PENSAMIENTO
Dos hombres y un destino
por Joaquim Coll(Crónica Global)
@joaquimcoll
Miquel Iceta y Pedro Sánchez fueron elegidos en primarias el
mismo día, el 13 de julio de 2014, para dirigir respectivamente el PSC y el
PSOE. La diferencia es que el primero se presentó como recambio tras la
espantada de Núria Parlon, mientras el segundo ganó la votación a Eduardo
Madina y José Antonio Pérez Tapias. Desde entonces Iceta y Sánchez han formado
un cierto tándem y sorteado juntos los peores augurios electorales. El primero
desmintió la hecatombe que pronosticaban las encuestas en las autonómicas del
año pasado; y el segundo el tan anunciado sorpasso de Podemos en las recientes
generales. Es verdad que ambos dirigentes han obtenido los peores resultados
desde 1977, pero han evitado el colapso, el desguace de la socialdemocracia,
que es lo que estaba encima de la mesa. Sin embargo, ambos líderes se enfrentan
a un clima de rivalidad interna. En el PSOE las maniobras de Susana Díaz contra
Sánchez son notorias. Se han escrito ríos de tinta sobre su inminente
defenestración a manos de los barones. En el PSC, en cambio, la situación
parecía más tranquila hasta que empezó a fraguarse un golpe contra Iceta que,
en parte, es una ramificación de la operación contra Sánchez.
Este jueves, salvo sorpresa de última hora, Núria Parlon
anunciará su intención de disputarle en primarias, el próximo 15 de octubre, la
primera secretaria. Salvo sorpresa, digo, porque todavía muchos recuerdan la
monumental espantada que dio en junio de 2014, tras haber participado en la
maniobra interna que forzó la dimisión de Pere Navarro. Un año después tampoco
quiso encabezar la lista al Parlament para las elecciones del 27S cuando Pedro
Sánchez se lo pidió de forma discreta a la vista de los excelentes resultados
que ella había obtenido en Santa Coloma en las municipales de mayo. En el PSOE
temían el hundimiento electoral del socialismo catalán e Iceta todavía no había
mostrado su desparpajo bailando, entre otras capacidades. Al final, el PSC
salvó los muebles, perdiendo solo 4 de los 20 diputados que sacó en 2012. El
mérito no fue solo del candidato, claro está. Hubo una alta participación
porque las elecciones se polarizaron entorno al tema de la independencia y el
PSC acertó con un discurso desacomplejado sobre España. Pero el factor Iceta
también sumó.
Desde el verano se ha ido confirmando el deseo de Parlon de
disputarle el liderazgo. Deseo legítimo, pero que sorprende porque en abril
apostaba por seguir haciendo tándem. El argumento principal es la tan socorrida
llamada a la renovación. El primer secretario es un viejo conocido del aparato
del partido. Ahora bien, es bastante más que eso. Iceta brilla con luz propia y
dispone de una cabeza bien amueblada. No voy a hacer su glosa. Ya la ha hecho
el exdiputado Joan Ferran. También ha cometido errores, claro. El principal es
no haber ejercido internamente su autoridad. Temperamentalmente rehúye el
conflicto. Con todo, su equivocación más sorprendente fue incorporar en la
ponencia política del próximo congreso la broma de la llamada vía canadiense.
Fue un disparate desde todos los puntos de vista que le costó un serio disgusto
en el último Consell Nacional. Si con ese gesto contradictorio pretendía frenar
la operación Parlon, solo consiguió proporcionar un excelente argumento a los
sectores oportunistas que apostaban por su relevo.
Curiosamente, la alcaldesa de Santa Coloma, favorable
a que el PSC defienda algún tipo de referéndum, calló esta vez. El movimiento
contra Iceta, en el que hay factores generacionales de lucha por el poder, es
inexplicable al margen de la guerra dentro el PSOE. Por eso en la cúspide se
mezclan extrañas alianzas, como la de la andaluza Díaz con Parlon, que
coinciden en el propósito de restarle a Sánchez un importante sostén
territorial relevando a Iceta al frente del PSC. El destino de estos hombres
que fueron elegidos en primarias el misma día, hace poco más de dos años, se
cruza con el de esas dos mujeres, políticamente tan diferentes, empujadas por
un mismo ímpetu:
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