jueves, 17 de noviembre de 2016

HEGEMONIA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una radicalización de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
.HEGEMONÍA Y RADICALIZACIÓN DE LA DEMOCRACIA.
.En noviembre  de 1937 ,Arthur Rosenberg, exiliado en Nueva York , concluía  su reflexión acerca  de la historia  europea contemporánea  desde la revolución  francesa . Estas últimas reflexiones  de su vida  de intelectual militante se centraba  en un tema  fundamental : la relación  entre el socialismo  y democracia o , más bien, el fracaso  de los intentos  de construir  formas orgánicas  de unidad  entre ambos.Atribuía  este doble  fracaso , de la  democracia  y del socialismo, a un proceso  de extrañamiento progresivo , dominado  por una censura radical.En un primer momento , la “democracia”, concebida  como espacio  de la acción popular , fue  la gran protagonista  de los enfrentamientos  históricos que presidieron  la vida europea  entre 1789 y 1848. Es el “pueblo”  ( en el sentido de plebs y no de populus), son las masas  escasamente organizadas  y diferenciadas , las que dominan las barricadas  de 1789 y 1848, la agitación cartista  en Inglaterra  u las movilizaciones  mazzinianas y garibaldinas en Italia.Más tarde  surge  la gran  censura constituida  por la larga reacción  de la década  de los cincuenta  del siglo XIX, y cuando  se renueva  la protesta  popular  los protagonistas  han cambiado.En el último tercio  del siglo serán  los sindicatos  o los incipientes partidos socialdemócratas  los que se  afianzarán , primero  en Alemania e Inglaterra, y luego en el resto de Europa.
Esta censura  se ha interpretado a menudo como la transición  a un momento  de racionalizacionalidad política más elevada  por parte  de los sectores dominados.En la primera  mitad  del siglo  el carácter amorfo  de la “democracia” y su falta  de raíces en las bases  económicas  de la sociedad, la habrían hecho  esencialmente vulnerable  e inestable, impidiendo  que se constituyera en una  trinchera firme y permanente  en la lucha contra el orden establecido.
.Solo tras la designación de este “pueblo” amorfo y su sustitución por la base  social  sólida de la clase  obrera ,habrían  de alcanzar los movimientos populares  la madurez  que les permitiría  encarar una lucha a largo plazo  contra las  clases dominantes .Sin embargo , esta mítica transición  a un estadio  más alto  de madurez  social(  resultante  de la industrialización), y aun grado más elevado  de eficacia política , en el  que los  estallidos anárquicos  del “pueblo” se habrían reemplazado  por la racionalidad y solidez  de una política de clase , debían parecer  una mala  broma  a Rosenberg, que escribía  su libro  mientras  España ardía.Hitler preparaba el Anschlus y Mussolini invadía Etiopía. Según Rosenberg , en cambio, el encerramiento clasista  había constituido  el gran pecado histórico  del movimiento obrero europeo..La incapacidad  obrera  de constituir  al “pueblo” como  agente histórico, era, en su opinión , el fallo esencial  de la socialdemocracia. Y el hilo de Ariadna que  le permitiría  desentrañar  todo el torturado proceso político  que se inicia  a partir de 1860. La constitución  de un polo popular  unificado , lejos  de ser  más simple, resulta crecientemente más fácil  a medida  que la  complejización e institucionalización crecientes  de la sociedad  capitalista (las trincheras  y fortificaciones  de la “sociedad civil “ de las que habla Gramcsi ) conducían a la corporativización y se paración  de aquellos  sectores  que, idealmente hubieran  debido unirse  “ en el seno del pueblo”.Ya en el tránsito  de 1789 a  1848 resultaba evidente este proceso  de creciente complejización social.
.En  1789 n, la tarea  de la democracia consistía en conducir de modo unitario  la lucha de los campesinos  dependientes  contra la nobleza  propietaria  y la lucha  de los ciudadanos pobres  contra el capital.En aquel  tiempo  esto ara  mucho más fácil  de lo que sería  en 1848.En efecto , entre ambos periodos  el proletariado  industrial, si bien aún trabajaba en su mayor  parte  en pequeñas  industrias ,había  crecido  tanto  en importancia  que hacía culminar  todo el problema  político  en la confrontación  entre proletariado y capitalista….Esto  requería  una habilidad  táctica  excepcionalidad  para lograr  la convergencia  entre el movimiento de los obreros  y el de los campesinos  por parte del partido democrático. Si se quería  pasar  por encima  de la cabeza  de los campesinos  propietarios  para llegar a la masa  de los pequeños arrendatarios  y braceros  , se precisaba  una táctica  absolutamente  realista  y, por lo demás ,compleja.Así, cincuenta años  después  de Robespierre, la tarea  de la democracia social resultaba cada vez  más difícil. Mientras  disminuía la capacidad intelectual de los demócratas para resolver los problemas.
.Y, desde  luego .las dificultades  para constituir  un polo popular  antisistema no habían  hecho  sino aumentar  desde 1848.En realidad ,Rosenberg trataba de orientarse en un  terreno nuevo, dominado  por una mutación  radical  de la que era  consciente  solo a medias: el declive de una forma de la política para la que la división  de lo social  en dos campos  antagónicos es un dato originario  e inmutable previo  a toda  construcción hegemónica y la transición hacia una  hacia una situación nueva, caracterizada  por una inestabilidad  esencial  de los espacios políticos ,  en los que la identidad misma  de las fuerzas en el lid proceso  de redefinición..En otras palabras : Rosenberg describe , de modo  a la vez clarividente y vacilante. El proceso  de generalización de la forma  hegemónica  de la política ,       que se impone  como condición  para el surgimiento   de toda una identidad  colectiva  una vez que las  prácticas  articulatorias  han llegado  a determinar  el principio  mismo de la división social.Al mismo tiempo  nos muestra  a lo vano  de la aspiración  de la “lucha de clases” a constituirse , de modo  automático  y apriorístico , en el  fundamento de ese principio.
En rigor , la oposición  pueblo frente  Antiguo Régimen fue  el último momento  en el que los límites  antagónicos  entre dos formas de sociedad  se presentaron  ( con  la salvedad señalada)  en forma de líneas  de demarcación claras  empíricamente  dadas. A partir  de entonces  la línea  demarcatoria entre  lo interior y exterior , la divisoria  a partir  de la cual  se constituye  el antagonismo  en forma  de dos sistemas opuestos de equivalencias, se tomó  crecientemente ágil  y ambigua , y su  construcción  pasó a ser el primero de los problemas  políticos.Es decir , que de ahí  en adelante  ya no  hubo política  sin hegemonía .Esto nos permite entender la especifidad  de la intervención de Marx : su reflexión  se produce  en un momento  en el que la división  del espacio  político  en términos  de la dicotomía pueblo  frente  Antiguo  Régimen  parecía  haber  agotado  su productividad  y era,  en todo  caso,incapaz  de construir  una visión  de lo político  que rescatara la complejidad  y pluralidad  propias  de lo social  en las sociedades industriales .Marx  intenta pensar en el hecho  primario  de la división social  partiendo  de un nuevo principio : el enfrentamiento entre clases. Pero  el nuevo principio adolece  desde el principio  de una insuficiencia  radical . debido  a que la oposición  de clases   era incapacidad  de dividir  la totalidad  del cuerpo social  en dos campos antagónicos . de reproducirse automáticamente  como línea demarcatoria en la esfera política.De ahí  que la lucha  de clases  como principio fundamental  de la división  política  siempre fuera  acompañada  de hipótesis  suplementarias que remitían  su plena vigencia  al futuro………..Lo importante , en todo caso,  es que  este cambio  en el principio  político  de la división social  introducido por el marxismo  conserva, intacto . un componente esencial  del imaginario  jacobino: la postulación  de un momento fundacional  de ruptura  y de un  espacio  de constitución de lo político…….Defenderemos  la teoría  de que lo que  debemos  cuestionar , con la  ayuda de nuestro proyecto  de democracia radicalizada, es  este momento  de continuidad  entre el imaginario  político  jacobino y marxista.El rechazo  de los puntos privilegiados  de ruptura  y de la confluencia  de las luchas  en un espacio  político unificado, junto  la aceptación  de la pluralidad  e indeterminación  de lo social, parecen  ser, en nuestra  opinión , las dos bases  fundamentales  para construir  un nuevo imaginario  político  radicalmente libertario  e infinitamente más ambicioso  en sus objetivos que el de la izquierda clásica.Para hacerlo  describimos en primer lugar  el terreno histórico en el que surge, el campo de lo que denominaremos la “revolución democrática”.
LA REVOLUCION DEMOCRÁTICA.
. .La problemática teórica que hemos presentado no excluye solo la concentración de la conflictividad  social en agentes  apriorísticamente privilegiados (como las clases ) sino  también la referencia a todo principio o sustrato general  de tipo antropológico, capaz  de unificar  a las distintas  posiciones  de sujeto  y de asignar  a la resistencia concreta  las diversas  formas  de subordinación  un carácter inevitable. No hay , por lo tanto . nada inevitable  o natural  en las distintas  luchas  contra el poder , y de ahí que haya  que explicar , caso por caso, las razones  de surgimiento  y las diversas  modulaciones  que pueden adoptar.La lucha contra la subordinación  misma. Si afirmamos , con Foucault. Que  donde hay  poder  hay resistencia, hay que reconocer  asimismo  que las formas  de resistencia  pueden  ser extremadamente  variadas.Las resistencias  adoptan  carácter  político  solo en ciertos casos, cuando se constituyen  en luchas encaminadas  a poner fin  a las  relaciones  de subordinación  en sí. Aunque  a lo largo  de los siglos  las mujeres han desarrollado  múltiples  formas de  resistencia  frente  a la dominación masculina. El movimiento  feminista. Que reivindica  la igualdad ( igualdad  jurídica  primero , y en otros  aspectos después),solo pudo nacer bajo ciertas  condiciones y formas específicas . Obviamente ,cuando hablamos del carácter  “políticos”  de estas luchas  no lo hacemos  en el sentido  limitado  de reivindicaciones  a nivel de los partidos  y del estado. A lo largo nos referimos a un tipo  de acción cuyo objetivo  es la transformación  de una relación  social que construye  a un sujeto  en una relación  de subordinación. Ciertas prácticas feministas  contemporáneas , por ejemplo, tienden  a transformar  la relación  entre masculinidad y feminidad  sin pasar  de modo alguno  por los partidos  o por el estado. Tampoco estamos  negando ciertas prácticas  de creación  reproducción  y transformación  de las relaciones  sociales, no puede ubicarse  a un nivel determinado  de los social, ya que  el problema  de lo político  es el problema  de la institución  de los social,es decir , de la definición y articulación  de las relaciones  sociales en un  campo surcado  por antagonismo.
Nuestro  mayor problema  consiste en identificar las condiciones discursivas  que dan lugar a una acción  colectiva encaminada  a luchar  contra las desigualdades  y a poner  en cuestión  las relaciones  de subordinación. Podría  decirse  que nuestra tarea  consiste  en identificar las condiciones  en las que  una relación  de subordinación pasa a ser  una relación de opresión , tornándose ,  por lo  tanto, en sede  de un  una relación de opresión, tomándose , por lo tanto, en sede  de una relación , tomándose, por lo tanto, en sede  de un antagonismo.Entramos aquí en un terreno constituido  por numerosos deslizamientos terminológicos que han acabado  por  establecer una sinonimia  entre “subordinación”, “opresión” y “dominación”. Lo que da lugar  a esta  sinonimia  es ,claramente, la hipótesis  antropológica  de una “naturaleza humana” y un sujeto  unificado : si podemos  determinar a priori  la esencia  de un sujeto , toda  relación subordinación  que la niegue  se torna  automáticamente  en una relación de opresión. Pero  si rechazamos  esta perspectiva esencialista, debemos diferenciar “ subordinación de opresión”, y explicar  las condiciones  precisas  en las que la subordinación  se torna opresiva. Entenderemos  por relación de  subordinación aquella  en la que  un agente está sometido  a las decisiones  de otro:  un empleado  respecto  a un empleado , por ejemplo , o, en  ciertas formas de organización  familiar, la  mujer respecto al hombre  etc. Llamaremos , en cambio,  relaciones de opresión  a a quella s relaciones  de subordinación  que se han transformado  en sedes antagonismos. Finalmente , llamaremos  relaciones  de dominación  al conjunto de aquellas  relaciones  consideradas ilegitimas  desde la  perspectiva  o el juicio  de un agente social  externo  a las mismas . que pueden  coincidir  o no con la relaciones de  opresión  existentes  en el seno  de una formación social dada. El problema  consiste , por lo  tanto,  en explicar  cómo se constituyen  las relaciones de opresión  a partir  de las relaciones de subordinación.
La lógica  de la equivalencia desplaza , en este caso , los efectos de unos discursos  hacia otros.En el caso de las mujeres , el conjunto  del dispositivo  que las construía  como sujetos las fijaba  pura y simplemente  en una posición  subordinada , y de ahí que no pudiera surgir  el feminismo  como movimiento  de lucha contra  la subordinación  femenina  hasta el siglo  XVII. Rn  nuestra opinión , las condiciones que hacen  posible  la lucha  contra los diferentes  tipos de desigualdad  solo se dan cuando contamos  con el discurso  democrático  para articular  las diversas formas  de resistencia  a la subordinación. En el caso de las mujeres  podría citarse como ejemplo  el papel desempeñado  en Inglaterra  por Mary  Wollstonecraft, cuyolibro Vindicación de los derechos de la mujer, publicado 1792, marca el nacimiento  del feminismo gracias  el discurso  democrático  que se desplaza  del campo  de la igualdad política  entre ciudadanos  al campo de la igualdad entre los sexos.
Pero  para adquirir este poder  de movilización , había que imponer  como  nueva matriz  del imaginario  social  el principio democrático  de libertad  e igualdad , o, dicho  en nuestra s propias  palabras , el  principio  habría  de constituir  un punto  nodal  fundamental  en la construcción  de lo político. Estamos ante una mutación  decisiva  en el imaginario  político  de las sociedades  occidentales  que tuvo lugar hace 200 años  y puede  definirse  en estos términos: la lógica  de la equivalencia  se transforma  en el instrumento fundamental  de producción de lo social. Tomaremos prestada  una expresión  de Tocqueville  para designar  a esta  mutación  y hablaremos de la revolución democrática. Nos referimos  al fin de l tipo  de sociedad  jerárquica  y desigualitaria , regida  por   una lógica teopolítica, en la que la voluntad  divina  legitimaba  el orden social.El cuerpo social  se concebía  como un todo  en cuyo  seno  aparecían  los individuos  fijados  en posiciones  diferenciales  jerárquicas  que reproducían  el mismo  tipo de sujeto  subordinado. El momento clave  en los comienzos  de la revolución  democrática  fue la Revolución Francesa , cuando , como bien  ha señalado  François  Furest, surgió  algo verdaderamente  nuevo a nivel  del imaginario  social: la idea  del poder  absoluto  del pueblo.En opinión de Furest  ese es el momento  de la verdadera discontinuidad : el momento  en el que  se crea  una nueva forma  de legitimidad y se inventa la cultura democrática  “ La Revolución francesa  no es una transición , es un origen y  el fantasma de un origen. Lo que la convierte  en única  es lo que  la dota  de interés histórico. Y es este elemento “único”  el que ha pasado  a ser  universal.La primera  experiencia democrática .Sí, como ha sealado Hanna Arendt, “ fue  la Revolución francesa  y no la americana  la que prendió fuego al mundo”, ello se debió  a que fue la primera que  no contaba  con más legitimidad que la del pueblo, dando lugar  así a lo  que Claude Lefort  consideraba  un nuevo modo  de institución de los social. Esta ruptura  con el Ancieen Régime, simboliza  por la Declaración  de los Derechos  del Hombre, proporcionará las condiciones  discursivas  necesarias  para considerar  ilegítimas  y antinaturales  a las diferentes formas  de desigualdad  y convertirlas  en formas  de opresión  equivalentes.Era ahí donde  residía  la profunda  fuerza  subversiva del discurso  democrático  que permitiría  desplazar  la igualdad  y la libertad  hacia  dominios  cada vez más amplios y serviría  de fermento  a las diversas luchas  contra  la subornización. Muchas  de las luchas  obreras del siglo  XIX  construyeron discursivamente  sus exigencias  a partir  de las luchas  por la libertad política.Es lo que  prueban , para el caso  del cartismo inglés , profundamente  influido  por la Revolución  francesa, en la constitución  del movimiento  y la determización de sus objetivos.(De ahí  el papel clave  de la reivindicación  del sugrafio  universal .poco  tenida en cuenta por aquellas  interpretaciones  que hacen  del cartismo un fenómeno  de carácter fundamentalmente social, expresión  de la conciencia de clase  del nuevo proletariado industrial)……..Deberíamos considerar a las reivindicaciones  socialistas  un momento interno de la revolución  democrática, pues  solo son  inteligibles a partir de la lógica  de equivalencia, pues  solo son  inteligibles  a partir de la lógica de equivalencia que esta última instaura. Los efectos  de difusión  se multiplican  en una variedad  siempre creciente  de direcciones. En el caso del feminismo  se trataba  de permitir  a las mujeres  acceder a los derechos  políticos  primero . a la  igualdad  económica  después  y hoy , por último , a la igualdad  en el ámbito  sexual. Como bien señalara Tocqueville: “ Es indudable  que la igualdad acabará  penetrando  tanto  en el mundo  político  como en otros ámbitos”. No se puede concebir  a los hombres  como eternamente desiguales  entre sí  en un punto  y como iguales  en otro; en  cierto momento, llegarán a ser iguales en todos los puntos”.
En su crítica  a “La formación  de la clase obrera  en Inglaterra” de R.P.Thompson , Callhoun ha demostrado  convincentemente  la forma  indiscriminada  en que se agrupaba  a un conjunto heterogéneo de grupos sociales  bajo la etiqueta  de “clase obrera”. Sin tener en cuenta  adecuadamente la profunda  diferencia  existente  entre los  “viejos”  y los “nuevos” trabajadores  en lo que  a sus objetivos  y a su forma de movilización respecta. Según Calhom: “Los primeros  lucharon sobre la base  de fuertes  fundamentos  comunitarios., pero en contra  de las fuerzas  preponderantes  del cambio económico. Los segundos  lucharon  a partir  de una base  social  más débil, pero desde  dentro  del orden  industrial emergente. Esta distinción  está profundamente  reñida  con la noción de un desarrollo continuo  y de la radicalización  creciente de la clase obrera”….Hacia  mediados  del siglo  XIX  en Gran Bretaña , y a finales de siglo  en el estro de Europa, va a surgir un movimiento obrero  al que puede considerarse  un producto del capitalismo en sentido estricto. Pero este movimiento obrero  tenderá  a cuestionar , cada vez menos, las relaciones de producción  capitalista  en sí ( que habrán  logrado implementarse  sólidamente) y se centra  en la lucha  por la transformación  de las relaciones en la producción. Aquellas  luchas  que la tradición marxista  calificó  de “reformistas” y a las que  consideraba un retroceso  respecto  a las luchas  sociales  que las habían precedido , se parecen  más al modo  adoptado  por las movilizaciones  del proletariado  industrial  que a las luchas anteriores, bastantes más radicales. Así se constituyeron  las relaciones  de subordinación  entre obreros  y capitalistas  como posiciones  diferenciales legítimas  en un espacio discursivo unificado”. Si consideramos  otro periodo de movilizaciones  obreras  radicales, el correspondiente  a los diversos  movimientos  que tienen lugar  tanto en Italia  como en Alemania al fin de la Primera Guerra Mundial , veremos que también  parten  de un conjunto  sobredeterminado  de circunstancias  ( el colapso  del orden social  subsiguiente  a la guerra . la militarización de las fábricas , el comienzo del taylarización, la transformación  del papel  de los obreros  cualificados  en la  producción ). Todas estas condiciones  iban ligadas , bien a una crisis  orgánica  que reducía la capacidad  hegemónica  de las lógicas  de la diferencia , bien a transformaciones  que ponían  en cuestión  formas tradicionales  de la identidad obrera. No hay que olvidar , el papel clave que  desempeñaron en estas luchas  los obreros cualificados; papel  generalmente reconocido  pero explicado de formas diferentes. Para algunos  se trataba de la defensa  del trabajo  cualificado ante la amenaza  de la taylorización que empezaba a percibirse.  Para otros  fue la experiencia  que estos obreros  habían  adquirido  durante la guerra  la que les hizo pensar  en las posibilidades de autoorganización  del proceso productivo  y los impulsó a enfrentarse a sus patronos.. Pero en ambos casos  es la defensa  de cierta identidad  adquirida  por los obreros (  su cualificación  o sus funciones  de organización de la producción) lo que les empuja a rebelarse .Podemos  pues establecer  un paralelo “con los radicales  reaccionarios” que  mencionábamos antes, puesto que ellos  también defendían un tipo  de identidad amenazada.
…..La imagen  de las luchas  radicales  como algo del pasado , es totalmente  irreal y  procede en  buena medida , de  la euforia capitalista  de las dos décadas  posteriores a la gerra , que parecían  ofrecer  el espectáculo  de una capacidad  ilimitada  de absorción  transformista  por parte  del sistema  y mostrar  una tendencia  lineal  hacía  una sociedad  homogénea , en la que  se disolverán  todo potencial  antagónico  y toda  identidad  colectiva  fijada en un sistema  de diferencias. Intentaremos  mostrar  la complejidad  y los aspectos  a menudo  contradictorios  de este proceso  de expansión , ya que la misma satisfacción  de un gran variedad  de reivindicaciones  sociales  durante el apogeo del Welfare Satate, lejos de garantizar la integración  indefinida  en las formaciones  hegemónicas  dominantes, ha resultado  a menudo  el carácter  arbitrario  de todo  un conjunto de relaciones  de subordinación. Así surgió el espacio  en el que ha tenido lugar  una nueva extensión  de las equivalencias n igualitarias  y, con  ella, la difusión  en nuevas  direcciones  de la revolución democrática .En este terreno  han surgido  aquellas  nuevas formas  de identidad  política a las que . en debates recientes, se suelen  englobar  bajo el nombre de “movimientos sociales”. Debemos estudiar  el contexto histórico en el que han surgido , su potencial democrático  y sus ambigüedades.
. El desplazamiento  equivalente  entre distintas posiciones  de sujeto  (condición necesaria  para el  surgimiento de un antagonismo)n  puede presentarse , por lo tanto  en dos variantes fundamentales. Primero, pueden  tratarse  de relaciones  de subordinación  ya existentes,  que, gracias  a un desplazamiento del imaginario  democrático , se rearticulan  como relaciones de opresión. Tomemos como ejemplo el feminismo una vez más.La fisura  en la construcción  del sujeto femenino  subordinado  que permite  que puedan surgir  un antagonismo , se  debe a quelas mujeres  se les niega, en tanto  que mujeres , un derecho  que la ideología  democrática  reconoce en principio  a todo ciudadano.Lo mismo  ocurre  en el caso  de las minorías  de color que claman  sus derechos cívicos. Pero el antagonismo  también puede surgir  en otras circunstancias , cuando , por ejemplo , son derechos  adquiridos  los que se ponen en cuestión , o cuando  ciertas relaciones  sociales, que no habían sido construidas  bajo la forma  de la subordinación , empiezan  a verse  desde esta perspectiva  bajo  el efecto  de ciertas transformaciones  sociales. En este  caso, una posición  de sujeto  puede pasar a ser  sede  de un antagonismo porque prácticas y discursos , portadores de nuevas  formas de desigualdad , la niegan .Pero , en todos los casos , lo que  permite  a las resistencias  asumir el carácter  de luchas  colectivas  es la existencia  de un exterior discursivo que impide  estabilizar la subordinación como diferencia.”.
El término poco satisfactorio  de “ nuevos movimientos sociales” amalgama  una serie  de luchas muy diversas : urbanas, ecologistas, antiautoritarias, antiinstitucionales, feministas, antirracistas, de minorías étnicas, regionales o de minorías sexuales .El común denominador  de todas ellas es que no son luchas obreras , que sus luchas no se consideran luchas de clase.Es inútil insistir en el carácter  problemático  de esta última  noción, en la que  se amalgaman  una serie de luchas  muy diferentes  que tienen lugar  a nivel de las relaciones  de producción , y a las que  se distingue  de los “nuevos  antagonismos que dejan traslucir ( demasiado  claramente) la persistencia  de un discurso  fundado en un estatus  privilegiado de “las clases”.
Lo que nos interesa  de estos  nuevos movimientos sociales  no es, por lo tanto,  su arbitraria  agrupación  en una categoría  que los opondría a los de clase, sino su novedad , en tanto que articuladores de esa rápida conflictividad  social  a relaciones más  y más numerosas  tan características  de las sociedades  industriales avanzadas . Esto es lo que intentaremos  analizar  a través  de la problemática  teórica  presentada anteriormente, que nos lleva  a concebir  a esos movimientos  como una extensión  de la revolución democrática a toda una serie de relaciones sociales. Lo que les hace  tan novedoso  es su puesta  en cuestión de nuevas formas  de subordinación. Debemos distinguir  dos aspectos  en esta relación  de continuidad y discontinuidad. El aspecto  de la continuidad  implica   que la conversión  de la ideología  de la democracia liberal  en “sentido común”  de las sociedades occidentales,  sentó las bases  para la progresiva puesta en cuestión  de ese principio jerárquico  que Tocqueville denominara “ igualación de las condiciones”. Es la permanencia  de este imaginario  igualitario  la que nos permite  establecer una continuidad  entre las luchas del siglo XIX, las desigualdades heredadas del Antiguo Régimen  y los movimientos  sociales presentes. Pero desde  otro punto de vista , puede hablarse  de discontinuidad  , ya que buena parte  de los nuevos sujetos políticos se han constituido a través  de su relación antagónica con formas  de subordinación recientes, derivadas de implementación  y expansión  de las relaciones  de producción capitalista y de la creciente  intervención del estado “.
. HEGEMONIA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una radicalización de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
. REVOLUCION DEMOCRÁTICA Y NUEVOS ANTAGONISMOS.
En el marco  de la reorganización posterior  a la Segunda Guerra Mundial  tienen lugar  una serie  de cambios  a nivel de las relaciones sociales y se consolida  una nueva formación hegemónica. Esta última articula modificaciones a nivel  del proceso del trabajo, de la forma estatal  y de los modos  de difusión  cultural  dominantes , que van  a transformar profundamente  las formas  sociales existentes. Si se  examina el problema  desde un punto de vista  económico, el cambio decisivo es lo que Michel Anglieta ha calificado de transición de un régimen de acumulación  extensiva a uno de acumulación intensiva. Este último  se caracteriza por la extensión  de las relaciones  sociales y  la subordinación  de estas últimas  a la lógica  de la producción  para el beneficio. Según Aglieta, el momento  fundamental  de esta transición  es la instauración  del fordismo , que describe  como “ el principio  de una articulación  entre proceso  de producción  y modo  de consumos.”.Más específicamente , es la articulación  entre un proceso  de trabajo  semiautomático ,organizado  en torno a la cadena  de montaje, y un  modo de consumo  caracterizado  por la adquisición  individual  de mercancías  producidas  a gran escala  para el consumo  privado. Este proceso de penetración  de las relaciones capitalistas  de producción , iniciados a comienzos  de siglo  e incrementado  a partir  de la década de los cuarenta, va a  transformar a la sociedad  en un vasto mercado  en el que se crean  sin cesar  nueva “necesidades” y en el que se  transforman  en mercancías  más y más productos  del trabajo humano.Esta “mercantilización”  de la vida  social destruye  relaciones  sociales anteriores, que reemplaza por relaciones mercantiles que llevan la lógica  de la acumulación capitalista  a esferas  cada vez  más numerosas. Hoy el individuo no solo  está subordinado  al capital en tanto que vendedor  de su fuerza de trabajo, sino también  porque  está inscrito en otras múltiples relaciones sociales; la cultura, el tiempo libre, la enfermedad , la educación, el sexo e incluso la muerte.No hay prácticamente ningún ámbito  de la vida  individual y colectiva que está al margen de las relaciones capitalistas.
.Pero esta “sociedad  de consumo” no ha conducido ni al fin de la ideología, como anunciara Daniel Bell, ni a la creación  de un hombre unidimensional , como temiera Marcuse.Todo lo contrario , numerosas luchas  han expresado  su resistencia  contra las nuevas  formas de subordinación  desde el seno  mismo  de la nueva sociedad .Así el despilfarro de los recursos  naturales, la polución y la destrucción del medo ambiente,consecuencia todas  del productivismo, han dado a luz al movimiento ecologista.Otras luchas ,que Manuel Castell ha calificado de “urbanas”, expresan diversas formas  de resistencia a la ocupación capitalista  del espacio social.La urbanización generalizada  que ha acompañado  al crecimiento económico , la transferencia de las clases populares a las periferias urbanas o bien  su relegación  a los “centros decadentes de las ciudades” y la falta general de servicios  y de equipamiento colectivo  han causado una serie  de nuevos problemas  que afectan  a la organización  del conjunto  de la vida social fuera del trabajo. De ahí la multiplicidad  de relaciones  sociales  que pueden  dar origen  a antagonismos  y luchas : el hábitat, el consumo, los diferentes  servicios, todo puede ser terreno  abonado para la lucha contra las desigualdades  y para la reivindicación de los  nuevos derechos .
Hay que situar  estas nuevas reivindicaciones  en el contexto del Welfare State keynesiano, cuya constitución  ha sido el otro hecho fundamental de la posguerra. Se trata sin duda, de un fenómeno  ambiguo y complejo, pues  si por  un lado  este nuevo tipo de estado  era necesario  para cumplir  una serie  de funciones  requeridas  por el nuevo régimen  capitalista  de acumulación , también  es el resultado de lo que Bowles y Gintis  ha llamado el “ acuerdo  de posguerra  entre el capital y el trabajo”, el resultado  de luchas  contra cambios en las  relaciones sociales  generados por el capitalismo. Es, por ejemplo , ña destrucción  de los sistemas de solidaridad   tradicional  de tipo .comunitario, familiar (basados no lo olvidemos , en la subordinación de la mujer)  la que  ha forzado al estado  a intervenir  ofreciendo “diversos servicios sociales”  para los enfermos ,  los desempleados, los ancianos , etc.En iertos lugares ,presionado por las luchas obreras , el estado ha intervenido  también para asegurar  una nueva política del trabajo (salario mínimo,  duración  de la jornada laboral, , seguros de accidentes,  prestación de desempleo,salarios sociales).Aunque  pueda  aceptarse  con Bejamín Coriat, que este estado planificador  interviene  e la reproducción  de la fuerza de trabajo  para subordinarla a las necesidades del capital  gracias  a la práctica de los contratos  y convenios colectivos, que ligan la elevación  de los salarios  a la de la productividad  , no es menos cierto  que ligan la elevación de los salarios a la de la productividad , no es menos cierto  que se trata de conquistas  que han aportado  beneficios reales  e importante a los trabajadores.”. .
.Pero esta intervención  del estado  a niveles cada vez más extensos  de la reproducción social , se ha visto  acompañada  de una burocraticen creciente que ha llegado  a constituir , junto  a la mercantilización., una de las fuente fundamentales  de desigualdades y conflictos. En todos los ámbitos  en los que  interviene  el estado sea producido una politización  delas relacione sociales  que está en la base  de nuevos  y numerosos  antagonismos. Esta  doble transformación  de las relaciones  sociales , resultante de la expansión  de las relaciones capitalistas  de producción  y de las nuevas formas  burocráticas  y estatales , existe  , en diversas  combinaciones , en todos  los países industriales avanzados.En general  sus efectos  se refuerzan mutuamente  pero no siempre es así.Claus  Offe  ha indicado , por ejemplo, cómo  la provisión  de servicios  estatales  ligados al salario social  puede temer efectos de “mercantilizadores”, capaces  de afectar negativamente a los intereses  de la acumulación  capitalista, en la medida que una serie de actividades , podrían ser fuente de beneficios, son realizadas  por el sector público. De hecho Offe considera  que este fenómeno,unido  al de la “desproletarización”  resultante  de los diversos subsidios  que permiten sobrevivir a los trabajadores sin verse obligados a vender su fuerza de trabajo a cualquier precio , es un factor importante  en la crisis  actual  de las economías capitalistas.Pero lo que más  nos interesa  ahora  son las consecuencias  de esta burocratización  qu está en el origen de nuevos antagonismos.El dato más significativo  es la imposición de múltiples  formas de vigilancia  y regulación en las relaciones sociales que hasta entonces  habían formado parte del ámbito privado.
.No se puede  entender la actual expansión del campo de la conflictividad social  y el subsiguiente  de nuevos sujetos  políticos, al margen del contexto de  mercantilización y burocratización de las relaciones sociales  y la reformulación  de la ideología liberal. Democrática( resultante  de la difusión de las luchas por la igualdad).De ahí  que propongamos  considerar  esta proliferación  de antagonismo  y esta puesta en cuestión  de las relaciones  de subordinación  como un momento  de profundización  de la revolución democrática , también  estimulada  por el tercer aspecto importante  en la mutación  de las relaciones sociales que ha  caracterizado  a la formación  hegemónica  de la posguerra : las nuevas formas culturales  vinculada a la expansión  de los medios  de comunicación  de masas. En este caso  los efectos  también  son ambiguos , ya que junto a efectos incontestables  de masificación  y uniformización, esta cultura, que se basa  en los medios de comunicación , contiene asimismo  poderosos elementos  de subversión  de la desigualdades. Los discursos  dominantes  en la sociedad de consumo la presentan como progreso social y avanzadilla  de la democracia, en la medida  en que  permite  acceder a bienes  cada vez más numerosos a la vasta mayoría de la población.Ahora bien,aunque es verdad, como señala Baudrillard , que “ cada vez estamos más lejos de una igualdad ante el objetivo”, la aparente igualdad reinante y la democratización cultural , consecuencia  inevitable de la acción de los medios de comunicación , permiten poner en cuestión privilegios  basados  en formas  de estatus  más antiguas.Aunque se les interpela  como iguales  en tanto  que consumidores, cada vez son más numerosos  los grupos  que rechazan  las desigualdades reales que subsisten. Esta  cultura democrática  del consumo ha estimulado sin duda  el surgimiento  de nuevas  luchas, que han desempeñado un papel importante en el proceso de rechazo  de las antiguas  formas  de subordinación :pensemos , por ejemplo, en la lucha  del movimiento negro en Estados Unidos por los derechos cívicos..El fenómeno  de los jóvenes  en particularmente  interesante  y no es de extrañar  que constituyan  un muevo  eje de antagonismos. A fin  de crear  nuevas  necesidades ,se los  construye, cada vez más  como  una categoría específica de consumidor, lo que los impulsa  a buscar una autonomía financiera  que la sociedad  no está e condiciones  de proporcionales.Todo lo contrario , la crisis  económica  y el desempleo tornan muy difícil su situación .Sí a esto añadimos la desintegración  de la cédula familiar  y su creciente reducción  a puras  funciones  de consumo, así como la inexistencia  de formas sociales  de integración  de estos nuevos sujetos  que han recibido  el impacto de la puesta en cuestión  generalizada de las jerarquías existentes , se comprenden fácilmente las diversas formas  que ha adoptado la rebelión de los jóvenes en las sociedades industriales.
.El hecho de que estos nuevos antagonismos  sean la expresión de resistencias a la mercantilización, la burocratización y la homogenización crecientes  de la vida social , explica que se manifiesta a menudo a través  e una proliferación de particularismo  y que cristalicen  en la reivindicación de la autonomía misma. De ahí también  que se constate una tendencia neta a valorar las “diferencias” y a crear nuevas identidades que tienden a privilegiar  criterior  “culturales” (vestimenta,música,lenguas,tradiciones regionales, etec,).De los  dos grandes temas  del imaginario democrático, igualdad y libertad,era la igualdad  laque había predominado  tradicionalmente , pero las demandas  de autonomía  dan una importancia  a la libertad  cada vez mayor.Por eso , muchas  de estas resistencias no se manifiestan bajo la forma de luchas colectivas, sino a través  de un individualismo creciente ( la izquierda , desde luego,está mal  preparada para tener  en cuenta  estas reivindicaciones que, incluso  hoy,tienden a rechazar  por “liberales”. De ahí el peligro  de que se articulen en un discurso de derechas  basado en la defensa de los privilegios).Pero en todo caso, y sea cual fuera la orientación política  que cristaliza en el antagonismo( lo que  dependerá de las cadenas  de equivalencia que los construyan), la forma del antagonismo en cuanto tal  es idéntica  en todos los casos .Es decir , que se trata siempre  de la construcción  de una identidad  social( de una posición  sobredeterminada  de sujeto) sobre la base  de la equivalencia  entre un conjunto de elementos  o valores  que expulsan o externalizan  a aquellos a los que se oponen .Nuevamente , nos encontramos  ante la división del espacio social .El último  d estos “nuevos movimientos sociales”  sin duda  uno de los más activos actualmente es  el movimiento pacifista. Creemos que se inscribe  perfectamente en el marco teórico  que hemos presentado. Tra la difusión  de lo que E.P.Thompson ha denominado “la lógica exterminista”, un número  creciente de personas  siente que se ha puesto en cuestión  el más elemental de los derechos: el derecho a la vida.Además , la instalación  en numerosos países de armas nucleares extranjeras, sobre cuyo uso no existe control alguno a nivel nacional de los principios  de contro democrático  que ejercen los ciudadanos  en el ámbito político.El discurso sobre  de la política de defensa (tradicionalmente coto vedado de élites  militares  y políticas  restringidas) se subvierte  cunado el principio  de control democrático se asienta en ese núcleo.”
…Hasta aquí hemos visto como surgían nuevos antagonismos y sujetos políticos ligados  a la expansión y generalización de la revolución democrática..En realidad  estamos  esa extensión  de efectos políticos  a otras áreas  que hemos visto recurrente  a lo largo de nuestro análisis. La proliferación  de estos antagonismos nos permite  ver bajo una nueva luz  ese problema  de la fragmentación de los sujetos “unitarios”  de las lucha sociales  al que se enfrentó el marxismo  desde su primera crisis  a finales de siglo.Vista en perspectiva  toda la discusión  en torno  a las estrategias  de recomposición  de la unidad de la clase obrera,no es sino el primer  acto de no reconocimiento(renuente) de la pluralidad  de los social y del carácter no suturado de toda identidad política.Si leemos  sous nature  los textos de Rosa Luxemburgo . Labriola o el mismo Kautsky, veremos que ese momento inasimilable de la pluralidad  está presente  en su discurso de un modo u otro, minando  la coherencia  de sus categorías.Está claro  que, a diferencia  de lo que pensaron los teóricos de la Segunda Internacional, esta multiformidad no es necesariamente un momento negativo. De fragmentación  mi el reflejo  de una escisión artificial resultante  de la lógica capitalista, sino el terreno  mismo que permite una profundización  de la revolución  democrática, que, como veremos, se revela incluso en las ambigüedades y dificultades a las que ha de enfrentarse  toda práctica articulatoria y de recomposición.La renuncia  a la categoría  de sujeto  como entidad unitaria ,transparente y suturada , abre camino  al reconocimiento  de la especificidad  de los antagonismos  constituidos a partir  de diferentes posiciones  de sujeto  y a la posible  profundización  de una concepción  pluralista y democrática..La crítica a la categoría  de sujeto  unificado y el reconocimiento  de la dispersión  discursiva en cuyo seno  se constituye  toda posición  de sujeto son, por lo tanto, algo más  que el enunciado de  una posición  teórica general : son conclusiones  sine qua non para pensar la multiplicidad  de la que surgen  los antagonismos  en sociedades en las que la revolución  democrática  ha traspasado un cierto umbral.
…Esto nos da un espacio  teórico en el que sedan  las condiciones para entender  la noción  de “democracia radical y plural” (central en nuestra argumentación).Solo sise acepta  la imposibilidad  de reconducir  las posiciones  de sujeto  a un principio  fundante ,positivo, y unitario , puede  considerarse  radical el pluralismo.El pluralismo radical  exclusivamente  en la medida  en que cada  uno  de los términos  de esa pluralidad  de identidades  se valida  a sí  mismo , en vez  de intentar  legitimarse  con la ayuda  de un fundamento  positivo  trascendente ( o subyacente) que, al establecer  la jerarquía  o el sentido  de todos ellos  se erigiría  en fuente  y garante  de su legitimidad .Este pluralismo  radical es democrático, en la medida  en la que la autoconstitución de cada  uno de sus términos resulta  de los desplazamientos del imaginario igualitario. El proyecto  de una democracia radical y plural  en un primer sentido , no es nada  más que la lucha por una autonominación máxima de esferas  a partir de la generalización  de la lógica  equivalencia e igualitaria.”.
.Este enfoque  nos permite redimensionar las luchas obreras y  hacerles justicia , porque  cuando se la contrapone en bloque  a las luchas  de los “nuevos sujetos políticos”, se está  distorsionando  su carácter .Una vez  rechazada  la idea de la clase obrera  como “clase universal” se pueden  reconocer  la pluralidad de los antagonismos que tienen lugar  en el ámbito  de lo que  arbitrariamente  se engloba  bajo  la etiqueta  de “las luchas obreras” y la importancia  inestimable  de gran parte  de ellas  para la profundización del proceso democrático .Ha habido muchas luchas obreras  y estas  han adoptado  formas  extraordinariamente  variadas  en función  de las transformaciones  del papel  del estado, de los antagonismos dentro y fuera  de la empresas y de los equilibrios  hegemónicos existentes. Tenemos un ejemplo excelente  en las llamadas  · nuevas luchas obreras” que tuvieron lugar e Francia y e Italia a finales de los años de la década de los sesenta. Muestran como la forma adoptada  por las luchas de las fábricas  depende de un contexto  discursivo  mucho más vasto que el de las simples  relaciones de producción. La influencia  evidente de  las propuestas  estudiantiles  y de los eslóganes  que popularizaban: el papel central que  desempeñaron los obreros  jóvenes . cuya  cultura  era radicalmente  a la de sus mayores; la importancia  de los inmigrantes en Francia  y de los meridionales en Italia., el resto de las relaciones sociales  en las que el obrero está inmerso  van a determinar  su forma  de reaccionar en la fábrica. Por lo tanto, ni la pluralidad  de estas relaciones  se borra  mágicamente  para constituir  una clase obrera , ni las reivindicaciones obreras pueden  reducirse  a un antagonismo  único  de naturaleza  ontológicamente  diferente a la del resto de los sujetos sociales y políticos.
Indudablemente la proliferación de nuevos antagonismos  y de “nuevos derechos” está conduciendo a la crisis  a la formación  hegemónica de posguerra. Pero la forma de superación de esta crisis  dista mucho de estar predeterminada , ya que el modo en el que se definan los derechos y las formas  que adopten  las luchas  contra la subordinación no están establecidas  de manera unívoca.Estamos ante una auténtica polisemia. El feminismo o la ecología, por ejemplo, existen bajo múltiples  formas , que dependen  del modo  en que se constituya  discursivamente  el antagonismo .Así hay  un feminismo  radical que ataca al hombre  en sí, feminismo  de la diferencia que intenta revalorizar  la “feminidad” o un feminismo marxista  que considera  que el enemigo  es un capitalismo  al que considera  indisolublemente unido al patriarcado. Existen por lo tanto  una pluralidad  de formas discursivas  para construir  un antagonismo  a partir de los diversos  modos de subordinación  de la mujer.La ecología puede  ser anticapitalista, anti industrial , autoritaria,libertaría, socialista ,reaccionaria, etc.Las formas  de articulación  de un antagonismo , por lo tanto, lejos  de estar predeterminadas, son el resultado  de una lucha hegemónica. Esta afirmación  tiene consecuencias importantes, porque implica que estas nuevas luchas  no tienen necesariamente  un carácter progresita, y que es un error  pensar, como hacen  muchos, que  se sitúan espontáneamente  en el contexto  de la política de izquierda.Tras la década  de los sesenta, muchos fueron en busca  de un nuevo sujeto  revolucionario  privilegiado , para reemplazar  a una clase obrera  que había fracaso  en su misión histórica  de emancipación.Los movimientos ecologistas, los movimientos  estudiantiles, el feminismo y las masas marginales, ha sido los candidatos  populares  par el desempeño  de este nuevo papel.pero está claro  que sí no se escapa  a la problemática tradicional, simplemente  se la desplaza.No hay una posición  privilegiada  única  de la que derive  una continuidad uniforme de efectos  que acaben  transformar a la sociedad en su conjunto. Todas las luchas , tanto obreras  como de otros sujetos  políticos  tienen,  por sí mismo, un carácter parcial  y pueden ser articuladas  en discursos muy diferentes. En esta articulación  la que otorga  su carácter  no su lugar  de procedencia..No hay por tanto  ningún sujeto  ni, por lo demás , ninguna necesidad  absolutamente  radical e irrecuperable por el orden dominante que constituya  un punto  de partida capaz  de garantizar  una transformación total(Tampoco hay nada que asegure permanente la estabilidad de un orden establecido).
..En relación a este punto  creemos que ciertos análisis  muy interesantes , como  los de Alain Touraine y André Gorz, no van lo suficientemente  lejos  en la ruptura  con la problemática  tradicional.Gorz , por ejemplo , al atribuir a la “ no clase  de los no trabajadores” el privilegio  que niega el proletariado , no hace más que invertir la posición marxista.Lo determinante  siempre  es el lugar  o el nivel de las relaciones de producción; incluso  cuando, como en este caso ,  el sujeto  revolucionario se define  por su ausencia  de inserción en el mismo.En cuanto  a Touraine , su búsqueda  del movimiento  social que pueda  desempeñar  en la “sociedad  programada” el papel  de la clase obrera  en la sociedad insdustrial, indica  claramente  que tampoco  pone en cuestión  la idea  de la unicidad  de la fuerza social capaz  de operar un cambio  radical en una sociedad dada.El avance  en años  recientes de la “nueva derecha” demuestra  que la resistencias a las nuevas formas  de subordinación  son polisémicas  y pueden articularse perfectamente  en un discurso  antidemocrático. Su novedad  consiste  en haber  logrado  articular  en el discurso neoliberal   una serie  de resistencias democráticas  a la transformación de las relaciones sociales.
………Es precisamente  este carácter  polisémico  de todo antagonismo  el que hace que su sentido  dependa de una articulación hegemónica, hasta el punto  de que, como heos visto, el terreno  de las prácticas hegemónicas se constituyen  a partir  de la ambigüedad  fundamental  de lo social, de la imposibilidad  de fijación  última  del sentido  de cualquier lucha, tanto aisladamente  como a través  de su localización en un sistema  relacional. Como dijimos , hay prácticas hegemónicas porque esta falta  de fijación  radical  impide  que podamos considerar  la lucha política  un juego en e que la identidad  de las fuerzas ya enfrentadas  ya está constituida desde el principio..Esto significa  que una política  con aspiraciones hegemónicas  nunca  es una repetición acontece  en un espacio que delimita una interioridad  pura, porque siempre ha de moverse  en una pluralidad de planos.Que el sentido  de toda lucha  no venga dado desde el comienzo  significa que sólo es fija, parcialmente , en la medida  en que la lucha  sale de sí  y se vincula estructuralmente  a otras luchas  a través  de cadenas de equivalencia.Todo  antagonismo  es, en sí mismo , un significado  flotante, un antagonismo “salvaje” que no predetermina  la forma en que puede articularse con otros elementos  de una formación social. Esto permite establecer  una diferencia radical entre las luchas  sociales actuales  y las que tuvieron lugar antes de la revolución democrática. Estas últimas  siempre tuvieron lugar  en el marco de la negociación de identidades  dadas y relativamente estables , y por consiguiente , las fronteras  del antagonismo estaban a la vista y no había  que construirlas ( por lo tanto  no había dimensión hegemónica de la política). Pero en las sociedades  industriales  actuales,  la misma proliferación  de puntos de ruptura, unida  al carácter precario  de toda  identidad social, también diluye  las fronteras.Por consiguiente , el carácter  construido  de las líneas  demarcatorias  se hace más evidente  por la mayor inestabilidad  de estas últimas  y los desplazamientos  e fronteras  y divisiones  internas de los social se hacen más radicales. En este ámbito y desde esta perspectiva adquiere toda su dimensión hegemónica el proyecto neoconservador.
 .HEGEMONIA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una radicalización de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
.LA DEMOCRACIA RADICAL: ALTERNATIVA PARA UNA NUEVA IZQUIERDA.
….La reacción conservadora tiene un carácter  claramente  hegemónico. Intenta  transformar profundamente los términos del discurso  político  y crear una nueva “definición de la realidad “ que bajo la cobertura  de la defensa  de la “libertad individual” legitime  las desigualdades  y restaure  las relaciones jerárquicas  con las que  habían acabado las luchas de las dos décadas anteriores. En realidad, lo que está en juego  es la creación  de un nuevo bloque histórico. De convertirse  en ideología orgánica , el liberalconservadurismo  construiría  una nueva articulación hegemónica  a través  de un sistema de equivalencias  que unificaría  múltiples  posiciones  de sujeto en torno a una definición  individualista de sus derechos  y a una concepción negativa de su libertad. Nos enfrentaos  pues, de nuevo, con el desplazamiento  de la frontera  de lo social. Toda una serie  de posiciones  de sujeto, aceptadas  como diferencias legítimas  en la formación  hegemónica  correspondiente al Welfare State, abandonan el campo  de la positividad social y se construyen negativamente: los parásitos de la seguridad social ( los scroungers de Thacgher), la ineficacia ligada a los privilegios  sindicales  y a las subvenciones estatales, etc. Es evidente , por lo tanto, que una alternativa de izquierdas  solo puede consistir  en la construcción  de un sistema de equivalencias distintas , capaces  de establecer  la división social  sobre una base diferente. Frente  al proyecto de reconstrucción  de una sociedad  jerarquizada, la izquierda  debe ubicarse  plenamente  en el ámbito de la revolución  democrática y  expandir las cadenas  de equivalencias  entre las distintas ñuchas contra laopresión.La tarea de la izquierda  no puede consistir en renegar  de la ideología liberal  y democrática  sino, al contrario , consiste en profundizar en ella y expandirla  en la dirección de una democracia radicalizada y plural.Explicaremos las dimensiones  de esta tarea  pero, en todo caso , esta posibilidad  se basa en el hecho  de que el sentido  de los discursos liberales  sobre los derechos  del individuo  no se ha fijado definitivamente.
.Esta  no fijación  permite su articulación  con elementos  del discurso  conservador , pero también formas de articulación y redefinición diferentes  que acentúen el momento democrático.. Es decir , como en el caso  de cualquier  otro elemento social, los elementos  integrantes del discurso liberal nunca aparecen cristalizados y puede ser el campo  de una lucha hegemónica.La posibilidad de una  estrategia hegemónica de izquierdas no reside  en el abandono del ámbito democrático  sino, por el contrario, en la extensión del campo  de las luchas democráticas al conjunto de la sociedad civil y del estado.Sin embargo ,  conviene entender  la extensión radical  de los cambios necesarios  en el imaginario político de la izquierda para fundar   una práctica política plenamente localizada  en el campo de la revolución democrática, consciente  de la profundidad  y variedad  de las articulaciones  hegemónicas que requiere la coyuntura actual. El obstáculo fundamental  es el que  hemos venido registrando : el apriorismo  esencialista , la convicción de que la sociedad  se sutura en algún punto  a partir  del cual cabe fijar el sentido  de todo evento  al margen de cualquier  práctica articulatoria . Esto nos ha impedido entender el desplazamiento  constante de los puntos  nodales  que estructuran  una formación social, y ha llevado  a la organización  de un discurso de izquierda basado  en una lógica de “puntos privilegiados apriorísticos” que limita  seriamente  su capacidad de acción  y análisis políticos. Esta lógica de los puntos  de vista de la determinación  de los antagonismos  fundamentales , el obstáculo  básico  ha sido,como vimos, el clasismo, es decir , la idea de que la clase obrera  es el agente privilegiado en el que reside  el impulso fundamental  del cambio social,  sin tener en cuenta que la orientación  de la clase obrera depende de un equilibrio  político de fuerzas  y de la radicalización  de una pluralidad  de luchas democráticas que se deciden  en buena parte fuera  de la clase misma. Desde el punto  de vista  de los niveles sociales  en los que cabe la posibilidad  de implementar cambios , los obstáculos  fundamentales han sido el estatismo  ( la idea de que la expansión  del papel del estado  es la panacea para todos los problemas) y el economicismo( especialmente  en su versión tecnocrática): la idea  de que una estrategia  económica exitosa  tiene necesariamente  efectos políticos claramente especificables.
.Pero si buscamos el núcleo último de esta fijación  esencialista , lo encontraremos en el punto  nodal  fundamental  que ha galvanizado  la imaginación política  de la izquierda: el concepto  clásico  de revolución , calcado al jacobino. No habría nada que objetar al concepto de revolución si por tal se entendiera  la sobredeterminación de un conjunto de luchas  en un punto  de ruptura  político  del que emanarían gran variedad de efectos para el conjunto del tejido social.Si sólo  se tratara  de eso, en numerosos  casos bastaría  con el derrocamiento  de un régimen  represivo para el avance democrático. Por el concepto  clásico  de revolución  implicaba  mucho más que esto: implicaba el carácter fundamental  del hecho  revolucionario, la institución de un punto de concentración de poder  a partir del cual la sociedad pudiera reorganizarse racionalmente. En ciertos conceptos de Gramsci  hallamos los instrumentos teóricos  que nos permiten redimensionar  el hecho revolucionario  mismo. El concepto  de guerra de posiciones  implica  precisamente  la afirmación  del carácter  de proceso  de toda transformación radical: el hecho revolucionario es, simplemente ,un momento interno  de este proceso.Multiplicar  los espacios políticos e impedir  que el poder  se concentre  en un punto son, pues , condiciones previas  de toda  transformación realmente  democrática de la sociedad..La concepción  clásica del socialismo  suponía  que la desaparición  de la propiedad privada  de los medios de producción  generaría  una serie de efectos  en cadena  que, a lo largo  de todo un periodo histórico , conducirían  a la extinción  de toda forma de subordinación.Hoy sabemos que esto no es así .No hay , por ejemplo, vínculos  necesarios entre antisexismo y anticapitalismo, y la unidad entre ambos  únicamente  puede ser el resultado  de una articulación  hegemónica.
.Por consiguiente solo  cabe construir  esta articulación  a partir de la luchas separadas , que solo  ejercen sus efectos  de equivalencia  y sobredeterminación  de las esferas  de la sociedad. Esto requiere  de la automatización  de las esferas de las lucha y la multiplicación de los espacios políticos, y es incompatible  con la concentración  de poder y saber  propugnados por el jacobinismo  cásico  y sus diversas variantes socialistas. En realidad , todo un proyecto  de democracia radicalizada  supone  una dimensión socialista, ya que  hay que poner  fin a las relaciones capitalistas  de producción  que están en la base  de numerosas relaciones de subordinación; pero el socialismo  es uno de los componentes  de un proyecto de democracia radicalizada y plural, hay que insistir  en que  esto  no puede significar  tan solo la utogestión obrera , pues  de lo que se trata  es de una verdadera  participación de todos los sujetos  interesados  en las decisiones  acerca  de lo que  va a ser  producido,cómo va ser producido  y cómo se va a distribuir el producto. Estas son las únicas condiciones en las que puede darse una apropiación  social de la producción. Reducir la cuestión al problema de la autogestión obrera es ignorar  que los intereses obreros  pueden construirse  de modo que se tengan en cuenta las reivindicaciones  de los ecologistas u otros grupos que, sin ser productores, se ven afectados por las decisiones adoptadas en el ámbito de la producción.
.HEGEMONIA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una radicalización de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
.LA DEMOCRACIA RADICAL: ALTERNATIVA PARA UNA NUEVA IZQUIERDA.
.Desde este punto de vista de una política hegemónica , lo que limita decisivamente la tradicional perspectiva de la izquierda  es que intenta  determinar a priori los agentes  del cambio , los niveles  de eficacia en el ámbito de lo social y los puntos  y momentos  de ruptura pri todo un conjunto de nuevos problemas que debemos de abordar.vilagiados. Todos  estos obstáculos surgen  a partir de un núcleo común: la negativa a renunciar al supuesto  de una sociedad saturada. Una vez que se abandona  ese supuesto surgen , sin embargo  todo un  conjunto  de nuevos problemas  que debemos abordar.Por demos resumirlos  en tres cuestiones: 1) ¿cómo  determinar la  superficies  de emergencias  y las formas  de articulación  de los antagonismos  que debe abarcar  un proyecto  de democracia  radicalizada?;2)¿en  qué medida  es compatible  el pluralismo propio  de una democracia radicalizada  con los efectos de equivalencia característicos  de toda una articulación hegemónica?; y 3) hasta qué punto  basta la lógica  implícita  en los desplazamientos del imaginario democrático  para definir un proyecto hegemónico?. Respecto  al primer punto , hemos demostrado  que el apriorismo  implícito  en una topografía social de lo social es insostenible , y también  resulta imposible definir a priori  las superficies  de constitución  de los antagonismos.De ahí  que, aunque  haya política de izquierdas  concebibles  y especificables  en ciertos contextos, no hay una política de izquierda  cuyos  contenidos  puedan determizarse  al margen de toda referencia  contextual.Esta es la razón  por la que todos  los intentos  de proceder a una determización a priori  han sido uninaterales, arbitrarios y carecen  de validez  en un gran número  de circunstancias, La  explosión  de la unicidad  de sentido político , ligada a fenómenos  de desarrollo desigual  y combinado , disulve toda posibilidad de fijar  el significado  en términos  de una divisoria  entre izquierda  y derecha.Imaginemos  que intentamos  definir  un contenido  último de la izquierda  que subyazca a todos los  contextos  e los que se ha usado  el término ; nunca encontraremos uno que no contenga  excepciones.Nos encontramos en el  campo de los juegos de lenguaje  de Wittgenteis, en los que  a  los demás  que podemos aspirar  es a encontrar  un aire familiar.Pensemos en algunos  ejemplos .En años  recientes  se ha hablado  mucho  de la necesidad  de profundizar  entre estado y la sociedad civil.
.HEGEMONIA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una radicalización de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
.LA DEMOCRACIA RADICAL: ALTERNATIVA PARA UNA NUEVA IZQUIERDA.
..Pero , evidentemente , esta  propuesta no proporciona a la izquierda  ninguna teoría generalizable sobre la superficie  en la que surgen los antagonismos ; lo que  parece implicar  que toda forma de  dominación  se encarna en el estado .Pero  está claro que la sociedad civil también es sede  de numerosas  relaciones de opresión  y, por consiguiente, de antagonismos y luchas democráticas. O teorías como la de los “aparatos ideológicos del estado” de Althusser  se pretendía crear , de modo  más o menos  confuso, un marco conceptual  desde  el que  pensar  estos fenómenos  de desplazamientos  en el ámbito  de la dominación.En el caso  de la lucha feminista , el estado es un medio significativo  apara impulsar , a menudo  contra la sociedad civil, una legislación que combata las diferencias de género. En muchos países desarrollados , la ampliación de las funciones del estado central  ha contribuido  a la lucha contra formas extremas  de explotación por parte  de oligarquía terrateniente .Por lo demás , el estado  no es un medio homogéneo separado  por un foso de la sociedad civil , sino un conjunto  dispar  de ramas y funciones, solo relativamente  integradas  por las prácticas  hegemónicas que tienen lugar en su seno. No debemos olvidar  que el estado puede ser sede  de numerosos antagonismos  democráticos, e la medida  en que un conjunto  de funciones desempeñadas  en su seno (profesionales o técnicas , por ejemplo) pueden estrar  en relaciones antagónicas  con centros de poder  que intentan  coartarlas  y deformarlas  desde dentro  del estado mismo.Todo esto no quiere decir, desde luego, que en ciertos casos  la división  entre estado y sociedad civil no pueda  constituir la línea política fundamentalmente  de demarcación ; es lo que  ocurre cuando  el estado se ha transformado  en una excreciencia burocrática impuesta por la fuerza al resto de la sociedad ,como el caso de Europa del este y también el caso de Nicaragua de los Somoza: una dictadura  sostenida por un aparato miitar.Pero , en todo caso, está claro  que no se puede afirmar a priori  que el estado o la sociedad civil  son la superficie  en la que surgen os antagonismos democráticos.Otro tanto  puede decirse  cuando se  trata  de determinar  el carácter positivo  o negativo(desde  el punto de vista  de una política  de izquierdas ) de ciertas  formas organizativas .Consideremos por ejemplo la forma de partido.  
..El partido como institución política  puede, en ciertas circunstancias , ser una instancia  de cristalización  burocrática  capaz  de frenar a los movimientos de masas.Pero , en otras, puede  organizar a las masas dispersas  y políticamente  vírgenes; erigiéndose en instrumento  de expansión y profundización de las luchas democráticas.Lo importante  es que al desaparecer  el campo  de la “sociedad en general” como marco  válido  del análisis político  se ha volatizado  asimismo la posibilidad  de establecer  una teoría general  de la política sobre la base  de categorías  topográficas,es decir, de categorías  que fijen  de modo  permanente  el sentido  de ciertos contenidos  en tanto que diferencias  localizables en el seno  de un complejo relacional.La conclusión que se desprende de este análisis  es que no se pueden especificar  a priori las superficies  de emergencia  de los antagonismos , porque no hay superficie  que no se vea constantemente  subvertida  por los efectos  sobredeterminantes  de otras, y porque  existe  un desplazamiento constante de las lógicas  sociales características. De unas esferas hacia otras.Este es el  “efecto demostración”  que hemos visto  en el caso de la revolución democrática. Una lucha democrática  puede automizar  cierto  espacio  en el que desenvuelve  y producir efectos  de equivalencia  con otras luchas  en un espacio político distinto. El proyecto de una democracia  radical  va ligado  a esta pluralidad  de los social, y la posibilidad de crearla  emana directamente  del carácter  descentrado  de los agentes  sociales , de la pluralidad  discursiva que los constituye como sujetos  y de los desplazamientos  que tienen lugar  en el seno de la pluralidad.Las formas originarias  del pensamiento  democrático  estaban ligadas  a una concepción  positiva  y unificada  de la naturaleza humana  y tendieron a constituir  un espacio  único  en el que  dicha naturaleza  había de manifestar  los efectos  de su radical libertad  e igualdad : así como  se constituyó  un espacio público ligado a la ciudadanía.
..La distinción  de público  frente  a privado  se pensó  para separar  un espacio  en el que se anulaban  las diferencias , a través  de la equivalencia universal  de los ciudadanos , de una pluralidad  de espacios privados  en los que se mantenía  la vigencia plena  de esas diferencias..Es  en este punto  donde  la sobredeterminación  de efectos ligadas  a la revolución  democrática  comienza a desplazar  la línea demarcatoria  entre lo público  y lo privado  y a politizar  las relaciones sociales, es decir,  a multiplicar  los espacios  en los que  las nuevas lógicas  de equivalencia disuelven  la positividad  diferente de los social. Ha sido un proceso largo, que abarca  desde las luchas obreras  del siglo  XIX  hasta las luvhas feministas, de diversas minorías raciales o sexuales  y de diversos grupos marginales , así como  las nuevas luchas antiinstitucionales  del presente siglo. De manera  que, lo que  ha estallado ha sido las ideas  y la realidad de un espacio  único de  constitución de lo político. Estamos asistiendo  a una politización  mucho  más radical  que nada  que hayamos  conocido en el pasado, porque tiende a  disolver la distinción  entre lo público y lo privado,  no en términos de invasión  de lo privado  por parte  de un espacio público  unificado, sino en términos  de una proliferación  de espacios políticos  radicalmente   nuevos y diferentes. Nos enfrentamos  pues al surgimiento  de un pluralismo  de sujetos, y solo podemos  pensar  sus formas de constitución  y diversidad  dejando atrás la categoría  de sujetos como esencia unificada y unificante.”.
.Pero esta pluralidad de lo político,¿no  estaría en contradicción  con la unificación  resultante  de los efectos de equivalencia que, como sabemos, son condiciones necesarias de los antagonismos.?. En otras palabras,¿ No habría incompatibilidad  entre la proliferación  de espacios políticos propia de una democracia  radicalizada  y la construcción de identidades colectivas  a partir de la lógica de la equivalencia.?. Nuevamente nos enfrentamos  a la aparente dicotomía  entre autonomía y hegemonía , a la que hicimos referencia  , ahora debemos considerar  sus efectos  e implicaciones políticas .Abordemos la cuestión  desde dos perspectivas  diferentes : a) desde el punto de vista del ámbito  en el que una dicotomía puede presentarse  como excluyente, b) desde el punto de vista  de la posibilidad  y condiciones históricas  del surgimiento  de ese espacio  de exclusión. Comencemos  planteando la cuestión  del ámbito  de la incompatibilidad  existente  entre efectos  de equivalencia  y autonomía. Primero la lógica  de la equivalencia.Como hemos visto,  en la medida  en que el antagonismo no surge  solo  en el espacio dicotómico que lo constituye , sino asimismo  en el campo de la pluralidad  de los social  que siempre desborda  a ese espacio , la identidad de ambos polos antagónicos solo puede consolidarse  saliendo de sí  y hegemonizando elementos externos.El afinamiento  de luchas  democráticas  concretas requiere  la expansión  de cadenas  de equivalencia  que abarquen otras luchas.La articulación  equivalencia entre antirracismo , antisexismo y anticaplitalismo, por ejmplo, exige  uan construcción  hegemónica  que, en ciertas  condiciones, bien  pueden ser condición necesaria para la consolidación  de cada  una de estas luchas.Por lo  necesario  para la consolidación de cada una de estas luchas. Por lo tanto , la lógica  de la equivalencia llevada a sus últimos extremos implica  la disolución de la autonomía  de los espacios  en los que se constituyen  cada una de estas luchas ; no  necesariamente  porque algunas se subordinen  a otras , sino porque todas habrían llegado  a ser símbolos de equivalencia  de una lucha  única e indivisible. El antagonismo  habría adquirido  así una  transparencia total , en la medida   en que se había eliminado  toda desigualdad  y disuelto la especificidad  diferencial de los espacios  de constitución  de cada una de las luchas democráticas.Pasemos a la lógica de la autonomía.Cada una de estas luchas  mantiene su especificidad  diferencial  respeto a las otras..
.Los espacios políticos  en los que se constituyen cada una de ellas  son distintos e incomunicable .Pero es fácil  advertir  que esta lógica  aparentemente libertaría.solo  se sostiene  sobre la base  de un nuevo  cierre.Porque  si cada  lucha  transforma  al momento  de su especificidad  en un principio  de identidad  absoluto, el conjunto  de estas luchas  solo puede  concebirse  como un sistema absoluto  de diferencias  que solo es pensable en tanto  que totalidad  cerrada. Es decir,  que la transparencia  de lo social  se ha transferido  de la unicidad  e inteligibilidad  de un sistema  de equivalencia , a la unicidad  e inteligibilidad  de un sistema de diferencia.Pero en ambos casos  se trata de discursos  que , a través  de sus categorías , pretender dominar  lo social  como totalidad.En ambos casos  el momento  de la totalidad  deja de ser un  horizonte  y pasar a ser fundamento.La lógica de la equivalencia  y la lógica  de la autonomía  solo son contradictorias  en este espacio  racional  y homogéneo .porque solo aparecen  las identidades  sociales  como ya adquiridas  y fijas  y solo  en él encuentro  dos lógicas  sociales, en último término  contradictorias, un terreno  en el que  estos efectos  últimos  pueden desarrollarse plenamente.Pero. como definición , en este  momento  último  no llega nunca , la incompatibilidad  entre equivalencia  y  autonomía desaparece .El estatus  de ambas  cambia : ya no se trata de fundamentos  del orden  social  sino de lógicas  sociales , que intervienen  en grados  diversos   en la constitución  de toda una identidad  social y limitan parcialmente  en efectos mutuos.De esto  podemos deducir  una condición  pre vías  básicas para  una  concepción  radicalmente libertaria de la política , la renuncia al control  total (intelectual o politico) de todo presunto  fundamento  últimos de lo social.Toda  concepción  que pretenda  basarse  en un saber   acerca de este fundamento  se enfrenta  tarde o temprano  a la paradoja  rouseannina según la cual hay que obligar a los hombres a ser libres.
…Es la precariedad  de toda  equivalencia  la que sigue  que sea complementada  y limitada  por la lógica  de la autonomía.De ahí  que no baste  la demanda  de igualdad ,hay que equlibrada exigiendo libertad,lo que nos lleva a hablar  de la democracia radicalizada y plural. Una  democracia  radicalizada  pero  no plural  sería aquella  que constituiría un único  espacio  de igualdad  sobre la base  de la vigencia ilimitada de la lógica  de la equivalencia  sin reconocer   el momento  irreductible  de la pluralidad  de espacios..Este principio  de la separación  de espacios  es la base  necesaria  para exigir libertad.En él  reside  el principio  del pluralismo , y es  donde cabe encabezar  el proyecto de una democracia plural con la lógica del liberalismo.No debemos poner  en cuestión  al liberalismo  en sí, ya que, en tanto que principio ético que efiende la libertad  del individuo  para realizar  sus capacidades  humanas, hoy  tiene más vigencia que nunca.Pero  aunque  esta dimensión  de libertad  sea constitutiva  de todo proyecto  democrático  y emancipatorio, no debemos  reaccionar , frente  a ciertos  holísticos ,volviendo  pura y simplemente  a la defensa  del individuo burgués.De lo que  se trata  es de generar  otro del  individualismo burgués. De lo que  se trata  es de generar  otro individuo, un individuo no construido a partir de la matriz del individualimso psesivo. Debemos  abandonar la idea  de derechos  naturales  anteriores a la sociedad ( de hecho , el conjunto de la falsa dicotonomía entre individuos  y sociedad ) y sustituirla por otra forma de  plantear el problema de los derechos .Los derechos  individuales  no se define nunca de manera  aislada , sino  e contextos  de relaciones  sociales  que definen  posiciones de sujetos concretas.Siempre  son derechos  que involucran  a otros sujetos  que participan  en la misma relación social. Es así  como debemos  entender  la noción de  derechos democráticos, pues son derechos  que solo  pueden ejercerse  colectivamente : y suponen  la existencia  de derechos iguales para los demás.Los espacios  constitutivos  de las diferentes  relaciones sociales pueden variar  menormente , según  que se trate  de relaciones  de producción , de ciudadanía,  de vecindad, de parejas etc.Las formas  de democracia  deberán ser  por lo tanto plurales, pues han de adaptarse  a los espacios sociales en cuestión: la democracia ,pues solo funciona en espacios  sociales reducidos.


..Por lo tanto, debemos aceptar el ámbito  de ejercicio  de los derechos  democráticos  más allá  del restringido  capo tradicional  de la ciudadanía. Cuando queremos extender  los derechos democráticos  del ámbito político  clásico  al de la economía, por ejemplo , nos movemos en el espacio  más significativo  de la lucha anticapitalista,Frente a los defensores  del liberalismo  económico,, que afirman que la economía  pertenece al espacio del ámbito privado por ser sede  de los derechos naturales, y que no hay por qué aplicar los criterios  democráticos  en su seno, la teoría socialista  defiende el derecho  del agente social  a la igualdad y a la participación en tanto que productor  y no solo  en tanto que ciudadano. Teóricos de la escuela pluralista, como Dahl i Lindblom, ham realizado importantes avances  en esta dirección.Reconocen  que incluir la economía  en el ámbito de lo privado  carece de sentido en la era  de las corporaciones multinacionales y afirman que  hay que aceptar  ciertas formas de participación  en la gestión de las empresas. Nuestra perspectiva  es ciertamente  muy distinta , pues lo que ponemos  en cuestión es la idea  misma de que pueda haber  un ámbito natural  de lo privado. Las distinciones  entre  público y privado  o sociedad civil y sociedad política , solo son el resultado  de cierto tipo  de articulación hegemónica , y sus límites varían dependiendo de las relaciones  de fuerza en cada momento dado.
..Por ejemplo , hoy el discurso neoconservador se esfuerza  por restringir  el ámbito  de lo político  y reivindicar el ámbito de lo privado debido a la reducción  que ha experimentado  en décadas recientes  por el impacto de la diferentes luchas democrática.
Retomemos aquí nuestro argumento acerca de la limitación mutua  y necesaria  entre equivalencia y autonomía.La concepción de una  pluralidad  de espacios políticos  solo es incompatible  con la lógica  de la equivalencia  en el supuesto  de un sistema cerrado. Pero una vez  abandonado este supuesto , ni cabe  deducir  de la proliferación  de espacios y de la indeterminación  última  de lo social la imposibilidad  de que una sociedad  se dote  de significado a sí misma(y, por lo tanto , se piense como totalidad),ni la incompatibilidad ese momento holístico  con el proyecto  de una democracia radicalizada . La construcción  de un espacio  político  de efectos equivalencias no solo  no es incompatible con la lucha democrática, sino que  en muchos casos  es uno de sus requisitos .Por ejemplo , en las circunstancias  actuales, la construcción de una cadena  de equivalencia  de  democráticas frente a la ofensiva neoconservadora se ha convertido  e una de las condiciones  necesarias de la lucha hegemónica de la izquierda.La incompatibilidad no reside  en la equivalencia en tanto  que la lógica social, pues  solo surge  a partir  del momento  en que ese espacio  de equivalencia  deja  de considerarse  un espacio político  más y pasa a concebirse  como el centro que  subordina  y organiza al resto  de los espacios.Surge , cuando  no solo asistimos  a la construcción de equivalencias  a cierto nivel social, sino también  a la transformación  de ese nivel en un principio  unificador  que convierte a los demás  en momentos diferenciales  internos así mismo.
.Claude Lefort ha demostrado por qué la revolución democrática, en tanto que espacio uevo que supone una mutación profunda a nivel simbólico, implica una nueva forma  de institución social.En las sociedades anteriores  organizadas según  según una lógica teóricapolítica, el poder se encarnaba  en la persona del príncipe , que era el represntante de Dios(  es decir, la justicia  y la razón soberanas). La sociedad representaba  como un cuerpo , cuyos miembros  se ordenaban  según una jerarquía  no condicionada.Según Lefort,  la direfercnia radical  que introduce  la sociedad democrática es que la  sede del poder  pasa a ser un espacio  vació  a la par desaparece  toda referencia  a ua garantía  trascendente, con él, la representación  de una unidad sustancial  de la sociedad. Hay, por consiguiente , una escisión  entre la instancia  del poder , la del saber y la de ley sin que nada  garantice sus fundamentos .Surge  así la posibilidad  de un proceso  de interrogación sin fin, pues “ no hay  ley que pueda fijarse  o cuyos enunciados  no sean rebatibles  o cuyos fundamentos  no puedan ponerse en cuestión. Resumiendo , no hay ninguna representación  de un centro  de la sociedad  y la unidad  ya no puede borrar  la división social . La democracia  inaugura la experiencia  de una sociedad  inaprensible, incontrolable, en la que se  proclama soberano al pueblo, pero en la que su identidad  nunca  podría fijarse definitivamente , sino permanecerá latente.”.
.Según Lefort, este es el contexto en el que  debemos entender  la posibilidad  de que surja un totalitarismo  que intente restablecer  la unidad  que la democracia  ha dividido  entre la sede  del poder , la de ley del saber. En cuanto a la revolución democrática  abola toda referencia  a potencias  extrasociales, tendrá  vía libre  a un poder puramente  social que se presentará  como total  y tan sólo reconocerá  la exterioridad  del imperio de la ley  y el principio  del conocimiento. El poder pretende  materializarse  en un órgano, que se supone  representante de un pueblo  unitario , poniendo  al totalitarismo  en el lugar  que ocupaba un espacio vacio. Con el pretexto  de hacer  realidad la unidad  del pueblo  se niega la división social  a la que  la lógica democrática  había dotado de visibilidad. Una negación  así constituye  el núcleo  de la lógica  totalitaria  y se refería  en dos movimientos: primero  se anula todo signo de división entre el estado  y la sociedad y, a continuación , se elimina  a los que afectan  a la división social interna. Esto supone  acabar con las diferenciación,  de las instancias que rigen la constitución  de la sociedad política. Ya no hay criterios  últimos  de la ley mi del conocimiento  que se sustraigan al poder.
.Si examinamos  estos análisis  a la luz de nuestra problemática, podemos vincularlos a lo que  hemos caracterizados como el campo de las prácticas  hegemónicas. Como ya no hay fundamentos garantizados por un orden trascendentes, por que no hay un centro que aglutine el poder, la ley y el conocimiento , habrá  que unificar  ciertos espacios  políticos  a través de articulaciones hegemónicas. Pero estas articulaciones  siempre serán parciales  y rebatibles , puesto  que ya no hay  un garante supremo.Toda  tentativa  de realizar  una sutura definitiva  y negar  el carácter radicalmente  abierto a lo social  que instituye  la lógica democrática , conduce  a lo que Lefort  denomina  totalitarismos , es decir, a una lógica de construcción de lo político  que consiste en fijar  un punto  desde el cual  pueda conocerse  y controlarse  perfectamente la sociedad. Se trata  de una lógica política  y no de un tipo de organización  social,  como demuestra el hecho  de que no se la  puede adscribir a una orientación  política definida. Puede ser el resultado , bien  de una política  de izquierdas , que quiera eliminar  todo antagonismo  y dotar  a la sociedad  de una transparencia plena, bien  de una fijación  autoritaria  del orden social en jerarquías establecidas  por el estado en caso del facismo..Pero en ambos casos  el estado pretende estar en posesión de la verdad  sobre el orden social, en nombre  del proletariado  o de la nación, y pretende  controlar las redes  de la sociabilidad.Es un intento  de reimponer un centro absoluto  de restablecer  el cierre que habrá  de restaurar  la unidad tras la indeterminación  radical suscitada  por la democracia.
.Pero si bien es cierto que uno  de los peligros  que amenazan a la democracia  es el intento totalitario de ir más allá  del carácter  constitutivo  del antagonismo y negar la pluralidad para restaurar la unidad, existe otro peligro  de signo contrario : que  nos encontremos  ante la falta  de referencia alguna  capaz de restaurar  una unidad que,  aunque imposible , es el horizonte  necesario  para impedir  que, en ausencia  de toda articulación  entre las relaciones sociales, asistamos  a una implosión de lo social, a una ausencia  de todo  punto de referencia  común. Esta disolución  del tejido social  causada  por la destrucción del marco  simbólico  de referencia es otra forma  de desaparición  de lo político. A diferencia del peligroso  totalitario , que impone articulaciones  inmutables  de manera autoritaria , en este caso  se trata de la ausencia  de articulaciones  que permitan establecer  significados compartidos  por los diferentes  sujetos sociales.Entre la lógica   de la identidad plena y  y de la diferencia  pura, la experiencia democrática debe reconocer  tanto la multiplicidad  de las lógicas  sociales, como la necesidad de su articulación. Pero  esta última  debe recrearse  y renegociarse  sin cesar  y no hay punto final en el que se alcance un equilibrio definitivo.
.Lo que nos lleva a nuestra tercera cuestión. La relación entre la lógica  democrática  y proceso hegemónico. De todo lo anterior  se deduce que la lógica democrática  no basta  para formular un proyecto  hegemónico. Esto se debe a que la lógica democrática  es el desplazamiento  de equivalencias del imaginario igualitario  a relaciones sociales  cada vez más amplias y, desde ese punto de vista , solo  es una lógica  de la eliminación  de las relaciones  de subordinación y las desigualdades.La lógica democrática  no es una lógica de la positividad  de lo social  y es incapaz  de fundamentar  ningún punto  nodal  en torno  al que reconstituir  el tejido social.Pero si ya nada une al momento subversivo  de la lógica democrática y al momento positivo  de la institución  de lo social, porque mo existe  ningún fundamento antropológico que los transforme  en el anverso y el reverso de un proceso  de articulación.En este sentido , ningún proyecto  hegemónico  puede basarse  exclusivamente en una lógica democrática, sino  que también  debe consistir  en un conjunto  de propuestas  para la organización  positiva de lo social. Si las exigencias  de un grupo  subordinado  solo se presentan  como demandas  puramente negativas  y subversivas  de cierto orden  sin ligarlas  a un proyecto viable  de reconstrucción de áreas sociales  concretas, carecerá de capacidad  para actuar hegemónicamente  desde el principio.Es la diferencia  entre lo que podríamos  denominar  una estrategia de oposición  y una estrategia  de construcción  de un nuevo orden.En el primer caso ,predomina e elemento  de la negación  de cierto orden social  o político,pero  este elemento  negativo no va acompañado de ningún intento real  de crear  puntos nodales diferentes , desde los que se pueda  procederse  a una reconstitución positiva distinta  del tejido social, lo que relega a la estrategia a la marginalidad. Es lo que ocurre en el caso  de las políticas  de enclave, bien ideológicas ,bien corporativas.
……Pero también  es muy importante  no pretender limitar el ámbito de lo político  a la gestión  de la positividad social  y aceptar solo los cambios  que se puedan implementar en el presente , rechazando toda carga de negatividad que vaya más allá .En los años recientes  se ha hablado con frecuencia , por ejemplo, de la necesidad de una laicización  de la política. Si por tal se entiende la crítica  al esencialismo  de pensamiento tradicional  de la izquierda, que recurriría  a categorías  absolutas del tipo  el “partido” , la “clase” , la “revolución”, no tenemos  nada que objetar.  Pero con frecuencia  se ha entendido  por dicha laicización  algo muy distinto: la expulsión total  de la utopía del campo  de la política,  Ahora bien , sin  “utopía”  sin la posibilidad de negar  un orden  con algo más  que amenazas , no hay posibilidad  alguna de construir  un imaginario ni radical  democrático  ni de ningún otro tipo. La presencia de este imaginario  como conjunto de significaciones  simbólicas  que totalizan , de forma  negativa, cierto orden social, es absolutamente  necesaria  para la constitución  de cualquier pensamiento de izquierda . Y hemos  visto que  las formas hegemónicas  de la política  siempre suponen un equilibrio  inestable  entre este imaginario  y la gestión de la positividad  social, pero  debemos reivindicar  y defender  esa tensión , pues es una de las formas  en las que se manifiesta  la imposibilidad  de una sociedad transparente  .Toda política  democrática radical  debe evitar los dos extremos  representados  por el mito totalitario  de la ciudad ideal  y el pragmatismo  positivista  de los reformistas sin proyectos.
.Todo proyecto  de democracia radical debe intentar institucionalizar ese momento de tensión, de apertura, que da  a lo social  su carácter  esencialmente   incompleto y precario.La  diversificación y complejización institucional  que caracteriza  a una sociedad  democrática debe concebirse  de manera muy  diferente  a la diversidad  de funciones propias  de un sistema burocrático  complejo. En este último  se trata siempre  y exclusivamente  de la gestión de la social  como positividad , y por lo tanto , toda diversificación tiene lugar  en el seno  de una racionalidad  que domina  al conjunto  de las esferas y funciones. La concepción hegeliana  de la burocracia  como clase universal  es la cristalización teórica  perfecta  de esta perspectiva.Se ha trasladado  al plano  sociólogico, en la medida  en que la diversificación  de niveles  en el seno  de lo social (siguiendo  una pauta  funcionalista, estructuralista o cualquier  otra similar ) está ligada  a una concepción  de cada uno de estos niveles  como momentos  de una totalidad que lo trascienda . La multiplicación  de espacios  y de la diversificación institucional no consisten ya en un despliegue  racional  de funciones , ni obedecen  a una lógica  subyacente que constituye  el principio  racional de todo cambio , sino que expresan  exactamente  lo contrario.La sociedad  construye la imagen  y gestión  de su propia imposibilidad  a través  del carácter  irreducible de esta diversidad y pluralidad. Los hechos  primarios  son los compromisos , el carácter  precario  de todo arreglo y el antagonismo, y el momento  de positividad y su gestión solo tiene lugar e el seno  de esta inestabilidad.Promover  un proyecto  de democracia radical significa, por lo tanto, hacer retroceder  progresivamente  el mito  de la sociedad racional y transparente  al horizonte de lo social, para que se convierta  en un “lugar”, en el símbolo de su propia imposibilidad.Pero al hacerlo , también eliminando toda  posibilidad  de un discurso unificado de la izquierda.Si las diversas  posiciones  de sujeto , si los diferentes antagonismos y puntos  de ruptura  constituyen  una diversidad  y no una diversificación, no  les puede  reconducir  a un punto capaz de abárcalos  y explicarlos  por medio  de un discurso  único .La discontinuidad  discursiva  pasa así  a ser primarias  y constitutiva.


.El discurso de la democracia radical ya no es el discurso de lo  universal; se ha erradicado el  nicho epistemológico desde  el que hablaban las clases y sujetos universales, y ha sido  sustituido por una  polifonía de voces , cada una  de las cuales  construye su propia  e irreductible identidad discursiva. En este punto es decisivo:no hay  democracia radical y plural  sin renuncia al discurso  de lo universal  y a lo que implica : la existencia  de un punto privilegiado  de acceso  a la verdad” que solo  estaría  al alcance  de un número limitados de sujetos. En términos  políticos  esto significa  que, así  como no hay  superficies  de surgimientos  privilegiados  a priori en el caso  de los antagonismos , tampoco  hay regiones  discursivas  que el programa  de una democracia radical  deba excluir  a priori como posibles esferas  de lucha . Las instituciones jurídicas , el sistema educativo , las relaciones laborales y los discursos  de la resistencia de las poblaciones  marginales  construyen  formas  originales  e irreductibles  de protesta social, aportando  así toda la complejidad  y riqueza  discursiva  en la que basarse  el programa  de una democracia radical. El discurso clásico del  socialismo  era de tipo  muy distinto : era un discurso  de lo universal, que transformaba  a ciertas categorías sociales  en depositarias  de privilegios  epistemológicos y políticos . Se trataba   de un discurso  apriorístico acerca de los niveles  diferenciales  de eficacia  en el seno  de lo social, que reducía el campo de las superficies  discursivas  en las que consideraba  que era posible  y legítimo  operar.Por último ,  era un discurso  a cerca de los puntos  de desencadenamiento  privilegiados  de los cambios históricos : la revolución, , o la huelga general , o la “ revolución<< como  categoría unificadora  del carácter acumulativo e irreversible  de los avances parciales. Como hemos dicho , todo proyecto  de democracia radical  incluye necesariamente  la dimensión socialista , es decir la abolición capitalista de producción. Pero rechaza la idea  de que haya que proceder  necesariamente  a la eliminación  de otras desigualdades.
.HEGEMONIA Y ESTRATEGIA SOCIALISTA(Hacia una radicalización de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.(2001)
.LA DEMOCRACIA RADICAL: ALTERNATIVA PARA UNA NUEVA IZQUIERDA.
.Por consiguiente , el descentramiento  y la autonomía  de los distintos discursos  y luchas , la multiplicación  de los antagonismos  y la construcción  de una pluralidad  de espacios  en cuyo seno  puedan afirmarse y desarrollarse, sin condiciones  sine que non  para que exista la posibilidad  de alcanzar  los distintos componentes  del ideal clásico del socialismo( que, sin duda,  debe ampliarse  y reformularse). Y como hemos  dejado de repetir  en estas páginas, esta pluralidad   de espacios  no niega , sino que exige  la sobredeterminación  de sus efectos  a ciertos niveles y su consiguiente  articulación  hegemónica. Concluyamos hemos construido este discurso en torno  a los avatares de la hegemonía , de la nueva lógica social implícita  en el mismo y de los obstáculos  epistemológicos que, de <Lenin a Gramsci , impidieron entender  su potencia teórico  y político radical. Este potencial solo será plenamente visible  cuando aceptemos sin restricciones  el carácter abierto , no saturado, de lo social  cuando renunciemos  al esencialismo, tanto de la totalidad  como de los elementos y la “hegemonía” pase a ser una herramienta  fundamental para el análisis  político de la izquierda .Estas condiciones surgen originariamente  en el ámbito  de lo que hemos  denominado  “revolución democrática” , pero  solo maximizan sus efectos  deconstructivos  en un proyecto de democracia radical o, en otras palabras , e una forma  política  que no se base en la reivindicación dogmática  de ninguna “esencia de lo social”, sino que encuentre su fundamento  en la contingencia  y ambigüedad  de toda “esencia”, en el carácter  constitutivo  de la división social y el antagonismo. Hay que reivindicar un “fundamento” que solo cobra vida negando su carácter fundamental , un “orden” que solo existe como limitación  parcial del desorden , “ un sentido” que solo  se construye  como exceso  y paradoja  frente al sin sentido.En otras palabras , hay que reivindicar el ámbito de lo político como espacio de un juego que nunca “ suma cero” porque las reglas  y los jugadores  jamás llegan a ser totalmente explícitos.Este juego, que elude el concepto, al menos tiene un nombre de Hegemonía”.
NOTA A ESTA RECESIÓN DEL CAPITULO FINAL DEL CITADO LIBRO..
.Creo que las personas que nos dedicamos activa o pasivamente a la política, tenemos una cierta obligación de estudiar , analizar y reflexionar, de las formaciones políticas adversarias. En este caso esta recesión ha sido dedicada a algunas formaciones emergente  que por una parte beben del populismo, complemetariamente con  autores como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.Pero que timbren se basan en autores como Lenin,Rosa Luxemburgo, Nicos  Poulantzas,Kausty,Trosky,Lacan.Freud  Gramsci etc…..y autores más modernos como Toni Negri,Antoni Negri,GuyStanding,Owen Jones, Michael Hardt,Hannah Arendt,Naomi Klein,Noam Chomsky,Elinor Ostrom ,Owen Jones,Yanis Varufakis.Christian Fleber(Los Comunes), de este autor más adelante haré una recesión sobre “El desarrollo de la Democracia” etc.
Los más contradictorios es que la mayoría se dicen que no son de izquierdas ni de derechas. Pero algunos claramente dicen que son posmarxistas, no reniegan del socialismo, dicen que hay que actualizarlos, pero sobre la socialdemocracia , al final uno se pregunta qué quieren expresar y cual es su modelo. Otros hablan claramente de ser autogestionarios, anti Establishment y de la economía del bien común , como modelo para terminar con el neoliberalismo. En lo que si coinciden la mayoría es que hay que ir y conseguir una Democracia directa, real ,colaborativa y participativas donde el pueblo sea el protagonista. Para terminar un apunte de interés Ernesto Laclau,estudioso,politógo etc(murió hace unos dos años aquí en España) inició todo su estudio teórico en su Argentina natal siendo el ideólogo del Posperonismo ,en su última etapa, ya estando en Europa,siguió defendiendo a Cristina Kirchner,es el  padre del populismo como expresión de un relato discursivo moderno de la nueva política que se inició en América Latina, y se convirtió sobre todo en España en un referente de los que dicen que ni son de izquierdas ni de derechas. Pero sin olvidar que para su triunfo siempre debe haber uno enemigo a batir 

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