HEGEMONIA Y ESTRATEGIA
SOCIALISTA(Hacia una radicalización de la democracia)por Ernesto Laclau y Chantal
Mouffe.
.HEGEMONÍA Y RADICALIZACIÓN DE
LA DEMOCRACIA.
.En noviembre de 1937 ,Arthur Rosenberg, exiliado en Nueva
York , concluía su reflexión acerca de la historia europea contemporánea desde la revolución francesa . Estas últimas reflexiones de su vida
de intelectual militante se centraba
en un tema fundamental : la
relación entre el socialismo y democracia o , más bien, el fracaso de los intentos de construir
formas orgánicas de unidad entre ambos.Atribuía este doble
fracaso , de la democracia y del socialismo, a un proceso de extrañamiento progresivo , dominado por una censura radical.En un primer momento
, la “democracia”, concebida como
espacio de la acción popular , fue la gran protagonista de los enfrentamientos históricos que presidieron la vida europea entre 1789 y 1848. Es el “pueblo” ( en el sentido de plebs y no de populus),
son las masas escasamente
organizadas y diferenciadas , las que
dominan las barricadas de 1789 y 1848,
la agitación cartista en Inglaterra u las movilizaciones mazzinianas y garibaldinas en Italia.Más
tarde surge la gran
censura constituida por la larga
reacción de la década de los cincuenta del siglo XIX, y cuando se renueva
la protesta popular los protagonistas han cambiado.En el último tercio del siglo serán los sindicatos o los incipientes partidos socialdemócratas los que se
afianzarán , primero en Alemania
e Inglaterra, y luego en el resto de Europa.
Esta censura se ha interpretado a menudo como la
transición a un momento de racionalizacionalidad política más elevada por parte
de los sectores dominados.En la primera
mitad del siglo el carácter amorfo de la “democracia” y su falta de raíces en las bases económicas
de la sociedad, la habrían hecho
esencialmente vulnerable e
inestable, impidiendo que se
constituyera en una trinchera firme y
permanente en la lucha contra el orden
establecido.
.Solo tras la designación de
este “pueblo” amorfo y su sustitución por la base social
sólida de la clase obrera
,habrían de alcanzar los movimientos
populares la madurez que les permitiría encarar una lucha a largo plazo contra las
clases dominantes .Sin embargo , esta mítica transición a un estadio
más alto de madurez social(
resultante de la industrialización),
y aun grado más elevado de eficacia
política , en el que los estallidos anárquicos del “pueblo” se habrían reemplazado por la racionalidad y solidez de una política de clase , debían
parecer una mala broma
a Rosenberg, que escribía su
libro mientras España ardía.Hitler preparaba el Anschlus y
Mussolini invadía Etiopía. Según Rosenberg , en cambio, el encerramiento
clasista había constituido el gran pecado histórico del movimiento obrero europeo..La incapacidad
obrera
de constituir al “pueblo”
como agente histórico, era, en su
opinión , el fallo esencial de la
socialdemocracia. Y el hilo de Ariadna que
le permitiría desentrañar todo el torturado proceso político que se inicia
a partir de 1860. La constitución
de un polo popular unificado ,
lejos de ser más simple, resulta crecientemente más fácil a medida
que la complejización e
institucionalización crecientes de la
sociedad capitalista (las trincheras y fortificaciones de la “sociedad civil “ de las que habla
Gramcsi ) conducían a la corporativización y se paración de aquellos
sectores que, idealmente hubieran debido unirse
“ en el seno del pueblo”.Ya en el tránsito de 1789 a
1848 resultaba evidente este proceso
de creciente complejización social.
.En 1789 n, la tarea de la democracia consistía en conducir de
modo unitario la lucha de los
campesinos dependientes contra la nobleza propietaria
y la lucha de los ciudadanos
pobres contra el capital.En aquel tiempo
esto ara mucho más fácil de lo que sería en 1848.En efecto , entre ambos periodos el proletariado industrial, si bien aún trabajaba en su
mayor parte en pequeñas
industrias ,había crecido tanto
en importancia que hacía
culminar todo el problema político
en la confrontación entre
proletariado y capitalista….Esto
requería una habilidad táctica
excepcionalidad para lograr la convergencia entre el movimiento de los obreros y el de los campesinos por parte del partido democrático. Si se
quería pasar por encima de la cabeza
de los campesinos
propietarios para llegar a la
masa de los pequeños arrendatarios y braceros
, se precisaba una táctica absolutamente
realista y, por lo demás
,compleja.Así, cincuenta años
después de Robespierre, la
tarea de la democracia social resultaba
cada vez más difícil. Mientras disminuía la capacidad intelectual de los
demócratas para resolver los problemas.
.Y, desde luego .las dificultades para constituir un polo popular antisistema no habían hecho
sino aumentar desde 1848.En
realidad ,Rosenberg trataba de orientarse en un
terreno nuevo, dominado por una
mutación radical de la que era
consciente solo a medias: el
declive de una forma de la política para la que la división de lo social
en dos campos antagónicos es un
dato originario e inmutable previo a toda
construcción hegemónica y la transición hacia una hacia una situación nueva, caracterizada por una inestabilidad esencial
de los espacios políticos , en
los que la identidad misma de las
fuerzas en el lid proceso de
redefinición..En otras palabras : Rosenberg describe , de modo a la vez clarividente y vacilante. El
proceso de generalización de la
forma hegemónica de la política , que se impone como
condición para el surgimiento de toda una identidad colectiva
una vez que las prácticas articulatorias han llegado
a determinar el principio mismo de la división social.Al mismo
tiempo nos muestra a lo vano
de la aspiración de la “lucha de
clases” a constituirse , de modo
automático y apriorístico , en
el fundamento de ese principio.
En rigor , la oposición pueblo frente
Antiguo Régimen fue el último
momento en el que los límites antagónicos
entre dos formas de sociedad se
presentaron ( con la salvedad señalada) en forma de líneas de demarcación claras empíricamente
dadas. A partir de entonces la línea
demarcatoria entre lo interior y
exterior , la divisoria a partir de la cual
se constituye el antagonismo en forma
de dos sistemas opuestos de equivalencias, se tomó crecientemente ágil y ambigua , y su construcción
pasó a ser el primero de los problemas
políticos.Es decir , que de ahí
en adelante ya no hubo política
sin hegemonía .Esto nos permite entender la especifidad de la intervención de Marx : su
reflexión se produce en un momento
en el que la división del
espacio político en términos
de la dicotomía pueblo
frente Antiguo Régimen
parecía haber agotado
su productividad y era, en todo
caso,incapaz de construir una visión
de lo político que rescatara la
complejidad y pluralidad propias
de lo social en las sociedades
industriales .Marx intenta pensar en el
hecho primario de la división social partiendo
de un nuevo principio : el enfrentamiento entre clases. Pero el nuevo principio adolece desde el principio de una insuficiencia radical . debido a que la oposición de clases
era incapacidad de dividir la totalidad
del cuerpo social en dos campos
antagónicos . de reproducirse automáticamente
como línea demarcatoria en la esfera política.De ahí que la lucha
de clases como principio
fundamental de la división política
siempre fuera acompañada de hipótesis
suplementarias que remitían su
plena vigencia al futuro………..Lo
importante , en todo caso, es que este cambio
en el principio político de la división social introducido por el marxismo conserva, intacto . un componente
esencial del imaginario jacobino: la postulación de un momento fundacional de ruptura
y de un espacio de constitución de lo
político…….Defenderemos la teoría de que lo que
debemos cuestionar , con la ayuda de nuestro proyecto de democracia radicalizada, es este momento
de continuidad entre el
imaginario político jacobino y marxista.El rechazo de los puntos privilegiados de ruptura
y de la confluencia de las
luchas en un espacio político unificado, junto la aceptación
de la pluralidad e
indeterminación de lo social, parecen ser, en nuestra opinión , las dos bases fundamentales
para construir un nuevo
imaginario político radicalmente libertario e infinitamente más ambicioso en sus objetivos que el de la izquierda
clásica.Para hacerlo describimos en
primer lugar el terreno histórico en el
que surge, el campo de lo que denominaremos la “revolución democrática”.
LA REVOLUCION DEMOCRÁTICA.
. .La problemática teórica que
hemos presentado no excluye solo la concentración de la conflictividad social en agentes apriorísticamente privilegiados (como las
clases ) sino también la referencia a
todo principio o sustrato general de
tipo antropológico, capaz de unificar a las distintas posiciones
de sujeto y de asignar a la resistencia concreta las diversas
formas de subordinación un carácter inevitable. No hay , por lo tanto
. nada inevitable o natural en las distintas luchas
contra el poder , y de ahí que haya
que explicar , caso por caso, las razones de surgimiento y las diversas modulaciones
que pueden adoptar.La lucha contra la subordinación misma. Si afirmamos , con Foucault. Que donde hay
poder hay resistencia, hay que
reconocer asimismo que las formas de resistencia pueden
ser extremadamente variadas.Las
resistencias adoptan carácter
político solo en ciertos casos,
cuando se constituyen en luchas
encaminadas a poner fin a las
relaciones de subordinación en sí. Aunque
a lo largo de los siglos las mujeres han desarrollado múltiples
formas de resistencia frente
a la dominación masculina. El movimiento
feminista. Que reivindica la
igualdad ( igualdad jurídica primero , y en otros aspectos después),solo pudo nacer bajo
ciertas condiciones y formas específicas
. Obviamente ,cuando hablamos del carácter
“políticos” de estas luchas no lo hacemos
en el sentido limitado de reivindicaciones a nivel de los partidos y del estado. A lo largo nos referimos a un
tipo de acción cuyo objetivo es la transformación de una relación social que construye a un sujeto
en una relación de subordinación.
Ciertas prácticas feministas
contemporáneas , por ejemplo, tienden
a transformar la relación entre masculinidad y feminidad sin pasar
de modo alguno por los
partidos o por el estado. Tampoco
estamos negando ciertas prácticas de creación
reproducción y transformación de las relaciones sociales, no puede ubicarse a un nivel determinado de los social, ya que el problema
de lo político es el
problema de la institución de los social,es decir , de la definición y
articulación de las relaciones sociales en un campo surcado
por antagonismo.
Nuestro mayor problema consiste en identificar las condiciones
discursivas que dan lugar a una
acción colectiva encaminada a luchar
contra las desigualdades y a
poner en cuestión las relaciones de subordinación. Podría decirse
que nuestra tarea consiste en identificar las condiciones en las que
una relación de subordinación
pasa a ser una relación de opresión ,
tornándose , por lo tanto, en sede de un
una relación de opresión, tomándose , por lo tanto, en sede de una relación , tomándose, por lo tanto, en
sede de un antagonismo.Entramos aquí en
un terreno constituido por numerosos deslizamientos
terminológicos que han acabado por establecer una sinonimia entre “subordinación”, “opresión” y “dominación”.
Lo que da lugar a esta sinonimia
es ,claramente, la hipótesis
antropológica de una “naturaleza
humana” y un sujeto unificado : si
podemos determinar a priori la esencia
de un sujeto , toda relación
subordinación que la niegue se torna automáticamente en una relación de opresión. Pero si rechazamos
esta perspectiva esencialista, debemos diferenciar “ subordinación de
opresión”, y explicar las
condiciones precisas en las que la subordinación se torna opresiva. Entenderemos por relación de subordinación aquella en la que
un agente está sometido a las
decisiones de otro: un empleado respecto
a un empleado , por ejemplo , o, en
ciertas formas de organización
familiar, la mujer respecto al
hombre etc. Llamaremos , en cambio, relaciones de opresión a a quella s relaciones de subordinación que se han transformado en sedes antagonismos. Finalmente ,
llamaremos relaciones de dominación
al conjunto de aquellas
relaciones consideradas
ilegitimas desde la perspectiva
o el juicio de un agente
social externo a las mismas . que pueden coincidir
o no con la relaciones de opresión existentes
en el seno de una formación
social dada. El problema consiste , por
lo tanto, en explicar
cómo se constituyen las relaciones
de opresión a partir de las relaciones de subordinación.
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