martes, 23 de octubre de 2018


DESPOBLADO
Opinión | La carrera.El Ideal
A este paso la despoblación y el envejecimiento del agro van a ser pronto un problema grueso
JOSÉ ÁNGEL MARÍNJAÉN
Martes, 23 octubre 2018,tengo un amigo que se ha ido a vivir al campo con su familia. Abandonan la ciudad para instalarse en el agro, en una casa sin lujos pero con chimenea, donde el olor a hierba recién cortada entra por todas las rendijas. Quizá los nacidos en un pueblito anhelamos su iniciativa, diré incluso que su decisión genera en mi esa morriña facilona por reeditar aquellas primeras experiencias de infancia en plena campiña. Los propensos a cierto estilo de vida añoramos el medio rural e idealizamos lo campestre, por más que somos conscientes de que no existen arcadias y que florestas impolutas deben quedan una o ninguna.
Traigo el tema por la desazón que me causan las cifras sobre el descenso alarmante de la gente que habita en la España rural: El declive demográfico cae a ritmo de 45.000 almas por año, y más del 80% de los españoles viven ya en aglomeraciones urbanas de más de 30.000 criaturas. A este paso la despoblación y el envejecimiento del agro van a ser pronto un problema grueso. Los demógrafos avisan de que la mitad de nuestros pueblos corre riesgo porque el medio rural se queda vacío.
Sin embargo, la despoblación es dispar debido a la diversidad de territorios (es acuciante en Castilla-León, Aragón o Asturias). Ello obliga a medir el problema en escala regional o comarcal más que local, pues no es lo mismo decir zonas despobladas que municipios despoblados.
La cosa se agrava si al éxodo se une el abandono, lo que por suerte no siempre ocurre ya que hay lugares en caída demográfica que cultivan sus campos, miman sus bosques y las aldeas son diminutas pero pulcras. El colmo se da cuando la diáspora no es dramática pero cunde la desidia, cuando la tierra no se labra y por dejadez sus espacios naturales son presa de la incuria. ¿Les suena?
Reconozco que hay algo de quimera en la idea de que los urbanitas retornen al campo y rehabiliten casas antiguas. Pero, ¿por qué no se ataja la despoblación pese a las inversiones en servicios básicos e infraestructuras? Quizá una clave del cepazo demográfico en las áreas rurales resida en que quienes se emplean en esos equipamientos no residen allí donde trabajan, sino que se desplazan desde las urbes. De esa tendencia al traslado diario solo se salvan los currantes (quizá autónomos) de pequeñas explotaciones agropecuarias que tienen estrechos vínculos con el terruño. Creo que la magnitud del fenómeno de la despoblación rural trasciende con mucho del retorno anecdótico de un puñado de urbanitas hartos de malos humos y de afanes que no llevan a ninguna parte.
Sobre la despoblación rural cercana pesa además el contexto restrictivo de recursos para la PAC y la 'familla' regular del PER, aunque ambas sirvieron para fijar algo el vecindario al medio rural. Hoy, sin relevo generacional ni banda ancha en el campo, el problema del declive demográfico creo que forma parte de un proceso más amplio de mutaciones económicas y culturales que difícilmente se puede frenar.

Publicado también en mi blog, por su interés, y otra opinión sobre las despoblacion de los pueblos rurales...www.convivenciaysolidaridad.blogspot.com

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