Innovación, innovación esta es la
cuestión
por Anwar Zibaoui
20.10.2018
Los modelos económicos en vigor están sin
aliento por la velocidad con la que se suceden los cambios. Globalización,
ultra-liberalismo, transformación digital, avances tecnológicos, blockchain,
economía colaborativa, concentración urbana y desertización del mundo rural.
Numerosos cambios que los gobiernos luchan por regular. Es preciso dar nuevas
respuestas.
El cambio tecnológico amenaza empleos,
pero también crea alternativas. Las relaciones en el trabajo, entre empresas,
empleados, los servicios, la movilidad... están cambiando. La única clave para
avanzar es mejorar en innovación y educación. Como en todo lo demás, el futuro
de Europa, África y el Mediterráneo esta en adaptarse, compartir experiencias y
avanzar juntos.
Siguiendo el modelo actual, los gobiernos
mediterráneos se centran en la creación de empleos, no en la creación de
empresas. Un modelo caducado que consiste en lanzar programas masivos de empleo
público, en lugar de financiar e invertir en empresas exitosas que crearan
empleos.
La región mediterránea tendrá que crear
cientos de millones de nuevos empleos en las próximas tres décadas. Este
desafío presenta una oportunidad para que la región transforme sus economías y
aproveche la creatividad de su gran población juvenil y el poder disruptivo de
la tecnología para crear riqueza.
Nos guste o no, las líneas de producción
requerirán cada vez menos mano de obra gracias a las máquinas más eficientes,
la automatización y la robótica. Además, la próxima ola traerá inteligencia
artificial, impresión 3D y nuevas capacidades que harán que el trabajo
adicional sea redundante. Sabemos ya, que 8 de cada 10 puestos de trabajo se
perderán por las nuevas tecnologías --no por la inmigración o la
globalización-- y el 64% de trabajo existente hoy será automatizado y el 66% de
los puestos de trabajo para los próximos 10 años todavía no se han inventado.
Ante este panorama, y como dijo Benjamin
Franklin: "Una inversión en conocimiento paga el mejor interés", está
claro que el progreso económico está relacionado directamente con actividades
de formación e innovación y hay una correlación entre progreso social y la
actividad empresarial.
El ciclo de vida de las empresas debe
enseñar a muchos países que el secreto de la eterna juventud es la constante
innovación. Las empresas, como las personas, envejecen. Comienzan la vida con
ganas de luchar y vivir, alimentado por energía juvenil e ideas frescas.
Compiten, se expanden, maduran, y, finalmente, con pocas excepciones, se
desvanecen. Lo mismo le puede pasar a los países que pueden perder la ambición
de la juventud y dejarse caer en la complacencia.
El espíritu empresarial y el sector
privado pueden impulsar la adaptación a la tecnología y la innovación, pueden
ser el vehículo para implicar a los jóvenes y avanzar. Requiere trabajar por un
cambio de mentalidad, animar a los jóvenes a crear sus propias empresas. Hay
que impulsar un nuevo marco mental, una nueva actitud. La innovación trae
riesgos, pero también oportunidades. Las personas innovadoras asumen esos
riesgos para poder aprovechar las oportunidades.
Al hablar de innovación, parece que
tratamos con teorías, de discursos intelectuales alejados de la calle y de la
gente y sus problemas. Pero la innovación es el camino al desarrollo y a la
supervivencia, el modelo para el ascenso de una empresa o país. La tecnología
está aquí, pero por si sola no es la respuesta. Es un facilitador y acelerador
de nuevas formas de ser y de hacer. Para tener capacidad de crear riqueza y
tener un futuro, innovar no es una opción, es una necesidad.
Copiado en www.convivenciaysolidaridad.blogspot.com
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