El
Gobierno Socialista y Unidos Podemos pactan los Presupuestos para 2019.
Me parece un pacto político inteligente,
las dos fuerzas políticas de izquierda deben y debían entenderse para una mayoría de
la sociedad española que lo está necesitando. Esto es hacer política, aunque
puedan equivocarse algunas cuestiones. También necesitarán el apoyo de otras
fuerzas nacionalistas o no nacionalistas, deben quitarse el miedo de lo que les
digan, o es que el PP y Ciudadanos, no representan el trasnochado cavernícola
del unionismo españolista, del nuevo populismo antiinmigración y anti globalización,
para que sigan gobernando y llevándose los beneficios las fuerzas económicas más
reaccionarias, menos humanizadas y que miran al futuro , con nuevas tecnología
para echar a la clase trabajadora a trabajos precarios y temporales?.
Deberán por tanto quizás hacer algunas
concesiones para buscar y tener esos apoyos.
Pero hay una cuestión, que me preocupa, y
no debemos cada año dejarlo, para más adelante. No he encontrado en ninguna
propuesta referencia alguna o capítulo dedicado a la reserva de alguna partida
que poco a poco vaya ayudando aquellas zonas geográficas del Estado Español,
donde cada vez más aumentan la despoblación.
El periodista Roberto Pérez , en un artículo,
titulado “ La agonía de las catorce provincias más despobladas de España”.relataba
“El desierto demográfico avanza mes a
mes: el amenazante erial alcanza ya a 22 de las 50 provincias españolas
El desierto demográfico avanza en España
sin interrupción mes a mes, semana a semana. Los últimos datos oficiales del
INE así lo demuestran: este particular erial abarca ya, con más o menos vigor,
a 22 de las 50 provincias españolas. Y la situación es crítica en catorce de
ellas, que están al borde de quedar convertidas en un páramo humano.
Esas catorce provincias tienen un rasgo
demográfico común: en todas ellas, más del 80% de sus municipios están en
riesgo de extinción porque tienen ya menos de mil habitantes y sus censos
siguen en caída libre.
Esa crítica lista de provincias en agonía
demográfica la lidera Soria, donde un 94% de sus municipios están en riesgo
extremo de extinción. De los 183 municipios que tiene Soria, solo once tienen
más de mil habitantes, 164 tienen menos de 500 y, de éstos, la inmensa mayoría
(116) no pasan de cien empadronados. Algunas de esas localidades se quedan
totalmente vacías en invierno.
A Soria le sigue la provincia de Zamora,
donde 93 de cada 100 municipios están en riesgo de extinción –tienen menos de
mkl habitantes–. Es prácticamente el mismo índice que presenta la provincia de
Burgos, mientras que en Ávila, Salamanca y Teruel las localidades amenazadas
por la extinción son el 92%.
En Palencia, Guadalajara y Segovia la
tasa de riesgo de extinción demográfica ronda el 90% de todos sus municipios,
mientras que en las provincias de Cuenca y Huesca ronda el 87%.
La Rioja también presenta una situación
crítica: el 84% de todas sus localidades tienen menos de mil habitantes. De los
174 municipios que tiene esta autonomía uniprovincial, 134 no pasan de
quinientos empadronados, y 60 de ellas ni siquiera tienen más de 100 vecinos
censados.
Valladolid y Zaragoza han entrado en la
lista de provincias con territorios agonizantes por la despoblación. En
Valladolid, el 82% de todas sus localidades tienen menos de mil habitantes,
cifra muy similar a la que ya se da en la provincia de Zaragoza, que se
consolida como el caso de desequilibrio demográfico más extremo de España, por
la enorme brecha que se da entre la capital y el resto de la provincia.
Zaragoza es una de las cinco mayores urbes de España, pero a su alrededor tiene
un erial demográfico cada vez más acusado: ocho de cada diez municipios de la
provincia están en riesgo de despoblación.
El panorama empeora progresivamente y
cada vez son más las provincias afectadas con más o menos vigor por el avance
del desierto demográfico. Además de esas catorce provincias que presentan una
situación crítica, otras ocho están en graves apuros: Lérida, León, Cáceres,
Navarra, Castellón, Gerona, Álava y Tarragona, porque más de la mitad de los
municipios de cada una de estas provincias están en riesgo de extinción
demográfica. En Lérida y en León la tasa de localidades con menos de mil
habitantes ronda el 71%; al 69,5% asciende en Cáceres y Navarra; al 66% en el
caso de Castellón, mientras que en Gerona es del 59%, del 57% en Álava y del
53% en Tarragona.
Y, además de todas esa provincias, varias
más están ya en zona de peligro. En particular, Almería y Albacete, donde el
49,5% de sus municipios no alcanzan los mil habitantes.
Este espinoso mapa demográfico es
consecuencia de una continua y acusada despoblación de la España rural, que en
términos de superficie supone la mayor parte del país. Es un problema que viene
de lejos, que no ha tocado fondo y que, de hecho, se está agravando a velocidad
de vértigo. Como avanzó recientemente ABC a partir de los datos de población
certificados por el INE, la España rural se desangra demográficamente a un
ritmo medio de cinco habitantes menos cada hora. En el último trienio, la
España rural ha perdido población a un ritmo promedio de 45.000 habitantes
menos cada año.
De los 8.124 municipios que hay en
España, 4.983 están amenazados por la extinción demográfica, al subsistir con
menos de 1.000 habitantes empadronados y estar afectados, de forma más o menos
intensa, por procesos de regresión vegetativa.
Problema
económico y riesgo patrimonial
El ritmo al que se está despoblando la
mayor parte de España resulta problemático en múltiples vertientes: económica,
patrimonial y medioambiental. Como han advertido ya varios gobiernos
autonómicos que llevan años exigiendo que la despoblación cuente como factor
añadido en la financiación autonómica, es mucho más costoso prestar los
servicios públicos esenciales en territorios despoblados -con poca población,
envejecida y muy dispersa en el territorio-. Además, que los pueblos se vacíen
conlleva problemas de sostenimiento de su patrimonio histórico-artístico, lo
que engarza también con la dificultad de garantizar la seguridad en territorios
azotados por el desierto demográfico.
La vertiente medioambiental es otra de
las castigadas por la despoblación. Como han advertido colectivos ecologistas
-y también algunas administraciones públicas-, la pérdida de habitantes supone
un factor de riesgo para la conservación del medio natural. En verano,
coincidiendo con la época de máximo riesgo de incendios forestales, este
problema se evidencia con más vigor: a menos presencia humana en el medio
rural, montes y campos menos cuidados, y más vulnerables frente al fuego.”.
Quizás, como no soy un experto, este tema
no debía aparecer de una forma visible.Pero seguro que habrá que firmar un
pacto a nivel de todas las fuerzas políticas y a nivel estatal, para parar esta
sangría y repoblación nuestros pueblos.
Salvador Pastor Blasco
Periodista
www.convivenciaysolidaridad.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario