LA CULTURA DEL NO.
INCREÍBLE PERO AYUDA A GOBERNAR
Dicen que el tiempo lo cura todo, hace ya más de tres años,
en abril del 2012, en el inicio de las plataformas ciudadanas, los indignados etc escribí un
artículo con este título haciendo un breve análisis de las situación social y
planteando que había que mojarse no sólo criticar, sino también hacer
propuestas y comprometerse. Al final el
tiempo ha puesto las cosas en su lugar y la gran mayoría de aquellos
movimientos se han coordinado y se han convertido en partidos políticos,
aceptando , el sistema democrático que tenemos,jugar, apostar y proponer ideas
nuevas y otras formas de gobernar y hacer las cosas.Me parece estupendo,pero
las cosas a veces van despacio, la larga crisis económica nos ha hecho
reaccionar de golpe y esto está o puede acelerar el buscar soluciones sobre
todo para la ciudadanía que más está padeciendo
sus consecuencias, injusticias , ha perdido derechos,y necesitan
condiciones e igualdad de oportunidades para defenderse en la vida.Pero ,para
mí , es imprescindible también que volvamos a tener un estado des
bienestar.menos austeridad, recuperar los valores de la solidaridad, la
fraternidad, la convivencia, y que se imponga el deber ciudadano de participar
de las decisones importantes,Que a las personas no se nos trate como
mercancías, y nuestra sociedad no sea sólo una sociedad consumista.En el citado
artículo escribía”:
La ciudadanía debe
criticar las carencias existentes en los
cauces de participación de las diferentes normativas municipales y de
otras instituciones públicas, pero
nuestro deber no es sustituir a las organizaciones políticas que se
presentan a las diferentes convocatorias electorales con sus programas y propuestas
de cara a sus posibles votantes. Nuestra
obligación será la de manifestar nuestro rechazo o desagrado cuando no
correspondan con nuestro interés como ciudadanos. Proponer nuestras objeciones y alternativas para ser estudiadas e incorporarlas a la
acción de gobierno.
Es falso afirmar que
las deficiencias en la
participación sean las causantes de la nueva cultura del NO .La democracia participativa se va
haciendo cada día pero cada ciudadano y ciudadana debe jugar el papel que
le corresponde al igual que al
movimiento asociativo , organizaciones sindicales y partidos políticos
Las administraciones públicas a través de sus gestores políticos tienen la
obligación de presentarnos sus proyectos y planes de actuación y el desarrollo
urbano sobre un territorio concreto, para eso han sido elegidos
democráticamente. Paralelamente deberán buscar los cauces más realistas para la
participación de la ciudadanía.
Siempre existirán colectivos y entidades contrarias a
aceptar y asumir las reglas del juego
establecidas, excusándose en sus deficiencias. Toman como base la idea que la
política es cultura y que la injusticia social es la represión conformista que
implica cualquier acto que viole las normas sociales convencionales considerándose como radical y contestataria
desde su visión política. A sabiendas que la organización política
tradicional es complicada y a veces tediosa; involucra a muchas
personas “militantes” en interminables
debates, discusiones, acuerdos y consensos.,
generando un trabajo burocrático
y rutinario necesario.
La cultura del NO aparece más atractiva, dinámica, menos
comprometida y más subversiva. Sus
actitudes organizativas parecen más
participativas, asamblearias y ágiles en la toma de decisiones La mayoría de las veces son meros gestos que
no producen avance político o económico tangible y que desacredita la urgente
tarea de crear una sociedad más justa, produciendo más frustraciones en las
reivindicaciones.
La cultura del NO se ve en el odio profundo por toda jerarquía, burocracia y tecnocracia. Su
objetivo político es eliminar las barreras
institucionales y los intereses
creados que se interponen entre la ciudadanía y su participación activa.
Pretende pasar de la representación a la deliberación, invirtiendo la estructura
política descendente de la democracia representativa y establecer el sistema decisorio ascendente de la
democracia de las bases. Este concepto requiere una política radicalmente
descentralizada con el poder disgregado en comunidades, municipios; reordenando el espacio local de la vida social
y urbana.
Sin tener en cuenta
que los problemas políticos más serios a
que nos enfrentaremos serán esencialmente conflictos de acción colectiva y una
democracia local totalmente
descentralizada no podrá solucionarlos, frecuentemente los origina y
alimenta. Sin olvidar que estas centralidades
generan sus propias dinámicas descentralizadas para el mejor desarrollo
de las micro-políticas, dos cuestiones
que deberán complementarse.
Confiar sólo en el poder de la armonía espontánea y asumir que cada comunidad defenderá sus
propios intereses para lograr mejor el bien común, es un grave error.
Se olvida que para desarrollar una actividad social debemos fiarnos de los demás,
el progresivo desprestigio de una educación política
participativa en vez de liberar, conecta directamente con los grupos más
antisociales.
Llevando a los defensores del NO a rechazar no sólo las instituciones
sociales existentes sino a cualquier
otra alternativa que se proponga, aduciendo que
se institucionalizará e impondrá a la fuerza, en definitiva están
defendiendo sus identidades de resistencia.
Por este motivo rechazan la política de la izquierda tradicional al catalogarla de
institucionalizada. .Estos activistas abogan por alternativas más profundas y
radicales que jamás podrán aplicarse eficazmente, soliendo agravar los
problemas que pretenden solucionar. Al final
puede ocurrir que los defensores de la cultura del NO, por su intransigencia, consigan a la larga los efectos contrarios
o no deseados. La rebeldía
resulta perjudicial si es anti social , la ciudadanía, en estos casos, no es
rebelde si no incívica. Las alternativas
bienvenidas sean pero acompañadas de compromiso y responsabilidad.. PERO SI SE
NOS ESCAPA DE LAS MANOS O AL FINAL TOMAMOS ACTITUDES DE NO COMPROMISO 15-M. ,
SE TERMINA POR AYUDAR A GOBERNAR A LA DERECHA.
Salvador Pastor
Blasco
Periodista
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