bloque histórico. De
convertirse en ideología orgánica , el
liberalconservadurismo construiría una nueva articulación hegemónica a través
de un sistema de equivalencias
que unificaría múltiples posiciones
de sujeto en torno a una definición
individualista de sus derechos y
a una concepción negativa de su libertad. Nos enfrentaos pues, de nuevo, con el desplazamiento de la frontera de lo social. Toda una serie de posiciones
de sujeto, aceptadas como
diferencias legítimas en la formación hegemónica
correspondiente al Welfare State, abandonan el campo de la positividad social y se construyen
negativamente: los parásitos de la seguridad social ( los scroungers de
Thacgher), la ineficacia ligada a los privilegios sindicales
y a las subvenciones estatales, etc. Es evidente , por lo tanto, que una
alternativa de izquierdas solo puede
consistir en la construcción de un sistema de equivalencias distintas ,
capaces de establecer la división social sobre una base diferente. Frente al proyecto de reconstrucción de una sociedad jerarquizada, la izquierda debe ubicarse plenamente
en el ámbito de la revolución
democrática y expandir las
cadenas de equivalencias entre las distintas ñuchas contra
laopresión.La tarea de la izquierda no
puede consistir en renegar de la
ideología liberal y democrática sino, al contrario , consiste en profundizar
en ella y expandirla en la dirección de
una democracia radicalizada y plural.Explicaremos las dimensiones de esta tarea
pero, en todo caso , esta posibilidad
se basa en el hecho de que el
sentido de los discursos liberales sobre los derechos del individuo
no se ha fijado definitivamente.
.Esta no fijación
permite su articulación con
elementos del discurso conservador , pero también formas de articulación
y redefinición diferentes que acentúen
el momento democrático.. Es decir , como en el caso de cualquier
otro elemento social, los elementos integrantes del discurso liberal nunca
aparecen cristalizados y puede ser el campo
de una lucha hegemónica.La posibilidad de una estrategia hegemónica de izquierdas no reside en el abandono del ámbito democrático sino, por el contrario, en la extensión del
campo de las luchas democráticas al
conjunto de la sociedad civil y del estado.Sin embargo , conviene entender la extensión radical de los cambios necesarios en el imaginario político de la izquierda
para fundar una práctica política
plenamente localizada en el campo de la
revolución democrática, consciente de la
profundidad y variedad de las articulaciones hegemónicas que requiere la coyuntura actual.
El obstáculo fundamental es el que hemos venido registrando : el apriorismo esencialista , la convicción de que la
sociedad se sutura en algún punto a partir
del cual cabe fijar el sentido de
todo evento al margen de cualquier práctica articulatoria . Esto nos ha impedido
entender el desplazamiento constante de
los puntos nodales que estructuran una formación social, y ha llevado a la organización de un discurso de izquierda basado en una lógica de “puntos privilegiados
apriorísticos” que limita
seriamente su capacidad de acción y análisis políticos. Esta lógica de los
puntos de vista de la determinación de los antagonismos fundamentales , el obstáculo básico
ha sido,como vimos, el clasismo, es decir , la idea de que la clase
obrera es el agente privilegiado en el
que reside el impulso fundamental del cambio social, sin tener en cuenta que la orientación de la clase obrera depende de un
equilibrio político de fuerzas y de la radicalización de una pluralidad de luchas democráticas que se deciden en buena parte fuera de la clase misma. Desde el punto de vista
de los niveles sociales en los
que cabe la posibilidad de implementar
cambios , los obstáculos fundamentales
han sido el estatismo ( la idea de que
la expansión del papel del estado es la panacea para todos los problemas) y el
economicismo( especialmente en su
versión tecnocrática): la idea de que
una estrategia económica exitosa tiene necesariamente efectos políticos claramente especificables.
.Pero si buscamos el núcleo
último de esta fijación esencialista ,
lo encontraremos en el punto nodal fundamental
que ha galvanizado la imaginación
política de la izquierda: el
concepto clásico de revolución , calcado al jacobino. No habría
nada que objetar al concepto de revolución si por tal se entendiera la sobredeterminación de un conjunto de
luchas en un punto de ruptura
político del que emanarían gran
variedad de efectos para el conjunto del tejido social.Si sólo se tratara
de eso, en numerosos casos
bastaría con el derrocamiento de un régimen
represivo para el avance democrático. Por el concepto clásico
de revolución implicaba mucho más que esto: implicaba el carácter
fundamental del hecho revolucionario, la institución de un punto de
concentración de poder a partir del cual
la sociedad pudiera reorganizarse racionalmente. En ciertos conceptos de
Gramsci hallamos los instrumentos
teóricos que nos permiten
redimensionar el hecho revolucionario mismo. El concepto de guerra de posiciones implica
precisamente la afirmación del carácter
de proceso de toda transformación
radical: el hecho revolucionario es, simplemente ,un momento interno de este proceso.Multiplicar los espacios políticos e impedir que el poder
se concentre en un punto son,
pues , condiciones previas de toda transformación realmente democrática de la sociedad..La
concepción clásica del socialismo suponía
que la desaparición de la
propiedad privada de los medios de
producción generaría una serie de efectos en cadena
que, a lo largo de todo un
periodo histórico , conducirían a la
extinción de toda forma de
subordinación.Hoy sabemos que esto no es así .No hay , por ejemplo,
vínculos necesarios entre antisexismo y
anticapitalismo, y la unidad entre ambos
únicamente puede ser el
resultado de una articulación hegemónica.
.Por consiguiente solo cabe construir esta articulación a partir de la luchas separadas , que
solo ejercen sus efectos de equivalencia y sobredeterminación de las esferas de la sociedad. Esto requiere de la automatización de las esferas de las lucha y la
multiplicación de los espacios políticos, y es incompatible con la concentración de poder y saber propugnados por el jacobinismo cásico
y sus diversas variantes socialistas. En realidad , todo un
proyecto de democracia radicalizada supone
una dimensión socialista, ya que
hay que poner fin a las
relaciones capitalistas de
producción que están en la base de numerosas relaciones de subordinación;
pero el socialismo es uno de los
componentes de un proyecto de democracia
radicalizada y plural, hay que insistir
en que esto no puede significar tan solo la utogestión obrera , pues de lo que se trata es de una verdadera participación de todos los sujetos interesados
en las decisiones acerca de lo que
va a ser producido,cómo va ser
producido y cómo se va a distribuir el
producto. Estas son las únicas condiciones en las que puede darse una
apropiación social de la producción.
Reducir la cuestión al problema de la autogestión obrera es ignorar que los intereses obreros pueden construirse de modo que se tengan en cuenta las
reivindicaciones de los ecologistas u
otros grupos que, sin ser productores, se ven afectados por las decisiones
adoptadas en el ámbito de la producción.
.HEGEMONIA Y
ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una radicalización de la democracia)por Ernesto
Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
.LA DEMOCRACIA
RADICAL: ALTERNATIVA PARA UNA NUEVA IZQUIERDA.
.Desde este punto de vista de
una política hegemónica , lo que limita decisivamente la tradicional
perspectiva de la izquierda es que
intenta determinar a priori los agentes del cambio , los niveles de eficacia en el ámbito de lo social y los
puntos y momentos de ruptura pri todo un conjunto de nuevos
problemas que debemos de abordar.vilagiados. Todos estos obstáculos surgen a partir de un núcleo común: la negativa a
renunciar al supuesto de una sociedad
saturada. Una vez que se abandona ese
supuesto surgen , sin embargo todo
un conjunto de nuevos problemas que debemos abordar.Por demos resumirlos en tres cuestiones: 1) ¿cómo determinar la
superficies de emergencias y las formas
de articulación de los
antagonismos que debe abarcar un proyecto
de democracia
radicalizada?;2)¿en qué
medida es compatible el pluralismo propio de una democracia radicalizada con los efectos de equivalencia
característicos de toda una articulación
hegemónica?; y 3) hasta qué punto basta
la lógica implícita en los desplazamientos del imaginario
democrático para definir un proyecto
hegemónico?. Respecto al primer punto ,
hemos demostrado que el apriorismo implícito
en una topografía social de lo social es insostenible , y también resulta imposible definir a priori las superficies de constitución de los antagonismos.De ahí que, aunque
haya política de izquierdas
concebibles y especificables en ciertos contextos, no hay una política de
izquierda cuyos contenidos
puedan determizarse al margen de
toda referencia contextual.Esta es la
razón por la que todos los intentos
de proceder a una determización a priori
han sido uninaterales, arbitrarios y carecen de validez
en un gran número de
circunstancias, La explosión de la unicidad
de sentido político , ligada a fenómenos
de desarrollo desigual y
combinado , disulve toda posibilidad de fijar
el significado en términos de una divisoria entre izquierda y derecha.Imaginemos que intentamos definir
un contenido último de la
izquierda que subyazca a todos los contextos
e los que se ha usado el término
; nunca encontraremos uno que no contenga
excepciones.Nos encontramos en el
campo de los juegos de lenguaje
de Wittgenteis, en los que a los demás
que podemos aspirar es a
encontrar un aire familiar.Pensemos en
algunos ejemplos .En años recientes
se ha hablado mucho de la necesidad de profundizar entre estado y la sociedad civil.
.HEGEMONIA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una radicalización
de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
.LA DEMOCRACIA RADICAL:
ALTERNATIVA PARA UNA NUEVA IZQUIERDA.
..Pero , evidentemente ,
esta propuesta no proporciona a la
izquierda ninguna teoría generalizable
sobre la superficie en la que surgen los
antagonismos ; lo que parece
implicar que toda forma de dominación
se encarna en el estado .Pero
está claro que la sociedad civil también es sede de numerosas
relaciones de opresión y, por consiguiente,
de antagonismos y luchas democráticas. O teorías como la de los “aparatos
ideológicos del estado” de Althusser se
pretendía crear , de modo más o menos confuso, un marco conceptual desde
el que pensar estos fenómenos de desplazamientos en el ámbito
de la dominación.En el caso de la
lucha feminista , el estado es un medio significativo apara impulsar , a menudo contra la sociedad civil, una legislación que
combata las diferencias de género. En muchos países desarrollados , la ampliación
de las funciones del estado central ha
contribuido a la lucha contra formas
extremas de explotación por parte de oligarquía terrateniente .Por lo demás ,
el estado no es un medio homogéneo
separado por un foso de la sociedad
civil , sino un conjunto dispar de ramas y funciones, solo relativamente integradas
por las prácticas hegemónicas que
tienen lugar en su seno. No debemos olvidar
que el estado puede ser sede de
numerosos antagonismos democráticos, e
la medida en que un conjunto de funciones desempeñadas en su seno (profesionales o técnicas , por
ejemplo) pueden estrar en relaciones
antagónicas con centros de poder que intentan
coartarlas y deformarlas desde dentro
del estado mismo.Todo esto no quiere decir, desde luego, que en ciertos
casos la división entre estado y sociedad civil no pueda constituir la línea política fundamentalmente de demarcación ; es lo que ocurre cuando
el estado se ha transformado en
una excreciencia burocrática impuesta por la fuerza al resto de la sociedad
,como el caso de Europa del este y también el caso de Nicaragua de los Somoza:
una dictadura sostenida por un aparato
miitar.Pero , en todo caso, está claro
que no se puede afirmar a priori
que el estado o la sociedad civil
son la superficie en la que
surgen os antagonismos democráticos.Otro tanto
puede decirse cuando se trata
de determinar el carácter
positivo o negativo(desde el punto de vista de una política de izquierdas ) de ciertas formas organizativas .Consideremos por ejemplo
la forma de partido.
..El partido como institución
política puede, en ciertas
circunstancias , ser una instancia de
cristalización burocrática capaz
de frenar a los movimientos de masas.Pero , en otras, puede organizar a las masas dispersas y políticamente vírgenes; erigiéndose en instrumento de expansión y profundización de las luchas
democráticas.Lo importante es que al
desaparecer el campo de la “sociedad en general” como marco válido
del análisis político se ha
volatizado asimismo la posibilidad de establecer
una teoría general de la política
sobre la base de categorías topográficas,es decir, de categorías que fijen
de modo permanente el sentido
de ciertos contenidos en tanto
que diferencias localizables en el
seno de un complejo relacional.La
conclusión que se desprende de este análisis
es que no se pueden especificar a
priori las superficies de emergencia de los antagonismos , porque no hay
superficie que no se vea constantemente subvertida
por los efectos
sobredeterminantes de otras, y
porque existe un desplazamiento constante de las
lógicas sociales características. De unas
esferas hacia otras.Este es el “efecto
demostración” que hemos visto en el caso de la revolución democrática. Una
lucha democrática puede automizar cierto
espacio en el que desenvuelve y producir efectos de equivalencia con otras luchas en un espacio político distinto. El proyecto
de una democracia radical va ligado
a esta pluralidad de los social,
y la posibilidad de crearla emana directamente del carácter
descentrado de los agentes sociales , de la pluralidad discursiva que los constituye como
sujetos y de los desplazamientos que tienen lugar en el seno de la pluralidad.Las formas
originarias del pensamiento democrático
estaban ligadas a una
concepción positiva y unificada
de la naturaleza humana y
tendieron a constituir un espacio único
en el que dicha naturaleza había de manifestar los efectos
de su radical libertad e igualdad
: así como se constituyó un espacio público ligado a la ciudadanía.
..La distinción de público
frente a privado se pensó
para separar un espacio en el que se anulaban las diferencias , a través de la equivalencia universal de los ciudadanos , de una pluralidad de espacios privados en los que se mantenía la vigencia plena de esas diferencias..Es en este punto
donde la sobredeterminación de efectos ligadas a la revolución democrática
comienza a desplazar la línea
demarcatoria entre lo público y lo privado
y a politizar las relaciones
sociales, es decir, a multiplicar los espacios
en los que las nuevas lógicas de equivalencia disuelven la positividad diferente de los social. Ha sido un proceso
largo, que abarca desde las luchas
obreras del siglo XIX
hasta las luvhas feministas, de diversas minorías raciales o
sexuales y de diversos grupos marginales
, así como las nuevas luchas
antiinstitucionales del presente siglo.
De manera que, lo que ha estallado ha sido las ideas y la realidad de un espacio único de
constitución de lo político. Estamos asistiendo a una politización mucho
más radical que nada que hayamos
conocido en el pasado, porque tiende a
disolver la distinción entre lo
público y lo privado, no en términos de
invasión de lo privado por parte
de un espacio público unificado,
sino en términos de una
proliferación de espacios políticos radicalmente
nuevos y diferentes. Nos enfrentamos pues al surgimiento de un pluralismo de sujetos, y solo podemos pensar
sus formas de constitución y
diversidad dejando atrás la
categoría de sujetos como esencia unificada
y unificante.”.
.Pero esta pluralidad de lo
político,¿no estaría en
contradicción con la unificación resultante
de los efectos de equivalencia que, como sabemos, son condiciones
necesarias de los antagonismos.?. En otras palabras,¿ No habría
incompatibilidad entre la
proliferación de espacios políticos
propia de una democracia
radicalizada y la construcción de
identidades colectivas a partir de la
lógica de la equivalencia.?. Nuevamente nos enfrentamos a la aparente dicotomía entre autonomía y hegemonía , a la que
hicimos referencia , ahora debemos
considerar sus efectos e implicaciones políticas .Abordemos la
cuestión desde dos perspectivas diferentes : a) desde el punto de vista del
ámbito en el que una dicotomía puede
presentarse como excluyente, b) desde el
punto de vista de la posibilidad y condiciones históricas del surgimiento de ese espacio de exclusión. Comencemos planteando la cuestión del ámbito
de la incompatibilidad
existente entre efectos de equivalencia y autonomía. Primero la lógica de la equivalencia.Como hemos visto, en la medida
en que el antagonismo no surge
solo en el espacio dicotómico que
lo constituye , sino asimismo en el
campo de la pluralidad de los
social que siempre desborda a ese espacio , la identidad de ambos polos
antagónicos solo puede consolidarse
saliendo de sí y hegemonizando elementos
externos.El afinamiento de luchas democráticas
concretas requiere la expansión de cadenas
de equivalencia que abarquen
otras luchas.La articulación
equivalencia entre antirracismo , antisexismo y anticaplitalismo, por
ejmplo, exige uan construcción hegemónica
que, en ciertas condiciones,
bien pueden ser condición necesaria para
la consolidación de cada una de estas luchas.Por lo necesario
para la consolidación de cada una de estas luchas. Por lo tanto , la
lógica de la equivalencia llevada a sus
últimos extremos implica la disolución
de la autonomía de los espacios en los que se constituyen cada una de estas luchas ; no necesariamente porque algunas se subordinen a otras , sino porque todas habrían
llegado a ser símbolos de equivalencia de una lucha única e indivisible. El antagonismo habría adquirido así una
transparencia total , en la medida
en que se había eliminado toda
desigualdad y disuelto la
especificidad diferencial de los espacios de constitución de cada una de las luchas
democráticas.Pasemos a la lógica de la autonomía.Cada una de estas luchas mantiene su especificidad diferencial
respeto a las otras..
.Los espacios políticos en los que se constituyen cada una de ellas son distintos e incomunicable .Pero es
fácil advertir que esta lógica aparentemente libertaría.solo se sostiene
sobre la base de un nuevo cierre.Porque
si cada lucha transforma
al momento de su
especificidad en un principio de identidad
absoluto, el conjunto de estas
luchas solo puede concebirse
como un sistema absoluto de
diferencias que solo es pensable en
tanto que totalidad cerrada. Es decir, que la transparencia de lo social
se ha transferido de la
unicidad e inteligibilidad de un sistema
de equivalencia , a la unicidad e
inteligibilidad de un sistema de
diferencia.Pero en ambos casos se trata
de discursos que , a través de sus categorías , pretender dominar lo social
como totalidad.En ambos casos el
momento de la totalidad deja de ser un horizonte
y pasar a ser fundamento.La lógica de la equivalencia y la lógica
de la autonomía solo son
contradictorias en este espacio racional
y homogéneo .porque solo aparecen
las identidades sociales como ya adquiridas y fijas
y solo en él encuentro dos lógicas
sociales, en último término
contradictorias, un terreno en el
que estos efectos últimos
pueden desarrollarse plenamente.Pero. como definición , en este momento
último no llega nunca , la
incompatibilidad entre equivalencia y
autonomía desaparece .El estatus
de ambas cambia : ya no se trata
de fundamentos del orden social
sino de lógicas sociales , que
intervienen en grados diversos
en la constitución de toda una identidad social y limitan parcialmente en efectos mutuos.De esto podemos deducir una condición
pre vías básicas para una
concepción radicalmente
libertaria de la política , la renuncia al control total (intelectual o politico) de todo presunto fundamento
últimos de lo social.Toda concepción que pretenda
basarse en un saber acerca de este fundamento se enfrenta tarde o temprano a la paradoja
rouseannina según la cual hay que obligar a los hombres a ser libres.
…Es la precariedad de toda
equivalencia la que sigue que sea complementada y limitada
por la lógica de la autonomía.De
ahí que no baste la demanda
de igualdad ,hay que equlibrada exigiendo libertad,lo que nos lleva a
hablar de la democracia radicalizada y
plural. Una democracia radicalizada
pero no plural sería aquella
que constituiría un único
espacio de igualdad sobre la base
de la vigencia ilimitada de la lógica
de la equivalencia sin reconocer el momento
irreductible de la
pluralidad de espacios..Este
principio de la separación de espacios
es la base necesaria para exigir libertad.En él reside
el principio del pluralismo , y
es donde cabe encabezar el proyecto de una democracia plural con la
lógica del liberalismo.No debemos poner
en cuestión al liberalismo en sí, ya que, en tanto que principio ético
que efiende la libertad del
individuo para realizar sus capacidades humanas, hoy
tiene más vigencia que nunca.Pero
aunque esta dimensión de libertad
sea constitutiva de todo
proyecto democrático y emancipatorio, no debemos reaccionar , frente a ciertos
holísticos ,volviendo pura y simplemente a la defensa
del individuo burgués.De lo que
se trata es de generar otro del individualismo burgués. De lo que se trata
es de generar otro individuo, un
individuo no construido a partir de la matriz del individualimso psesivo.
Debemos abandonar la idea de derechos
naturales anteriores a la
sociedad ( de hecho , el conjunto de la falsa dicotonomía entre individuos y sociedad ) y sustituirla por otra forma
de plantear el problema de los derechos
.Los derechos individuales no se define nunca de manera aislada , sino e contextos
de relaciones sociales que definen
posiciones de sujetos concretas.Siempre
son derechos que involucran a otros sujetos que participan en la misma relación social. Es así como debemos
entender la noción de derechos democráticos, pues son derechos que solo
pueden ejercerse colectivamente :
y suponen la existencia de derechos iguales para los demás.Los
espacios constitutivos de las diferentes relaciones sociales pueden variar menormente , según que se trate
de relaciones de producción , de
ciudadanía, de vecindad, de parejas etc.Las
formas de democracia deberán ser
por lo tanto plurales, pues han de adaptarse a los espacios sociales en cuestión: la
democracia ,pues solo funciona en espacios
sociales reducidos.
..Por lo tanto, debemos aceptar
el ámbito de ejercicio de los derechos democráticos
más allá del restringido capo tradicional de la ciudadanía. Cuando queremos
extender los derechos democráticos del ámbito político clásico
al de la economía, por ejemplo , nos movemos en el espacio más significativo de la lucha anticapitalista,Frente a los
defensores del liberalismo económico,, que afirman que la economía pertenece al espacio del ámbito privado por
ser sede de los derechos naturales, y
que no hay por qué aplicar los criterios
democráticos en su seno, la
teoría socialista defiende el
derecho del agente social a la igualdad y a la participación en tanto
que productor y no solo en tanto que ciudadano. Teóricos de la
escuela pluralista, como Dahl i Lindblom, ham realizado importantes avances en esta dirección.Reconocen que incluir la economía en el ámbito de lo privado carece de sentido en la era de las corporaciones multinacionales y
afirman que hay que aceptar ciertas formas de participación en la gestión de las empresas. Nuestra
perspectiva es ciertamente muy distinta , pues lo que ponemos en cuestión es la idea misma de que pueda haber un ámbito natural de lo privado. Las distinciones entre
público y privado o sociedad
civil y sociedad política , solo son el resultado de cierto tipo de articulación hegemónica , y sus límites
varían dependiendo de las relaciones de
fuerza en cada momento dado.
..Por ejemplo , hoy el discurso
neoconservador se esfuerza por restringir el ámbito
de lo político y reivindicar el
ámbito de lo privado debido a la reducción
que ha experimentado en décadas
recientes por el impacto de la
diferentes luchas democrática.
Retomemos aquí nuestro argumento
acerca de la limitación mutua y
necesaria entre equivalencia y
autonomía.La concepción de una
pluralidad de espacios
políticos solo es incompatible con la lógica
de la equivalencia en el supuesto de un sistema cerrado. Pero una vez abandonado este supuesto , ni cabe deducir
de la proliferación de espacios y
de la indeterminación última de lo social la imposibilidad de que una sociedad se dote
de significado a sí misma(y, por lo tanto , se piense como totalidad),ni
la incompatibilidad ese momento holístico
con el proyecto de una democracia
radicalizada . La construcción de un
espacio político de efectos equivalencias no solo no es incompatible con la lucha democrática,
sino que en muchos casos es uno de sus requisitos .Por ejemplo , en
las circunstancias actuales, la
construcción de una cadena de equivalencia de
democráticas frente a la ofensiva neoconservadora se ha convertido e una de las condiciones necesarias de la lucha hegemónica de la
izquierda.La incompatibilidad no reside
en la equivalencia en tanto que
la lógica social, pues solo surge a partir
del momento en que ese
espacio de equivalencia deja
de considerarse un espacio
político más y pasa a concebirse como el centro que subordina
y organiza al resto de los
espacios.Surge , cuando no solo
asistimos a la construcción de
equivalencias a cierto nivel social,
sino también a la transformación de ese nivel en un principio unificador
que convierte a los demás en
momentos diferenciales internos así
mismo.
.Claude Lefort ha demostrado por
qué la revolución democrática, en tanto que espacio uevo que supone una
mutación profunda a nivel simbólico, implica una nueva forma de institución social.En las sociedades
anteriores organizadas según según una lógica teóricapolítica, el poder se
encarnaba en la persona del príncipe ,
que era el represntante de Dios( es
decir, la justicia y la razón
soberanas). La sociedad representaba
como un cuerpo , cuyos miembros
se ordenaban según una
jerarquía no condicionada.Según Lefort, la direfercnia radical que introduce
la sociedad democrática es que la
sede del poder pasa a ser un
espacio vació a la par desaparece toda referencia a ua garantía
trascendente, con él, la representación
de una unidad sustancial de la
sociedad. Hay, por consiguiente , una escisión
entre la instancia del poder , la
del saber y la de ley sin que nada
garantice sus fundamentos .Surge
así la posibilidad de un
proceso de interrogación sin fin, pues “
no hay ley que pueda fijarse o cuyos enunciados no sean rebatibles o cuyos fundamentos no puedan ponerse en cuestión. Resumiendo ,
no hay ninguna representación de un
centro de la sociedad y la unidad
ya no puede borrar la división
social . La democracia inaugura la
experiencia de una sociedad inaprensible, incontrolable, en la que
se proclama soberano al pueblo, pero en
la que su identidad nunca podría fijarse definitivamente , sino
permanecerá latente.”.
.Según Lefort, este es el
contexto en el que debemos entender la posibilidad de que surja un totalitarismo que intente restablecer la unidad
que la democracia ha
dividido entre la sede del poder , la de ley del saber. En cuanto a
la revolución democrática abola toda
referencia a potencias extrasociales, tendrá vía libre
a un poder puramente social que
se presentará como total y tan sólo reconocerá la exterioridad del imperio de la ley y el principio del conocimiento. El poder pretende materializarse en un órgano, que se supone representante de un pueblo unitario , poniendo al totalitarismo en el lugar
que ocupaba un espacio vacio. Con el pretexto de hacer
realidad la unidad del
pueblo se niega la división social a la que
la lógica democrática había
dotado de visibilidad. Una negación así
constituye el núcleo de la lógica
totalitaria y se refería en dos movimientos: primero se anula todo signo de división entre el
estado y la sociedad y, a continuación ,
se elimina a los que afectan a la división social interna. Esto
supone acabar con las
diferenciación, de las instancias que
rigen la constitución de la sociedad
política. Ya no hay criterios
últimos de la ley mi del
conocimiento que se sustraigan al poder.
.Si examinamos estos análisis a la luz de nuestra problemática, podemos
vincularlos a lo que hemos
caracterizados como el campo de las prácticas
hegemónicas. Como ya no hay fundamentos garantizados por un orden
trascendentes, por que no hay un centro que aglutine el poder, la ley y el
conocimiento , habrá que unificar ciertos espacios políticos
a través de articulaciones hegemónicas. Pero estas articulaciones siempre serán parciales y rebatibles , puesto que ya no hay
un garante supremo.Toda
tentativa de realizar una sutura definitiva y negar
el carácter radicalmente abierto
a lo social que instituye la lógica democrática , conduce a lo que Lefort denomina
totalitarismos , es decir, a una lógica de construcción de lo
político que consiste en fijar un punto
desde el cual pueda conocerse y controlarse
perfectamente la sociedad. Se trata
de una lógica política y no de un
tipo de organización social, como demuestra el hecho de que no se la puede adscribir a una orientación política definida. Puede ser el resultado ,
bien de una política de izquierdas , que quiera eliminar todo antagonismo y dotar
a la sociedad de una
transparencia plena, bien de una
fijación autoritaria del orden social en jerarquías
establecidas por el estado en caso del
facismo..Pero en ambos casos el estado
pretende estar en posesión de la verdad sobre el orden social, en nombre del proletariado o de la nación, y pretende controlar las redes de la sociabilidad.Es un intento de reimponer un centro absoluto de restablecer el cierre que habrá de restaurar
la unidad tras la indeterminación
radical suscitada por la
democracia.
.Pero si bien es cierto que
uno de los peligros que amenazan a la democracia es el intento totalitario de ir más allá del carácter
constitutivo del antagonismo y
negar la pluralidad para restaurar la unidad, existe otro peligro de signo contrario : que nos encontremos ante la falta
de referencia alguna capaz de
restaurar una unidad que, aunque imposible , es el horizonte necesario
para impedir que, en ausencia de toda articulación entre las relaciones sociales, asistamos a una implosión de lo social, a una ausencia de todo
punto de referencia común. Esta
disolución del tejido social causada
por la destrucción del marco
simbólico de referencia es otra
forma de desaparición de lo político. A diferencia del
peligroso totalitario , que impone
articulaciones inmutables de manera autoritaria , en este caso se trata de la ausencia de articulaciones que permitan establecer significados compartidos por los diferentes sujetos sociales.Entre la lógica de la identidad plena y y de la diferencia pura, la experiencia democrática debe
reconocer tanto la multiplicidad de las lógicas sociales, como la necesidad de su
articulación. Pero esta última debe recrearse y renegociarse sin cesar
y no hay punto final en el que se alcance un equilibrio definitivo.
.Lo que nos lleva a nuestra
tercera cuestión. La relación entre la lógica
democrática y proceso hegemónico.
De todo lo anterior se deduce que la
lógica democrática no basta para formular un proyecto hegemónico. Esto se debe a que la lógica
democrática es el desplazamiento de equivalencias del imaginario igualitario a relaciones sociales cada vez más amplias y, desde ese punto de
vista , solo es una lógica de la eliminación de las relaciones de subordinación y las desigualdades.La
lógica democrática no es una lógica de
la positividad de lo social y es incapaz
de fundamentar ningún punto nodal
en torno al que reconstituir el tejido social.Pero si ya nada une al
momento subversivo de la lógica
democrática y al momento positivo de la
institución de lo social, porque mo
existe ningún fundamento antropológico
que los transforme en el anverso y el
reverso de un proceso de articulación.En
este sentido , ningún proyecto hegemónico puede basarse
exclusivamente en una lógica democrática, sino que también
debe consistir en un
conjunto de propuestas para la organización positiva de lo social. Si las exigencias de un grupo
subordinado solo se
presentan como demandas puramente negativas y subversivas
de cierto orden sin ligarlas a un proyecto viable de reconstrucción de áreas sociales concretas, carecerá de capacidad para actuar hegemónicamente desde el principio.Es la diferencia entre lo que podríamos denominar
una estrategia de oposición y una
estrategia de construcción de un nuevo orden.En el primer caso
,predomina e elemento de la
negación de cierto orden social o político,pero este elemento
negativo no va acompañado de ningún intento real de crear
puntos nodales diferentes , desde los que se pueda procederse
a una reconstitución positiva distinta
del tejido social, lo que relega a la estrategia a la marginalidad. Es
lo que ocurre en el caso de las
políticas de enclave, bien ideológicas
,bien corporativas.
……Pero también es muy importante no pretender limitar el ámbito de lo
político a la gestión de la positividad social y aceptar solo los cambios que se puedan implementar en el presente ,
rechazando toda carga de negatividad que vaya más allá .En los años
recientes se ha hablado con frecuencia ,
por ejemplo, de la necesidad de una laicización
de la política. Si por tal se entiende la crítica al esencialismo de pensamiento tradicional de la izquierda, que recurriría a categorías
absolutas del tipo el “partido” ,
la “clase” , la “revolución”, no tenemos
nada que objetar. Pero con
frecuencia se ha entendido por dicha laicización algo muy distinto: la expulsión total de la utopía del campo de la política, Ahora bien , sin “utopía”
sin la posibilidad de negar un
orden con algo más que amenazas , no hay posibilidad alguna de construir un imaginario ni radical democrático ni de ningún otro tipo. La presencia de este
imaginario como conjunto de
significaciones simbólicas que totalizan , de forma negativa, cierto orden social, es
absolutamente necesaria para la constitución de cualquier pensamiento de izquierda . Y
hemos visto que las formas hegemónicas de la política siempre suponen un equilibrio inestable
entre este imaginario y la
gestión de la positividad social,
pero debemos reivindicar y defender
esa tensión , pues es una de las formas
en las que se manifiesta la
imposibilidad de una sociedad
transparente .Toda política democrática radical debe evitar los dos extremos representados
por el mito totalitario de la
ciudad ideal y el pragmatismo positivista
de los reformistas sin proyectos.
.Todo proyecto de democracia radical debe intentar
institucionalizar ese momento de tensión, de apertura, que da a lo social
su carácter esencialmente incompleto y precario.La diversificación y complejización
institucional que caracteriza a una sociedad democrática debe concebirse de manera muy
diferente a la diversidad de funciones propias de un sistema burocrático complejo. En este último se trata siempre y exclusivamente de la gestión de la social como positividad , y por lo tanto , toda
diversificación tiene lugar en el
seno de una racionalidad que domina
al conjunto de las esferas y
funciones. La concepción hegeliana de la
burocracia como clase universal es la cristalización teórica perfecta
de esta perspectiva.Se ha trasladado
al plano sociólogico, en la
medida en que la diversificación de niveles
en el seno de lo social
(siguiendo una pauta funcionalista, estructuralista o
cualquier otra similar ) está
ligada a una concepción de cada uno de estos niveles como momentos
de una totalidad que lo trascienda . La multiplicación de espacios
y de la diversificación institucional no consisten ya en un
despliegue racional de funciones , ni obedecen a una lógica
subyacente que constituye el
principio racional de todo cambio , sino
que expresan exactamente lo contrario.La sociedad construye la imagen y gestión
de su propia imposibilidad a
través del carácter irreducible de esta diversidad y pluralidad.
Los hechos primarios son los compromisos , el carácter precario
de todo arreglo y el antagonismo, y el momento de positividad y su gestión solo tiene lugar
e el seno de esta
inestabilidad.Promover un proyecto de democracia radical significa, por lo
tanto, hacer retroceder
progresivamente el mito de la sociedad racional y transparente al horizonte de lo social, para que se
convierta en un “lugar”, en el símbolo
de su propia imposibilidad.Pero al hacerlo , también eliminando toda posibilidad
de un discurso unificado de la izquierda.Si las diversas posiciones
de sujeto , si los diferentes antagonismos y puntos de ruptura
constituyen una diversidad y no una diversificación, no les puede
reconducir a un punto capaz de
abárcalos y explicarlos por medio
de un discurso único .La
discontinuidad discursiva pasa así
a ser primarias y constitutiva.
.El discurso de la democracia
radical ya no es el discurso de lo
universal; se ha erradicado el
nicho epistemológico desde el que
hablaban las clases y sujetos universales, y ha sido sustituido por una polifonía de voces , cada una de las cuales
construye su propia e
irreductible identidad discursiva. En este punto es decisivo:no hay democracia radical y plural sin renuncia al discurso de lo universal y a lo que implica : la existencia de un punto privilegiado de acceso
a la verdad” que solo
estaría al alcance de un número limitados de sujetos. En
términos políticos esto significa que, así
como no hay superficies de surgimientos privilegiados
a priori en el caso de los
antagonismos , tampoco hay regiones discursivas
que el programa de una democracia
radical deba excluir a priori como posibles esferas de lucha . Las instituciones jurídicas , el
sistema educativo , las relaciones laborales y los discursos de la resistencia de las poblaciones marginales
construyen formas originales
e irreductibles de protesta
social, aportando así toda la
complejidad y riqueza discursiva
en la que basarse el
programa de una democracia radical. El
discurso clásico del socialismo era de tipo
muy distinto : era un discurso de
lo universal, que transformaba a ciertas
categorías sociales en depositarias de privilegios epistemológicos y políticos . Se trataba de un
discurso apriorístico acerca de los
niveles diferenciales de eficacia
en el seno de lo social, que
reducía el campo de las superficies
discursivas en las que
consideraba que era posible y legítimo
operar.Por último , era un
discurso a cerca de los puntos de desencadenamiento privilegiados
de los cambios históricos : la revolución, , o la huelga general , o la
“ revolución<< como categoría
unificadora del carácter acumulativo e
irreversible de los avances parciales.
Como hemos dicho , todo proyecto de
democracia radical incluye
necesariamente la dimensión socialista ,
es decir la abolición capitalista de producción. Pero rechaza la idea de que haya que proceder necesariamente a la eliminación de otras desigualdades.
.HEGEMONIA Y
ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una radicalización de la democracia)por Ernesto
Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
.LA DEMOCRACIA
RADICAL: ALTERNATIVA PARA UNA NUEVA IZQUIERDA.
.Por consiguiente , el
descentramiento y la autonomía de los distintos discursos y luchas , la multiplicación de los antagonismos y la construcción de una pluralidad de espacios en cuyo seno
puedan afirmarse y desarrollarse, sin condiciones sine que non
para que exista la posibilidad de
alcanzar los distintos componentes del ideal clásico del socialismo( que, sin
duda, debe ampliarse y reformularse). Y como hemos dejado de repetir en estas páginas, esta pluralidad de espacios
no niega , sino que exige la
sobredeterminación de sus efectos a ciertos niveles y su consiguiente articulación
hegemónica. Concluyamos hemos construido este discurso en torno a los avatares de la hegemonía , de la nueva
lógica social implícita en el mismo y de
los obstáculos epistemológicos que, de
<Lenin a Gramsci , impidieron entender
su potencia teórico y político
radical. Este potencial solo será plenamente visible cuando aceptemos sin restricciones el carácter abierto , no saturado, de lo
social cuando renunciemos al esencialismo, tanto de la totalidad como de los elementos y la “hegemonía” pase a
ser una herramienta fundamental para el
análisis político de la izquierda .Estas
condiciones surgen originariamente en el
ámbito de lo que hemos denominado
“revolución democrática” , pero
solo maximizan sus efectos
deconstructivos en un proyecto de
democracia radical o, en otras palabras , e una forma política
que no se base en la reivindicación dogmática de ninguna “esencia de lo social”, sino que
encuentre su fundamento en la
contingencia y ambigüedad de toda “esencia”, en el carácter constitutivo
de la división social y el antagonismo. Hay que reivindicar un
“fundamento” que solo cobra vida negando su carácter fundamental , un “orden”
que solo existe como limitación parcial
del desorden , “ un sentido” que solo se
construye como exceso y paradoja
frente al sin sentido.En otras palabras , hay que reivindicar el ámbito
de lo político como espacio de un juego que nunca “ suma cero” porque las
reglas y los jugadores jamás llegan a ser totalmente explícitos.Este
juego, que elude el concepto, al menos tiene un nombre de Hegemonía”.
NOTA A ESTA RECESIÓN DEL CAPITULO FINAL DEL CITADO
LIBRO..
.Creo que las personas que nos
dedicamos activa o pasivamente a la política, tenemos una cierta obligación de estudiar
, analizar y reflexionar, de las formaciones políticas adversarias. En este
caso esta recesión ha sido dedicada a algunas formaciones emergente que por una parte beben del populismo,
complemetariamente con autores como
Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.Pero que timbren se basan en autores como
Lenin,Rosa Luxemburgo, Nicos
Poulantzas,Kausty,Trosky,Lacan.Freud Gramsci etc…..y autores más modernos como Toni
Negri,Antoni Negri,GuyStanding,Owen Jones, Michael Hardt,Hannah Arendt,Naomi
Klein,Noam Chomsky,Elinor Ostrom ,Owen Jones,Yanis Varufakis.Christian
Fleber(Los Comunes), de este autor más adelante haré una recesión sobre “El
desarrollo de la Democracia” etc.
Los más contradictorios es que la mayoría se
dicen que no son de izquierdas ni de derechas. Pero algunos claramente dicen
que son posmarxistas, no reniegan del socialismo, dicen que hay que
actualizarlos, pero sobre la socialdemocracia , al final uno se pregunta qué
quieren expresar y cual es su modelo. Otros hablan claramente de ser
autogestionarios, anti Establishment y de la economía del bien común , como
modelo para terminar con el neoliberalismo. En lo que si coinciden la mayoría
es que hay que ir y conseguir una Democracia directa, real ,colaborativa y
participativas donde el pueblo sea el protagonista. Para terminar un apunte de
interés Ernesto Laclau,estudioso,politógo etc(murió hace unos dos años aquí en
España) inició todo su estudio teórico en su Argentina natal siendo el ideólogo
del Posperonismo ,en su última etapa, ya estando en Europa,siguió defendiendo a
Cristina Kirchner,es el padre del populismo
como expresión de un relato discursivo moderno de la nueva política que se
inició en América Latina, y se convirtió sobre todo en España en un referente
de los que dicen que ni son de izquierdas ni de derechas. Pero sin olvidar que
para su triunfo siempre debe haber uno enemigo a batir
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